En la pampa [microform] : narraciones guachescas de la república ...
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EN LA PAMPA 39<br />
SÍ Pomo una mariposa seducir<strong>la</strong> por <strong>la</strong> luz. pero<br />
que, así que sus pies <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> inventar primores,<br />
se aleja otra vez como si <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñase todo<br />
eso que acaba <strong>de</strong> ofrecerle, como si le<br />
dijese: «¡Eso, es muy poco... vale todavía más<br />
mi amorl»<br />
Cuando termina el baile, todos baten <strong>la</strong> diana<br />
triunfal <strong>de</strong> sus ap<strong>la</strong>usos, mientras los jóvenes<br />
van hacia su asiento, cambiando sonrisas<br />
en medio <strong>de</strong>l volcán inefable <strong>de</strong> sus miradas<br />
Los esposos Zamora y sus concurrentes, les<br />
contemp<strong>la</strong>n elejándose <strong>de</strong>l centro <strong>de</strong> <strong>la</strong> sa<strong>la</strong>.<br />
<strong>En</strong> cambio López, parece que no acierta á<br />
don<strong>de</strong> dirigir los ojos para no verles, para no<br />
mirarles en el infierno <strong>de</strong> su pasión. Empero,<br />
se me antoja que una fuerza extraña lo sujeta<br />
ahí, para que escuche y vea <strong>la</strong> dicha <strong>de</strong> ellos,<br />
como un tremendo castigo á su soberbia.<br />
Pues los comentarios se <strong>de</strong>sbordan, á esta<br />
exc<strong>la</strong>mación <strong>de</strong> ño<br />
— ¡Bien haja el<br />
Tito:<br />
mozo, que bai<strong>la</strong> lindo!...<br />
á lo que otro viejo, «pe<strong>la</strong>ndo el pucho» que<br />
guardaba tras <strong>de</strong> <strong>la</strong> oreja, le pi<strong>de</strong> el fuego y<br />
ajTrega:<br />
—¡Y diga usted, ño Tito, que mudanzas...! Y<br />
el<strong>la</strong>...? ¡Si parece que se resba<strong>la</strong> por el suelo,<br />
media dormida...!— y otro en su admiración va<br />
más lejos:<br />
—¡Si ese criollo no es <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Buenos Aires...!<br />
¡par.? mí, es el mismo diablo que cantó<br />
con Vega...!—íio Tito se santigua como sobre<br />
cogido, é interrumpe:<br />
— ¡No diga «eso», ni jugando...!— y aquí, <strong>de</strong>be<br />
pegársele <strong>la</strong> lengua al pa<strong>la</strong>dar en una es-