REVISTA CRISTIANA - Fundación Federico Fliedner

y tanta expresión en sus pardos ojos,
(si bien despues de todo lo que nos lia-
bia escrito sobre sus opíparas comidas
en la casa de Erfurt, donde es beneficiario)
nuestra madre y yo no esperábamos
verlo con semblante tan desencajado y
macilento.
Ha traído el escudo de mi madrina,
y me lo ha devuelto. Dice que es hombre
independiente, que gana su propia vida
y está muy distante de aceptar tales
obsequios. Sin embargo, como lo consagré
á Federico, siento que tengo derecho
á gastarlo en beneficio suyo, lo que
es un gran consuelo, porque puedo proveer
la mesa de mejores alimentos de
los que nuestras circunstancias lo permiten
durante los pocos días que permanecerá
con nosotros, á fin de que no
sospeche nunca los apuros en que á menudo
nos hallamos.
Aunque me da vergüenza decirlo, hay
algo que me contraría en este regreso
de Federico. De dos años acá he venido
esperándolo con anhelante deseo dia y
noche. Creia que principiaríamos en el
punto mismo donde quedamos. Me figuraba
que continuaría como antes la vida
doméstica que llevaba con él.
(Se continuará.)
SECCtON DE NOTICIAS.”
BÉLGICA.
Ha llamado mucho la atención la conversión
á la fe evangélica de A. Lam-
bert, sacerdote belga católico romano y
miembro de la orden de los Redentoris-
tas.
A continuación insertamos la traducción
de su carta de despedida, dirigida
al General superior en Roma.
((Creo de mi deber informaros que
desde hoy, (mi conducta como clérigo
siendo intachable, según sabéis) me retiro
libre y deliberadamente del sacerdocio
y comunion de la iglesia católica
romana.
»La decisión que hoy tomo es el resul­
R e v is t a C r i s t i a n a . 287
tado de una larga lucha mental y de
mucha meditación, y 110 sin pena he dado
este paso, porque es duro cortar las relaciones
de veintiún años.
»Pero no puedo resistir más la voz de
mi conciencia. Tuve que obedecerla por
fin, y la consecuencia de esta obediencia
es el paso que acabo de dar.
»Sabiendo lo que sé, viendo lo que he
visto y oyendo lo que he oído en la iglesia
católica-romana no puedo forzar mi
mente á someterse al Vaticano, ni puedo
admitir más la pretension de esa
iglesia y de sus clérigos de gobernar, no
sólo en asuntos religiosos, sino también
en materias puramente científicas, sociales
y aun políticas.
»La intolerancia y duplicidad qne,casi
desde el día de mi ordenación al sacerdocio
hallé y encontré en la iglesia católica
romana, han llegado á ser por
demás insoportables para mí. Y habiendo
llegado á la conclusion que hay un
solo Sumo Sacerdote, el Dios hombre
Jesucristo, y un sólo sacrificio, que no
ha de ser repetido, y dudando en consecuencia
de mi posicion como sacerdote,
110 puedo obrar de otro modo que como
lo hago hoy.
»Si yo hubiera permanecido más tiempo
en esa iglesia, habríame envilecido
como hombre, y esto no pude hacerlo, y
con la ayuda de Dios no lo haré.
»Aunque dejo la Iglesia de Roma y
renuncio al sacerdocio, no olvidaré á mis
numerosos y buenos amigos á quienes
tengo que dejar caminando por su propio
sendero. Estamos separados. 'No me
mezclaré con ellos como espero que ellos
no intervendrán conmigo.
»Lo que yo hago es asunto personal.
Vivimos en un pais libre.
»Entre tanto, doy gracias á Dios porque
se me han tendido manos cristianas
para darme la bienvenida, y por la influencia
cristiana de que he sido rodeado
para ayudarme en el camino de Dios.
»Algunos me condenarán; pero dejo
mi causa al Todopoderoso y á su Hijo
Jesucristo.
»Ahora sé claramente que los que creen
en Cristo como su Salvador serán salvos.