Las Ciencias Sociales frente al Bicentenario - Universidad Nacional ...
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Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
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Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
Baeza, Brígida<br />
<strong>Las</strong> ciencias soci<strong>al</strong>es <strong>frente</strong> <strong>al</strong> <strong>Bicentenario</strong>: bordes e intersticios de la nación imaginada / Brígida<br />
Baeza y Gabriel Carrizo; con colaboración de Verónica Turra; coordinado por Beatriz Escudero; edición<br />
literaria a cargo de Leticia Gauna.<br />
1a ed. - Comodoro Rivadavia: <strong>Universidad</strong> Nacion<strong>al</strong> de la Patagonia San Juan Bosco, 2010.<br />
40 p. ; 30x21 cm. - (Sociedad / Política)<br />
ISBN 978-950-763-105-4<br />
1. <strong>Ciencias</strong> Políticas. I. Carrizo, Gabriel II. Turra, Verónica, colab. III. Escudero, Beatriz, coord. IV.<br />
Gauna, Leticia, ed. lit. V. Título<br />
CDD 320<br />
Fecha de cat<strong>al</strong>ogación: 16/12/2010<br />
Edición. Noviembre de 2010<br />
Comodoro Rivadavia (CP 9000) – Chubut – Argentina<br />
Coordinación de obra. Beatriz Escudero<br />
Editor literario. Leticia Gauna<br />
Colaboradora. Verónica Turra<br />
Diseño de tapa. Ignacio Marraco<br />
Primera Edición, noviembre 2010<br />
Comodoro Rivadavia – Chubut – Argentina<br />
2
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
Brígida Baeza. Es Profesora y Licenciada en Historia (U.N.P.S.J.B.), Magister en <strong>Ciencias</strong><br />
<strong>Soci<strong>al</strong>es</strong> (FLACSO) y Doctora en Antropología por la <strong>Universidad</strong> de Buenos Aires. Posee<br />
estudios Postdoctor<strong>al</strong>es por el Consejo Nacion<strong>al</strong> de Investigaciones Científicas y Técnicas<br />
(CONICET). Investigadora adjunta del CONICET. Profesora Adjunta en las cátedras Módulo<br />
Introductorio a las <strong>Ciencias</strong> <strong>Soci<strong>al</strong>es</strong> y <strong>Ciencias</strong> <strong>Soci<strong>al</strong>es</strong> Contemporáneas, de la Facultad de<br />
Humanidades y <strong>Ciencias</strong> <strong>Soci<strong>al</strong>es</strong> de la U.N.P.S.J.B. Es miembro asesor del Instituto de Estudios<br />
Políticos y <strong>Soci<strong>al</strong>es</strong> de la Patagonia (IESyPPat, U.N.P.S.J.B.). Ha publicado numerosos artículos<br />
en revistas científicas, capítulos en distintas obras y libros en torno <strong>al</strong> tema identitario y<br />
fronteras socio-cultur<strong>al</strong>es.<br />
Gabriel Carrizo. Es Profesor en Historia (Facultad de Humanidades y <strong>Ciencias</strong> <strong>Soci<strong>al</strong>es</strong>,<br />
<strong>Universidad</strong> Nacion<strong>al</strong> de la Patagonia San Juan Bosco), Magister en Partidos Políticos (Centro<br />
de Estudios Avanzados de la <strong>Universidad</strong> Nacion<strong>al</strong> de Córdoba) y Doctor en Estudios <strong>Soci<strong>al</strong>es</strong><br />
de América Latina (Centro de Estudios Avanzados de la <strong>Universidad</strong> Nacion<strong>al</strong> de Córdoba).<br />
Docente en la <strong>Universidad</strong> Nacion<strong>al</strong> de la Patagonia San Juan Bosco, Sede Comodoro<br />
Rivadavia, y de la <strong>Universidad</strong> Nacion<strong>al</strong> de la Patagonia Austr<strong>al</strong>, Unidad Académica C<strong>al</strong>eta<br />
Olivia. Investigador del Grupo de Estudios en Historia Soci<strong>al</strong> (Gehiso) y en el Instituto de<br />
Estudios <strong>Soci<strong>al</strong>es</strong> y Políticos de la Patagonia (IESyPPat).<br />
Programa “Comunidades en Red”<br />
Colección de obra Aula Abierta<br />
Serie. Sociedad/Política<br />
*Osv<strong>al</strong>do Bayer<br />
De revoluciones y luchas. La encrucijada de la nación en el <strong>Bicentenario</strong><br />
*Brígida Baeza – Gabriel Carrizo<br />
<strong>Las</strong> <strong>Ciencias</strong> <strong>Soci<strong>al</strong>es</strong> <strong>frente</strong> <strong>al</strong> <strong>Bicentenario</strong>: bordes e intersticios de la nación imaginada.<br />
Serie. Sociedad/Literatura<br />
*Luciana Mellado<br />
La Patagonia y su literatura: unidad y diversidad multiforme<br />
3
AUTORIDADES<br />
Rector<br />
Lic. Adolfo Genini<br />
Vicerrectora<br />
Dra. Alicia Borasso<br />
Secretaria Gener<strong>al</strong><br />
Prof. Nidia Silvia León<br />
Secretaria Académica<br />
Mgter. Adriana Per<strong>al</strong>es<br />
Secretario de Extensión Universitaria<br />
Cdor. Alberto César Ayape<br />
Secretaria de Ciencia y Técnica<br />
Dra. Adriana Mónica Nillni<br />
Secretaría Administrativa<br />
Cdra. María Florencia González Pedrozo<br />
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
4
Índice<br />
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
Presentación 6<br />
Beatriz Escudero<br />
Conferencia “<strong>Las</strong> <strong>Ciencias</strong> <strong>Soci<strong>al</strong>es</strong> <strong>frente</strong> <strong>al</strong> <strong>Bicentenario</strong>: bordes e<br />
intersticios de la nación imaginada”<br />
Brígida Baeza – Gabriel Carrizo<br />
I. Nación y sub<strong>al</strong>ternidad en el caso argentino 7<br />
Brígida Baeza<br />
. El debate en torno a los héroes del <strong>Bicentenario</strong> 9<br />
. En el caso de los afrodescendientes 13<br />
. Acerca de los pueblos originarios 15<br />
. Los “ocultos” migrantes limítrofes 17<br />
. En momentos del <strong>Bicentenario</strong> 18<br />
. Bibliografía 20<br />
II. Contingencia, conflicto e historia en la construcción de una comunidad<br />
nacion<strong>al</strong>. Revisando tres momentos de la Historia Argentina 22<br />
Gabriel Carrizo<br />
. Bibliografía 38<br />
5
Presentación<br />
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
Los distintos proyectos políticos impulsados en nuestro país buscaron<br />
institucion<strong>al</strong>izar una memoria ofici<strong>al</strong>/pública atribuyéndole distintos significados a la<br />
idea de nación, que buscaron plasmarse en (y disputarse) un proyecto más amplio.<br />
La conferencia denominada “<strong>Las</strong> <strong>Ciencias</strong> <strong>Soci<strong>al</strong>es</strong> <strong>frente</strong> <strong>al</strong> <strong>Bicentenario</strong>:<br />
bordes e intersticios en la Argentina de la nación imaginada” presenta distintas<br />
visiones de una historia nacion<strong>al</strong> que buscaba consolidar un modelo político que se<br />
pretendía legitimar, teniendo en cuenta que cada una de las lecturas del pasado<br />
impulsadas por distintos proyectos políticos perseguían establecer un antecedente que<br />
explicara por sí mismas las formas que adquiriría el presente.<br />
La pregunta que Brígida Baeza y Gabriel Carrizo se re<strong>al</strong>izan en este<br />
<strong>Bicentenario</strong> es: ¿Cómo celebrar un 25 de mayo de 1810, desde Patagonia Centr<strong>al</strong>,<br />
siendo que la noticia del hecho histórico llegó un año más tarde <strong>al</strong> lugar más cercano a<br />
nuestra residencia: Carmen de Patagones?, a la cu<strong>al</strong> agregan otra que adquiere<br />
centr<strong>al</strong>idad para avanzar en esta reflexión: ¿Cómo entender nuestra inclusión<br />
ciudadana en esta idea de Nación cuando la misma se produjo a partir de 1955 con la<br />
creación de la provincia del Chubut? Sobre esta lógica, ¿en qué medida las voces de<br />
los grupos soci<strong>al</strong>es de los pueblos originarios se incorporan a la nación?<br />
Gabriel Carrizo y Brígida Baeza afirman en este recorrido que “nuestro<br />
territorio tiene aún pendiente la reflexión, el debate, y el posicionamiento ante los<br />
límites de la nación, cuyo origen, nos enseñaron, está en 1810”.<br />
Beatriz Escudero<br />
Comodoro Rivadavia, noviembre 2010<br />
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Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
<strong>Las</strong> <strong>Ciencias</strong> <strong>Soci<strong>al</strong>es</strong> <strong>frente</strong> <strong>al</strong> <strong>Bicentenario</strong>: bordes e<br />
intersticios de la nación imaginada. Nación y<br />
sub<strong>al</strong>ternidad en el caso argentino<br />
I. Nación y sub<strong>al</strong>ternidad en el caso argentino<br />
Brígida Baeza<br />
(CONICET/IESyPPat-UNPSJB)<br />
La denominada “revolución de mayo” se constituyó en uno de los mitos más<br />
exitosos de la historia argentina. A t<strong>al</strong> punto que vemos en el modo de conmemorar el<br />
<strong>Bicentenario</strong> un esmero extraordinario en la reproducción del reparto de las cintas<br />
celestes y blancas, los trajes de época de los diferentes grupos soci<strong>al</strong>es de principios de<br />
siglo XIX y el agitar de las banderas argentinas. Todo esto con un ingrediente adicion<strong>al</strong><br />
a las anteriores celebraciones: la exacerbación “comerci<strong>al</strong>” del festejo a través del<br />
consumo. Ni atuendos de época, ni banderas se confeccionan manu<strong>al</strong>mente, sino que<br />
se adquieren como cu<strong>al</strong>quier otra mercancía en el mercado de bienes cultur<strong>al</strong>es. A lo<br />
cu<strong>al</strong> podríamos sumar las plazas hoteleras y rutas colmadas de visitantes que<br />
aprovecharon turísticamente el fin de semana largo. Así y todo decimos que estamos<br />
celebrando una fiesta patriótica. Sin embargo, la apropiación simbólica de este deseo<br />
de homogeneización es diferente de acuerdo a los grupos de pertenencia y posiciones<br />
en el espacio soci<strong>al</strong>.<br />
¿Qué es lo que se decide celebrar en esta oportunidad? La plétora de festejos<br />
que vemos aparecer diariamente en el espacio público da cuenta de un sinnúmero de<br />
celebraciones posibles: estamos en presencia de los festejos ofici<strong>al</strong>es nacion<strong>al</strong>es,<br />
provinci<strong>al</strong>es y loc<strong>al</strong>es, las celebraciones de la izquierda que nos recuerdan las deudas<br />
pendientes con aquellos grupos que aún no están incluidos en el universo de la nación,<br />
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Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
los festejos de la derecha que intentan remontar “el discurso” perdido de tintes<br />
nacion<strong>al</strong>istas, y así… Todas voces que nos recuerdan que los procesos ligados a la<br />
construcción de las memorias colectivas son complejos y diversos, que siempre existen<br />
elementos que se recuerdan, otros que se deciden olvidar, ocultar o mantener en<br />
secreto.<br />
Debemos admitir que fueron denodados <strong>al</strong>gunos esfuerzos por parte de<br />
<strong>al</strong>gunos grupos intelectu<strong>al</strong>es por trascender la simple celebración tradicion<strong>al</strong> en este<br />
<strong>Bicentenario</strong>. Podemos citar, por ejemplo, los ciclos y publicaciones desde las ciencias<br />
soci<strong>al</strong>es con las producciones de los “Debates de Mayo”, o bien determinados<br />
programas televisivos que promovieron miradas <strong>al</strong>ternativas y críticas a los ritu<strong>al</strong>es<br />
acostumbrados del 25 de mayo, entre otros. Sin embargo, podríamos afirmar que ese<br />
debate reprodujo las lógicas en torno <strong>al</strong> centr<strong>al</strong>ismo y la ubicación “del centro” de la<br />
nación, relegando el denominado “interior” y/o periferia, tanto sus voces como sus<br />
demandas, muchas veces silenciadas y ocultadas.<br />
Muchas de las producciones señ<strong>al</strong>adas se inspiraron en los debates y en la<br />
“fiebre memori<strong>al</strong>ística” que se remonta a las celebraciones del <strong>Bicentenario</strong> de la<br />
Revolución Francesa, donde predominó cierta nost<strong>al</strong>gia por la otrora hegemónica<br />
nación franca. Una readaptación de este debate se refleja en los esfuerzos por tomar<br />
una mirada crítica de la esencia de nuestra mítica “revolución de mayo”. Sin embargo,<br />
podríamos decir que el debate mencionado no logró trascender los círculos<br />
académicos y que muy tibiamente llegó <strong>al</strong> espacio escolar y <strong>al</strong> resto de las instituciones<br />
y agrupaciones de la sociedad civil.<br />
Entonces, ¿Cómo celebrar un 25 de mayo de 1810, desde Patagonia Centr<strong>al</strong>,<br />
siendo que la noticia del hecho histórico llegó un año más tarde <strong>al</strong> lugar más cercano a<br />
nuestra residencia, Carmen de Patagones?, ¿que nuestra inclusión ciudadana se<br />
produjo a partir de 1955 con la creación de la provincia de Chubut, y que las voces de<br />
sectores y grupos soci<strong>al</strong>es de los pueblos originarios de estos territorios aún no son<br />
escuchadas y visibilizadas en el contexto nacion<strong>al</strong>? En este sentido, nuestro territorio<br />
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Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
aún tiene pendiente la reflexión, el debate, y el posicionamiento ante los límites de la<br />
nación, cuyo origen nos enseñaron está en 1810. Pero que no sólo debería incluir la<br />
historia de quienes preceden a esa fecha, sino qué características poseen las<br />
demandas del presente y sobre todo cómo construir una nación que supere las<br />
distancias soci<strong>al</strong>es originadas por la creciente desigu<strong>al</strong>dad soci<strong>al</strong> y la exclusión de<br />
diversos grupos sub<strong>al</strong>ternos como mujeres, desocupados, trabajadores, mapuches,<br />
tehuelches, migrantes limítrofes y tantos otras y otros.<br />
El debate en torno a los héroes del <strong>Bicentenario</strong><br />
Es difícil ubicar con nombre y apellido a quienes deberían ser reconocidos<br />
como “héroes” del proceso revolucionario de 1810. No obstante podemos mencionar<br />
los colectivos que podrían ser ubicados como grupos silenciados, anónimos y ocultos<br />
por la historiografía ofici<strong>al</strong>. Entonces podríamos pensar en los grupos de esclavos<br />
africanos que desarrollaban tareas domésticas, en los establecimientos ganaderos y<br />
otras labores. O en los grupos de mestizos, mujeres “comunes” y criollos pobres que<br />
día tras día trabajaban y tenían esperanzas de que sus vidas podían cambiar si se<br />
producían modificaciones políticas sustanci<strong>al</strong>es en el Río de la Plata. En definitiva, esos<br />
grupos sub<strong>al</strong>ternos que es tan difícil poder ubicar en relación a sus trayectorias y<br />
experiencias, pero que sin embargo, re<strong>al</strong>izando crítica document<strong>al</strong> y ubicando en los<br />
intersticios de lo ya escrito sobre 1810, podemos encontrar.<br />
del <strong>Bicentenario</strong>:<br />
La siguiente canción ilustra a quienes deberíamos considerar en el homenaje<br />
Detrás de los héroes y de los titanes,<br />
detrás de las gestas de la humanidad<br />
y de las med<strong>al</strong>las de los gener<strong>al</strong>es.<br />
Detrás de la Estatua de la Libertad.<br />
Detrás de los himnos y de las banderas.<br />
Detrás de la hoguera de la Inquisición.<br />
9
Detrás de las cifras y de los rascacielos.<br />
Detrás de los anuncios de neón.<br />
Detrás, está la gente<br />
con sus pequeños temas,<br />
sus pequeños problemas<br />
y sus pequeños amores.<br />
Con sus pequeños sueldos,<br />
sus pequeñas campañas,<br />
sus pequeñas hazañas<br />
y sus pequeños errores.<br />
Detrás del Quijote y de Corín Tellado,<br />
de Miss Universo y del Escori<strong>al</strong>.<br />
Detrás de Hiroshima y del Vaticano.<br />
Detrás de la víctima y del crimin<strong>al</strong>.<br />
Detrás de la mafia y de la policía.<br />
Detrás del Mesías y de W<strong>al</strong>l Street.<br />
Detrás del Columbia y de la heroína.<br />
Detrás de Goliat y de David.<br />
Cada uno a su manera<br />
cada quien con sus modos;<br />
detrás estamos todos,<br />
usted, yo y el de en<strong>frente</strong>.<br />
Detrás de cada fecha,<br />
detrás de cada cosa,<br />
con su espina y su rosa,<br />
detrás, está la gente.<br />
Joan Manuel Serrat<br />
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
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Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
Tomaremos tres de los grupos sub<strong>al</strong>ternos que podríamos recuperar en una<br />
inspiración por rescatar “a la gente”, t<strong>al</strong> como dice la canción de Joan Manuel Serrat.<br />
Es ampliamente conocido el modo en que la nación argentina, en pos de igu<strong>al</strong>ar,<br />
homogeneizar y aglutinar simbólicamente la heterogeneidad poblacion<strong>al</strong>, obró en<br />
detrimento de diversos grupos étnicos y nacion<strong>al</strong>es.<br />
Recuperando la postura de Pierre Bourdieu cuando define <strong>al</strong> Estado como:<br />
“...una X (a determinar) que reivindica con éxito el monopolio del uso legítimo de<br />
la violencia física y simbólica en un territorio determinado y sobre el conjunto de la<br />
población correspondiente. Si el Estado está capacitado para ejercer una violencia<br />
simbólica es porque se encarna a la vez en la objetividad bajo la forma de<br />
estructuras y mecanismos específicos y también en la “subjetividad” o, si se quiere,<br />
en los cerebros, bajo la forma de estructuras ment<strong>al</strong>es, de categorías de<br />
percepción y de pensamiento. Al re<strong>al</strong>izarse en estructuras soci<strong>al</strong>es y en estructuras<br />
ment<strong>al</strong>es adaptadas a esas estructuras, la institución instituida hace olvidar que es<br />
la resultante de una larga serie de actos de institución y se presenta con todas las<br />
apariencias de lo natur<strong>al</strong>” (Bourdieu, 1996: 9).<br />
En la cita señ<strong>al</strong>ada podemos ver cómo Bourdieu destaca su filiación con la<br />
visión weberiana acerca del Estado, pero incorpora el análisis de la natur<strong>al</strong>ización de su<br />
presencia en los miembros de la institución estat<strong>al</strong>.<br />
En el caso del concepto de nación nos remitiremos a aquellas posturas que señ<strong>al</strong>an el<br />
carácter de invención que asume la construcción de los marcos ligados a la idea de<br />
nación. Dicho proceso tiene como princip<strong>al</strong> agente <strong>al</strong> Estado nacion<strong>al</strong>, que se adjudica<br />
por un lado, el proyecto de homogeneizar a sus habitantes y, por otro lado, el de<br />
diferenciar a partir de los rasgos que considera apropiados del “ser nacion<strong>al</strong>”. Este<br />
movimiento puede tomar elementos previos a la constitución misma del Estado,<br />
eliminar los existentes, o bien inventar nuevas identificaciones. Sin embargo, un<br />
componente centr<strong>al</strong> del análisis es ver en qué medida y en qué forma las “personas<br />
corrientes” asumen / rechazan los proyectos nacion<strong>al</strong>istas provenientes del “centro”.<br />
En este sentido, los símbolos – y los ritos recreados en torno a éstos –como la bandera,<br />
el himno y los emblemas nacion<strong>al</strong>es, tienen un <strong>al</strong>to poder como modeladores de<br />
11
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
sentimientos nacion<strong>al</strong>es (Gellner, 1994: 20; y Hobsbawm y Ranger, 1991: 19). Los<br />
símbolos recuerdan y conservan el carácter del ritu<strong>al</strong>, contribuyen a encubrir la<br />
diversidad interna de la nación y a revestir a la comunidad de cierta integridad<br />
ideológica.<br />
Los debates entre las diferentes posturas constructivistas acerca del concepto<br />
de nación discuten en <strong>al</strong>gunos casos el acento puesto en el “carácter ingenieril” del<br />
nacion<strong>al</strong>ismo y advierten sobre la necesidad de recuperar la idea de nación desde una<br />
perspectiva dinámica que an<strong>al</strong>ice la compleja interacción entre los creadores, sus<br />
condiciones soci<strong>al</strong>es y el componente étnico de la comunidad. Es en la forma y el<br />
modelo con que son imaginadas, y no tanto el éxito asociado a la verdad o el fracaso<br />
vinculado a la f<strong>al</strong>sedad, donde debe colocarse el acento <strong>al</strong> momento de an<strong>al</strong>izar las<br />
particularidades de un caso nacion<strong>al</strong> (Anderson, 1993: 24).<br />
Sin embargo, los esfuerzos por derribar las corrientes esenci<strong>al</strong>istas ligadas a la<br />
idea de nación provocaron un refuerzo del carácter de invención-reinvención de<br />
símbolos, hechos, creencias, etc., ligados a la nación. Ello generó que se dejasen de<br />
lado aquellos elementos que efectivamente comparten determinados grupos, el<br />
sentido práctico de las producciones comunitarias. Una s<strong>al</strong>ida a este dilema sería<br />
considerar las experiencias compartidas por diferentes grupos pertenecientes a la<br />
nación (Grimson, 2002: 148-150).<br />
Siguiendo a Claudia Briones podríamos decir que básicamente se fue<br />
construyendo una “formación nacion<strong>al</strong> de <strong>al</strong>teridad” (Briones, 2005), caracterizada por<br />
la ubicación en peldaños superiores de quienes representaban “lo deseado”, una<br />
narrativa dominante que se caracteriza por presentar a la sociedad argentina como<br />
blanca, europea, moderna, racion<strong>al</strong> y católica (Frigerio, 2008:3). La antropóloga Rita<br />
Laura Segato explicita: “<strong>Las</strong> elites políticas se propusieron crear un “sujeto nacion<strong>al</strong>”<br />
que tiene unas particularidades que son completamente argentinas, es un clon, y como<br />
todo, tiene el colesterol m<strong>al</strong>o y el colesterol bueno. El colesterol m<strong>al</strong>o es que el clon<br />
argentino es generado en el laboratorio de la generación del ‘80 y otros posteriores.<br />
Hubo un laboratorio hecho por los médicos, los novelistas, los políticos de la Argentina<br />
12
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
que trabajaban para producir la imagen de nación, que querían generar un sujeto que<br />
no tenga el rostro de las etnias derrotadas... Y las élites criollas se propusieron<br />
construir un sujeto nacion<strong>al</strong> que no fuera ni gringo ni vencido, que no tuviera el rostro<br />
del colonizador español ni tampoco el rostro del derrotado africano o indio. En nuestros<br />
países nos inculcaron, nos atornillaron la cabeza con el “crisol de razas”… El “terror<br />
étnico” en la Argentina se refiere a todo lo que se diferencia de ese clon, de esa síntesis<br />
nacion<strong>al</strong> que procuramos ser por mucho tiempo…” (Segato, 2008).<br />
Tomaremos el caso de los afrodescendientes, los indígenas y los migrantes<br />
limítrofes como grupos sub<strong>al</strong>ternos que provocaron y siguen provocando “terror<br />
étnico”. Todos ellos representados y con un lugar destacado desde la legislación que se<br />
irá conformando a medida que la agencia estat<strong>al</strong> se legitimaba a través de sus leyes y<br />
normas estatutarias. Pero que, a pesar de ello, fueron objeto de discriminación y<br />
segregación también desde los inicios de la conformación del Estado nación argentino.<br />
En el caso de los afrodescendientes: 1<br />
Desde lo Constitucion<strong>al</strong> –en 1853 se declara abolida la esclavitud a nivel<br />
nacion<strong>al</strong> y en 1861 en Buenos Aires –no existían reparos en abolir definitivamente una<br />
sociedad de tipo estament<strong>al</strong>, con privilegios de determinados grupos sobre otros, sin<br />
embargo, de modo par<strong>al</strong>elo se fueron gestando la discriminación y los estereotipos de<br />
los grupos afrodescendientes, así como también la auto-identificación con el discurso<br />
hegemónico por parte de los mismos afrodescendientes, que reparaban en mod<strong>al</strong>es,<br />
formas de expresión y cotidianeidad que no correspondía con las clases acomodadas, y<br />
que por ende debían modificarse.<br />
1 Hacia 1838 eran <strong>al</strong>rededor de 14. 928 individuos (Reid Andrews, 1980) Citado en Frigerio (2008)<br />
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Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
<strong>Las</strong> caracterizaciones “de negro” en los carnav<strong>al</strong>es porteños.<br />
Publicación Caras y Caretas. 23 de febrero de 1901. A.G.N. Relevamiento y gentileza de Lea Geler<br />
(2004).<br />
Oscar Wilde expresó en 1881 refiriéndose <strong>al</strong> “nuevo vestir” de los<br />
afrodescendientes: “y sello de lo mismo, <strong>al</strong>gunos gastaban reloj de cobre con cadena.<br />
En fin, parecían monos vestidos”. Ridiculez, gracia… era el tono con el que<br />
representaban las elites dominantes a los afrodescendientes que pretendían<br />
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Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
acomodarse a los nuevos tiempos mediante su inclusión en la moda predominante de<br />
la época.<br />
La <strong>al</strong>ta tasa de suicidios y la búsqueda de “enmascaramiento” por parte de los<br />
afrodescendientes demostraban las dificultades que tenía este grupo para poder<br />
expresarse e insertarse a fines del siglo XIX.<br />
Lenta pero exitosamente se fue gestando el “mito” de la desaparición de los<br />
negros en lo que fuera el Virreinato del Río de la Plata. Podemos recordaremos por su<br />
participación en “la gesta nacion<strong>al</strong>” (F<strong>al</strong>ucho en la guerra contra el Paraguay). O en su<br />
participación en los carnav<strong>al</strong>es con continuidad hasta principios de siglo XX, ámbito en<br />
el cu<strong>al</strong> las elites dominantes comenzaron a tener injerencias y performatividad. <strong>Las</strong><br />
imágenes de estos carnav<strong>al</strong>es distaban de parecerse a aquellos de la época coloni<strong>al</strong>,<br />
retratados como espacios de sociabilidad, de inclusión de margin<strong>al</strong>es. 2 A principios del<br />
siglo XX se desarrollan las “representaciones de negro”, generándose confusión entre<br />
la ficción y la re<strong>al</strong>idad: “Los afrodescendientes […] asumían <strong>al</strong> personaje del negro<br />
estereotipado que ayudaban a consolidar y que se ponía en escena en el tiempo de<br />
carnav<strong>al</strong>; y creemos que <strong>al</strong> hacerlo reforzaban su blanquitud […] que incluía e igu<strong>al</strong>aba<br />
a todos los participantes en una “argentinidad” (que como sabemos era<br />
blanca/europea) que se afianzaba poco a poco” (Geler, 2009: 16).<br />
Acerca de los pueblos originarios 3<br />
Sin ánimo de agotar aquí una extensa producción historiográfica,<br />
simplemente pretendemos compartir la forma en que se implementó el “terror étnico”<br />
2 “… En re<strong>al</strong>idad, el carnav<strong>al</strong> es el poros o pasaje mismo, todo él umbr<strong>al</strong> por el que puede producirse lo otro que lo<br />
habitu<strong>al</strong>, el excluido… Para su festejo, las “mur<strong>al</strong>las”, que configuran, organizan y transforman el espacio de la<br />
ciudad en un territorio soci<strong>al</strong> y políticamente ordenado, se abren transitoriamente. Por él irrumpe, de manera<br />
pasajera, “lo de afuera”, desconocido y temido. …una quiebra del ordenamiento en lugares públicos y privados<br />
convirtiéndolos en un espacio “urbano”…pero extraordinario y efímero. Espacio festivo que se torna cobijo tempor<strong>al</strong><br />
de margin<strong>al</strong>es y extraños, de heterodoxos y orilleros, que resplandece con la presencia de conjuntos unidos por<br />
sentimientos fuertes…y cuyas relaciones, en su mayoría, suelen ser apresuradas, casi imperson<strong>al</strong>es, instantáneas…”.<br />
(César, 2005: 214-215).<br />
3 Un número aproximado de la cantidad de indígenas que cayeron prisioneros entre 1875 y 1885 está representado<br />
entre 15.000 y 18.000 (Mases, 2002: 12).<br />
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Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
en relación a las comunidades indígenas que habitaban Patagonia a fines del siglo XIX.<br />
En principio, trataremos el genocidio representado en su expresión máxima en los<br />
“campos de concentración” (Escolar y Delrio, 2009) <strong>al</strong> que fueron sometidos a partir de<br />
la denominada “Conquista <strong>al</strong> desierto del Gr<strong>al</strong>. Roca”, y en segundo lugar haremos<br />
referencia <strong>al</strong> reparto y a la compulsiva incorporación <strong>al</strong> mercado de trabajo sin<br />
importar pertenencia etaria o de género. En este reparto se beneficiaban <strong>al</strong>tos<br />
funcionarios militares, gubernament<strong>al</strong>es y de las clases dominantes (Mases, 2002: 100-<br />
101). Esto implicaba –para los que sobrevivían a vejámenes y “nuevas” enfermedades:<br />
depresión, afecciones pulmonares, <strong>al</strong>coholismo, viruela, entre otras –una serie de<br />
modificaciones y trastocamientos identitarios, entre los que se encontraba el ser<br />
bautizados en la fe católica y el cambio de nombres.<br />
“La cruz y la espada” unidos en el proyecto civilizador. G<strong>al</strong>ería Fotográfica Temakel:<br />
http://www.temakel.com/fotoghschacoe.jpg<br />
Para <strong>al</strong>gunos grupos la “conquista” significó la muerte inmediata, para otros<br />
una lenta agonía en los campos de trabajo, plantaciones de ingenios azucareros…<br />
Hechos que nos conducen a pensar en las formas de resistencia que tehuelches y<br />
mapuches pudieron haber desarrollado estando en los ingenios azucareros o en las<br />
filas del Ejército o de la Marina, espacios éstos últimos donde eran apreciados por la<br />
agencia estat<strong>al</strong>, por la v<strong>al</strong>entía <strong>al</strong>canzada en el combate, por haber sido los antiguos<br />
“dueños del desierto” (Mases, 2002: 140). Aún f<strong>al</strong>ta profundizar el estudio de los<br />
16
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
diversos modos que pudieron adquirir las denominadas prácticas de resistencia que<br />
podrían aportar <strong>al</strong> conocimiento de las características que adoptaron las prácticas de<br />
los subordinados ante el poder dominante. Los pueblos originarios –probablemente<br />
lejos de natur<strong>al</strong>izar y aceptar –muchas veces en silencio, cubiertas con las máscaras de<br />
sumisión y aceptación, seguramente desafiaron el orden teóricamente estatuido. T<strong>al</strong><br />
como manifiesta James Scott: “Considerar a los esclavos, los siervos, los campesinos,<br />
los intocables y otros grupos subordinados como éticamente sumisos sólo porque sus<br />
protestas y sus argumentos respetan las formas de decoro de la clase dominante a la<br />
que están desafiando sería un error an<strong>al</strong>ítico muy serio” (Scott, 2000: 119).<br />
Rubén Patagonia y sus músicos en Gobernador Costa, 11 de diciembre de 2009, día de inicio de<br />
recuperación del territorio del loft Sayhueque en <strong>Las</strong> S<strong>al</strong>inas. [Fotografía propia]<br />
Los “ocultos” migrantes limítrofes<br />
Teniendo en cuenta la sugerencia de James Scott sobre la búsqueda indiciaria<br />
que debemos emprender tras las huellas de los subordinados anónimos que la historia<br />
ofici<strong>al</strong> ha intentado ocultar, podríamos aplicar la misma a la presencia de los migrantes<br />
limítrofes en la nación argentina. En <strong>al</strong>gunos casos son “hilos invisibles” los que nos<br />
permiten acercarnos a la multiplicidad de formas en que es posible reconstruir la<br />
trayectoria de pueblos originarios, afrodescendientes y migrantes limítrofes.<br />
17
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
Acerca de la presencia de estos últimos en Argentina, las representaciones se<br />
encuentran dominadas por su presencia en el contexto de la aplicación de las políticas<br />
neoliber<strong>al</strong>es en la década del ´90. El grado de visibilidad que adquirieron estuvo ligado<br />
a expresiones xenófobas y de discriminación pero nunca imaginamos que “ellos<br />
estuvieron desde los inicios de la historia argentina”.<br />
Los estudios migratorios destacan que desde el discurso dominante se<br />
intentaba atraer a inmigrantes europeos para cumplir con el lema “gobernar es<br />
poblar” pero que de modo par<strong>al</strong>elo se produjo la presencia de migrantes limítrofes,<br />
que a diferencia de la migración europea se mantuvo constante en un 3 % a lo largo de<br />
toda la historia argentina. Entre 1895 y 1914 la inmigración limítrofe se concentró<br />
básicamente en las regiones de frontera, que atendía a la demanda del mercado de<br />
trabajo en expansión (Ceva, 2006: 27). A partir de mediados de siglo XX comienza un<br />
significativo aumento de la tasa de población de migrantes limítrofes y el<br />
desplazamiento y ubicación en áreas urbanas y en el Gran Buenos Aires. Algunas<br />
fuentes nos orientan acerca de la temprana presencia de migrantes limítrofes en<br />
puestos del gobierno nacion<strong>al</strong>, como la presencia de José, un migrante paraguayo que<br />
en 1898 se encontraba trabajando en la Dirección de Obras como ordenanza (Ceva,<br />
2006: 40). Sin embargo, todos sabemos que prácticamente todo el siglo XX vio la<br />
negación y el ocultamiento de esta parte de la composición poblacion<strong>al</strong> argentina, a<br />
pesar de que también cumple casi 200 años el edicto del 4 de septiembre (Día del<br />
inmigrante) de 1812, por parte del Triunvirato, que invita a los ciudadanos extranjeros<br />
a habitar las Provincias Unidas del Río de la Plata.<br />
En momentos del <strong>Bicentenario</strong>:<br />
Actu<strong>al</strong>mente estamos asistiendo a los movimientos de afroargentinos,<br />
conectados con redes transnacion<strong>al</strong>es, que intentan impulsar el autoreconocimiento, y<br />
la s<strong>al</strong>ida de la triste invisibilización, <strong>al</strong> igu<strong>al</strong> que los pueblos originarios, que sólo en la<br />
18
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
provincia de Chubut constituyen más de 109 las comunidades mapuches / tehuelches<br />
urbanas y rur<strong>al</strong>es: “Chubut es la segunda provincia con más comunidades del país”. 4<br />
De modo similar, los migrantes limítrofes a partir de la lucha por el<br />
reconocimiento ciudadano nos recuerdan la complejidad que adquieren los intentos<br />
de análisis de la composición de la nación argentina.<br />
Esta breve incursión acerca de la presencia de tres grupos sub<strong>al</strong>ternos a lo<br />
largo de la historia argentina nos obliga a revisar el dicho popular que siempre intentó<br />
acercarnos a Europa y no a la fuerte filiación que poseemos con las culturas afro,<br />
indígenas y sudamericanas: “Los mexicanos descienden de los aztecas, los peruanos de<br />
los incas y los argentinos de los barcos”.<br />
4 Diario El Patagónico, Comodoro Rivadavia, 4 de julio de 2010.<br />
19
Bibliografía<br />
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
-ANDERSON, Benedict (1993) Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y<br />
la difusión del nacion<strong>al</strong>ismo, México. F.C.E.<br />
-BOURDIEU, Pierre, (1996) Cosas Dichas, Editori<strong>al</strong> Gedisa, Barcelona-Buenos Aires.<br />
-BRIONES, Claudia, (2005) Cartografías argentinas. Políticas indigenistas y formaciones<br />
provinci<strong>al</strong>es de la <strong>al</strong>teridad, Buenos Aires, Geaprona.<br />
-CÉSAR, Romeo, (2005) El carnav<strong>al</strong> de Buenos Aires (1770-1850), Buenos Aires,<br />
Editori<strong>al</strong> de las <strong>Ciencias</strong>.<br />
-CEVA, Mariela (2006), “La migración limítrofe hacia la Argentina en la larga duración”,<br />
en: Grimson, Alejandro y Jelin, Elizabeth (comps.), Migraciones region<strong>al</strong>es hacia<br />
la Argentina. Diferencia, desigu<strong>al</strong>dad y derechos, Buenos Aires: Prometeo. Pp. 17<br />
a 46.<br />
-ESCOLAR, Diego y Delrio, W<strong>al</strong>ter: “Ciudadanía, feligresía y Estado de excepción:<br />
trayectorias y memorias de la diáspora forzosa de prisioneros indígenas entre<br />
Patagonia y Cuyo SXIX-XX”, ponencia presentada en: XII Jornadas Interescuelas<br />
Departamentos de Historia. San Carlos de Bariloche, 28, 29, 30 y 31 de octubre<br />
de 2009. Departamento de Historia de la Facultad de Humanidades y Centro<br />
Region<strong>al</strong> Universitario Bariloche (CRUB), <strong>Universidad</strong> Nacion<strong>al</strong> del Comahue.<br />
-FRIGERIO, Alejandro: (2008) “De la “desaparición” de los negros a la “reaparición” de<br />
los afrodescendientes: Comprendiendo la política de las identidades negras, las<br />
clasificaciones raci<strong>al</strong>es y de su estudio en la Argentina”, en: Lechini, Gladys<br />
(Comp.), Los estudios afroamericanos y africanos en América Latina: herencia,<br />
presencia y visiones del otro. Buenos Aires, CLACSO.<br />
-GELLNER, Ernest (1994) Naciones y nacion<strong>al</strong>ismo. Alianza <strong>Universidad</strong>. Buenos Aires.<br />
-GELER, Lea (2009) El carnav<strong>al</strong> y los afrodescendientes de Buenos Aires a fines del siglo<br />
XIX: negociando la inclusión en la nación1. Universitat de Barcelona/TEIAA ...<br />
Disponible en: http://lasa.internation<strong>al</strong>.pitt.edu/members/congresspapers/lasa2009/files/GelerLea.pdf,<br />
consulta re<strong>al</strong>izada: 29 de junio de 2010.<br />
-GRIMSON, Alejandro: (2002) “Los procesos de fronterización: flujos, redes e<br />
historicidad”, ponencia presentada en Encuentro Internacion<strong>al</strong> sobre Fronteras,<br />
Medellín.<br />
-HOBSBAWM, Eric y Ranger, Terence: (2002). La invención de la tradición Cambridge.<br />
Cambridge. University Press. 1era. edición: 1983.<br />
--------------: (1991) Naciones y nacion<strong>al</strong>ismo desde 1780 Barcelona, Editori<strong>al</strong> Crítica.<br />
-MASES, Enrique Hugo: 2002 “Cap. III. El sistema de distribución: su aplicación”, en:<br />
Estado y cuestión indígena: El destino fin<strong>al</strong> de los indios sometidos en el sur del<br />
territorio (1878-1910). Prometeo libros/Entrepasados, Buenos Aires. Pp. 85 a<br />
127.<br />
-SCOTT, James: (2000) Los dominados y el arte de la resistencia, México, Editori<strong>al</strong> Era.<br />
-TURNER, Victor (1990) La selva de los símbolos. Siglo XXI Madrid.<br />
20
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
Consultas a diarios:<br />
-Entrevista a Rita Laura Segato: “El conflicto del campo. Argentina en blanco y negro”,<br />
publicada en Suplemento las 12, Diario Página 12, viernes 27 de junio de 2008.<br />
Disponible en: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-4208-2008-<br />
07-03.html, consulta re<strong>al</strong>izada: 7 de junio de 2010.<br />
21
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
II. Contingencia, conflicto e historia en la construcción de una comunidad nacion<strong>al</strong>.<br />
Revisando tres momentos de la Historia Argentina<br />
Gabriel Carrizo<br />
Gehiso / IESyPPat / UNPSJB / UNPA<br />
En esta intervención quisiera exponer los aportes de las ciencias soci<strong>al</strong>es en<br />
gener<strong>al</strong> y de la historiografía en particular para an<strong>al</strong>izar determinados núcleos<br />
temáticos referidos a la idea de nación desde fines del siglo XIX y durante el siglo XX,<br />
análisis que nos permite identificar la construcción de una comunidad nacion<strong>al</strong> como<br />
el resultado de un proceso contingente, mutable y conflictivo 5 .<br />
Esta exposición consta de tres partes. La primera de ellas está dedicada a la<br />
exposición de la percepción que tenían los sectores dominantes con respecto <strong>al</strong> nativo,<br />
y de qué manera se desplegaron acciones tanto materi<strong>al</strong>es como simbólicas en pos de<br />
construir un ide<strong>al</strong> de nación a imagen y semejanza de Europa. En segundo lugar, nos<br />
concentraremos en el peronismo y las miradas peyorativas que impregnaron tanto las<br />
visiones de las clases medias como en cierta historiografía con respecto a los sectores<br />
sub<strong>al</strong>ternos. La tercera parte está destinada a exponer los efectos de la última<br />
dictadura militar en torno a la idea de Nación en tres cuestiones que me parecen<br />
importantes: la apropiación hegemónica de los símbolos patrios, la desvinculación<br />
entre democracia y Nación, y los efectos en la legitimidad del discurso neoliber<strong>al</strong> en los<br />
90.<br />
“Hubo un día en que la historia nos dio la gran oportunidad de ser un país con<br />
gloria o un granero coloni<strong>al</strong>. Pero f<strong>al</strong>tó grandeza de tener buena visión por<br />
tapados de visón y perfumes de París. Quisieron de este país hacer la pequeña<br />
Europa. Gaucho, indio y negro a quemarropa fueron borrados de aquí...”. Los<br />
Piojos, 1999.<br />
5 Eduardo Rinesi (2005) “Proyecto nacion<strong>al</strong>, democracia y Estado”, en José Nun (comp.) Debates de Mayo. Nación,<br />
cultura y política, Buenos Aires, Celtia / Gedisa, Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación.<br />
22
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
La historiadora Beatriz Gentile 6 ha recurrido a la metáfora del “huésped no<br />
deseado” (es decir, de un sujeto que no fue invitado sino que estaba desde antes) para<br />
explicar cierta sospecha manifestada por gran parte de la intelectu<strong>al</strong>idad <strong>al</strong> momento<br />
de v<strong>al</strong>orar la expresión cultur<strong>al</strong> y política de los sectores sub<strong>al</strong>ternos. En <strong>al</strong>gunos casos,<br />
debido a no ser considerados como potenci<strong>al</strong>es sujetos de transformación; en otros,<br />
por no coincidir con el “verdadero ser nacion<strong>al</strong>”, es decir, con ese ethos<br />
correspondiente a la ficción de la Nación elaborada.<br />
Para Gentile, el huésped en el siglo XIX pasó a ser el “nativo”, como<br />
elegantemente se le llamó <strong>al</strong> indio, <strong>al</strong> roto, <strong>al</strong> negro, <strong>al</strong> pardo, es decir, todos aquellos<br />
que no <strong>al</strong>canzaban el modelo de civilización propuesto. En el caso del indio, si bien la<br />
consideración del indígena fue variando por parte del Estado argentino y la sociedad a<br />
lo largo del tiempo (antes de su sometimiento militar era considerado como un s<strong>al</strong>vaje<br />
producto del desierto bárbaro, luego de la intervención militar será percibido tanto un<br />
ciudadano argentino como un habitante más de la campaña), hay un rasgo in<strong>al</strong>terable:<br />
su condición intrínsecamente delictiva. 7 Como sostiene José Bengoa, esta<br />
estigmatización (junto a otras) será funcion<strong>al</strong> a determinados proyectos: “El indio es<br />
flojo, se señ<strong>al</strong>a, no sabe trabajar, es borracho, no tiene aspiraciones mayores, duerme<br />
en cu<strong>al</strong>quier parte, come cu<strong>al</strong>quier cosa, se contenta con poco, con poca cosa. Esta<br />
concepción da permiso mor<strong>al</strong> para la explotación del indio, para quitarle sus tierras,<br />
para hacerlo trabajar de sol a sol, en fin, para el trato discriminatorio que ha sido la<br />
práctica de las relaciones entre los indígenas, las comunidades y la sociedad criolla” 8 .<br />
Desde fines del siglo XIX prev<strong>al</strong>eció una lectura negativa acerca de la re<strong>al</strong>idad<br />
hispanoamericana y su porvenir, definiéndola más por sus carencias que por sus<br />
atributos. La deficiencia de América Latina fue vista en comparación con una Europa<br />
cuyas re<strong>al</strong>izaciones se colocaban como parámetro exacto con el cu<strong>al</strong> medir la marcha<br />
6<br />
María Beatriz Gentile (2000) “América latina: un pensar distinto”, en Enrique Masés (comp.) Historia soci<strong>al</strong>, 1990 –<br />
2000, Gehiso / Publifadecs, Neuquén.<br />
7<br />
Enrique Masés (2010) “Si es indio es ladrón. Miradas pertinaces y consecuentes sobre el intrínseco carácter<br />
delictivo del indígena en la Patagonia (1870 – 1920)”, en Gabriel RAFART (comp.) Historia soci<strong>al</strong> y política del delito<br />
en la Patagonia, <strong>Universidad</strong> Nacion<strong>al</strong> del Comahue, Educo.<br />
8<br />
José Bengoa (2007) La emergencia indígena en América Latina, Chile, Fondo de Cultura Económica.<br />
23
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
del resto de las sociedades. El problema fue entonces explicar, no de qué forma<br />
Europa había llegado a ese lugar, sino por qué las otras sociedades no lo habían hecho.<br />
El determinismo geográfico, cultur<strong>al</strong> y raci<strong>al</strong> fue en gran medida la respuesta utilizada<br />
en ese siglo 9 . América Latina en gener<strong>al</strong> y Argentina en particular, era considerada el<br />
reino de la natur<strong>al</strong>eza bárbara que debía necesariamente ser eliminado vía<br />
intervención militar para la constitución de un orden capaz de promover el desarrollo<br />
materi<strong>al</strong> y soci<strong>al</strong>.<br />
En eso consistió la denominada Conquista del Desierto, a partir de la cu<strong>al</strong><br />
podemos rastrear la forma en que se presentaba a la Patagonia como un espacio que<br />
necesitaba ser “civilizado” por las fuerzas militares. En efecto, el Ejército consideraba a<br />
los territorios patagónicos y a sus habitantes como un producto del desierto, un<br />
elemento s<strong>al</strong>vaje y bárbaro que se había convertido en un enemigo peligroso que<br />
demandaba su derrota por parte del Estado. Sobre todo con la actuación de Julio A.<br />
Roca comenzó a asentarse la concepción de que en la primera etapa de confrontación,<br />
es el Ejército el instrumento estat<strong>al</strong> más idóneo para intervenir en el sur,<br />
adjudicándole a la institución militar un papel centr<strong>al</strong> en la lucha entre la civilización y<br />
la barbarie 10 . Esta intervención militar tendría otro efecto: la imagen de un Ejército<br />
como vanguardia de la civilización y el progreso construida a fines del siglo XIX, se<br />
impondrá de manera privilegiada durante gran parte del siglo XX en Patagonia.<br />
Precisamente el primer núcleo de aportes de la historiografía <strong>al</strong> cu<strong>al</strong> nos<br />
vamos a referir contribuyó a postular una mirada más crítica de este proceso conocido<br />
como el período de la construcción del Estado-nación. La construcción de la<br />
nacion<strong>al</strong>idad, en donde el Estado se constituyó en agente activo en la definición y<br />
construcción de la nación, implicó toda una serie de discursos y acciones que tendían a<br />
incluir / excluir y jerarquizar los sectores soci<strong>al</strong>es que merecían pertenecer a la<br />
comunidad nacion<strong>al</strong>.<br />
9<br />
Oscar Terán (2008) Vida intelectu<strong>al</strong> en el Buenos Aires fin de siglo (1880 – 1910). Derivas de la cultura científica,<br />
Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.<br />
10<br />
Enrique MASÉS (2002) Estado y cuestión indígena. El destino fin<strong>al</strong> de los indios sometidos en el sur del territorio<br />
(1878-1910), Prometeo Libros / Entrepasados, Buenos Aires.<br />
24
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
En este sentido, Argentina se pensó tempranamente como un pueblo<br />
homogéneamente blanco, a partir del aporte inmigratorio europeo integrado a una<br />
unidad nacion<strong>al</strong>, expresión identitaria que le permitía diferenciarse en el contexto de<br />
una América Latina mestiza, y por ende, aguardar un progreso que se presentaba<br />
asegurado 11 . Ese prometedor futuro además era constatado por el censo de 1895, que<br />
estableció que el 80 % de la población era de raza blanca y origen europeo, lo que<br />
confirmaba que la Argentina era una nación de “raza blanca” y “cultura europea”. En<br />
cuanto <strong>al</strong> debilitado resto integrado por indígenas y descendientes de africanos, dada<br />
la acelerada tasa de “blanqueamiento” no se dudaba de que tenían como destino la<br />
pronta desaparición tot<strong>al</strong>.<br />
Sin embargo, el censo poblacion<strong>al</strong> del año 2000 reconoció por primera vez la<br />
existencia de comunidades indígenas en el territorio nacion<strong>al</strong> y arrojó como resultado<br />
la cifra de cerca de un millón de personas que se auto-reconocen como miembros de<br />
una comunidad indígena definida, vivan o no dentro de la misma. La pregunta obligada<br />
es: ¿qué sucedió entre los dos censos?<br />
El historiador Hernán Otero 12 ha an<strong>al</strong>izado la matriz intelectu<strong>al</strong> subyacente de<br />
los censos y los efectos que tuvo la elección de determinadas formas de medir y de<br />
pensar el proceso soci<strong>al</strong> argentino, argumentando que a fines del siglo XIX estaríamos<br />
ante una creación simbólica de la Nación operada por los censos. Aquí la estadística<br />
adquirió un rol fundament<strong>al</strong> en la representación que los Estados dieron de sí mismos<br />
y de las poblaciones dinámicas y heterogéneas que <strong>al</strong>bergaron en sus fronteras. La<br />
demografía, en tanto ciencia que estudia los rasgos básicos de la población, se<br />
convirtió durante la segunda mitad del siglo XIX en un campo intelectu<strong>al</strong> decisivo para<br />
la definición de la Nación.<br />
La preexistencia de población india, la incorporación forzada de población negra y el<br />
carácter <strong>al</strong>uvion<strong>al</strong> del poblamiento migratorio le dieron a nuestro país un conjunto<br />
11 W<strong>al</strong>do Ans<strong>al</strong>di y Patricia Funes (2004) “Cuestión de piel. Raci<strong>al</strong>ismo y legitimidad política en el orden oligárquico<br />
contemporáneo”, en W<strong>al</strong>do Ans<strong>al</strong>di( coord.), C<strong>al</strong>idoscopio latinoamericano. Imágenes históricas para un debate<br />
vigente. Buenos Aires, Editori<strong>al</strong> Ariel.<br />
12 Hernán Otero (2006) “La nación en números”, en Estadística y Nación. Una historia conceptu<strong>al</strong> del pensamiento<br />
cens<strong>al</strong> de la Argentina Moderna 1869 – 1914, Buenos Aires, Prometeo.<br />
25
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
demográfico particularmente dinámico y plur<strong>al</strong>. Por supuesto, la elite de fines del siglo<br />
XIX propuso la ex<strong>al</strong>tación del rol jugado por los inmigrantes y la licuación de la<br />
presencia de indios y negros. Por lo tanto, a la Campaña del Desierto debe sumarse<br />
una “operación de desaparición estadística” según Otero.<br />
¿Cómo se llevó adelante esta operación? Hasta fines del siglo XIX solamente<br />
existió como antecedente de los censos nacion<strong>al</strong>es el relevamiento efectuado por el<br />
virrey Vertiz por orden del rey Carlos III para conocer el estado de todos los dominios<br />
americanos. Dicho censo fue re<strong>al</strong>izado entre 1778 y 1779 y constituyó la obra<br />
estadística más importante de todo el período y el antecedente coloni<strong>al</strong> más directo<br />
de los futuros censos nacion<strong>al</strong>es. Según Otero, dos características de este tipo de<br />
empadronamientos coloni<strong>al</strong>es americanos se diferencian con los censos posteriores: la<br />
importancia de las relaciones de parentesco intra-hogares, propia de un paradigma<br />
que otorgaba gran trascendencia a la familia como unidad de base de tejido soci<strong>al</strong>; y la<br />
recurrencia sistemática a una grilla socio-étnica de neto corte estament<strong>al</strong>.<br />
Lo que sucedió es que se experimentó un cambio en la percepción de la<br />
sociedad operado con la irrupción del liber<strong>al</strong>ismo y del principio de igu<strong>al</strong>dad ante la ley<br />
plasmado en la Constitución Nacion<strong>al</strong>. Traducido en la estadística y en el censo, dicho<br />
principio supuso la traslación de una grilla socio-étnica a una lectura política basada en<br />
el principio univers<strong>al</strong> de ciudadanía y en la adopción de la nacion<strong>al</strong>idad, definida en<br />
términos jurídicos como criterio único de definición de las personas.<br />
Sin embargo, sostiene Otero, “la modificación operada en los cuestionarios<br />
cens<strong>al</strong>es por influencia de los principios liber<strong>al</strong>es no se tradujo en todos los casos en la<br />
consideración igu<strong>al</strong>itaria de los componentes demográficos que habrían de constituir<br />
la nueva Nación. Por el contrario, la adopción de una grilla no discriminante en el plano<br />
matrici<strong>al</strong> convivió con una lectura jerárquica y evolucionista en el plano discursivo de<br />
las interpretaciones cens<strong>al</strong>es de los datos, como lo testimonió elocuentemente el<br />
26
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
tratamiento que el aparato estadístico dio a los diferentes grupos étnicos que<br />
compusieron la población argentina: indios, negros e inmigrantes” 13 .<br />
Para Mónica Quijada 14 los censos expresaron la negación de la presencia de<br />
indígenas en el territorio argentino, que el imaginario colectivo resumió<br />
expresivamente, durante mucho tiempo, en frases como “no hay indios en la<br />
Argentina, porque los mataron a todos”. Esta imagen también estaba asociada a la<br />
visión de la Conquista del Desierto como “una gesta nacion<strong>al</strong>, requerida por el<br />
progreso, la modernización y la integración territori<strong>al</strong>”. Con estos preceptos la<br />
Argentina construía el “mito de la nación blanca” fundado en la negación de la<br />
presencia del indígena en el territorio argentino.<br />
La hipótesis de Quijada es que no hubo exterminio físico (aunque efectivamente hubo<br />
muertes) sino un proceso de re-clasificación, el cu<strong>al</strong> fue acompañado por un<br />
convencimiento colectivo de la desaparición del indio por el conflicto militar. Esto pasó<br />
a convertirse en un eje fundament<strong>al</strong> de la construcción identitaria nacion<strong>al</strong>, cuestión<br />
que implicó que “para ser integrado en la ciudadanía, el indio debía ser<br />
homogeneizado con el resto de la población, es decir, debía abandonar sus rasgos<br />
diferenci<strong>al</strong>es para pasar a compartir unos mismos referentes simbólicos y cultur<strong>al</strong>es” 15 .<br />
La estrategia de ciudadanización se llevó adelante a través de una diversidad<br />
de vías: incorporación <strong>al</strong> mercado de trabajo como peones de estancia o como<br />
miembros del ejército, de la marina o la policía; y las mujeres fueron orientadas <strong>al</strong><br />
servicio doméstico. Los que corrieron peor suerte fueron aquellos trasladados <strong>al</strong> norte<br />
como mano de obra barata para los ingenios azucareros. Esta estrategia de conversión<br />
de los indígenas en ciudadanos estuvo muy lejos de ser feliz, pues pasaron a formar<br />
parte de la mayoría pauperizada. Los indígenas se encontraron en peores condiciones,<br />
ya que el acelerado sistema asimilacionista los dejó sin herramientas cultur<strong>al</strong>es para<br />
13 Hernán Otero (2006) “La nación en números...”, Op. Cit., p. 336.<br />
14 Mónica Quijada (2004) “De mitos nacion<strong>al</strong>es, definiciones cívicas y clasificaciones grup<strong>al</strong>es. Los indígenas en la<br />
construcción nacion<strong>al</strong> argentina, siglos XIX a XXI”, en W<strong>al</strong>do ANSALDI (coord.) C<strong>al</strong>idoscopio latinoamericano.<br />
Imágenes históricas para un debate vigente, Buenos Aires, Ariel Historia.<br />
15 Mónica Quijada (2004) “De mitos nacion<strong>al</strong>es....”, Op. Cit., p. 431.<br />
27
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
hacer <strong>frente</strong> a los desafíos más negativos de la sociedad que intentaba incorporarlos.<br />
Dice Mónica Quijada que:<br />
“Lo que sí tuvo éxito fue la voluntad colectiva de hacer desaparecer la ‘cuestión<br />
indígena’ del imaginario colectivo. Al fin<strong>al</strong>izar el siglo, la sociedad argentina ya se<br />
había asumido a sí misma y era reconocida en el extranjero como ‘de raza blanca y<br />
cultura europea’, <strong>al</strong> tiempo que la idea de la desaparición del elemento indígena<br />
era incorporada colectivamente como un sino trágico derivado de una necesidad<br />
nacion<strong>al</strong>. Los indígenas pasaron a una nueva categoría, la de ‘no existentes’. Esto<br />
se logró mediante la popularización de una forma de explicar el pasado reciente<br />
que tuvo extraordinario éxito. Según dicha convicción colectivamente asumida, en<br />
la desaparición de los indígenas no había mediado su conversión en ‘ciudadanos<br />
argentinos’ (...) sino la acción de exterminio llevada a cabo por el ejército nacion<strong>al</strong><br />
durante la Conquista del Desierto. Resultado triste, sin duda, pero surgido de un<br />
imperativo superior: el de la construcción de una nación moderna y orientada<br />
hacia el progreso, por lo que dicha acción de guerra pasó a ser celebrada como<br />
una de las grandes gestas nacion<strong>al</strong>es” 16 .<br />
Es decir, se recurrió a nociones como “desaparición” y “exterminio” para<br />
explicar un proceso que debe describirse a través de otro concepto, el de<br />
“reclasificación”: los indígenas serían “reclasificados” como “ciudadanos argentinos” e<br />
incorporados imperativamente a una gran masa de población que pasó a ser definida<br />
como una “nación blanca”.<br />
II<br />
“Cuando metí las patas en la fuente no pensé que se iba a armar tanto despelote<br />
por esa pavada. Lo mío no fue un desafío a la oligarquía ni a las señoras gordas. La<br />
verdad es que me dolían terriblemente los pies por un problema congénito y las<br />
botitas ortopédicas me apretaban mucho. (...) A los pocos días del 17, el diario La<br />
Prensa se encargó de desc<strong>al</strong>ificarnos a través de los términos ‘descamisados’<br />
16 Ibídem, pp. 432 – 433.<br />
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Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
utilizada peyorativamente, por primera vez en el diario El Mundo”. Testimonio de<br />
Juan Molina, “<strong>Las</strong> patas en la fuente” 17 .<br />
Continuando con la metáfora aportada por Gentile, el huésped asumió en el siglo XX el<br />
rostro fundament<strong>al</strong>mente del pobre, siendo la pobreza más que la etnia la que definió<br />
a quienes se debía temer: “El pobre fue temido por varias razones. Para unos fue el<br />
temor <strong>al</strong> potenci<strong>al</strong> disgregador que toda situación de pobreza genera; para otros, los<br />
pobres genéricamente son masa disponible para las aventuras de cu<strong>al</strong>quier aspirante a<br />
dictador y por ellos mismo representan una amenaza” 18 .<br />
La consideración de las masas populares como sujetos no deseados, como<br />
huéspedes a los cu<strong>al</strong>es hay que cambiar o expulsar, la encontramos todavía en ciertas<br />
interpretaciones historiográficas del fenómeno peronista. Por ejemplo, Tulio H<strong>al</strong>perin<br />
Donghi en una obra editada en 1994 todavía explicaba en estos términos la adhesión<br />
de los sectores populares <strong>al</strong> peronismo:<br />
“Esos grupos se consideraban ya beneficiados por el tránsito de una durísima vida<br />
campesina <strong>al</strong> arrab<strong>al</strong> fabril, donde en medio de suciedad y promiscuidad que no<br />
eran para ellos nuevas conocían por lo menos gracias a los <strong>al</strong>tos s<strong>al</strong>arios y la<br />
ocupación plena que trajo consigo la guerra, una despreocupación por el futuro,<br />
una holgura, una vez satisfechas las necesidades esenci<strong>al</strong>es que se mantenían en<br />
un plano muy rudimentario, que eran ellas sí del todo nuevas” 19 .<br />
De <strong>al</strong>lí en más el Peronismo sería considerado como <strong>al</strong>go anóm<strong>al</strong>o, una<br />
patología del sistema político, extraño a las formas conocidas para las cu<strong>al</strong>es ya existen<br />
categorías de análisis univers<strong>al</strong>izadas. En no pocas ocasiones, el peronismo sería<br />
gener<strong>al</strong>mente juzgado antes que explicado. Gentile afirma <strong>al</strong> respecto:<br />
17<br />
Citado en Santiago Senén González y Gabriel Lerman (2005) El 17 de octubre de 1945. Antes, durante y después,<br />
Buenos Aires, Lumiere, p. 279.<br />
18<br />
María Beatriz Gentile (2000) “América latina: un pensar distinto....”, Op. Cit., p. 45.<br />
19<br />
Tulio H<strong>al</strong>perín Donghi (1995) Argentina en el c<strong>al</strong>lejón, Buenos Aires, Ariel, pp. 44 – 45.<br />
29
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
“Al no estar gener<strong>al</strong>izado dentro de la experiencia política del mundo occident<strong>al</strong><br />
(...), el populismo en América Latina tuvo la posibilidad de ser comprendido por las<br />
ciencias soci<strong>al</strong>es a partir de un análisis que diera cuenta de un aspecto que parecía<br />
ser origin<strong>al</strong> de nuestra cultura política. Sin embargo, lejos de considerar la<br />
origin<strong>al</strong>idad del caso, se lo sentó en el tribun<strong>al</strong> de la historia europea y desde <strong>al</strong>lí<br />
se le sentenció a integrar las huestes de las desviaciones del orden liber<strong>al</strong>, a ser<br />
considerado una forma degenerada de la democracia, o en el peor de los casos<br />
como copia bastarda del fascismo” 20 .<br />
Detrás del análisis del peronismo como fenómeno no deseado se esconde<br />
otro temor, y es la incertidumbre que despierta en derechas e izquierdas la acción de<br />
las masas. El comportamiento de los sectores sub<strong>al</strong>ternos fuera de los márgenes<br />
trazados por programas doctrinarios e ideologías respectivas, es susceptible de ser<br />
sospechado por inauténtico, es decir, carente de identidad. Esto explica el<br />
posicionamiento adoptado ante los orígenes del peronismo, tanto por el Partido<br />
Soci<strong>al</strong>ista, el Partido Comunista como la Unión Cívica Radic<strong>al</strong>, fuerzas políticas que<br />
demonizaron <strong>al</strong> peronismo, colocándolo en el lugar de lo abyecto 21 . En el caso del<br />
Partido Soci<strong>al</strong>ista, a través de su periódico La Vanguardia, criticaba a Perón sus ideas<br />
corporativas, su demagogia y el haberse adueñado de sus proyectos e ideas de<br />
legislación obrera 22 . En cuanto a los manifestantes del 17 de octubre, los consideraban<br />
margin<strong>al</strong>es y lúmpenes, es decir, la antítesis de lo que ellos consideraban el verdadero<br />
trabajador, desconociéndoles su condición de obreros:<br />
“¿Qué obrero argentino se mueve en manifestación reivindicatoria de sus<br />
derechos como en un corso de carnav<strong>al</strong>? ¿Qué obrero argentino rompe, depreda,<br />
as<strong>al</strong>ta y hurta con el pretexto de t<strong>al</strong>es reivindicaciones? ¿Qué obrero argentino se<br />
ha movido contra la cultura y la civilidad para atacar en turba <strong>al</strong> transeúnte<br />
desv<strong>al</strong>ido porque lleva botines y una camisa limpia, o arranca el guardapolvo<br />
blanco de las maestras y escolares? ¿Qué obrero argentino es capaz de hacer todo<br />
20<br />
María Beatriz Gentile (2000) “América latina: un pensar distinto....”, Op. Cit., p. 46.<br />
21<br />
Alejandro Gropp (2009) Los dos Príncipes. Juan D. Perón y Getulio Vargas. Un estudio comparado del populismo<br />
Latinoamericano. Villa María, EDUVIM.<br />
22<br />
Claudio Panlella (2008) “La Vanguardia y el 17 de octubre de 1945. Una visión de los orígenes del peronismo”, en<br />
Raanan REIN– Claudio Panell (comp.) Peronismo y prensa escrita. Abordajes, miradas e interpretaciones nacion<strong>al</strong>es y<br />
extranjeras, La Plata, Editori<strong>al</strong> de la <strong>Universidad</strong> de la Plata.<br />
30
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
lo que hizo y se insinuó en estos días de huelga ofici<strong>al</strong> contra los estudiantes,<br />
cuando en todo momento obreros y estudiantes lucharon de consuno?” 23 .<br />
Para los opositores, el peronismo sería expresión de “pura irracion<strong>al</strong>idad”,<br />
como la emergencia de lo “monstruoso”, que generó un nuevo orden inconcebible a<br />
partir del cuestionamiento de los códigos de regulación de la jerarquía y respetabilidad<br />
soci<strong>al</strong>. En efecto, el peronismo vino a cuestionar radic<strong>al</strong>mente esa jerarquía:<br />
“el movimiento encabezado por Perón no sólo promovió el bienestar económico de<br />
los trabajadores y del pueblo más llano, sino que constituyó una verdadera<br />
<strong>al</strong>ternación de las relaciones gener<strong>al</strong>es entre las clases. La retórica del<br />
nacion<strong>al</strong>ismo popular, tanto como <strong>al</strong>gunas de las medidas concretas del régimen,<br />
subvirtieron en los hechos los criterios establecidos de respetabilidad soci<strong>al</strong>. A esto<br />
contribuyeron una serie de elementos que trajo la irrupción del peronismo: entre<br />
otros, el énfasis en el bienestar como conquista colectiva (y no individu<strong>al</strong>) de los<br />
trabajadores y el nuevo lugar protagónico de los obreros como encarnación del<br />
ide<strong>al</strong> de nacion<strong>al</strong>idad que por entonces se proponía, junto con componentes más<br />
‘plebeyos’ como el antiintelectu<strong>al</strong>ismo del ‘<strong>al</strong>pargatas sí, libros no’, la crítica de la<br />
mor<strong>al</strong>idad patriarc<strong>al</strong> del ‘sin corpiño y sin c<strong>al</strong>zón somos todas de Perón’, el nuevo<br />
(y a veces revanchista) sentimiento de orgullo y dignidad del pobre, o la inversión<br />
de la carga peyorativa del ser ‘cabecita negra’ o ‘grasita’ ” 24 .<br />
El Peronismo provocó la <strong>al</strong>teración del dominio de los empresarios de sus<br />
propias empresas según la Unión Industri<strong>al</strong> Argentina 25 y la invasión simbólica del<br />
estado y del espacio público por sujetos que comenzaron a ser leídos por sus<br />
contemporáneos retomando el binomio interpretativo civilización – barbarie 26 . Como<br />
23<br />
La Vanguardia, 23 de octubre de 1945, p. 3, Citado en Claudio PANELLA (2008) “La Vanguardia ...., Op. Cit.<br />
24<br />
Ezequiel Adamovky (2007) “El peronismo y la clase media: de las ilusiones <strong>al</strong> resentimiento (1944 – 1955),<br />
Entrepasados, Año XVI, Nº 3, p. 134.<br />
25<br />
Aníb<strong>al</strong> Jáuregui (2004) “Prometeo encadenado: los industri<strong>al</strong>es y el régimen peronista”, en Patricia Berrotarán –<br />
Aníb<strong>al</strong> Jáuregui – Marcelo ROUGIER, Sueños de bienestar en la Nueva Argentina. Estado y políticas públicas durante<br />
el peronismo, 1946 – 1955, Buenos Aires, Imago Mundi; Daniel Campione, (2007) Orígenes estat<strong>al</strong>es del peronismo,<br />
Buenos Aires, Miño y Dávila Editores.<br />
26<br />
Daniel James (1995) “17 y 18 de Octubre de 1945: el peronismo, la protesta de masas y la clase obrera argentina”,<br />
en Juan Carlos Torre (comp.), El 17 de octubre de 1945, Buenos Aires, Editori<strong>al</strong> Ariel; Susana Rosano (2003) “El<br />
31
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
nos indica Susana Rosano, desde 1945 “la aparición del peronismo fue percibida por la<br />
clase media y la <strong>al</strong>ta cultura argentina como una agresión de sectores ajenos que<br />
intentaban apropiarse de espacios cultur<strong>al</strong>es y políticos que no les correspondía. De<br />
esta manera, en la oposición peronismo – antiperonismo que se articula desde<br />
entonces se reedita en una nueva inflexión la oposición civilización – barbarie, de larga<br />
tradición desde el siglo XIX y una verdadera máquina de leer en términos políticos a los<br />
sujetos y a la cultura popular. ‘La fiesta del monstruo’ reedita la lectura hegemónica de<br />
la <strong>al</strong>ta cultura argentina sobre un nuevo sujeto histórico que sólo puede ser leído como<br />
‘la merza’” (res<strong>al</strong>tado nuestro) 27 .<br />
Por ello no es casu<strong>al</strong> la caracterización del peronismo como un shock, dada la<br />
aberración que significó <strong>al</strong> generar un sujeto popular, y el trauma que provocó <strong>al</strong> ser<br />
visto por la elite como un otro que amenazaba la estabilidad. Esto hizo que las<br />
descripciones del pueblo como sujeto colectivo apareciera representado “con todos<br />
los atributos de lo patológico y lo monstruoso, [como] ‘la merza en franca<br />
descomposición’, ‘la merza hilarante’, ‘la turba’” 28 . Fueron los sectores medios<br />
princip<strong>al</strong>mente los que expresaron su confusión <strong>al</strong> no lograr comprender el significado<br />
de lo que estaba ocurriendo 29 .<br />
En <strong>al</strong>gunas obras literarias, como por ejemplo La Fiesta del Monstruo de Jorge<br />
Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, ha quedado testimoniada la constitución de una<br />
nueva identidad política popular en un contexto de ruptura de las legitimidades<br />
vigentes hasta ese momento. Al respecto, Luis Alejandro Rossi ha sostenido: “Es<br />
indudable que la exhibición c<strong>al</strong>lejera de aquella nueva identidad colectiva popular que<br />
el peronismo expresaba, ‘sobrecoge de horror’ (...) a los observadores, rompe con el<br />
decoro y la deferencia soci<strong>al</strong> existentes hasta ese momento, y a pesar de que el<br />
Peronismo a la luz de la ‘desviación latinoamericana’: literatura y sujeto popular”, Colorado Review of Hispanic<br />
Studies, Vol. 1, nº 1; Maristella Svampa (2006) Civilización o barbarie: el dilema argentino, Buenos Aires, Taurus.<br />
27<br />
Susana Rosano (2003) “El Peronismo a la luz...”, Op. Cit., p. 13.<br />
28<br />
Ibídem, p. 12.<br />
29<br />
Mariano Ben Plotkin (1991) “Perón y el peronismo: un ensayo bibliográfico”, Estudios Interdisciplinarios de<br />
América Latina y el Caribe, Vol. 2, Nº 1, enero – junio. Disponible en www1.tau.ac.il/ei<strong>al</strong>.old/II_1/.plotkin.htm<br />
32
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
objetivo primero de La Fiesta... es la denuncia política del peronismo, es decir, la<br />
relación necesaria existente entre multitudes, estupidez y barbarie, ella se convirtió,<br />
por detrás de la anécdota relatada, en un involuntario testimonio de aquel ‘horror’ de<br />
los sectores medios y de las transgresiones soci<strong>al</strong>es que lo causaron” 30 .<br />
Esa insolencia de los sectores populares señ<strong>al</strong>ada por Juan Manuel P<strong>al</strong>acio 31 ,<br />
también provocó descripciones del pueblo como la “barbarie peronista”, confinada <strong>al</strong><br />
imaginario de la vagancia, el desorden y la promiscuidad de las clases bajas 32 .<br />
Maristella Svampa (2006) ha mostrado de qué manera el miedo y el espanto condujo a<br />
la elite y a los sectores medios a construir un armazón histórico para proveerse de un<br />
sistema de percepción <strong>frente</strong> a la irrupción de lo impensable. Será con el 17 de octubre<br />
de 1945 que estos sectores hicieron una “lectura del peronismo en términos<br />
sarmientinos” pues una vez más, el fantasma de la barbarie tomó cuerpo en las masas<br />
peronistas. Quizás una de las visiones que mejor expresa esta mirada sea la de<br />
Ezequiel Martínez Estrada quien en Radiografía de la Pampa decía:<br />
“Se trata de otro país, de un sedimento soci<strong>al</strong> que no es visto como pueblo sino<br />
en c<strong>al</strong>idad de fuerza tremenda y agresiva, manipulada por el líder. Invasión<br />
mestiza, el 17 de octubre toma forma de una revancha histórica; son los vencidos<br />
de Caseros que regresan. El pueblo es entrevisto como una masa amorfa y<br />
amenazante; la barbarie residu<strong>al</strong> es concebido en términos de fuerza histórica<br />
subterránea; una exterioridad soci<strong>al</strong>, desplazada y olvidada, o bien una suerte de<br />
sustrato soci<strong>al</strong> ineliminable que, a través de su entrada extrainstitucion<strong>al</strong>, s<strong>al</strong>e de<br />
su ‘cautiverio’ y provoca la implosión de todo un sistema” 33 .<br />
30<br />
Luis Alejandro RossI (1998) “Borges, Bioy Casares y el peronismo”, Estudios <strong>Soci<strong>al</strong>es</strong>, <strong>Universidad</strong> Nacion<strong>al</strong> del<br />
Litor<strong>al</strong>, Nº 14, Año VIII, primer semestre, p. 85.<br />
31<br />
Juan Manuel P<strong>al</strong>acio (2008) “Jueces y justicia en los primeros gobiernos peronistas: continuidades y rupturas en el<br />
ámbito rur<strong>al</strong>”, Ponencia, Primer Congreso de Estudios sobre el Peronismo. La Primera década, <strong>Universidad</strong> Nacion<strong>al</strong><br />
de Mar del Plata, 6 y 7 de Noviembre.<br />
32<br />
Sebastián Barros (2004) “Política y Literatura. La constitución de identidades políticas en La ciudad de los sueños”,<br />
Bonetto, María Susana – CASARIN, Marcelo – Piñero, María Teresa (Editores), Escenarios y nuevas construcciones<br />
identitarias en América Latina, Centro de Estudios Avanzados, <strong>Universidad</strong> Nacion<strong>al</strong> de Córdoba.<br />
33<br />
Maristella Svampa (2006) Civilización o barbarie..., Op. Cit., 322.<br />
33
III<br />
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
“Pero debe quedar claro que los hechos acaecidos el 24 de marzo, no materi<strong>al</strong>izan<br />
solamente la caída de un gobierno. Significan, por el contrario, el cierre definitivo<br />
de un ciclo histórico y la apertura de uno nuevo, cuya característica estará dada<br />
por la tarea de reorganizar la Nación” 34 .<br />
El último momento histórico está dedicado a la re-definición de la idea de<br />
Nación luego de la última dictadura militar. Aquí nos vamos a referir a la reapropiación<br />
hegemónica de la idea de nación durante la última dictadura militar señ<strong>al</strong>ada por<br />
Alejandro Grimson y Mirta Amati. En este tramo son relevantes sus aportes porque<br />
han historizado la escisión entre democracia y nación en nuestro país, buscando<br />
reponer el proceso histórico específico por el cu<strong>al</strong> los sectores dominantes se<br />
apropiaron del sentido de lo nacion<strong>al</strong>.<br />
Al historizar los sentidos soci<strong>al</strong>es de los ritu<strong>al</strong>es del 25 de mayo, los autores muestran<br />
cómo en los ritu<strong>al</strong>es patrios “podemos ver escenificado como trabaja lo nacion<strong>al</strong> en el<br />
funcionamiento de una hegemonía. Lo nacion<strong>al</strong> es inherentemente polisémico y<br />
ambiv<strong>al</strong>ente. Puede significar homogeneidad, autoritarismo, coacción; pero puede<br />
significar ciudadanía, inclusión, comunidad. Frecuentemente significa todo eso y más<br />
<strong>al</strong> mismo tiempo. De <strong>al</strong>lí que sea terreno fértil de las luchas soci<strong>al</strong>es y políticas” 35 .<br />
Grimson y Amati señ<strong>al</strong>an en primer lugar que hasta antes de la dictadura del<br />
‘76, en los 25 de mayo lo ofici<strong>al</strong> incluía lo popular logrando que amplios sectores se<br />
incluyeran en la nación. En segundo lugar, estos sectores tomaban como propias las<br />
acciones y los festejos ofici<strong>al</strong>es. Se observan actividades loc<strong>al</strong>es y populares junto a las<br />
estat<strong>al</strong>es y ofici<strong>al</strong>es. Hasta 1976 a pesar de sus disputas, lo símbolos nacion<strong>al</strong>es eran<br />
utilizados por todos los sectores. Los autores han destacado que en los actos durante<br />
la dictadura, la sobriedad y austeridad de los actos suponían el control tot<strong>al</strong> por parte<br />
34 Mensaje presidenci<strong>al</strong>, La Prensa, 31 de junio de 1976, citado en Hugo Quiroga (2004) “Dictadura, sistema político<br />
y legitimación”, El tiempo del “proceso”. Conflictos y coincidencias entre políticos y militares 1976 – 1983, Rosario,<br />
Editori<strong>al</strong> Fundación Ross, Homo Sapiens, p. 64.<br />
35 Alejandro Grimson y Mirta Amati (2005) “Sociogénesis de la escisión entre democracia y Nación. La vida soci<strong>al</strong> del<br />
ritu<strong>al</strong> del 25 de Mayo”, en José Nun (comp.) Debates de Mayo. Nación, cultura y política, Buenos Aires, Celtia /<br />
Gedisa, Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación, p. 233.<br />
34
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
del Estado y la exclusión de la ciudadanía, la cu<strong>al</strong> había quedado relegada <strong>al</strong> lugar de<br />
simple espectador, en c<strong>al</strong>idad de receptor.<br />
<strong>Las</strong> Fuerzas Armadas se hicieron con una representación de la Nación, que es<br />
previa a la Constitución Nacion<strong>al</strong> y por ende a los principios democráticos. Esta<br />
construcción encontró el consenso necesario de las distintas fuerzas políticas, soci<strong>al</strong>es<br />
y civiles, <strong>al</strong> asignarles el rol de garantes de los principios, v<strong>al</strong>ores y normas<br />
constitutivas de la Nación, es decir, la de reserva mor<strong>al</strong> de la Nación, para actuar ante<br />
aquello que se entendía como disolución de la misma. Dice Hugo Quiroga: “El b<strong>al</strong>ance<br />
político de la proclama se estructura en el marco de la opción caos – orden en donde<br />
las Fuerzas Armadas aparecen en la vida pública como los ‘s<strong>al</strong>vadores de la Nación’<br />
ante su evidente disgregación” 36 . El caos construido por distintos actores, legitimó el<br />
golpe de estado, por entenderse que el orgullo nacion<strong>al</strong> y la propia existencia como<br />
nación soberana se h<strong>al</strong>laba seriamente comprometida.<br />
La dictadura militar produjo efectos decisivos sobre la idea de Nación en la<br />
medida en que sustentaban su accionar en una retórica patriótica, pues consiguieron<br />
apoderarse de un conjunto de símbolos (bandera, escarapela, himno, canciones<br />
patrias), operación que también estuvo presente en los ritu<strong>al</strong>es de la patria. La eficacia<br />
de la dictadura para imponer un sentido unívoco de lo nacion<strong>al</strong>, sin duda estuvo<br />
asociado a la propia imagen (históricamente sedimentada) del Ejecutivo Nacion<strong>al</strong>, a su<br />
lugar en el repertorio de símbolos nacion<strong>al</strong>es y en los ritu<strong>al</strong>es de la patria. El éxito en la<br />
apropiación de esos símbolos implicó el borramiento de cu<strong>al</strong>quier marca sectori<strong>al</strong> que<br />
no sea el signo de la patria que se imponía como único y neutro. La dictadura<br />
monopolizará con éxito el sentido de lo nacion<strong>al</strong> hasta asociarlo con su propio<br />
régimen. De <strong>al</strong>lí en más y hasta la vuelta de la democracia, sería difícil levantar una<br />
bandera sin por ello mostrar la adhesión <strong>al</strong> régimen.<br />
M<strong>al</strong>vinas y el Mundi<strong>al</strong> ‘78 serían los hechos privilegiados de la dictadura <strong>al</strong> no<br />
representar la división en un país siempre fracturado, siempre escindido. En el caso del<br />
fútbol, la Junta Militar comprendió tempranamente que podía ser utilizado como una<br />
36 Hugo Quiroga (2004) “Dictadura, sistema político...”, Op. Cit., p. 67.<br />
35
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
poderosa máquina cultur<strong>al</strong> constructora de nacion<strong>al</strong>idad. La dictadura se dio cuenta de<br />
que la construcción de identidades en la Argentina está atravesada por el fútbol como<br />
articulador primario. Dicho deporte funcionó a lo largo del siglo XX como un fuerte<br />
operador de nacion<strong>al</strong>idad, como constructor de narrativas nacion<strong>al</strong>istas pregnantes y<br />
eficaces, en gener<strong>al</strong> con un <strong>al</strong>to grado de coherencia con las narrativas estat<strong>al</strong>es de<br />
cada período 37 . Será con el Campeonato Mundi<strong>al</strong> ‘78, en donde el nacion<strong>al</strong>ismo<br />
futbolístico <strong>al</strong>canza su pico “pero se trata de un nacion<strong>al</strong>ismo en el que podemos<br />
acceder a un solo soporte: el discurso ofici<strong>al</strong>. Toda otra p<strong>al</strong>abra, en el contexto de la<br />
dictadura, queda silenciada” 38 .<br />
Lo interesante de este planteo es que puede contribuir a comprender los<br />
procesos históricos recientes, sobre todo en el señ<strong>al</strong>amiento respecto a la disociación<br />
entre democracia y nación, que se fort<strong>al</strong>eció con el discurso neoliber<strong>al</strong> en los ’90. Ya<br />
los militares habían opuesto Estado y Nación con el “achicar el Estado para agrandar la<br />
Nación”. Esta escisión entre democracia y nación, y la asociación de lo nacion<strong>al</strong> con lo<br />
autoritario y el pasado, fue una condición necesaria para construir un consenso<br />
neoliber<strong>al</strong>.<br />
En los ‘90 las ideas neoliber<strong>al</strong>es capit<strong>al</strong>izaron cierto cansancio y desconfianza<br />
colectiva <strong>frente</strong> <strong>al</strong> Estado perfilándose como una opción ideológica cultur<strong>al</strong> capaz de<br />
imponer un sentido común privatizador. Ello podrá apreciarse en la aceptación sin<br />
reservas del gigantismo estat<strong>al</strong> como una fuente de corrupción que lograría atenuarse<br />
mediante las privatizaciones: “En un contexto donde a mediados de la década de los<br />
’70 comienzan a crist<strong>al</strong>izarse la visiones neoliber<strong>al</strong>es, se extiende la impugnación a las<br />
políticas del Estado empresario. En t<strong>al</strong> sentido, comenzaron a deslegitimarse a las<br />
instituciones del Estado y en particular a las empresas públicas, abonando la idea que<br />
eran un conjunto de instituciones burocráticas costosas, ineficientes y corruptas que<br />
37 Pablo Alabarces (2008) Fútbol y patria. El fútbol y las narrativas de la nación en la Argentina, Buenos Aires,<br />
Prometeo; Diego Roldán (2007) “La espontaneidad regulada. Fútbol, Autoritarismo y Nación en Argentina ’78. Una<br />
mirada desde los márgenes”, Prohistoria, año XI, nº 11, Rosario, primavera.<br />
38 Pablo Alabarces, Fútbol y patria...., Ob. Cit., pp. 130 – 131.<br />
36
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
impiden el desarrollo de la economía nacion<strong>al</strong>, cubriendo <strong>al</strong> trabajador estat<strong>al</strong> en un<br />
manto de profunda deslegitimación” 39 .<br />
El proceso de privatizaciones argentino fue único en su tipo, <strong>al</strong> destacarse por<br />
su velocidad, carácter integr<strong>al</strong> a indiscriminado, como así también por la ausencia de<br />
una política gradu<strong>al</strong>ista. El b<strong>al</strong>ance de dicho proceso posteriormente demostraría dos<br />
cosas: en primer lugar, que primó una lectura del problema que confiaba su<br />
fort<strong>al</strong>ecimiento en la mera reducción del tamaño del estado; en segundo lugar, que<br />
dicho proceso hubiera sido imposible sin la complicidad de la dirigencia política y<br />
sindic<strong>al</strong> 40 . De <strong>al</strong>lí en más el menemismo se encargaría de apelar a sentimientos<br />
nacion<strong>al</strong>es específicos que permitieran generar orgullo y superioridad: t<strong>al</strong> el caso del<br />
estridente anuncio del ingreso de la Argentina <strong>al</strong> “Primer Mundo”. Sin embargo, sólo<br />
aquellos con capacidad de consumo pudieron ser parte de esa idea de comunidad<br />
nacion<strong>al</strong>, mientras aquellos sujetos considerados “poco competitivos” pasarían a<br />
engrosar las filas de los desempleados y empobrecidos.<br />
39 Hernán P<strong>al</strong>ermo – Julia Soul (2009) “Petróleo, acero y nación. Una aproximación antropológica a los procesos<br />
sociopolíticos de los colectivos de trabajo de YPF y SOMISA”, en Alejandro SCHNEIDER (comp.) Trabajadores. Un<br />
análisis sobre el accionar de la clase obre argentina en la segunda mitad del siglo XX, Buenos Aires, Herramienta, pp.<br />
149 – 150.<br />
40 Osv<strong>al</strong>do Iazzetta (1996) <strong>Las</strong> privatizaciones en Brasil y Argentina. Una aproximación desde la técnica y la política,<br />
Rosario, Editori<strong>al</strong> Homo Sapiens.<br />
37
Bibliografía<br />
Serie. Sociedad/Política<br />
Aula Abierta<br />
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