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372 VIVIR BAJO LA CRUZ<br />
El drama breve titulado El largo silencio lo dice todo:<br />
Al final <strong>de</strong>l tiempo, billones <strong>de</strong> personas estaban esparcidas<br />
por una gran llanura <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l trono <strong>de</strong> Dios.<br />
<strong>La</strong> mayoría retrocedía ante la brillante luz <strong>de</strong>lante <strong>de</strong><br />
ellos. Pero algunos hablaban acaloradamente;<br />
no mostraban vergüenza sino beligerancia.<br />
'¿Pue<strong>de</strong> Dios juzgarnos? ¿Cómo pue<strong>de</strong> saber lo que es el<br />
sufrimiento?' espetó con <strong>de</strong>sparpajo una joven muchacha<br />
trigueña. Abrió <strong>de</strong> un tirón una manga para mostrar un<br />
número tatuado en un campo <strong>de</strong> concentración nazi.<br />
'¡Nosotros soportamos el terror ... los golpes ... la tortura ...<br />
la muerte!'<br />
En otro grupo, un muchacho negro se abrió el cuello <strong>de</strong><br />
la camisa. '¿Qué me dicen <strong>de</strong> esto?' preguntó secamente,<br />
mostrando una horrible quemadura <strong>de</strong> soga. '¡Linchado ...<br />
por el único crimen <strong>de</strong> ser negro!'<br />
En otro grupo, una niña <strong>de</strong> edad escolar, encinta, con<br />
ojos resentidos. '¿Por que tengo que sufrir yo?' murmuró.<br />
'No fue culpa mía.'<br />
A lo lejos, sobre la llanura, había cientos <strong>de</strong> grupos<br />
similares. Cada uno tenía una queja contra Dios por el mal<br />
y el sufrimiento que permitía en su mundo. Qué suerte<br />
tenía Dios <strong>de</strong> vivir en el cielo don<strong>de</strong> todo era dulzura y luz,<br />
sin lágrimas ni temor, hambre ni odio. ¿Qué sabía Dios<br />
sobre todo lo que el ser humano estaba obligado a soportar<br />
en este mundo? Porque Dios lleva una vida bastante<br />
protegida, <strong>de</strong>cían.<br />
De modo que cada uno <strong>de</strong> estos grupos mandó a su<br />
lí<strong>de</strong>r, elegido porque era el que más había sufrido. Un<br />
judío, un negro, una persona <strong>de</strong> Hiroshima, una persona<br />
horriblemente <strong>de</strong>formada por la artritis, un niño afectado<br />
por la talidomida. En el centro <strong>de</strong> la llanura se consultaron<br />
unos a otros. Por fin estaban listos para presentar su caso.<br />
Resultó bastante coherente. Antes <strong>de</strong> que Dios pudiera<br />
estar en condiciones <strong>de</strong> ser el juez, tenía que soportar lo<br />
que habían soportado ellos. Su <strong>de</strong>cisión fue que Dios <strong>de</strong>bía<br />
ser sentenciado a vivir en la tierra ¡como hombre!<br />
'Que al nacer sea judío. Que se ponga en tela <strong>de</strong> juicio la<br />
legitimidad <strong>de</strong> su nacimiento. Que se le asigne un trabajo<br />
tan difícil que hasta su familia piense que está loco cuando<br />
EL SUFRIMIENTO Y LA GLORIA 373<br />
trate <strong>de</strong> cumplirlo. Que sea traicionado por sus amigos<br />
más íntimos. Que tenga que enfrentar cargos falsos, ser<br />
juzgado por un tribunal prejuiciado y ser sentenciado por<br />
un juez <strong>de</strong> poco carácter. Que sea torturado.<br />
'Al final, que vea lo que significa estar terriblemente<br />
solo. Luego, que muera. Que muera <strong>de</strong> manera que no<br />
que<strong>de</strong> duda alguna <strong>de</strong> que murió. Que haya una gran<br />
hueste <strong>de</strong> testigos para verificarlo.'<br />
A medida que cada lí<strong>de</strong>r anunciaba su porción <strong>de</strong> la<br />
sentencia, audibles murmullos <strong>de</strong> aprobación subían <strong>de</strong> la<br />
multitud reunida allí.<br />
y cuando el último hubo terminado <strong>de</strong> pronunciar su<br />
parte <strong>de</strong> la sentencia, hubo un prolongado silencio. Nadie<br />
pronunció una sola palabra más. Nadie se movió. Porque<br />
súbitamente todos comprendieron que Dios ya había<br />
cumplido su sentencia.<br />
Edward Shillito, <strong>de</strong>sconsolado por la carnicería <strong>de</strong> la Primera<br />
Guerra Mundial, encontró consuelo en el hecho <strong>de</strong> que Jesús pudo<br />
mostrarles a sus discípulos las cicatrices <strong>de</strong> su crucifixión. Lo inspiró<br />
<strong>de</strong> tal manera que escribió su poema 'Jesús <strong>de</strong> las cicatrices':<br />
Si nunca te hemos buscado, te buscamos ahora;<br />
tus ojos ar<strong>de</strong>n a través <strong>de</strong> la oscuridad,<br />
nuestras únicas estrellas;<br />
necesitamos la visión <strong>de</strong> marcas <strong>de</strong> espinas en tu frente,<br />
te necesitamos a ti, oh Jesús <strong>de</strong> las cicatrices.<br />
Los cielos nos asustan; están <strong>de</strong>masiado calmos;<br />
en todo el universo no tenemos ningún lugar.<br />
Nuestras heridas nos duelen; ¿dón<strong>de</strong> está el bálsamo?<br />
Señor Jesús, por tus cicatrices conocemos tu gracia.<br />
Sí te acercas, cuando las puertas estén cerradas,<br />
sólo muestra esas manos, ese lado <strong>de</strong> ti mismo;<br />
sabemos hoy lo que son las heridas, no temas;<br />
muéstranos tus cicatrices, conocemos la contraseña.<br />
Los otros dioses eran fuertes; pero tú fuiste débil;<br />
ellos cabalgaban, tú tropezaste hacia un trono;<br />
pero a nuestras heridas sólo las heridas <strong>de</strong> Dios<br />
pue<strong>de</strong>n hablarles,<br />
y ningún dios tiene heridas, sino sólo tÚ. 45