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188 LA VICTORIA DE LA CRUZ<br />
su vid, su nueva humanidad, su familia, el templo <strong>de</strong>l Espíritu Santo,<br />
y columna y baluarte <strong>de</strong> la verdad. Así también la salvación <strong>de</strong> <strong>Cristo</strong><br />
se ilustra mediante las imágenes que ofrecen términos como 'propiciación',<br />
'justificación', y 'reconciliación', asuntos que constituirán el<br />
tema <strong>de</strong> este capítulo. <strong>La</strong>s imágenes <strong>de</strong> la iglesia son visualmente<br />
incompatibles: no se pue<strong>de</strong> pensar en el cuerpo y la esposa <strong>de</strong> <strong>Cristo</strong><br />
simultáneamente. No obstante, subyace a todas ellas la realidad <strong>de</strong><br />
que Dios está llamando y separando a un pueblo para sí. Así también<br />
las imágenes <strong>de</strong> la salvación son igualmente incompatibles (las<br />
palabras justificación y re<strong>de</strong>nción evocan respectivamente los<br />
divergentes mundos <strong>de</strong> la ley y el comercio). No obstante, subyace a<br />
todas ellas la realidad <strong>de</strong> que Dios en <strong>Cristo</strong> ha llevado nuestro pecado<br />
y ha muerto nuestra muerte para librarnos <strong>de</strong>l pecado y <strong>de</strong> la muerte.<br />
Dichas imágenes son auxiliares indispensables para que el ser humano<br />
entienda la doctrina. Y lo que ellas transmiten, porque provienen <strong>de</strong><br />
Dios, es cierto. Con todo, no <strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>ducir <strong>de</strong> esto que el haber<br />
comprendido las imágenes significa que hemos agotado el significado<br />
<strong>de</strong> la doctrina. Más allá <strong>de</strong> las imágenes <strong>de</strong> la expiación se encuentra<br />
el misterio <strong>de</strong> la expiación. Presiento que vamos a explorar durante<br />
la eternidad las profundas maravillas <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción.<br />
'Imágenes' <strong>de</strong> la salvación (o <strong>de</strong> la expiación) es una expresión<br />
más a<strong>de</strong>cuada que 'teorías'. Generalmente las teorías son conceptos<br />
abstractos y especulativos, mientras que las imágenes bíblicas <strong>de</strong> los<br />
logros <strong>de</strong> la expiación <strong>de</strong> <strong>Cristo</strong> son figuras concretas y pertenecen a<br />
los datos <strong>de</strong> la revelación. No son explicaciones alternativas <strong>de</strong> la cruz;<br />
no se nos ofrece una gama <strong>de</strong> la cual po<strong>de</strong>mos elegir a nuestro gusto<br />
sino aspectos mutuamente complementarios, cada uno <strong>de</strong> los cuales<br />
contribuye en una parte vital al todo. En cuanto a las imágenes que<br />
evoca cada término, la 'propiciación' nos lleva a los ritos en el<br />
santuario, la 're<strong>de</strong>nción' a las transacciones en el mercado, la<br />
'justificación' a lo que ocurre en los tribunales judiciales, y la<br />
'reconciliación' a las experiencias en el hogar o en la familia. Lo que<br />
yo sostengo es que la 'sustitución' no es una 'teoría' o una 'imagen'<br />
más que se pue<strong>de</strong> ubicar a la par <strong>de</strong> las otras, sino más bien el<br />
fundamento <strong>de</strong> todas ellas, sin la cual cada una <strong>de</strong> ellas carece <strong>de</strong><br />
sustento. Dios en <strong>Cristo</strong> murió en nuestro lugar. Si no fuera así no<br />
podría haber propiciación, ni re<strong>de</strong>nción, ni justificación ni reconciliación.<br />
A<strong>de</strong>más, la vida <strong>de</strong> todas las imágenes comienza en el Antiguo<br />
Testamento, pero se elaboran y enriquecen en el Nuevo, particularmente<br />
al ser relacionadas directamente con <strong>Cristo</strong> y la cruz.<br />
LA SALVACIÓN DE LOS PECADORES 189<br />
<strong>La</strong> propiciación<br />
Los cristianos occi<strong>de</strong>ntales <strong>de</strong> habla hispana están muy familiarizados<br />
con el lenguaje <strong>de</strong> la'propiciación' en relación con la muerte <strong>de</strong> <strong>Cristo</strong>,<br />
por cuanto la versión <strong>de</strong> Reina Valera, con la cual se han criado,<br />
contiene tres afirmaciones explícitas en torno a ella, <strong>de</strong> la pluma <strong>de</strong><br />
Pablo:<br />
y Juan:<br />
oo. <strong>Cristo</strong> Jesús, a quien Dios puso como propiciación por<br />
medio <strong>de</strong> la fe en su sangre. Romanos 3.24-25<br />
oo. abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.<br />
y él es la propiciación por nuestros pecados.<br />
1 Juan 2.1-2<br />
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos<br />
amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros,<br />
y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.<br />
1 Juan 4.10<br />
Pero aunque estén familiarizados con el concepto, esto no significa,<br />
necesariamente, que se sientan cómodos con el mismo.'Propiciar'<br />
a alguien alu<strong>de</strong> a apaciguarlo o pacificar su ira. ¿Significa, entonces,<br />
que Dios se enoja? Si así fuera, ¿pue<strong>de</strong>n las ofrendas o los ritos mitigar<br />
su enojo? ¿Acepta Dios el cohecho? Estos son conceptos que suenan<br />
paganos más que cristianos. Po<strong>de</strong>mos enten<strong>de</strong>r que los animistas<br />
primitivos consi<strong>de</strong>rasen que era indispensable aplacar la ira <strong>de</strong> los<br />
dioses, los espíritus o los antepasados, pero, ¿son dignas <strong>de</strong>l Dios<br />
cristiano tales nociones? ¿Acaso no <strong>de</strong>beríamos haber madurado lo<br />
suficiente como para haberlas superado? En particular, ¿realmente<br />
hemos <strong>de</strong> creer que por su muerte Jesús propició la ira <strong>de</strong>l Padre,<br />
induciéndolo a abandonarla yen cambio a prodigarnos su favor?<br />
Rechazamos, por cierto, los conceptos vulgares sobre ira, sacrificio<br />
y propiciación. No pertenecen a la religión <strong>de</strong>l Antiguo Testamento, y<br />
menos a la <strong>de</strong>l Nuevo. Esto no significa, empero, que no exista ningún<br />
concepto bíblico en relación con ellos. Lo que se nos revela en las<br />
Escrituras es una doctrina pura (<strong>de</strong> la que ha sido expurgada toda<br />
vulgaridad pagana) <strong>de</strong> la santa ira <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong> su amoroso sacrificio<br />
<strong>de</strong> sí mismo en <strong>Cristo</strong> y <strong>de</strong> su iniciativa <strong>de</strong>stinada a <strong>de</strong>sviar su propia<br />
ira. Resulta obvio que la 'ira' y la 'propiciación' (el apaciguamiento <strong>de</strong><br />
la ira) van juntas. Cuando la ira ha sido purgada <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as indignas,