En esta catequesis: 1.- Instrucción sobre la Oración 2.- La Oración ...

entregue su propia voluntad, fundiéndose a la
Voluntad de Dios, más íntima será su unión con Dios
a través de la comunicación de intercambio que se
genera con la oración.”
“Entrega, entonces, la voluntad puesta en tus
propios planes, tus propias decisiones, tus propios
deseos. Recuerda y sabe que todo bien llega a ti a
través de Dios. Es en esta entrega y rendición de ti
mismo ante la Voluntad de Dios, que todas las
virtudes: la fe, la esperanza, el amor, la humildad,
la sencillez, la mansedumbre, la confianza, la
memoria, el entendimiento y la buena voluntad,
renacen, florecen, y dan los frutos agradables a
Dios, por ser Él la Fuente de la que todo Bien
emana, y de la que tú participas a través del
infalible medio de la oración del corazón.”
‘Ofrecer a Dios el sacrificio de la Oración’.
“Te he dicho, Mi confidente, que la oración es una
entrega de la voluntad, un sacrificio del tiempo que
se quisiera ocupar en cosas baladíes por ser solo
terrenas. Es también un ejercicio de la humildad,
porque el alma debe aceptar la forma y la envoltura
en que las oraciones son contestadas. La pequeña
flor recibe lo que necesita para ser nutrida y
crecer. El alma, a través de la oración, recibe
lo que necesita para su propia salvación y la de
otros. En humildad, ella debe aceptar la Voluntad de
Dios. Si el Padre sabe lo que una pequeña flor
necesita, ¿acaso no sabrá también lo que tú, su
flor, necesitas? Acepta con humildad y
agradecimiento lo que Él te envía, como la pequeña
flor que feliz se estira hacia el sol para
agradecerle y para recibir la luz que la hace crecer
y lucir su color, y que a su calor desprenderá el
aroma que alegrará al mundo que la rodea.”
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