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Isis sin velo III - masoneria activa biblioteca

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antepasados siglos antes de la guerra de Troya. Este pueblo es la India, hacia la que debieran convertir su<br />

atención los filósofos y psicólogos occidentales, que en su mayor parte ni sospechan siquiera las profundidades<br />

de la secreta filosofía indica. Los orientalistas tratan con petulante aire de superioridad cuanto se refiere a la<br />

metafísica de los indos, como si la mente europea fuese la única capaz de pulir el bruto diamante de las<br />

antiguas obras sánscritas y separar lo bueno de lo malo en provecho de la posteridad. Así disputan los<br />

orientalistas unos con otros acerca de las externas formas de expresión, <strong>sin</strong> la menor idea de las supremas y<br />

vitalísimas verdades que encubren a la comprensión de los profanos.<br />

Dice sobre esto Jacolliot:<br />

Por regla general, los brahmanes pertenecen a la categoría de grihasthas (131) o purohitas (132), es decir,<br />

del primer grado de iniciación, que no obstante poseen facultades educidas hasta un punto desconocido en<br />

Europa. En cuanto a los iniciados de segundo y tercer grado, afirman que no tienen limitación de tiempo ni<br />

espacio, y ejercen dominio sobre la vida y la muerte... Pero a estos iniciados no se les ve jamás ni siquiera en<br />

el interior de los templos, excepto en la solemne fiesta lustral del fuego. Entonces aparecen a media noche<br />

sobre una tribuna levantada en el centro del sagrado estanque, como espectros que con sus conjuros iluminan<br />

el espacio. En su torno se eleva una refulgente columna de luz que abarca de la tierra al cielo, mientras<br />

extraños sonidos cruzan el aire y seiscientos mil indos llegados de todos los ámbitos del país se tienden de<br />

bruces en el suelo e invocan los espíritus de sus antepasados (133).<br />

La racionalista filiación de Jacolliot nos asegura que no dice en su obra ni más ni menos de lo que vio por sí<br />

mismo, y así lo corroboran otros escépticos. En cambio, los misioneros, después de pasar media vida en el<br />

país del “culto diabólico”, como llaman a la India, o bien niegan maliciosamente cuanto no les conviene, aunque<br />

les conste su certeza, o bien atribuyen ridículamente al “diablo” la operación de fenómenos más prodigiosos<br />

todavía que los “milagros” de la época de los apóstoles.<br />

SINCERIDAD DE LOS FAKIRES<br />

No obstante su “empedernido racionalismo”, según él lo llama, se ve precisado Jacolliot a confesar la<br />

autenticidad de cuantos prodigios describe, y la <strong>sin</strong>cera actuación de los fakires a cubierto de toda impostura,<br />

diciendo (134):<br />

Jamás eché de ver en los fakires ni el más leve intento de fraude... Sin titubear confieso que ni en la India ni<br />

en Ceilán encontré a un solo europeo, por larga que fuese su permanencia en el país, capaz de explicar el<br />

procedimiento empleado por los fakires en la operación de estos fenómenos... A pesar de mis diligentes<br />

indagaciones entre los purohitas, muy poco pude averiguar respecto de los invisibles iniciados de los<br />

templos..., y aun al leer los libros religiosos, tropecé con misteriosas fórmulas y combinaciones de letras<br />

mágicas cuyo sentido me fue imposible descubrir.<br />

No es extraño que ningún europeo residente en India fuese capaz de explicarle a Jacolliot el procedimiento<br />

empleado por los fakires, cuando él mismo fracasó en el empeño, no obstante las favorables coyunturas que se<br />

le ofrecieron para conocer de primera mano los ritos y doctrinas de los brahmanes.<br />

Aunque los fakires no pueden pasar más allá del primer grado de iniciación, son los únicos intermediarios<br />

entre los profanos y los iniciados de categoría superior, que rarísimas veces cruzan los dinteles de sus<br />

sagradas viviendas. Estos “silenciosos hermanos” se llaman yoguis fukara; y ¿quién sabe si tienen mayor<br />

intervención que los mismo pitris en los fenómenos psíquicos de los fakires tan gráficamente descritos por<br />

Jacolliot? ¿Quién sabe si el fluídico espectro del brahmán visto por Jacolliot era el doble etéreo de uno de estos<br />

misteriosos sannyâsis?<br />

Pero oigamos al mismo Jacolliot en el siguiente relato:<br />

Un momento después de la desaparición de las manos, prosiguió el fakir recitando con mayor fervor los<br />

mantras, cuando una nube parecida a la primera, pero de tinte más intenso y más opaca, vino a cernerse sobre<br />

el brasero que a instancias del indo había yo alimentado constantemente con ascuas de carbón. Poco a poco<br />

fue tomando la nube forma humana, y distinguí el espectro o fantasma, no sé cómo llamarlo, de un viejo<br />

brahmán que se arrodilló junto al brasero. Llevaba en la frente los atributos de Vishnú y ceñía el triple cordón<br />

privativo de los iniciados de la casta sacerdotal. Juntaba las manos sobre la cabeza como durante el sacrificio,<br />

y movía los labios cual si orase. A poco, tomó una pizca de polvo perfumado y lo echó en las brasas. Debía de<br />

ser un compuesto de mucha eficacia, porque al instante se levantó una espesa humareda que llenó los dos<br />

aposentos.<br />

Luego de disipado el humo advertí que el espectro me tendía su vaporosa mano, y al estrecharla a modo de<br />

saludo, noté con asombro que daba la sensación de caliente y viva aunque ósea y dura. Entonces exclamé:<br />

¿Fuiste verdaderamente habitante de este mundo? Apenas hecha la pregunta, apareció y desapareció<br />

alternativamente en el pecho del espectro la palabra AM (sí), escrita en caracteres luminosos de aspecto<br />

fosforescente.<br />

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