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Los invitados a las bodas - Iglesia Evangélica Bethel

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2- La compasión de Jesús por un mundo necesitado.<br />

La Escritura nos relata que el Señor Jesús en ningún momento fue indiferente a la<br />

situación que vivía el gentío. Por el contrario, desde el primer momento se interesó por<br />

resolver la situación y habló a sus discípulos diciéndoles: “Dadles vosotros de comer”<br />

(v.13). Jesús se mostró compasivo, dispuesto a mostrar su consideración hacia aquellos<br />

que con fe le habían seguido hasta el desierto. Este Jesús no ha cambiado con el paso del<br />

tiempo. El sigue siendo el mismo desde hace dos mil años. Elevado por la diestra del<br />

Padre hasta lo alto, en el cielo, mira hacia abajo la vasta multitud de pecadores<br />

hambrientos que cubren la faz de la tierra. Todavía siente compasión de ellos, todavía se<br />

conduele de su desamparo y de su miseria. Principalmente hoy que el fin está más cerca<br />

que nunca. Ya el día comienza a declinar y vendrá la noche cuando nadie puede trabajar,<br />

por ello, el Señor está avivando su obra en medio de los tiempos.<br />

3- El poder del evangelio para saciar.<br />

Cuando los discípulos recibieron la orden del Señor de dar de comer a la multitud, no<br />

tardaron en expresar su impotencia para tal tarea; ellos dijeron: “No tenemos más que<br />

cinco panes y dos pescados” (v.13). En verdad que los recursos humanos se vuelven<br />

inútiles a la hora de querer satisfacer la profunda necesidad espiritual de hombres y<br />

mujeres. Por más que el hombre quiera hacer no podrá jamás, por sí mismo, satisfacer a<br />

la hambrienta humanidad. Sin embargo, cuando Jesús tomó el asunto en sus manos<br />

pronto hubo suficiente alimento para todos. Así es el evangelio de Cristo. Poco y pequeño<br />

como a muchos les parece, el evangelio contiene suficiente sustancia como para<br />

alimentar a <strong>las</strong> multitudes. La historia del Cristo crucificado puede parecer al sabio de<br />

este mundo insignificante y despreciable; no obstante, es el poder de Dios para salvación.<br />

Todos aquellos que acudan al evangelio de Cristo encontrarán satisfacción plena para sus<br />

almas hambrientas. Y no solamente se sentirán llenos sino que, al igual que <strong>las</strong> personas<br />

del relato, recogerán cestas llenas de sobras. Dios siempre da más abundantemente de lo<br />

que esperamos.<br />

APLICACION<br />

¿Nos hemos dado ya cuenta que el mundo en que vivimos es un desierto y que nuestras<br />

almas urgen del alimento celestial? Si esta necesidad del ser humano no es llenada por el<br />

evangelio, no queda más remedio que perecer eternamente. Felices todos aquellos que<br />

reconocieron su necesidad espiritual y acudieron a Cristo recibiéndole como el Pan que<br />

descendió del cielo. El hombre jamás podrá satisfacerse con <strong>las</strong> cosas de este mundo;<br />

siempre se sentirá hambriento, sediento, inconforme. Pero todos aquellos que acudan a<br />

Cristo comerán y se saciarán. El que come del Pan de vida nunca más volverá a tener<br />

hambre.<br />

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