En la pampa [microform] : narraciones guachescas de la república ...
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188 CABLOS SUBIOUSZ Y áXULá,<br />
El paisanaje, que siempre está animado <strong>de</strong> los<br />
mejores sentimientos hacia <strong>la</strong> patria y á todo<br />
aquello que sea noble y justo, se siente entusiasmado<br />
y hasta orgulloso <strong>de</strong> acompañar á ese<br />
doctor, que va á empren<strong>de</strong>r tan generosa empresa<br />
so<strong>la</strong>mente por amor á <strong>la</strong> justicia y al<br />
<strong>de</strong>recho soberano <strong>de</strong> <strong>la</strong> libertad común... Y,<br />
por eso, acepta con el alma esa bo<strong>la</strong>da, prorrumpiendo<br />
en vivas al Nuevo iipostol <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
instituciones patrias.<br />
El doctor, agra<strong>de</strong>ce con frases elogiosas esos<br />
Víctores. Y conmovido, pregunta: «¿qué sería<br />
<strong>de</strong> nuestra patria si todos los hijos <strong>la</strong> amasen<br />
como ese núcleo <strong>de</strong> ciudadanos patriotas...?<br />
¡Ah, él sieute amargura infinita cuando piensa<br />
que ese patriotismo do los hombres sanos, se<br />
explota en aras <strong>de</strong>l frau<strong>de</strong> y <strong>de</strong> <strong>la</strong>s ambiciones<br />
personalesl» Y <strong>de</strong>spués, con l<strong>la</strong>neza campechana,<br />
les estrecha <strong>la</strong> mano l<strong>la</strong>mándoles «sus amigos»,<br />
y se aleja con ño Machengo, hacia el carruaje<br />
en cuyo pescante, á los pies <strong>de</strong>l cochero, ya<br />
chil<strong>la</strong> un lechen y aletean algunas gallinas.<br />
Después <strong>de</strong> algunos abrazos y palmadas, y <strong>de</strong><br />
un «adiós» dirigido A ña Mcanora y á nosotros,<br />
el doctor sube al coche, que al punto<br />
parte.<br />
El carruaje se aleja al trote fogoso <strong>de</strong> sus<br />
tres pingos, y toma <strong>la</strong> faja gris <strong>de</strong>l camino que<br />
<strong>de</strong>scien<strong>de</strong> serpenteando A <strong>la</strong> l<strong>la</strong>nura. Por instantes,<br />
una columna <strong>de</strong>nsa <strong>de</strong> polvo alzándose<br />
en giros audaces, lo ve<strong>la</strong> á mis ojos, hasta que<br />
pau<strong>la</strong>tinamente vuelve á surgir trepando <strong>la</strong> más<br />
lejana loma, reluciendo por intervalos su capota<br />
entre <strong>la</strong> luz sangrienta <strong>de</strong> <strong>la</strong> tar<strong>de</strong>. Luego,