En esta catequesis: 1.- Instrucción sobre la Oración 2.- La Oración ...

y brillantez (2 Cor 11:14), además, y de acuerdo a
nuestro tiempo como al extraterrestre. Sin embargo, su
manera más efectiva y sutil que el enemigo usa, es la
incitar a terceros para seducirnos a dejar de lado la
piedad con lo cual ha hecho caer a una inmensa mayoría.
Es imposible que él se presente tal como él es. Como
eterno engañador, él aparenta lo bueno y lleno de verdad
para confundir a los incautos con sus engaños, burlas y
mentiras, o en el peor de los casos, con sus medias
verdades, con desánimo, distracciones y atractivos
mundanos que asfixian el amor y congelan al alma separada
de Dios, preparándola para su declive de vivir en el
pecado. De aquí la necesidad de orar para estar siempre
en guardia y no caer en el engaño, y por Luz a los ojos
del alma para identificar a los espíritus y saber si lo
que se lee o se oye viene de Dios o del asqueroso
Maligno.
Jesús Dice: “Sígueme en la oración, para que sea
solo Yo quien te guíe”. La pureza de corazón, como
toda virtud, requiere del entrenamiento diario de la
voluntad, y voluntad que para fortalecerse requiere
de una constante disciplina interior. Pero todo esto
solo puede obtenerse con el extender la mano para
asirse a la siempre extendida Mano de Dios, ahí
siempre, a la espera de que el hombre sea guiado a
saber que solo en Él se halla la salvación, y la
guía segura que lo protege, para salir sin daño
fuera de las dificultades, así como la sabiduría
divina y fortaleza para enfrentar y resolver las
grandes tribulaciones.
Una vez que el hombre conoce de esa Mano que no sabe
lo que es fallar, el segundo paso en el camino de
regreso a la pureza de corazón exige, ante todo,
mantenerse asido fuertemente a esa Mano con el
recurrir a la asidua comunicación con Dios en la
oración."
53