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PAGINA 28<br />
Hambre <strong>de</strong> luz<br />
“MARQUESINAS”. ERNESTO BALLESTEROS<br />
8.8 AL 30.8. DUPLUS<br />
Por Ernesto Arellano | Esta ambientación reproduce los efectos nocturnos<br />
sobre la inseguridad. Estableciendo un código don<strong>de</strong> las<br />
marcas y signos actúan como <strong>de</strong>formaciones indirectas sobre la<br />
percepción <strong>de</strong> objetos culturales contrapuestos, apostando a una<br />
resignificación restrictiva. A partir <strong>de</strong> esto, pu<strong>de</strong> ver en mí retazos <strong>de</strong><br />
signos actuando como guía en un plano <strong>de</strong> ignición hacia la oscuridad.<br />
Las luces que titilaban en ese presente cooptaban con su<br />
atuendo simbólico un sonido perturbador: el <strong>de</strong>stino urbano <strong>de</strong> los<br />
cuerpos. Fiel a esta premisa conceptual, esta muestra realiza todos<br />
sus malabarismos lumínicos, en la oscuridad impostada por ese referente,<br />
hipnótico e invisible, que se monta terrible sobre la percepción.<br />
Esos trozos <strong>visuales</strong> seccionan por acumulación tácita <strong>de</strong>l juego:<br />
pren<strong>de</strong>r, apagar y cortar; velar y mixtificar. Son el logos <strong>de</strong> un<br />
tiempo agotado, la expresión <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo, que materializan las ansias<br />
<strong>de</strong> perfección y <strong>de</strong> recogimiento mental..<br />
Tras la soli<strong>de</strong>z que muestran estos enunciados <strong>visuales</strong>, mi mirada<br />
va en busca <strong>de</strong> lo bajo. Quiero recobrar frente a la premisa taxativa<br />
<strong>de</strong> entronización i<strong>de</strong>al, y aceptación totémica, ya no huir <strong>de</strong> la pústula<br />
paterna; sino tratar <strong>de</strong> encontrar en la composición algún misterio,<br />
un veneno verda<strong>de</strong>ro, alguna astilla que surgiera <strong>de</strong> la elegante<br />
voracidad, tal como elegantes se proponían las inclemencias <strong>de</strong><br />
luz, referente y oscuridad. Y fui a buscarlas a otra parte.<br />
Piedra, papel o tijera<br />
“ICONOLOGÍA CONTINENTAL”. RUTH GURVICH<br />
1.8 AL 21.8. GARA<br />
Por Silvina Buffone | Desprotección. Los objetos construidos en<br />
papel por R G consiguen hacernos sentir algo abollados, enclenques,<br />
expuestos a la intemperie. Son objetos que subjetivan un<br />
estado existencial precario, silencioso, <strong>de</strong> una labilidad tal que<br />
da miedo pensarlos. Decorados con líneas azul cobalto y en tamaño<br />
natural los bols con chinitas que lloran, platitos con dragones<br />
que se muer<strong>de</strong>n la cola y japonesas con susto son recreadas<br />
sobre papel blanco tomando tridimensión. Papel, piedra, tijera.<br />
La paradoja brota en las dos tacitas <strong>de</strong> té aplastadas tras<br />
un vidrio. De ser porcelana ya hubiesen estallado, pero son <strong>de</strong><br />
papel. El papel que es cortado por la tijera, el mismo que envuelve<br />
a la piedra, esa piedra que rompe a la tijera. Se hacen fuertes<br />
por su persistencia en la <strong>de</strong>bilidad El bol, el jarrón, la taza no<br />
mienten su precariedad, no intentan en nada ocultar su <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z<br />
<strong>de</strong> papel, no intentan ser fuertes ni valiosos. Sólo proponen<br />
sumergirse en una vi<strong>de</strong>ncia bella y tremenda. Es una canción <strong>de</strong><br />
cuna a lo que yace solo. Un arrullo susurrante y <strong>de</strong> una <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za<br />
atroz, propone el sopor <strong>de</strong> la fiebre <strong>de</strong> un sábado azul..., don<strong>de</strong><br />
es siempre igual, los que no pue<strong>de</strong>n más se van.<br />
Tripas <strong>de</strong> robot<br />
CRISTINA SCHIAVI. PAISAJE. INSTALACION<br />
22.8 AL 11.9. GARA<br />
Por Cecilia Pavón | Lo bueno <strong>de</strong> estos objetos es su falta <strong>de</strong> pretensión,<br />
a medio camino entre lo <strong>artes</strong>anal pobre y lo industrial sofisticado.<br />
Podrían ser lámparas <strong>de</strong> diseño pero cuando nos acercamos<br />
hay algo que nos advierte que no, algo incómodo, quizás<br />
sea la presencia <strong>de</strong> esos azulejos tan fuera <strong>de</strong> época, tan años ‘50<br />
que recuerdan a una cocina o a un baño <strong>de</strong> casa antigua, y que<br />
no tienen nada que ver con esos sueños futuristas con los que se<br />
suele asociar corrientemente al “arte digital”. La primera impresión<br />
que tuve al entrar a la sala fue que se trataba <strong>de</strong> seres animados.<br />
Me parecía que eran como robots tiernos, simplotes y tontos, con<br />
caritas, y que los cables que los conectan a la electricidad, todos<br />
<strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nados y revueltos, eran algo así como sus tripas o sus pelos.<br />
Seducción pero no mentira<br />
CRISTINA SCHIAVI. PAISAJE. INSTALACION<br />
22.8 AL 11.9. GARA<br />
Por Claudia Contreras | Estas familias me interesan, me <strong>de</strong>jan<br />
perpleja, <strong>de</strong>sconozco el por qué me resultan conocidas <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
siempre, nuevas, encantadoras y extrañas a la vez, apenas siniestras,<br />
seducen pero no mienten, no están clonadas, son estéticas<br />
pero animadas, pareciera quisieran mutar... no sé cómo, ni<br />
cuándo, ni dón<strong>de</strong>, ni por qué. Nos creemos que las miramos,<br />
cuando en realidad son ellas las que nos miran, nos interrogan<br />
con los ojos gran<strong>de</strong>s siempre abiertos, alertas <strong>de</strong> aparente ingenuidad.<br />
Tendríamos que pasar tar<strong>de</strong>, con la galería cerrada para<br />
comprobar si duermen con sus ojos solapados. Tendríamos que<br />
pasar temprano a disfrutar la reunión, o justo en el momento indicado<br />
para recibir sus señales. Con esos sonidos hablan entre<br />
sí un lenguaje compartido. Suena a conversación familiar, aunque<br />
parezca mentira. Y sus charquitos sólidos, son sus fluídos<br />
consolidados, con sus pises, sus mierdas, sus lágrimas? o nos<br />
permiten ver que son las nuestras?<br />
Descendiendo a un vivero<br />
LEO CHIACHIO Y ALBERTO PASSOLINI<br />
22.8 AL 11.9. JUANA DE ARCO<br />
Por Exequiel Klopman | Bajando la escalera, lo primero que siento<br />
es que <strong>de</strong>sciendo a un vivero, por el ver<strong>de</strong> brillante <strong>de</strong> unos<br />
cactus flaquitos y encorvados. Pero no: son <strong>de</strong> yeso pintado, y<br />
están regando y cuidando a figuras humanas que brotan a sus<br />
pies. Plantas con pies, gente con raíces. Bien cerca, otra obra y<br />
otra i<strong>de</strong>a: un mural con un cuerpo <strong>de</strong> hombre creciendo como<br />
una planta. También hay un conjunto <strong>de</strong> espejos como estantecitos<br />
con formas que se reflejan en la pared, algo más <strong>de</strong>corativo.<br />
Una situación muy Palermo, viejo: optimismo, ingenuidad,<br />
naturismo, casi cero en complejidad o pretensiones. Da para ir<br />
con un pibito para <strong>de</strong>cirle que la vida es orgánica, recíproca, cíclica,<br />
a veces simétrica... y sin usar palabras difíciles.