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Brunner, John - Todos Sobre Zanzibar - Universidad del Cauca

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<strong>Todos</strong> sobre Zanzíbar <strong>John</strong> <strong>Brunner</strong><br />

Me gustaría preguntarle por qué le disgusta tanto Guinevere. Yo puedo tomarla o dejarla, y<br />

siempre tiene gente útil para sus fiestas, así que a mí no me importa una pizca de<br />

ballescoria. Nota al pie: debo intentar descubrir cuándo se deslizó al lenguaje de la calle<br />

esa expresión; si no recuerdo mal era la masa que quedaba después de prensar la grasa para<br />

extraer el aceite. Quizás el motivo fue la vergüenza pública cuando se descubrió que era<br />

demasiado tarde para salvar las ballenas. La última fue vista... ¿cuándo? En el ochenta y<br />

nueve, creo.<br />

Envidio esa sensación de despego que da el comportamiento de Donald. De todas formas<br />

nunca me atreveré a decirselo. Podría tratarse simplemente de lo mismo que presento yo:<br />

una máscara. Pero Guinevere es una... y él no parece darse cuenta. Lo que le molesta de la<br />

fiesta que ha propuesto es, como él mismo ha dicho, la incongruencia de considerar al siglo<br />

XX un todo compacto. Y no lo fue. ¿Quién lo puede saber mejor que uno de nosotros?<br />

Voy por detrás de los tiempos que corren. Por la barba <strong>del</strong> profeta, estoy prácticamente<br />

anticuado. Sí, soy un V.Pres. de la corporación más rica <strong>del</strong> mundo, pero... ¿acaso he<br />

tenido éxito en lo personal? Me he limitado a cortar camino aprovechando los sentimientos<br />

de culpa blandos y podridos que sufren estos cretiblancos hasta llegar a mi ponedero bonito<br />

y cómodo. Y aquí estoy.<br />

Pero las Guineveres de nuestro mundo no son más que la espuma que corona la ola. Dibuja<br />

unas estructuras transitorias y espectaculares, pero lo que modifica las formas de la costa<br />

son las corrientes subterráneas. Puedo percibirlas desde donde estoy sentado.<br />

Imagínate a un V.Pres. de una gran empresa compartiendo su apartamento, hace cuarenta<br />

años, con un presunto diletante independiente y con dinero. Para empezar, jamás le<br />

hubieran ascendido a ese puesto. Hubieran buscado algún tío con una mujer presentable y<br />

no les hubiera importado que la pareja se tirara los platos a la cabeza en privado ni que<br />

enviaran a los niños de internos a algún colegio y en verano a los campamentos, o a<br />

cualquier otro sitio que pudieran para quitárselos de encima. Hoy día no les importaría una<br />

pizca de ballescoria ni siquiera el que durmiéramos juntos. Eso no produce niños, lo cual<br />

es bueno. Todo el mundo presume de sus hijos o se queja de que no les autorizan a<br />

tenerlos..., pero nunca hubieran votado a favor de la ley eugénica si no hubieran tenido una<br />

sensación secreta de alivio. Nos encontramos en un punto de ruptura en el que incluso<br />

nuestros propios hijos se suman insoportablemente a la competencia de los otros seres<br />

humanos. Hoy día nos sentimos mucho más culpables por quejarnos de los niños de los<br />

demás que por la existencia de gente cuyos instintos no incluyen el propagar la especie.<br />

Puestos a pensar en ello, reproducimos la raza no sólo física, sino también<br />

psicológicamente en cierto sentido. Y venimos tendiendo a darle menos y menos<br />

importancia al aspecto físico. Muchos de nosotros hemos renunciado ya a él. Debemos<br />

nuestra inteligencia —la que tengamos— a haber extendido el período de crianza, la época<br />

en que domina el lustprinzip, más allá de cualquier límite razonable. Me pregunto si éste es<br />

otro modo de alargarlo aún más. Eso explicaría la aparición <strong>del</strong> circuito de tías, el hecho de<br />

que las ciudades más grandes <strong>del</strong> mundo estén llenas de mujeres que jamás han tenido un<br />

hogar permanente, sino que viven sin equipaje y duermen una noche, una semana, medio<br />

año en donde haya un hombre con un apartamento que compartir. Tengo que ver si<br />

Mergendahler ha publicado algo sobre esto.., parece su terreno. Ojalá Mulligan no lo<br />

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