1874 - Diputación Provincial de Almería
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Suerte suprema y el triunfo.<br />
do, que acaba en estertor, anuncia a todos que el toro<br />
ha muerto. No es posible imaginar el alboroto con que<br />
se acoge este funesto anuncio. Hasta el ruedo vuelan<br />
sombreros, puros, abanicos, ramos <strong>de</strong> flores, dulces,<br />
pasteles, y todo ello acompañado por las palabras más<br />
afectuosas: - Aventajado (perfecto). Viva el Gordito,<br />
ven acá salero, expresión superlativa <strong>de</strong> cariño. Hombre<br />
valiente, incomparable, tesoro <strong>de</strong> mi corazón, querido y<br />
similares. El espada se prodiga en reverencias dirigidas<br />
al gra<strong>de</strong>río, <strong>de</strong>vuelve los sombreros, los bastones, los<br />
abanicos, agra<strong>de</strong>ciendo siempre, muy contento y feliz.<br />
Mientras acontece esta prueba <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>ración,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la barrera se <strong>de</strong>ja caer el puntillero (cachetero), un<br />
hombre que, vestido <strong>de</strong> la misma guisa que los capeadores,<br />
se aproxima con la mayor cautela al toro, levanta<br />
un puñal (cachetero) que lleva en la mano, apunta a<br />
las sienes <strong>de</strong>l vencido y le da el golpe <strong>de</strong> gracia. El toro<br />
es fulminado en el acto. – Que se lo <strong>de</strong>n, que se lo <strong>de</strong>n,<br />
comienza un coro <strong>de</strong> voces que se incrementa poco a<br />
poco hasta convertirse en un griterío ensor<strong>de</strong>cedor. Que<br />
<strong>de</strong>n el toro al espada, se lo merece, ha ejecutado una<br />
estocada insuperable. El puntillero recupera el puñal, le<br />
corta una oreja al toro y se la da al espada (lo que significa:<br />
el toro es tuyo); la coge, y en muestra <strong>de</strong> gratitud,<br />
se la lanza a los admiradores. Está <strong>de</strong> más referir que en<br />
este momento se reproduce una escena similar a la <strong>de</strong> la<br />
montera. En seguida se tocan las trompetas y se interpreta<br />
una marcha fúnebre. Se abren las puertas por don<strong>de</strong><br />
han entrado los picadores, y a la carrera entran en la<br />
plaza cuatro magníficas mulas, enjaezadas como ya hemos<br />
visto, y acompañadas por una cuadrilla <strong>de</strong> chulos,<br />
que gritan con todas sus fuerzas y fustigan a las mulas<br />
1875<br />
Giuseppe GARZOLINI<br />
360<br />
con sus látigos, producen un estrépito increíble, retiran<br />
los caballos uno a uno, y luego el toro. Terminado esto,<br />
vienen unos chulos y recogen en una espuerta la sangre<br />
coagulada, las tripas y cualquier otro <strong>de</strong>spojo.<br />
- ¿Ha terminado?<br />
- ¡Que va! el primer toro; pero hay otros cinco con los<br />
que continuar admirando la proeza.<br />
- ¿Hoy?<br />
- Por supuesto; seis toros por corrida.<br />
- ¿Y caballos?<br />
- No lo du<strong>de</strong>, en la cuadra hay bastantes, y luego están<br />
los heridos.<br />
- ¿Ha dicho los heridos? ¡Desearía que aquellas pobres<br />
bestias con las tripas fuera volviesen a la Plaza!<br />
- ¿Y por qué no? ¿No está el cirujano? ¡Si las tripas se<br />
pue<strong>de</strong>n volver a colocar en su sitio, se vuelven a colocar,<br />
en caso contrario, paciencia! Se <strong>de</strong>jan colgar, y cuando le<br />
toque el turno al segundo toro, se hace salir a aquéllos los<br />
primeros: <strong>de</strong> mejor manera no se pue<strong>de</strong> hacer.<br />
- En efecto, exclamé horrorizado, <strong>de</strong> mejor manera no<br />
se pue<strong>de</strong> hacer.<br />
Atentos. ¡Un toque! Entra el segundo toro, hace<br />
los mismos estragos que el anterior. En ocasiones<br />
ocurre que el toro es <strong>de</strong> los que, como se suele <strong>de</strong>cir,<br />
lo que toca lo <strong>de</strong>struye, y en poco tiempo se <strong>de</strong>spacha<br />
una media docena <strong>de</strong> caballos. Un animal <strong>de</strong> estas<br />
características se adivina inmediatamente, es la peor<br />
<strong>de</strong>sgracia que le pue<strong>de</strong> caer a la empresa. Pero para<br />
todo hay compensación. Los capeadores, los cuales<br />
ciertas cosas las captan al vuelo, comienzan entonces<br />
a jugar con las capas, utilizando las manos y los pies.