Los invitados a las bodas - Iglesia Evangélica Bethel
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2- El arrepentimiento conduce a la acción.<br />
El proceso de arrepentimiento del hijo pródigo continuó con una decisión que se<br />
convirtió en acción: “Y levantándose, vino a su padre” (v.20). El verdadero<br />
arrepentimiento no se detiene en reflexiones y remordimientos sino que se transforma<br />
en una acción que tiende a reparar los errores cometidos. Si una persona dice que su<br />
manera de pensar y ver <strong>las</strong> cosas ha cambiado pero continúa en su vida corriente, es<br />
claro que todavía no ha llegado a una experiencia real de arrepentimiento. El que de<br />
verdad desea volver a Dios no se conforma con sólo hacer unas cuantas oraciones, o<br />
con asistir a la iglesia, o con cambiar su vocabulario; el verdadero converso cambia<br />
su conducta de manera profunda. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva<br />
criatura es; <strong>las</strong> cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Co 5-17)<br />
3- El arrepentimiento mueve a la confesión.<br />
Luego que el hijo pródigo actuó para volver al hogar lo primero que hizo fue hacer<br />
una confesión completa delante de su padre; él dijo: “Padre, he pecado contra el cielo<br />
y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo”(v.21). Dios ha prometido que<br />
todo aquel que reconoce sus pecados y los confiesa alcanzará misericordia, pues, “si<br />
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y<br />
limpiarnos de toda maldad” (1 .Juan 1:9). Todo aquel que ha experimentado un<br />
verdadero arrepentimiento no se avergüenza de confesar que ha pecado contra el cielo<br />
y contra Dios; al contrario, experimenta con ello el verdadero descanso de su alma.<br />
4- El arrepentimiento nos hace aceptos ante Dios.<br />
Lejos de recibir una reprensión de su padre, la Escritura nos dice que el hijo aquel fue<br />
recibido con mucha misericordia No se le demandó cuenta de los bienes que había<br />
malgastado, tampoco se le recriminó su mal comportamiento, solamente fue recibido<br />
con besos y “el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle y poned un<br />
anillo en su mano, y calzado en sus pies” (v.22). El hijo aquel fue restaurado<br />
plenamente. Le fue puesto el anillo que lo acreditaba como hijo del Padre. El calzado<br />
del apresto del evangelio, símbolo de la divulgación de <strong>las</strong> buenas nuevas, que había<br />
perdido en su aventura loca le fue restituido como al principio. De igual manera, todo<br />
aquel que acuda a Dios con un corazón contrito no será desechado. <strong>Los</strong> brazos de<br />
misericordia estarán abiertos para aquellos que deciden volver a la casa del Padre.<br />
APLICACION<br />
El regreso del hijo pródigo puede ser interpretado como el proceso de conversión por el<br />
que una persona llega a Cristo por primera vez, o bien, como el regreso de un hermano,<br />
que siendo ya cristiano, vuelve para reconciliarse con Dios. Pero, de una u otra forma la<br />
verdad principal continúa siendo la misma: Dios recibe con misericordia a los que se<br />
arrepienten de sus pecados.<br />
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