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La voluntad de apropiación utiliza la invalidez del «infans» (ser humano<br />
desde que nace y durante sus primerísimos meses de vida, sin palabras ni<br />
ideas), para montar un andamiaje de mentira que lo captura en dicha invali-<br />
dez. El aparato psíquico de los niños secuestrados se desarrolla en esta situa-<br />
ción de captura y de enajenación de su deseo.<br />
Lo que funda la identidad (estructura interna que consiste en lo que uno<br />
siente ser) es el deseo de vida de los padres unido a la propia pulsión de vida<br />
del bebé. El deseo de vida se va haciendo autónomo, pero debe pensarse, en<br />
el origen, íntimamente ligado al motor que lo generó; el deseo parental. Esta<br />
configuración de deseos que es origen de la vida, es basamento identificatorio.<br />
Los niños afirman y confirman su identidad en un constante proceso de<br />
reaseguramiento de esta configuración. Es sobre esta matriz existencial que<br />
se ejerció y se ejerce la violencia de la impostura. Violencia potencializada en<br />
la permanencia del ocultamiento y la apropiación. No hay falsificación posi-<br />
ble de la vivencia inconsciente del origen de la vida, lo que hay en la impos-<br />
tura es un intento de alienación del deseo inconsciente, de reducir al niño a su<br />
necesidad, a la defensa por sobrevivir; a enajenarlo como persona, como<br />
sujeto del deseo.<br />
Las Abuelas de Plaza de Mayo llaman restitución al acto de recuperación<br />
de los niños secuestrados. Acto psíquicamente fundante porque se asienta en<br />
la verdad y en la Ley y libera al psiquismo infantil de la fundación falsa en la<br />
que se encuentra capturado; porque restablece un orden de legalidad familiar<br />
que posibilita el deseo, el encuentro con la propia identidad y la inserción en<br />
la legítima cadena generacional.<br />
Nos parece útil e indispensable puntuar, sobre el despliegue de las opi-<br />
niones vertidas en dicho diálogo, la confusión reiterada del contexto y las<br />
contradicciones en las que se incurre sobre la situación que sufren los niños<br />
secuestrados en manos de sus apropiadores.<br />
1) Es notable cómo los interlocutores «adoptan» el término de «padres<br />
adoptivos» que utiliza la Dra. Doltó, sin poder escuchar que, «la situación<br />
fue de apropiación».<br />
2) F.D.: «La separación de estos padres adoptivos para devolverlos a los<br />
legítimos, sólo puede tener éxito si se realiza para el honor de la sangre».<br />
«La separación» de los apropiadores y el «devolverlos» a sus legítimas<br />
familias «tiene éxito» justamente porque, como decimos más arriba, el<br />
restablecimiento de la legalidad familiar posibilita el encuentro con la propia<br />
identidad, la desalienación del deseo y la inserción en la legítima cadena<br />
generacional («para el honor de la sangre»). A pesar de que la información y<br />
el montaje no ahorran contradicciones, parece que la Dra. Doltó hace final-<br />
mente referencia a la restitución cuando dice: «No era posible dejarlos con<br />
los padres que no eran suyos, ya que tienen los verdaderos padres de vues-<br />
tros padres desaparecidos».<br />
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