Los invitados a las bodas - Iglesia Evangélica Bethel
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gritando (v.28), reconociendo al Hijo de Dios (v.28), dotando de una fuerza sobrenatural<br />
(v.29), hablando con Jesús (v.30), identificándose por nombre y número (v.30), etc.<br />
Todas estas manifestaciones son lo suficientemente claras como para darse cuenta que los<br />
demonios no son producto de la imaginación humana. Son seres que se mueven por los<br />
aires y que provocan muchas de <strong>las</strong> situaciones y comportamientos que para nosotros no<br />
tienen explicación. Guardemos celosamente esta verdad: nuestra lucha es contra fuerzas<br />
que están más allá de nuestras posibilidades el poder<strong>las</strong> vencer; por ello, busquemos<br />
siempre refugio en Aquel que vino para deshacer <strong>las</strong> obras del maligno.<br />
2- <strong>Los</strong> demonios tienen como fin la destrucción.<br />
El Señor Jesús afirmó en cierta ocasión, con respecto a Satanás, que: “No viene sino para<br />
hurtar y matar y destruir” (Jn. 10:10). Esta verdad quedó muy evidenciada cuando los<br />
demonios salieron del Gadareno para introducirse en los cerdos, se nos dice que “el hato<br />
se precipitó por un despeñadero al lago, y se ahogó” (v.33). Puesto que los demonios no<br />
pudieron consumar su obra destructiva en el hombre lo hicieron en los cerdos.<br />
Recordemos siempre, pues, que Satanás y sus demonios solamente planean nuestra<br />
destrucción. Ellos no desean otra cosa sino robar, destruir y matar. Ninguno de los<br />
ofrecimientos que Satanás hace en sus tentaciones pueden beneficiar al ser humano, el fin<br />
último que él siempre persigue es el mal. Solamente un ingenuo podría engañarse a sí<br />
mismo pensando que si sigue la senda del mal encontrará algún provecho; al igual que<br />
sucedió con los cerdos, la muerte será su destino eterno.<br />
3- Jesús vino para deshacer <strong>las</strong> obras del diablo.<br />
Cuando el Gadareno fue liberado por el Señor, se nos dice que los vecinos del lugar le<br />
hallaron “sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio” (v.35). ¡Qué<br />
diferencia con respecto a su estado inicial! El Señor había salvado no solamente al<br />
hombre de su azote sino que también había librado a aquella comunidad de sus temores.<br />
Así como el Señor terminó con el mal del Gadareno también lo ha hecho con<br />
interminable número de hombres y mujeres. No son pocos los que se han visto salvos de<br />
posesiones, opresiones y diferentes tormentos provocados por la actividad demoníaca.<br />
Jesucristo es el mismo de ayer y de siempre, y de la misma manera que libero en el<br />
pasado al Gadareno continúa liberando en el presente a los que lo necesitan.<br />
APLICACION<br />
Hay muchas personas que sufren de distintos tipos de opresión diabólica, ya que Satanás<br />
no sólo posee a los hombres sino que también los atormenta con tentaciones y opresiones.<br />
<strong>Los</strong> pensamientos obsesivos y los temores irracionales pueden tener como fuente la obra<br />
satánica. Pero, cualquiera sea la c<strong>las</strong>e de opresión, vayamos confiados a Cristo, seguros<br />
de que en él encontraremos la respuesta certera a nuestra necesidad.<br />
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