Cuentos y poess populares andaluces

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jeturas inaveriguables, pero todas dulces, san-
tas, y románticas.
El pueblo español, que tiene inia imof/inn-
cion que siente, no pudo ver el objeto material
sin adherirle una idea, y le hizo un sínibolo
con su ferviente corazón. La idea adaptada á
los huevos de avestruz colgados ante los al-
iares, es la siguiente, que sabiamente califica-
rán los santones de la desprcociipaci on, de taná~
tica ó supersticiosa, ad libitum, y que entrega-
mos á los misioneros protestantes que nos fa-
vorecen con su propaganda, como mortífera
arma contratos ignorantes y mü\\'ü{] os Papislas
Diz que el ave que pone esos huevos que
parecen de mármt)l, no los puede sacar porque
lio le es posible cubrirlos, ni su calor hasta á
traspasar la dura concha; pero tiene este pá-
jaro tal fuego en su mirada, encendida por la
ansia de sacar á sus hijos, que lijando la vista
sobre los huevos de continuo y sin distraer-
se, con esa ansia, ese amor, y esa consagración,
penetra el cascaron y saca á sus hijuelos. Así
es (jue penden estos huevos ante los altares en
que se celebra el santo sacrificio de la misa
para enseñarnos que miremos al altar con el
mismo amor, con la misma exclusiva atención
y sin que nada nos distraiga. ¡Oh poetas! si