Pueblo Historia
c8nvEm
c8nvEm
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Bicentenario<br />
de la Carta de Jamaica<br />
Corren los últimos meses de 1815 y Simón Bolívar, el ilustre<br />
caraqueño, se encuentra refugiado en Kingston (Jamaica) tras el<br />
fracaso militar ocurrido en Nueva Granada. Sumido en la amargura,<br />
dedicó sus días a la reflexión sobre los sucesos que desencadenaron<br />
el eclipse del segundo intento republicano en Venezuela.<br />
Antes, el Libertador se había dirigido a neogranadinos y venezolanos<br />
a través de una proclama, en la cual se despedía de sus compatriotas,<br />
en un acto que él consideró como uno de los mayores sacrificios que<br />
podía realizar, para salvaguardar la vida de los hombres y mujeres<br />
sometidos al yugo español. En el referido documento Bolívar<br />
expresó lo siguiente: Juzgad de mi dolor y decidid si hago un sacrificio de<br />
mi corazón, de mi fortuna y de mi gloria, renunciando al honor de guiaros a la<br />
victoria. La salvación del ejército me ha impuesto esta ley: no he vacilado: vuestra<br />
existencia y la mía eran aquí incompatibles: preferí la vuestra; vuestra salud a<br />
la mía; la de mis hermanos, la de todos, en fin, porque de vosotros depende la<br />
República. ¡Adiós!<br />
En el transcurso de los meses subsiguientes, desde la ciudad capital<br />
los enemigos y detractores se dedicaban a despreciar públicamente<br />
los logros de quien calificaban como el Sedicioso en las páginas<br />
de la Gaceta de Caracas; sin embargo, pese a la campaña contra el<br />
movimiento independentista y la contraofensiva adelantada por el<br />
ejército expedicionario comandado por Pablo Morillo, los patriotas<br />
no deponían sus armas y continuaban en pie de lucha para alcanzar<br />
la independencia.<br />
Ante este panorama, Bolívar decidió emplear su tiempo en la<br />
búsqueda de financiamiento para retomar su empresa libertadora,<br />
a la vez que ejercitaba su pluma en concienzudas cavilaciones<br />
sobre el estado de las provincias hispanoamericanas, analizando<br />
los aciertos y desaciertos del movimiento revolucionario, desde<br />
México hasta Argentina, para determinar cuáles serían los modelos<br />
de gobernabilidad que podrían aplicarse en las diversas naciones<br />
americanas, de acuerdo con su desarrollo histórico y las condiciones<br />
culturales, económicas, políticas y sociales. Así escribió, con fecha<br />
6 de septiembre de 1815, la célebre Contestación de un americano<br />
meridional a un caballero de esta isla, mejor conocida como Carta de<br />
Jamaica, documento que recoge sus impresiones sobre lo acontecido<br />
en el continente, a partir de la llegada de los invasores europeos<br />
hasta los sucesos que condujeron al estallido de las independencias.<br />
En el texto se pueden advertir los cambios del pensamiento<br />
bolivariano desde que, joven e impetuoso, jugaba a la política en<br />
1811, hasta el momento en que, luego de haber disfrutado las<br />
mieles del éxito en la Campaña Admirable, se encontraba decaído<br />
y exiliado por la pérdida de la Segunda República. Con el paso de<br />
los años, este se convirtió en un texto político fundamental para la<br />
comprensión de la doctrina bolivariana y de los complejos matices<br />
de la guerra de independencia en todo el continente americano.<br />
En el Centro Nacional de <strong>Historia</strong> y el Archivo General de la Nación<br />
queremos celebrar junto al pueblo venezolano el bicentenario de<br />
este luminoso escrito del Libertador Simón Bolívar. Documento<br />
que es a un mismo tiempo el examen geopolítico de la lucha<br />
independentista en 1815; la propuesta para continuar el proyecto<br />
revolucionario a pesar de sus tropiezos y derrotas; y la prueba de la<br />
visión prospectiva, la fortaleza y la tenacidad de una persona, ante<br />
las circunstancias más difíciles de su vida.<br />
De las memorias históricas,<br />
las localidades e imaginarios<br />
Belín Vázquez<br />
Los imaginarios construidos por la cultura científica de tradición academicista<br />
y la invisibilización de los saberes sociales cotidianos, han marchado de la<br />
mano con las historias nacionalistas, las historias regionales y locales, por ser<br />
productos históricos de un sistema de dominación, otrora liberal ilustrado<br />
y hoy neoliberal, el cual ha impuesto sobre los colectivos sociales una<br />
reproducción de la memoria hegemónica del poder.<br />
Al igual que han producido conocimientos desde los parámetros establecidos<br />
por el discurso científico universal con conocimientos amarrados a la<br />
perspectiva eurocéntrico-occidental de saberes superiores e inferiores y de<br />
hechos relevantes desprovistos del protagonismo popular, tampoco la llamada<br />
historia “de los de abajo” logró establecer rupturas con las racionalidades<br />
de una tradición científica positivista que modeló el discurso histórico que<br />
acopiaba las variadas exclusiones sociales y sus representaciones racistas.<br />
44<br />
45