ACTUALIZACIÓN DEL ESTADO DE CONSERVACIÓN ... - Eco-Index

habitante de la laguna de Samay que dijo haber visto un manatí muerto y “con la nariz sangrante” en el
interior de esa laguna (un área donde no hay tráfico de embarcaciones a motor) en el año 2003.
Otra amenaza citada en estudios previos es la contaminación de los cuerpos de agua habitados por los
manatíes (Reynolds et al. 1995, Jiménez 1998, Smethurst y Nietschmann 1999). Hace siete años se hablaba
de un posible desarrollo minero en las orillas del río San Juan, basado en la extracción de oro a cielo abierto,
con lo que ésta podía implicar para la contaminación de los cursos de agua cercanos (Jiménez 1999).
Afortunadamente para los manatíes y las otras especies que habitan la cuenca del río San Juan esta
explotación minera nunca se produjo y actualmente no existen planes en este sentido, al menos en el lado
costarricense de la cuenca. La principal fuente de contaminación de los cursos de agua de la zona proviene de
las plantaciones bananeras situadas aguas arriba de aquéllos. En lo que se refiere a esta amenaza, Jiménez
(1995,1999) discutió como se había comprobado la presencia de pesticidas altamente contaminantes en los
cursos de agua del PNT (especialmente carbamatos y organofosforados) y la dificultad para poder encontrar
una relación clara entre estos pesticidas y la salud de los manatíes de la zona. Desde entonces hasta ahora
poco ha cambiado, las compañías bananeras siguen en la zona, no han aumentado significativamente su área
y continúan usando altos volúmenes de pesticidas (especialmente organofosforados destinados a controlar la
siratoca negra). El principal dato positivo en este sentido es que la mayoría de las plantaciones bananeras se
han incorporado en los últimos años a algún sistema de certificado ambiental. Al igual que hace siete años,
parece que los humedales con presencia de manatíes que más sufren la entrada masiva de pesticidas -asociadas
a grandes mortalidades de peces—son la laguna de Pacuare y sus tributarios, junto con el Caño
Chiquero (ver Fig. 3). De todos modos, este estudio no ha incluido un análisis en profundidad de los cambios
habidos en la industria bananera y su uso de agroquímicos nocivos para los manatíes.
En lo que se refiere al hábitat disponible para la especie, no se han detectado cambios significativos
en este sentido en los últimos años. La región alberga hábitat de sobra para una población de manatíes que
está con toda seguridad por debajo de su capacidad de carga ambiental, a pesar de que algunos cursos de agua
hayan perdido la profundidad necesaria para favorecer su uso frecuente por parte de la especie. Éste es el caso
de la desembocadura del río Parismina, donde de hecho hace años que no se reporta la presencia de manatíes.
Los cursos de agua con mejor hábitat para la especie y donde más se ven los manatíes están incluidos dentro
de áreas protegidas (v.g. PNT y REBACO) que impiden transformaciones graves del hábitat, como serían la
tala de los árboles de las orillas o la transformación de éstas.
Acciones de conservación
Si ha habido un aspecto que ha cambiado notablemente entre 1997 y 2005 es el de las medidas de
conservación dedicadas a la especie y el conocimiento disponible sobre ésta en el ámbito local, nacional e
internacional. Cuando se realizó la primera evaluación en profundidad de la situación de los manatíes en
Costa Rica (Jiménez 1998, 1999), esta especie estaba considerada como virtualmente extinta por los círculos
científicos costarricenses, aunque no por los habitantes de la zona y algunos investigadores internacionales,