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EL HOMBRE COMO SER-TRASCENDENTE: UNA PERSPECTIVA JUDEOCRISTIANA<br />
Ludwig Schmidt H<br />
Generalmente, la vida se le vincula con lo biológico, ya que todo ser vivo nace, crece, se reproduce<br />
y muere, tiene una potencialidad de evolucionar, de adaptarse a sus contextos y establece una<br />
competencia simbiótica o depredadora hacia otros seres en sus comunidades de vida. Lynn<br />
Margulis (2003) dice que a medida que se hacen más complejos incrementan sus competencias<br />
para interactuar y tienden a diferenciarse y ser autonómicos, a ser capaces de modular su<br />
estructura funcional y articular los recursos internos de un ser físico de forma adaptativa a los<br />
cambios producidos en su medio circundante. Puede que no exista una correspondencia directa<br />
de causa y efecto entre el ser que administra los recursos y el cambio introducido en el medio,<br />
sino una asíntota de aproximación al ideal establecido por dicho ser, ideal que nunca llega a su<br />
consecución completa por la dinámica constante del medio. De esta manera, vamos<br />
aproximándonos asintóticamente al conocimiento de lo que es la vida. Lo que pasa es que cuando<br />
más nos acercamos a lo que se consideraba la verdad, nos damos cuenta que todavía falta más.<br />
El ser biológico representa en parte una limitación o imperfección de la vida del ser, que requiere<br />
de sus otras dimensiones para alcanzar su perfectibilidad. La vida no puede definirse por sus<br />
características o momentos clave, no es algo de una cosa o de un conjunto, es un todo. Por tanto<br />
no es sólo un hálito divino, un movimiento, un momento o un lugar, una estructura orgánica o<br />
inorgánica, una fuerza o una energía de por sí. Representa, lo que cada una de esas acciones es<br />
per se al ser (perseidad) o la personeidad de Xubirí, en el ser humano.<br />
La vida puede apreciarse en seres sencillos y complejos, desde una concepción genética como<br />
astronómica, desde niveles donde por ejemplo, se plantean condiciones de metabolismo,<br />
respuesta al medio ambiente y la capacidad de replicarse. Algo natural, inmanente y que<br />
caracteriza la existencia de cada organismo como un ser vivo y cuya integralidad permite una serie<br />
de procesos biológicos con una reciprocidad y un fin común. Algo que es difícil de definir por la<br />
compleja “entreveración” compleja desde lo micro a lo macroscópico, la más sencilla unidad<br />
celular al universo (Schmidt, 2011).<br />
La vida psicológica del ser humano<br />
La vida biológica es una plataforma que permite el desarrollo natural e integral del ser humano,<br />
desde su concepción hasta su muerte física. Mientras, su personeidad que se inicia desde la<br />
primera meiosis celular en la concepción del nuevo ser y momento en que se constituye su<br />
identidad o huella genética. Desde la dimensión psicológica, la vida fue identificada con el “alma”<br />
(ánima, néfesch, psykhé) de los seres vivos (mónadas, entidad sentiente); la<br />
“entelequia”(Aristóteles, Driesch); el “elán vital” (Bergson, Jung): el “id” (Freud); el “qí” o flujo vital<br />
de energía; el “prana” (sanscrito: lo vital); y el “orgón” fuerza vital universal (Reich, Jung).<br />
La personeidad irá facultando gradualmente el desarrollo de su personalidad, desde su anidación<br />
uterina hasta que fenezca. Es aquí donde el concepto de vida, está enmarcado desde la tradición<br />
filosófica. Sin embargo, es muy extensa, pero en síntesis se ha afrontado desde dos grandes<br />
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