PROFESIONAL

del consumo de helados
impulsivos se atribuye al GBA.
de los locales de las franquicias
se encuentran en suelo
bonaerense.
Durante los meses de verano el consumo se concentra
en la Costa Atlántica y los grandes centros urbanos.
materias primas frescas y comercializarse en heladerías al frente
del sector de elaboración. Por su parte, los helados industriales
se producen en grandes volúmenes con leche en polvo, saborizantes,
esencias y colorantes. Pueden encontrarse en cadenas de
heladerías o a disposición en los más de 130.000 kioscos del país.
Esta clasificación también distingue dos tipos de empresarios.
La producción industrializada está concentrada en manos
de grandes compañías, mientras que la mayoría de las heladerías
artesanales son PyMEs o empresas familiares. En esta categoría
se desenvuelven cientos de firmas bonaerenses que compiten en
pequeña escala con sus rivales regionales.
La firma Gianelli es emblema del helado artesanal en Mar del
Plata. La empresa familiar fundada hace más de 80 años hoy integra
a la tercera generación en el gerenciamiento de las 14 sucursales.
“Se trata de una empresa que en verano supera los 200 empleados”,
afirma en diálogo con RePro el Dr. Sergio Arricar, profesional matriculado
en la Delegación Gral. Pueyrredon, auditor externo y asesor
en materia impositiva y laboral de la empresa.
Por su parte, la Dra. Daniela Monteagudo, profesional matriculada
en la Delegación Morón, asesora en La Matanza a Heladería
Lujan, una marca con 20 años de presencia en el conurbano.
“Además de las tareas habituales, hacemos un análisis de las jurisdicciones
donde conviene establecerse con las sucursales porque
algunos municipios cuentan con exenciones o ventajas”, explica la
Dra. Monteagudo.
La otra mitad del mercado corresponde a los helados industriales,
un segmento donde los gigantes Arcor -comercializa Sin
Parar y Epa!- y Nestlé -dueño de la marca Frigor- se disputan el
liderazgo en los kioscos.
Luis Villavicencio, desde la unidad de negocios de helados
de Nestlé, asegura que “la marca es líder en el mercado, con 44
años de presencia”, instalada en El Talar, partido de Tigre, donde
trabajan más de 150 empleados.
En este mismo segmento se encuentran la firma bonaerense
Ice Cream -también instalada en El Talar en un predio de 15.000
m2 con una producción anual de 25 millones de litros- y la fábrica
Max Crem que, ubicada en Virrey del Pino y con 15 años de
experiencia, elabora tazas, postres, palitos y baldes de manera
industrializada y los comercializa a través de distribuidores en
Capital y Gran Buenos Aires.
“Se trata de una fábrica compuesta por cuatro socios”, explica
el Dr. Daniel Citti, contador Público matriculado en la Delegación
Morón y asesor general de la empresa, quien antes de comenzar
a practicar balances, proyecciones y recomendar formas de contratar
personal, se interiorizó en el funcionamiento de la fábrica y
recorrió las instalaciones junto con sus dueños.
Artesanales e industriales también se disputan las formas
de consumo. El marketing y el valor de los helados industriales,
disponibles incluso en estaciones de servicio y hasta en salas de
cine, alentó el crecimiento del consumo “impulsivo”.
“Las inversiones en marketing son fundamentales para esta
categoría”, reconoce Luis Villavicencio (Nestlé) y agrega que la propuesta
se centra en sorprender constantemente: “Lo importante es
que siempre encuentren nuevos productos en el kiosco y todos los años
trabajamos para lanzar novedades al inicio de la temporada”.
Junto a las firmas internacionales, también conviven empresas
familiares con calidad y tradición. Tal es el caso de “Shelattino”
en la ciudad de La Plata, una firma surgida en 1997 que
abastece a la ciudad capital de la provincia y con tres camiones
propios llega con su producción a la zona sur, norte y oeste del
Gran Buenos Aires. “Empezamos desarrollando palitos de agua y
hoy en día además de una amplia gama de productos de la línea
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