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256 M}XIGO EN EL SIILO XIX.
quo produjese el curato al ai5o; sieutlo do notar, pie no bajaba do
ocho a nueve mil pesos de productos lo que rendia un n,-otro.
Noble desprendimiento quo revela la generositlad de sa corazon,
y quo Si aceptaba puestos productivos, lo hicia eon Ci inico
objeto ilo liacer ci bien. Por una cantidad muchIsimo mis pequefla,
habria encontrado quien Ic ayudase.
7 Aquel espritu tan en6rgico Como iudependienito no podia vei
con calma, que sus feligreses pagasen l peso do oro d. la Metr5po-
Ii los efectos quo para su uso necesitaban. As es quo con todo
empeno, y persoualmente so (ledicO i Ia ilanteacion do aignuas
viiIa, d1rijiundo los acueductos para los riogos do 6stas; plantS
muelias moieras para la crIa del gusano cie seda, y quo aiiu boy
so conservan y son eonocida.s en aquella poblacion por his
reras del Sr. Hidalgo" habi6udose mandado consti-uir alguuas
piezas para su uso, de Ia prirnera soda quo recojió, etab1eció (los
Mbricas, una do loza y otra do curt.idurIa, siendo sus prodnotos
do la primera do tan buoni calidad, quo todos so consumian en
aquella provincia; foin'iiti y cli6 gran impulso A la cra do abejas
estabIeieido grail cantidad cle colmenas. Form5) do los j5venes
de aquella pohlaciou, una sociedal filar ninica quo prQduJ o los
mejores resultados. Todos los gasos quo exigieron estas mejoras,
y quo clel)ierofl ser fuertes, fuoiou expensados exchiskament.e por
e1 Sr. Hidalgo; el amor do sus feligreses y no ci inter6s, era lo quo
61 huscaba.
S. Su caracter afable y jovial hacia quo su casa fuese constantemente
frecuentada por todos los habita.ntes do aquella pobi aciola,
habiendo las mis noches una especie do tertulias, on las cju s
veia el Sr. Hidalgo, ya hablando con las sei'Ioras, ya on un cIruIo
do amigos, 6 ya on tin jugando uua partida do cartas. El gozaba
con la felicidad do sus foligreses y con tolos u La vez queria estar,
prerogativa quo solo Las ahnas stiperioros los es concedida.
Natural era quetolos aquellos habitantes, viesen al Sr. Hidalgo
como un ver(iadero padre, so preseutasen y obedociesen
gustosos too cuanto 61 les ordenare.
Pero aquel cartieter tan afable como espansivo quo manifestaba,
cuando so veia rodeado do sus feligresos, debia do su-