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Cuentos y poess populares andaluces

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— 139 —<br />

marido:—Ahí tienes en el hato una Uebre gui-<br />

sada y media hogaza de pan: vete á comértelas<br />

al campo, y buen provecho te hagan. — iVo se<br />

hizo el sordo Juan Holgado, sino que cogió el<br />

hato, y echó á correr que no veia la vere-<br />

da. Después que se hubo metido legua y me-<br />

dia debajo de los pies, se sentó en el chueco<br />

de un olivo mas satisfecho que un rey, se en-<br />

comendó á nuestra Señora de la Soledad, sacó<br />

del hato el pan y la ollita con la liebre, y se pu-<br />

so á comer.—Pero cate V. que, sin saber ni<br />

cómo ni por dónde, vio de repente sentada enfrente<br />

de él á una vieja vestida de negro y mas<br />

fea que un voto á Dios; era mas amarüla y<br />

mas descarnada que un pergamino de Siman-<br />

cas; tenia los ojos hundidos y amortecidos, como<br />

candil sin aceite; la boca como una espuer-<br />

ta; en cuanto á nariz, aquí estuvo: no habia na-<br />

da, ni memoria, perdone V. por Dios. —Mal-<br />

dita la gracia que le hizo á Juan Holgado aque-<br />

lla compaFia llovida del cielo; ¿pero qué habia<br />

de hacer?— Gomo que no era ningún bárbaro,<br />

la dijo que si gustaba comer.—¡Toma! como<br />

que la vieja no quería otra cosa, le contestó<br />

que para no ser descortés admitía el favor: se<br />

sentó y empezó á comer.—¡Caballeros! aque-<br />

llo no era comer, sino devorar. — ¡Qué agallas,

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