En esta catequesis: 1.- Instrucción sobre la Oración 2.- La Oración ...

está continuamente siendo traspasado por numerosísimas
espinas, con que hieren su Corazón las gravísimas ofensas
y pecados. Son ustedes los que vuestro amor deben ser
consoladores del Corazón de Jesús.”
Es el amor de su amada criatura, lo que consuela a Jesús,
el hablar con Él y las palabras de agradecimiento, de
arrepentimiento, de perdón a otros, de petición y el
trabajo de llevarlo a otros para apagar su sed de almas,
lo que sana su tan Herido Corazón. Un ejemplo es esta
Oración del santo Cura de Ars.
“Te amo Jesús, Dios mío, y mi único deseo es amarte hasta
el último suspiro de mi vida. Te amo Jesús, Dios mío,
porque eres infinitamente amable, y prefiero morir
amándote que vivir sin amarte. Te amo Señor, y la única
Gracia que te pido es amarte eternamente… Jesús, Dios
mío, si mi lengua no puede decir en todos los momentos
que Te amo, quiero que mi corazón lo repita con cada uno
de sus latidos, Amen”.
Abrid, pues, el corazón seco de amor al Amor Mismo para
que Él lo llene de Sí, y en aumento, renazca la
veneración, la devoción y la adoración al Sagrado Corazón
de Jesús, con renovados actos de amor, de fe, de
esperanza y de caridad que alcanzarán a tocar las fibras
del corazón de muchos más, y pidiendo para todos las
Gracias y la salvación de sus almas. Dios es
abundantemente generoso, y quiere y necesita almas
generosas que por imitarlo cada día se parezcan más a Él.
Una misma oración de petición alcanza para todos por
igual, en tanto que Dios rechaza a los avaros en la
oración que solo piden para ellos y los de su propia
familia, cuando que por la Sangre Preciosa de Jesús, y en
Él, todos somos una sola familia, su Gran Familia.
Todos Uno.
Cada hombre es tu hermano, cada mujer tu hermana, cada
hijo tu hijo. Tú no debes de hacer diferencia de raza,
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