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Los invitados a las bodas - Iglesia Evangélica Bethel

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pompa de nuestra moralidad o religiosidad ignorando la realidad más íntima de un<br />

corazón rebelde. ¡Que Dios nos ayude a vernos como él nos ve!<br />

2- Jesús vio el juicio que esperaba a la ciudad.<br />

La visión espiritual del Señor Jesús se extendía más allá del estado presente del corazón<br />

de los que habitaban en Jerusalén llegaba a visualizar el juicio consecuente que seguiría a<br />

aquel estado. El profetizó: “Vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con<br />

vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus<br />

hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra” (vs. 43-44). Para toda obra<br />

humana hay una retribución. Todo lo que el hombre siembra eso cosechará. Esta es una<br />

ley que no puede ser abrogada. Lastimosamente, muchísimas personas no son capaces de<br />

visualizar el juicio que sigue a la rebelión. La justicia de Dios es tan implacable que Jesús<br />

mismo lloró por el destino que aguardaba a Jerusalén; el castigo era inevitable. En verdad<br />

que son dignos de lástima todos aquellos que van camino a su destrucción sin poder<br />

comprender el fin que les aguarda.<br />

3- Debemos reconocer el día de nuestra visitación.<br />

Cuando el Señor terminó de describir el terrible juicio que aguardaba a Jerusalén,<br />

también explicó que todo aquello acontecería porque los judíos no habían sido capaces de<br />

discernir el significado de aquel día especial. El dijo: “Por cuanto no conociste él tiempo<br />

de tu visitación” (v. 44). Si el hombre es incapaz de reconocer su estado espiritual y,<br />

mucho más, el final que por ello merece, al menos, no debería pasar desapercibido el día<br />

de su visitación. <strong>Los</strong> judíos no supieron reconocer la llegada de su Mesías, la salvación<br />

estaba ante ellos y fueron incapaces de comprender el don de Dios. Que el Señor nos<br />

guarde que tal cosa vaya a suceder también con nosotros. Si triste es la ceguera de los<br />

sentidos, peor es la ceguera del alma, pues ésta conduce a consecuencias lamentables que<br />

no son de comparar con ninguna desgracia de esta vida.<br />

APLICACION<br />

El día de nuestra visitación es hoy. Hoy es el tiempo aceptable, hoy es el día de salvación.<br />

No permanezcamos indiferentes ante el llamado de Dios. Después de rechazar con<br />

incredulidad la oportunidad de Dios, solamente nos puede quedar una terrible expectativa<br />

de la ira divina que a de consumir a todos lo que rechazaron su invitación.<br />

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