En esta catequesis: 1.- Instrucción sobre la Oración 2.- La Oración ...

no deseo otra cosa que gratitud, díganme por ello una
palabra: ‘Gracias’.
Me preguntan, ¿cuántas veces? Cada vez que los levanto.
Esto es lo mínimo que pueden hacer. Pero si me dan las
gracias en lugar de otros también, ya están en el camino
serio del adelanto. Ora tú también, para que el número de
las almas arrepentidas y agradecidas, vaya creciendo día
a día”.
María Santísima Dice, “Hijitos, para eso yo necesito de
vuestros sacrificios, esas pequeñas y grandes cosas que a
diario pueden ofrecer para que mi Llama de Amor llegue a
aquellos que viven en la oscuridad y el error. Para que
las mentes y los corazones en los que arde el odio
infernal, reciban la mansa Luz de mi Llama de Amor”.
Como Jesús el Maestro enseña, la Consagración y
ofrecimiento que por la mañana se hace, transforma en
Oración todos los trabajos –grandes y pequeños de la vida
diaria, más esto no significa que se puedan dejar atrás
las oraciones que cada cristiano debe orar como pedidas
por María y Jesús: el Santo Rosario y las oraciones
penitenciales. La misma importancia de éstas, hacen
volver la vista hacia el vital conocimiento sobre la
oración, porque el valor aumenta enormemente cuando se
sabe lo que contienen, y cuál es el poder de Dios puesto
en ellas.
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María, la Madre de Jesús, Pastora y Líder de la Iglesia
Militante - del Señor, Dios, Rey de los Ejércitos,-
instruye a sus hijos en la Guerra contra las potestades y
principados que habitan en los aires,
“El Arma que Yo les doy, es el Rosario y la Cruz”, dijo
Ella a sus hijos predilectos –los sacerdotes ministros
del altar.
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