Don Vicente Casanova y Marzol - Diputación Provincial de Almería

Después de la caída del antiguo régimen en España
Es verdad que las religiosas insistieron muchísimo. El día 29 de noviembre de 1915,
el nuncio escribe a la abadesa de las concepcionistas franciscanas de La Latina de
Madrid, diciéndole que «tiene la satisfacción, de comunicarle, en virtud de la facultad
concedida por la Santa Sede, considerando el parecer del obispo de Almería, se pueda
abrir la casa en la parroquia de Vélez-Blanco, para servir a Dios y santificarse por
medio de la vida monástica y cristiana enseñanza de las niñas» 95 .
Las religiosas habían recibido ya de otras muchas comunidades objetos para el
nuevo convento.
Como abadesa para la fundación fue madre Pilar y había llevado consigo a una
novicia que después, por enferma, tuvo que marcharse del convento y que ya había
tenido sus dificultades. Casanova escribirá posteriormente al nuncio comunicándole
que dicha M. Pilar pide trasladarse del convento de Vélez Blanco al de la Concepción
de Écija (Sevilla), sin duda, porque en Valencia no la reciben. El obispo explica que
el único motivo es por el cariño excesivo que tenía a la novicia. El obispo desea que se
marche, porque teme que incluso quiera salir después del convento. Lo que no está
dispuesto es a que se marche sin rendir cuentas, habiendo sido abadesa, porque «faltan
algunas cosas y algún dinero». Aunque la marcha es necesaria, para que la comunidad
pueda tener tranquilidad de conciencia. Las monjas acceden gustosas a que se
marche sin más. «Ella dice que las monjas de Écija la admiten; pero a mí ni ella, ni el
Cardenal Almaraz me ha dicho nada». Previene al nuncio y además le asegura que la
comunidad hace todo lo que está de su parte y la fundación se consolida 96 .
Después hay una carta interesante de la abadesa, sor María de Jesús, a Casanova
por problemas surgidos con ocasión de tres religiosas que salieron del convento y que
reclamaban su dote por medio del auditor de la Rota, Mons. Solari. Reclamaba sor
Sacramento, pero la abadesa argumenta que las que salen del convento no tienen derecho
a la dote testamentaría. Dice ser verdad haber prometido a Mons. Solari el enviarla.
Alega después todos los gastos del postulantado y noviciado, amén de lo gastado
en ropas, de limosnas recibidas y que ella se llevó.
Más interesante resulta la carta que Casanova remite a Mons. Alejandro Solari
adjuntando la de la abadesa, y aprovecha para asegurarle que las religiosas de Vélez
Blanco están muy bien tanto en lo espiritual, como en lo temporal. Dice que tienen
poco capital en papel, pero que el convento se continúa restaurando y que tienen una
extensa huerta muy fructífera. Hace una completa información de las fanegas de trigo,
cebada, patatas, verduras y frutas que produce, además de la descripción de todos
los animales que tienen.
Informa de cuán queridas son de los sacerdotes y seglares y de como él, aunque
estén lejos, procura hacer un seguimiento cercano. Le pide comunique, sin duda a la
comunidad de La Latina de la que salieron, lo bien que están, para que estén tranquilas
y no se lleven de lo que dicen las que salieron de la comunidad 97 .
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