Don Vicente Casanova y Marzol - Diputación Provincial de Almería

Después de la caída del antiguo régimen en España
Pechina. En el límite mismo de Pechina esperaban el párroco don Manuel López Torres,
el alcalde don José Abad Corrales con su Ayuntamiento y una serie de personalidades.
Fue recibido con gran entusiasmo y con una salva de cohetes. Continuó en
carruaje hasta la plaza del pueblo donde le esperaba toda la feligresía y donde fue acogido
con un gran entusiasmo. El obispo vistió de pontifical. En la puerta del templo el
párroco de capa pluvial le ofreció el agua bendita y le incensó, entrando en la iglesia
bajo palio. Después de orar unos instantes se entonó el Te Deum solemne. Don Vicente
Casanova muy emocionado subió al púlpito y saludó efusivamente al pueblo. Entre
otras cosas dijo: «A fuer de buen aragonés el recuerdo de esta tarde vivirá siempre en
mi pensamiento. Para el corazón no hay distancias, yo estaré con vosotros en espíritu
siempre». Aseguró que pasaría allí largas temporadas.
Continuó diciendo: «Desde la llegada estaba deseando pisar el suelo de Pechina
santificado de especial manera por el gran San Indalecio». Exhorta a la devoción a tan
insigne apóstol y les bendice. El pueblo prorrumpió en aplausos. Después rezó un responso
por los difuntos y se retiró a descansar en la casa del párroco, antiguo palacio
episcopal de verano 33 .
La peregrinación
Desde tiempos del obispo Orberá que el 3 de marzo de 1878 había presidido una
magna peregrinación a la ermita donde había estado el sepulcro de San Indalecio, no
se había organizado ninguna romería. En aquella ocasión tomaron parte los siete pueblos
del Río alcanzándose una asistencia de ocho mil fieles.
Casanova quiso también convocar a los pueblos del río para invocar la intercesión
del Varón Apostólico San Indalecio.
Desde la tarde del día 16 de mayo hasta altas horas de la noche estuvieron confesando
en el templo de Pechina un grupo de sacerdotes, que nuevamente desde la madrugada regresaron
al templo para continuar en aquel ministerio. Facilitaron así el que muchos fieles
pudieran al día siguiente participar comulgando en la misa que celebraría el prelado.
Para tan gran acontecimiento la parroquia de Tabernas se avino a trasladar a Pechina
la reliquia de San Indalecio que poseían y que había sido regalo del entonces obispo
de Córdoba Mons. José Proceso Pozuelo que fue capitular de la Catedral de Almería. Tres
sacerdotes y el Ayuntamiento en pleno de Tabernas acompañaron dicha reliquia.
El día 17 de mayo de 1908 fue un día inolvidable para Pechina. A las 10 de la mañana
se celebró la misa de pontifical cantada a toda orquesta. Había acudido el Cabildo
Catedral representado por un buen grupo de canónigos a los que acompañaban varios
beneficiados. También acudió todo el Seminario de San Indalecio y el Seminario de San
Juan, con su claustro de profesores. Asimismo estaban todas las autoridades de Pechi-
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