Los invitados a las bodas - Iglesia Evangélica Bethel
Los invitados a las bodas - Iglesia Evangélica Bethel
Los invitados a las bodas - Iglesia Evangélica Bethel
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
2- Para orar adecuadamente hay que anteponer los intereses divinos.<br />
Al examinar el contenido del Padre Nuestro fácilmente puede advertirse que está dividido<br />
en dos partes. La primera atañe a los intereses divinos, en tanto que la segunda, atañe a<br />
los intereses del cristiano. Es importante comprender que <strong>las</strong> peticiones referentes a los<br />
intereses de Dios van antes que <strong>las</strong> que se refieren a los intereses del cristiano. Al orar,<br />
debemos recordar que se debe comenzar siempre en el mismo orden. Por lo general<br />
nosotros usamos la oración tan sólo para ver atendidas nuestras necesidades personales;<br />
pero, es solamente cuando buscamos primeramente el reino de Dios y su justicia que<br />
nuestras necesidades personales serán suplidas. No nos olvidemos, pues, de comenzar<br />
nuestras oraciones santificando siempre el nombre de Dios, rogando por el avance de su<br />
reino en esta tierra y suplicando porque sea hecha su perfecta voluntad en nuestras vidas<br />
en la tierra. Cuando nos preocupamos de <strong>las</strong> cosas de Dios, Dios se entiende de <strong>las</strong><br />
nuestras.<br />
3- Para orar adecuadamente hay que buscar la respuesta a nuestras necesidades en<br />
Dios. En la segunda parte del Padre Nuestro encontramos <strong>las</strong> solicitudes que<br />
corresponden a los intereses del cristiano. Estas peticiones van desde lo que es puramente<br />
espiritual como: “Perdónanos nuestros pecados” (v.4), hasta <strong>las</strong> más elementales<br />
necesidades físicas: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy” (v.3). Aprendamos,<br />
entonces, que no hay petición, por sencilla que parezca, que no podamos presentarla a<br />
Dios. En lugar de afanarnos excesivamente por el qué comeremos o qué vestiremos,<br />
deberíamos ofrecer confiadamente nuestras peticiones a Dios bajo la certeza de que<br />
nuestras oraciones serán bien escuchadas.<br />
APLICACIÓN<br />
Que el Padre Nuestro nos sirva para descubrir, en primer lugar, en qué estado nos<br />
encontramos con respecto al Creador. Las palabras que contiene quizás han sido repetidas<br />
muchas veces por nuestros labios; pero, ¿hemos sentido lo que hemos dicho? ¿Hemos<br />
nacido de nuevo y hemos llegado a ser hijos por medio de la fe para que podamos llamar<br />
a Dios “Padre”? ¿Honramos su nombre y obedecemos su voluntad? ¿Deseamos<br />
sinceramente que venga el reino de Dios? ¿Sentimos diariamente la necesidad de obtener<br />
bendiciones temporales y el perdón del pecado? Estas son preguntas serias y merecen una<br />
seria consideración. Cuanto más analicemos el Padre Nuestro y cuanto más meditemos en<br />
él, tanto más instructivo nos parecerá y tanto más nos acercará a ser hechos herederos del<br />
reino.<br />
24