06.05.2013 Views

Brunner, John - Todos Sobre Zanzibar - Universidad del Cauca

Brunner, John - Todos Sobre Zanzibar - Universidad del Cauca

Brunner, John - Todos Sobre Zanzibar - Universidad del Cauca

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Todos</strong> sobre Zanzíbar <strong>John</strong> <strong>Brunner</strong><br />

—Cuando encuentre alguna que merezca la pena —murmuró Donald.<br />

—Llevas diciendo eso semanas, ¡maldita sea! —dudó Norman—. Sinceramente, he estado<br />

pensando que podría estar mucho mejor si tomara a Horacio en tu lugar... sé que está<br />

buscando un tatami libre.<br />

Alarmado de pronto pero ocultando tal reacción, Donald miró directamente a su<br />

coinquilino. Superpuesta a su imagen vio, tan claramente como si estuviera aún en la<br />

habitación, a Victoria: una rubia natural nórdica, alta, <strong>del</strong> único tipo que siempre había<br />

traído Norman al apartamento.<br />

¿Lo dice en serio?<br />

Su propia última chica permanente, Gennice, había sido su preferida: no una de las tías que<br />

trabajaban el circuito de los ejecutivos como la mayoría de las que habían tenido, sino una<br />

mujer de personalidad fuertemente independiente, de casi cuarenta años y nacida en<br />

Trinidad, El motivo por el que la había reemplazado fue en parte una falta de gusto por ella<br />

y en parte la impresión de que podría encontrar rápidamente una equivalente.<br />

Se sintió turbado de pies a cabeza de nuevo, confuso casi hasta la náusea... era lo último<br />

que hubiera esperado en su propia casa. Creía que se había formado una imagen correcta<br />

de Norman, identificándole y clasificándole como el tipo de afro autoconsciente que se<br />

encontraba en un difícil equilibrio entre el deseo de tener un compañero de piso blanco y<br />

una molestia mal oculta por la preferencia <strong>del</strong> mismo por las chicas afro. Pero Horacio, a<br />

quien acababa de hacer referencia, era algunos tonos más oscuro que el propio Norman.<br />

Se sintió aliviado cuando sonó el teléfono. Mientras contestaba la llamada e informaba por<br />

encima <strong>del</strong> hombro a Norman que se trataba de Guinevere Acero, invitándoles a una<br />

fiesta de multas, se reafirmó en privado, mentalmente, en la conclusión a que había<br />

llegado. Norman debía de haber sufrido una experiencia traumática hoy.Sin embargo, si se<br />

hubiera abierto y lo hubiera dicho claramente, se hubiera arriesgado a que Norman llevara<br />

a efecto su amenaza; el afro no podía soportar que nadie viera a través de la máscara de<br />

serenidad que mostraba habitualmente.<br />

Y no creo que fuera capaz de aguantar el ajustarme otra vez desde el principio a un<br />

extraño tal como me he adaptado a Norman. Aunque no pueda decir que seamos amigos.<br />

—¿De qué va esa fiesta de multas, a propósito?<br />

—¿Eh? —Donald, que se estaba sirviendo otra medida de güisqui, volvió la cabeza—.<br />

¡Ah! <strong>Sobre</strong> el siglo XX.<br />

—La idea es hablar y comportarse como en aquella época, ¿no? —Donald asintió—. Es la<br />

clase de estupidez que uno esperaría de ella, ¿verdad?<br />

—Claro que es algo estúpido —asintió Donald, con sólo la mitad <strong>del</strong> pensamiento puesta<br />

en lo que estaba diciendo—. Vive tan obsesivamente en el aquí y ahora que probablemente<br />

cree que el siglo XX era un conjunto sólido cualquiera de ideas y conducta. Dudo que<br />

recuerde que ella misma se encontraba en él hace diez años. Así que tendremos gente<br />

Página 48 de 455

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!