Las 8 horas_NEW
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120<br />
-<br />
El grado de concreción histórica de este razonamiento dependió de<br />
la conjugación de dos factores: la fuerza o debilidad ¿" r"r-gi"*i",<br />
obreros ante las maniobras der patronato para esquivar los""fectó,<br />
económicos de la ley (o traspasárselos a otro sectoi económico), y Ll<br />
papel que asumió el Estado ieformista ante esa lucha entre-l;"i iái¡nl<br />
y el trabajo".<br />
..-. Desde ya puede asegurarse que el resultado final fue matizado y<br />
dificil de evaluar en el estado actual der conocimiento lti"t¿.i"r Fá.b<br />
de una cosa podemos estar ciertos: los estancieror,<br />
"l<br />
arrerros,<br />
"rey"ro.<br />
que con las tarifas ferroviarias más altas que pagaban aer¿" ie¡.é.o á"<br />
1916 estaban realmente abonando el costodeia l-egislación ,ociul ."ro.-<br />
mista. Y esa creencia obró, como veremos en el fulturo,<br />
";;;;h;ir;<br />
qu-e tuvo importantes y negativas repercusiones polrticas para ei<br />
reformismo.<br />
El Gobierno sabía de, y contaba con, esa traslación de ingresos.<br />
Pedro cosio la justificó_ 9¡r terminos que seguramente inquietarón a lu<br />
opinión conservadora: "E-l efe_cto oneroso {ue repercute iobre l",s pro_<br />
ductores rurales en uirtud de ra suba de taifas ah ¡"rro"aÁt.. i*'uio<br />
consecuenci,a preuista.. si. no hubi,era representailo alguna erogacün<br />
para las capitalistos la apricacün de ra. jomada de g hoñs, ,* ,n\o-uio<br />
d.esarrollailo la poderola resistencia que d,etuuo g años su san<br />
cün...".(233)<br />
Estaba en Io cierto.<br />
CAPITULO VI<br />
RADICALISMOS SOCIALES<br />
L Intenciones y leyes laborales<br />
Es en el plano de las intenciones sobre todo donde advierte el investigador<br />
actual notaron las clases altas de la<br />
-y<br />
época- el tono<br />
radical de la reforma social durante la crisis.<br />
La impresión que deja la documentación reunida es que el ala<br />
"avanzada" del movimiento reformista, alentada por la aprobación de<br />
"la ley de horario obrero", se lanzó a soñar, y a inquietar al orden<br />
conservador.<br />
<strong>Las</strong> declaraciones de Domingo Arena que publicara el periódico<br />
socialista bonaerense "La Vanguardia" en febrero de 1916, son sugestivas.<br />
Luego de afirmar que los batllistas eran "socialistas sin progroma",<br />
al ser inüerrogado por el periodista sobre si "algún día se d'etendrón<br />
esta,s ansias de refortna", contestó: "Ya estamos en la pend.iente,<br />
no podemos detenernos...".(2341. Y a pocos días del acto electoral de<br />
julio, en una carta que remitiera al Comité Colorado de la 21" sección,<br />
ratificó: "Debemos triunfar paru alcanzor totalmente la redención del<br />
pueblo, apenas bosquejada,., en nuestra obral.,. pora que..' las esplén'<br />
didos esfuerzos realizados queden relegados a simples ténninos de<br />
transicü n y reparación... ". (2351<br />
Pero es que, entonces, se interrogaron muchos integrantes de las<br />
clases conservadoras, ¿la ley de 8 <strong>horas</strong> era sólo una etapa dela "transicíón"?<br />
¿Y "transíción" hacia qué, hacia dónde?<br />
El reformismo creía tener en sus manos los instrumentos ideales<br />
del cambio: el gobierno y la ley. Para este equipo político "oficialista"<br />
y cuya mayoúa había pasado por la Facultad de Derecho 597o de<br />
-un<br />
acuerdo a nuestras investigaciones (236)- era natural pensar que con<br />
ambos podía moldear a la sociedad y aún a la estructura económica y,<br />
en el caso específico de los radicales del movimiento reformista, que<br />
ellos debían establecer la igrraldad. El editorial de "El Día" de octubre<br />
de 1915 sobre las 8 <strong>horas</strong> fue terminante: "La ley no debe seguír siem'<br />
pre el desarrollo de los fenómenos sociales, sino que d.ebe adelantarse a<br />
ellos, dirigiéndolos desde su inicincün".(237 |<br />
El nuevo mundo anheiado fue imaginado con contornos muy