Otro enigma en torno a Julián Iñíguez de Medrano: las dos Orcavellas

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...il parvint enfin au bas de l'escalier & se trouva dans une salle spatieuse, soutenue d'un
triple rang de colomnes qui étoient ornees de différens reliéis d'un goüt bizarre & nouveau.
On y voyoit représentée au naturel une femme qui, toute échevelée & le poignard á la
main, égorgeoit plusieurs petits enfans dont elle faisoit couler le sang dans un vase 18 .
y a su pacto con los demonios:
D'un autre cóté, cette méme femme armée d'une baguette mystérieuse, faisoit sortir de la
terre une legión de démons, ailleurs elle paroissoit fendre les airs dans un char traíné par
des animaux ailéz d'une figure épouvantable 19 .
Al describir la segunda sala que descubre Medrano, insiste De Castera en la presencia
de serpientes y alimañas ponzoñosas que amenazan al curioso explorador y que le asaltan
cuando intenta levantar la lámina de cobre que protege el sepulcro de Orcavella. Esta
protección ejercida por varias clases de alimañas en torno al sepulcro de la Orcavella del
Cáucaso es un trasunto de la que describía Medrano a propósito de la tumba de la
Orcavella gallega 20 .
Trátese o no de una transposición del manuscrito de Medrano, la anécdota «traducida»
no deja, como lo señalaba el propio De Castera, de ser muy diferente de la que refería
Medrano en la segunda parte de la Silva curiosa.
Vayamos por partes. La confesión de Orcavella, contenida en el manuscrito griego
hallado por Medrano en la tumba, presenta efectivamente muchas diferencias con el
relato contenido en la Silva curiosa, y la primera de ellas está en la forma de narrar en
primera persona, cuando en la miscelánea nunca interviene directamente la bruja.
Conocemos sus fechorías a través de la plática de un piadoso pastor que intenta poner
sobre aviso al curioso Julio, deseoso de acercarse a la tumba, cavada en la roca, de la
ogresa gallega.
Pero las diferencias saltan aún más a la vista cuando se fija el lector en lo narrado en
la confesión de la vampiresa del Cáucaso. Vayamos por partes.
En cuanto al lugar: la Orcavella de la Silva vivía no muy lejos de la ermita de
Finibus Terrae y durante setenta y seis años ejerció sus artes diabólicas a expensas de los
18 Relation, p. 4. Véase 5¡7va curiosa, p. 405: «la robaua de noche y de día quantos niños podía y con
la carne y sangre de aquellas pobres criaturas inocentes mantenía su vida y hizo tanto con su scientia y
larga experíentia que la Megera infernal alargó su vida ciento y sententa y seis años».
19 Relation, p. 3.
20 Relation, pp. 5-8. Véase Silva curiosa, pp. 408-409: «El encantamiento que esta maldita dexó entre
aquellas pennas fue que, desde el passo que ella se metió dentro, la tumba y sepulchro quedan rodeados de
una tan grande multitud de culebras, áspides y serpientes que los guardan noche y día, que en verlos dan
grandíssimo espanto a los que se acercan del sepulchro. Todavía si las personas que allí van, entran en
aquel llano que paresce un pradecito sin hazerles nigún daño, las animalias se apartan y les dan lugar para
que se puedan passear, y vean los cuerpos sepultados. Pero si los que abren la tumba son tan curiosos que
quieran toccar y palpar los cuerpos, luego estas bestias venenosas, como si tuuiessen juizio para conoscer
el agrauio que se haze a los cuerpos, salen de sus cueuas en grandíssima multitud y saltando sobre los
hombres que los cuerpos an tocado, les dan tan cruel guerra que hiriéndolos y lastimándolos con sus dientes
y lenguas venenosas, los persiguen hasta que los saccan fuera del pradecito que está entre las peñas. Y los
que de tales llagas quedan heridos mueren locos o rabiosos y entoxicados».
AISO. Actas III (1993). Andrés GALLEGO BARNES. Otro enigma en torno a Julián Iñí...