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Efímero y vital<br />
INTERVENCIÓN SOBRE PAREDES. GUERRIERI, TESSI, SOBRINO, ROMA-<br />
NO<br />
10.8 AL 30.9. GALERÍA BLANCA<br />
Por Fernanda Laguna | El arte es efímero, porque cambia y no<br />
se pue<strong>de</strong> llevar. Los artistas van trabajando sobre las pare<strong>de</strong>s,<br />
“sus trabajos no están aún concluidos” me dijo una persona en<br />
la galería. Estaba tan triste el día que fui a ver la muestra, que<br />
pensé que no llegaba y que si llegaba no iba a tener el entusiasmo<br />
para disfrutarla. Pero, por suerte, el arte siempre mantiene la<br />
magia capaz <strong>de</strong> emocionarnos cambiándonos interiormente, así<br />
que me puse mucho mejor. Siento que hay una ten<strong>de</strong>ncia en las<br />
personas cuando nos <strong>de</strong>jamos llevar por las convenciones sociales,<br />
<strong>de</strong> darle valor a aquellos pensamientos, seres o cosas<br />
que logran a través <strong>de</strong> distintas maneras, perpetuarse en el<br />
tiempo. Los seres humanos como individuos nos sentimos partecitas<br />
intrascen<strong>de</strong>ntes porque nos vamos a morir. Y entonces<br />
creemos que necesitamos ganarnos el valor <strong>de</strong> nosotros mismos<br />
haciendo objetos perdurables, intentando cambiar al mundo<br />
que es lo que va a quedar <strong>de</strong>spués que nos vayamos. Lo que<br />
trascien<strong>de</strong> sería lo que tiene valor, lo sagrado. Los ánimos cambiantes<br />
están mal vistos, cambiar <strong>de</strong> gusto o <strong>de</strong> forma <strong>de</strong> pensar<br />
también. El presente sería “lo” efímero pero a la vez es “lo”<br />
vital. Una sonrisa <strong>de</strong> un segundo, el tiempo que dura una canción,<br />
o una obra que sólo existe para ser contemplada un ratito<br />
o unos meses es lo que nos constituye.<br />
El sueño huérfano<br />
“JUVENTUD DORMIDA”. MARIO INCHAUSPE<br />
4.8 AL 30.8. CASA DE LA PAMPA<br />
Por Carlos Moreira | Un amigo duerme. Se observa que lo que<br />
está a su alre<strong>de</strong>dor también ha perdido la severidad <strong>de</strong> la vigilia:<br />
las cosas yacen a su aire, a la espera <strong>de</strong> que el señor regrese.<br />
Indiferenciadas tales cosas -las telas, los espacios, los muebles-<br />
mientras dure el suspendido mundo <strong>de</strong>l durmiente. Él viaja,<br />
pero ha <strong>de</strong>jado aquí su cuerpo tan querido. Él es el que en<br />
realidad observa, abstraído en la seguridad <strong>de</strong> ese exilio tan <strong>de</strong>mocrático,<br />
tan curiosamente prescripto para todos. Es su turno<br />
¿qué estará viendo? Duerme para ser todo lo que ve, y el cronista<br />
<strong>de</strong>l extraordinario suceso <strong>de</strong>be conformarse para empren<strong>de</strong>r<br />
el retrato con unas vagas señas: la piel, la respiración, los<br />
párpados caídos. Y resignarse, en su indagación, a los materiales<br />
–las migajas- que le proporciona el mundo externo y común:<br />
la línea, el color, la luminosidad. Sólo unas vagas señas, como<br />
la música que se filtra por la cerradura <strong>de</strong> una mansión en fiesta.<br />
El resultado es un ansia <strong>de</strong> compasión difícil <strong>de</strong> precisar<br />
¿compasión <strong>de</strong> sí mismo, abandonado por el durmiente? ¿compasión<br />
hacia “lo humano” que todo durmiente, sin saberlo, sin<br />
proponérselo, ejemplifica en su sensible orfandad, como una<br />
obra maestra abandonada? ¿o hacia el amigo, con su cara y su<br />
nombre tan frágilmente cansados a esta hora? Luego <strong>de</strong>spertará,<br />
quizá sólo falte un segundo para eso. Volverá <strong>de</strong> aquel exilio<br />
a este otro, que sabemos pobre aunque no menos amistoso para<br />
una bienvenida.<br />
Alma aventurera<br />
LUIS FELIPE NOÉ. MIRADA A LOS '90<br />
17.8 AL 6.10. FONDO NACIONAL DE LAS ARTES<br />
PAGINA 27<br />
Por Alberto Mén<strong>de</strong>z | Es frecuente que nos topemos con la crueldad<br />
<strong>de</strong>l paso <strong>de</strong>l tiempo como una i<strong>de</strong>a recurrente, habitual. Si<br />
nos proponemos juzgar (nada más arbitrario y soberbio) la vida<br />
y obra <strong>de</strong> cualquier persona conocida o no, las conclusiones a<br />
las que arribemos seguramente no serán <strong>de</strong>l todo ciertas, pero<br />
no incidirán en el resto <strong>de</strong> los mortales tanto o más salvo que<br />
ese análisis lo llevemos a cabo sobre un artista; ahí el resultado<br />
pue<strong>de</strong> arrojar como conclusión un elogio <strong>de</strong>smedido o un juicio<br />
lapidario (y a veces justo).<br />
Hoy, aquello que enten<strong>de</strong>mos por vanguardia tiene que ver más<br />
con la velocidad <strong>de</strong> las cosas, con lo efímero, con lo sutilmente<br />
agradable y <strong>de</strong>corativo. Que alguien se permita seguir revisando<br />
ese cruel paso <strong>de</strong>l tiempo, esa historia que nos toca vivir,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> su atalaya, flanqueado tan solo por unos cuantos pinceles<br />
y con una única arma que es el color, es más que grato. Digo<br />
esto para avisar que Noé está <strong>de</strong> nuevo entre nosotros. Si<br />
bien nunca se fue, es bueno saber que sus ironías, sus visiones<br />
históricas, su actualidad y su discurso plagado <strong>de</strong> violencia estética,<br />
pue<strong>de</strong>n ser <strong>de</strong> nuevo contemplados.<br />
Esta vez es el Fondo Nacional <strong>de</strong> las Artes, en sus salas aparecen<br />
fragmentos <strong>de</strong> sus tres últimas series al cabo <strong>de</strong> la ultima década,<br />
a la que Noe llama Mirada a los ’90. Un capítulo aparte merece<br />
la instalación Instauración Institucional <strong>de</strong> 1994, en ella se<br />
propone reflexionar, y vaya si lo logra, sobre aquello que nuestro<br />
país fue, es y tal vez seguirá siendo sueños a medio camino.<br />
Ver sus obras nos lleva a compren<strong>de</strong>r que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los tempranos<br />
’60 hasta hoy su aventura en la plástica no ha tenido límites, la<br />
respuesta quizás esté en su alma.<br />
El alma <strong>de</strong> ese pintor joven que sigue siendo.<br />
Negros y blancos esenciales<br />
FELIX RODRIGUEZ. DIBUJOS<br />
1.8 AL 25.8. CECILIA CABALLERO<br />
Por Cayetano Vicentini | Afuera: Traspié en la vereda sobre la<br />
cortada Sargento Cabral al retroce<strong>de</strong>r con la intención <strong>de</strong> abarcar<br />
con una sola mirada la obra exhibida en la vidriera.<br />
A<strong>de</strong>ntro: Profundida<strong>de</strong>s diversas sobre los planos don<strong>de</strong> el artista<br />
sostiene tensiones <strong>de</strong> acero, licúa el aire inflando nubes,<br />
amontona copas <strong>de</strong> árboles en la orilla <strong>de</strong>l río, avizora las huella<br />
humana entrando en el horizonte, modulando líneas y volúmenes<br />
eriza el cielo y pinta la tormenta, fracciona las superficies<br />
representando la naturaleza, a los diferentes materiales que<br />
componen una construcción (vidrio-metal-cemento), fusiona la<br />
atmósfera y genera la tridimensionalidad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo esencial: negro<br />
sobre blanco, carbonilla sobre tela,… y allí en los vericuetos<br />
<strong>de</strong> lo no representado, en la cerrada trama <strong>de</strong>l paisaje absorbido<br />
por Félix Rodríguez se pue<strong>de</strong> aventurar la ilusión <strong>de</strong> ver a través<br />
<strong>de</strong> las cosas.