En la pampa [microform] : narraciones guachescas de la república ...
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EN LA PAMPA 147<br />
<strong>En</strong>tonces, <strong>de</strong> síibito, Laura preguntó:<br />
—No tiene familia usted, Ponce?...<br />
—No: nada tengo en el mundo!<br />
— «Nada?»...—replicó, con picaresca incredu-<br />
lidad.<br />
—Lo pone usted en duda, Laura?...<br />
— ¡Oh... no: «pero!... perol»... j como si se<br />
avergonzara á sus propias i<strong>de</strong>as, con el rostro<br />
encendido y <strong>la</strong> mirada medrosa, permaneció un<br />
instante in<strong>de</strong>cisa, hasta que <strong>de</strong> pronto partió al<br />
galope hacia Marucho y su hermana, invitándome<br />
con su mano bien perfi<strong>la</strong>da y diminuta á<br />
que <strong>la</strong> siguiese, mientras su b<strong>la</strong>nca <strong>de</strong>ntadura<br />
parecía <strong>de</strong>sgranarse entre <strong>la</strong>s púrpura tranparente<br />
<strong>de</strong> sus <strong>la</strong>bios...<br />
Transcurrieron tres días más, en los que dormíamos<br />
algunas horas bajo <strong>la</strong> vigi<strong>la</strong>ncia <strong>de</strong> uno<br />
<strong>de</strong> los dos, y los caballos bebían y pastaban lo<br />
suficiente para marchar hasta el amanacer, que<br />
era el momento <strong>de</strong> hacer alto en don<strong>de</strong> hubiese<br />
buena aguada, <strong>de</strong> bolear algún ciervo ó avestruz,<br />
para <strong>de</strong>sayunarnos.<br />
Marucho y Carmen, lo mismo que Laua y yo,<br />
se hacían cada voz más inseparables. Iba simepre<br />
juntos, manteniendo <strong>la</strong>rgos diálogos que nosotros<br />
nunca escuchábamos ni tampoco interrumpíamos,<br />
por estar absorvidos en <strong>la</strong>s ocurrencias<br />
nuestras.<br />
Carmen, era <strong>de</strong> un rostro si és no és trigueño,<br />
y hermoso. Sin ser más alta algo más corpulenta<br />
que su hermana. Más feliz también era en un<br />
no sé qué <strong>de</strong> coquetería, y por eso sus ojos pardos<br />
parecían dos puñales revolviéndose en el<br />
corazón <strong>de</strong> aquel á quien miraban, y que el