Congreso Nacional de Espiritismo 1981 - Luz Espiritual
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<strong>Congreso</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Espiritismo</strong> <strong>1981</strong><br />
por tanto éxito en el <strong>Congreso</strong>; fueron para mí tres dias <strong>de</strong> hermandad<br />
con todos los hermanos que al Con¬greso asistimos, tanto españoles<br />
como extranjeros. Reciban todos mis elogios y felicitaciones...».<br />
ANTONIO BUENO (Lezo-Rentería)<br />
«...en estas líneas quisiera verter todas las vivencias, todas las<br />
emociones que hemos sentido durante la celebración <strong>de</strong>l <strong>Congreso</strong>,<br />
pero mi pluma es muy torpe para exteriorizar lo que sentimos en<br />
aquellos momentos, lo que todavía sentimos al recordarlo.<br />
Al salir <strong>de</strong>l hotel, una vez terminados todos los actos, sentimos<br />
un choque tan brutal, tan <strong>de</strong>sagradable, que si en nuestras manos<br />
hubiera estado el po<strong>de</strong>r dar marcha atrás a la vida, lo hubiéramos<br />
hecho. Y la hubiéramos parado en cualquier momento <strong>de</strong> cualquiera<br />
<strong>de</strong> aquellos tres maravillosos dias, en el que los espiritistas españoles,<br />
junto a los representantes <strong>de</strong> otros países hermanos, dieron ejemplo<br />
<strong>de</strong> lo que es la i<strong>de</strong>a espirita.<br />
De qué forma, personas que no se conocían, se convertían en<br />
amigos íntimos en breves momentos. Era suficiente ver en el pecho<br />
<strong>de</strong> otra persona el distintivo <strong>de</strong>l <strong>Congreso</strong>, para que esa persona<br />
se convirtiera en el acto en algo tuyo. El distintivo que todos<br />
llevábamos con orgullo para que las gentes vieran lo que éramos y<br />
lo que hacíamos. El distintivo que hoy guarda¬mos como algo <strong>de</strong><br />
mucho valor, y que aún hoy, al mirarlo nos corre un escalofrío por<br />
la espalda.<br />
Luego el broche final, yo diría <strong>de</strong> oro, puesto por los hermanos<br />
portugueses. Nunca lágrimas por nosotros vertidas fueron tan<br />
dulces como aquéllas; nunca en toda nuestra vida, emociones tan<br />
sublimes hicieron vibrar todo nuestro ser; reíamos y llorábamos<br />
viendo reír y llorar a Miss Margaret; viendo reír y llorar a esas<br />
azafatas maravillosas, a las que <strong>de</strong>bemos en gran parte el éxito <strong>de</strong>l<br />
<strong>Congreso</strong>...».<br />
MARIA LOURDES ROUCO GARCIA (Vigo)<br />
«...me gustaría no <strong>de</strong>spertar nunca <strong>de</strong> aquel tan maravilloso sueño<br />
vivido en Madrid. No tengo palabras materiales para expresar lo<br />
que sentí en aquellos momentos, me dan ganas <strong>de</strong> llorar porque<br />
aunque estuve tan sólo tres días, ya lo hecho <strong>de</strong> menos...».<br />
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