Mircea Eliade - NACIMIENTO Y RENACIMIENTO - Universidad del ...
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IV. INICIACIONES INDIVIDUALES Y<br />
SOCIEDADES SECRETAS<br />
Descenso al inframundo e iniciaciones heroicas<br />
Parte <strong>del</strong> anterior capítulo se dedicó a los ritos iniciáticos de regreso al útero,<br />
implicando la transformación simbólica <strong>del</strong> iniciado en un embrión. En todos esos contextos, el<br />
regreso a la madre significa regresar a la Gran Madre telúrica. El iniciado vuelve a nacer en el<br />
útero de la Madre Tierra (Terra Mater). Pero como ya he tenido ocasión de mencionar<br />
anteriormente, existen otros mitos y creencias en las que esta pauta iniciática muestra dos<br />
elementos nuevos: primero, el héroe entra en el útero de la Gran Madre sin regresar al estado<br />
embrional; segundo, la empresa es especialmente peligrosa. Existe un mito polinesio que ilustra<br />
admirablemente este tipo de regreso iniciático al útero. Tras una vida llena de aventuras, Maui,<br />
el gran héroe maorí, regresa a su país nativo y a la casa de su antepasada Hine-mi-te-po, la Gran<br />
Señora (de la noche). La encuentra dormida y, quitándose las ropas, entra en el cuerpo de la<br />
giganta. Se abre camino a través de él sin ser detenido, pero cuando estaba a punto de emerger -<br />
es decir, cuando la mitad de su cuerpo se hallaba todavía en el interior de la boca-, las aves que<br />
le acompañaron estallaron en risas. Despertándose súbitamente, la Gran Señora (de la noche)<br />
apretó los dientes y cortó al héroe en dos, matándole. Por ello, dicen los maoríes, el hombre es<br />
mortal; si Maui hubiera sido capaz de salir <strong>del</strong> cuerpo de su antepasada, sano y salvo, los<br />
hombres serían inmortales. 1<br />
La antepasada de Maui es la Madre Tierra. Entrar en su cuerpo equivale a descender<br />
vivo a las profundidades de la tierra, es decir, al infierno. Aquí tenemos, pues, un descenso al<br />
inframun-do, como los que encontramos documentados, por ejemplo, en los mitos y sagas <strong>del</strong><br />
antiguo Oriente y <strong>del</strong> mundo mediterráneo. Desde un cierto punto de vista podríamos decir que<br />
todos esos mitos y sagas cuentan con una estructura iniciática. Descender vivo al infierno,<br />
enfrentarse a sus monstruos y demonios, es pasar por una ordalía iniciática. Añadiría que los<br />
descensos sangrientos a los infiernos son característicos de las iniciaciones heroicas, cuyo<br />
objetivo es la conquista de la inmortalidad corporal. Claro está, esos ejemplos pertenecen a la<br />
mitología iniciática, y no al ritual propiamente dicho; pero los mitos a menudo son más valiosos<br />
que los ritos para nuestras comprensión <strong>del</strong> comportamiento religioso. Porque es el mito es que<br />
revela de manera más completa el profundo -y a menudo inconsciente- deseo <strong>del</strong> hombre<br />
religioso.<br />
En todos estos contextos, la Gran Madre telúrica se muestra sobre todo como diosa de la<br />
muerte y señora de los muertos; es , decir, muestra aspectos amenazadores y agresivos. En la<br />
mitología funeraria de Malekula, a las almas de los hombres muertos les espera una aterradora<br />
figura femenina, llamada Temes o Le-hev-hev, a la entrada de una cueva o junto a una roca.<br />
Ante ella, dibujado en el suelo, hay un plano de un laberinto; y cuando los hombres muertos se<br />
acercan, la mujer borra la mitad <strong>del</strong> dibujo. Si los muertos ya conocen de antemano el diseño <strong>del</strong><br />
laberinto -es decir, si ya han sido iniciados-, no les será difícil hallar el camino; si no es así, la<br />
mujer les devora. 2 Tal y como ha demostrado la obra de Deacon y Layard, los numerosos<br />
esquemas de laberintos dibujados en el suelo en Malekula intentan enseñar el camino hacia la<br />
morada de los muertos. 3 En otras palabras, el laberinto desempeña un papel en una ordalía<br />
iniciática posmortem; pertenece a la categoría de los obstáculos a los que los muertos o, en otros<br />
contextos, el héroe- deben enfrentarse en su viaje a través <strong>del</strong> más allá. Llegados a este punto,<br />
me gustaría señalar que el laberinto se presenta como un "pasaje peligroso" por las entrañas de<br />
la Madre Tierra, un pasaje en el que el alma corre el riesgo de ser devorada por un monstruo<br />
femenino. Malekula nos ofrece otras figuras míticas acerca <strong>del</strong> amenazador y peligroso<br />
principio femenino; por ejemplo, la mujer-cangrejo, con dos pinzas inmensas, 4 o una almeja<br />
gigante (Tridacna deresa) que, cuando permanece abierta, se asemeja al órgano sexual<br />
femenino. 5 Estas aterradoras imágenes de una agresiva sexualidad femenina y de una