Don Vicente Casanova y Marzol - Diputación Provincial de Almería

Después de la caída del antiguo régimen en España
señores capitulares. El día 20 partió para Barbastro acompañado de su secretario, don
Andrés Castejón Giménez, y de su gran amigo el párroco de San Sebastián don Pío
Navarro. El día 26 de mayo, fiesta de la Santísima Trinidad, hacía su entrada solemne
en la Catedral de Barbastro 132 .
Renuncia al deanato de don José Fernández Bendicho
Entre los grandes acontecimientos del pontificado de Mons. Casanova y Marzol en
nuestra diócesis, por su ejemplaridad, dejamos constancia de la renuncia del deán de
la Catedral don José Fernández Bendicho. Había conseguido indulto apostólico de dos
años de residencia, durante los cuales permaneció en calidad de novicio en la Congregación
de San Felipe Neri de Sevilla. Admitido definitivamente con el cargo de prefecto,
presentó la renuncia al deanato de nuestra Catedral. El 8 de febrero de 1918 se
leía en el cabildo la comunicación del prelado haciendo constar que, el día 27 de enero,
el Ministerio de Gracia y Justicia había aprobado la renuncia, quedando por tanto
vacante el deanato de la Catedral. El día 8 de marzo don José Fernández Bendicho
entregaba su alma al Señor con una muerte edificante en la residencia de los filipenses
de Sevilla 133 .
Curiosamente Casanova, el día 1 de enero de 1917, había escrito ya a Tedeschini
recordándole que, hacía tiempo, le había pedido su eficaz recomendación ante el ministro
de Gracia y Justicia y cerca del Rey en favor de don José Álvarez Benavides
para el deanato. Recordaba que se trataba «del canónigo por oposición más antiguo del
Cabildo, catedrático más de treinta años en el Seminario, Visitador General de Religiosas,
sacerdote piadosísimo y de extremada prudencia, limosnero y de confianza
absoluta del obispo, del Cabildo, clero y pueblo».
Al ser de oposición no deja vacante, pero cuando quieren los políticos no hacen de
esto problema. En caso de no poder ser propone a don Juan Villar y Sanz, arcipreste
de la Catedral, provisor y vicario general de la diócesis, catedrático de filosofía, teología,
griego y hebreo en el seminario y sacerdote ejemplarísimo, fiel servidor de su prelado
y muy prudente en su obrar y en la dirección del Cabildo Catedral, al frente del
cual se hallaba hace año y medio.
Curiosamente, previene al nuncio contra el magistral, don Francisco Roda
Rodríguez, al que apoyan ciertos políticos. Dice que es persona de dudosos antecedentes
morales. Poco afecto al prelado, muy metido entre los políticos y gentes sin fe, enemigo
declarado de los operarios diocesanos que dirigen el seminario 134 .
Nuevamente el día 26 de enero de 1918, insiste ante el nuncio que ya llegó al ministro
el expediente de renuncia al deanato y su carta de recomendación con las testimoniales
de don José Álvarez Benavides y las de don Juan Villar Sanz, el arcipreste 135 .
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