Las 8 horas_NEW
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posición_ de la ley que prohibla a los obreros y dependientes trabajar<br />
más de 8 <strong>horas</strong> en dos empleos era "antipdtica,,. Ail, añadla con oHáto<br />
sociológico innegable, no se satisfacla "el deseo que pred,omina en la,<br />
masaiwnigratoria^.. dc catnbiar d.e posicün en el nuida... Con la prohibición<br />
de trabajar mds de 8 horos... se ha tnatad.o esa ilusión que<br />
para muchos es eI único objeüuo de su uida.. y l,es parece mala la,<br />
ley".(2201<br />
Es cierto que el tufillo de clase que emana de esta deificación del<br />
trabajo asalariado y las jornadas de l0 ó 15 <strong>horas</strong> resta objetividad ar<br />
plntep, pero también resulta sugestiva la referencia a cier-to disgusto<br />
n_a.lna-dg por el editorialista en "l,a naso inmigratoria,, ante la disposición<br />
de la ley que prohibía de hecho el doble empleo.<br />
También "El Bien", órgano de los católicos conservadores, Se<br />
refirió en febrero de 1916 al mal que la ley causaba ,,...a las obreros<br />
que, después de cumplir un horuría de 8 <strong>horas</strong> y dentrc de determinado<br />
trabajo, aumentaban libre y uoluntariamente el renümi¿nto d,e su esfuerzo<br />
med.iante t@rea.s de otralnd.ole hoy termhwntemente prohibíd.as<br />
por la |cy.., ". Y agregab a: "Que se les pregunte, sin oluidar á uno, si Ia<br />
admirable ley p, rotectora es o no un foctor d.e d.esequilibrio económico y<br />
de retroceso.., ". (2211<br />
En efecto, aún cuando el Gobierno no tuviera posibiüdad de<br />
impedir los mil tipos de "changas" que los obreros a menudo haclan<br />
fuera de sus empleos regulares, sí era cierto que vedaba "tenninantentente"<br />
el doble empleo si éste implicaba aumentar la jornada de 4g<br />
<strong>horas</strong> cada 6 dfas de labor. Sin.embargo, el doble empleo no debió ser la<br />
nonna en el Novecientos, justarnente por la amplitud de las jornadas<br />
diarias a que cada empresa obligaba a sus trabajádores.<br />
De cualquier manera, estas crlticas a la ley de fuentes obviamente<br />
tendenciosas por cercanas al mundo patronal, no deben ser echadas en<br />
saco-roto. Es probable que algunos sectores de las clases populares y<br />
medias, los menos concientizados por las ideas "progresistás", los qu-e<br />
nunca habían tenido experiencias de tipo gremial ni huelgas en-su<br />
haber cómo<br />
-y<br />
no pensar en los empleados de comercio e innigrantes<br />
obsedidos por un rápido ascenso social- hayan razonado comolo insinúan<br />
estos testimonios de la prensa conseryadora.<br />
't**<br />
",La ley d,e horaria obteto" tarnbién causó una peculiar redistribu-<br />
4$ 4ul<br />
ingreso que en alguna medida perjudicó a tiertos integrantes<br />
del bloque irnperial-conservador en beneficio de otros y de parte de ..lo<br />
clase trubaja.doru".<br />
El gran estanciero Alejandro Gallinal ya habla advertido a sus<br />
colegas áel Senado en los primeros días 4e<br />
noviembre de 1915 que:<br />
"...1á Empresa del Ferrocarril Central del Uruguay... ua a encontrar en<br />
ttt uplicaóión de esta ley.., un argu¡nento poderoso para aumentar.(susl<br />
tuiifas lyl ...que, en úitimo término, con (ello) lr.s que uan a salir pet<br />
i t t díc ado s s o n la s lab rud.ore s de la Re púb lic a " " -(222|<br />
En efecto, asl suceüó. Aunque los que tuvieron que abonar las<br />
t,¡rrifas más caras no fueron "lns l,abmdores" sino los ganaderos'<br />
A poco de entrar en vigencia la ley, Carlos W. Bayng, gerente del<br />
l,'errocárril Central, el "rey de nuestras uías férreas" al decir de "Diario<br />
del Plata", comunicó a la Federación Rural que las tarifas serían<br />
incrementadas debido a que "la ley d'e 8 horus nos represen,ta-un<br />
uumento en el presupuesto de I 250.M0 anuales", por la necesi{d-{e<br />