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Estudios Revista Ecléctica. Número 159 - Christie Books

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de la energía, que es indestructible y que no<br />

puede ser aniquilada ni creada, pero que puede<br />

presentarse multiformemente en sus numerosas<br />

manifestaciones, realizándose las transformaciones<br />

con equivalentes fijos y perfectamente determinados.<br />

Descartado el trabajo del hombre, «la mano<br />

de obra», y reducida la producción al trabajo<br />

de las máquinas, cualquier objeto producido y<br />

listo para el consumo encierra indudablemente<br />

un valor perfectamente definido y fácilmente<br />

calculable, correspondiente a cuanto han trabajado<br />

las máquinas para hacerlo, teniendo en<br />

cuenta las equivalencias de las diferentes manifestaciones<br />

de la energía única.<br />

Así la unidad para medir y apreciar el valor<br />

de las cosas será la unidad de trabajo o energía.<br />

Para valoraciones teóricas, la unidad será<br />

el «erg», o sea el trabajo realizado por la unidad<br />

de fuerza, o sea la «dina», recorriendo la<br />

unidad de distancia, o sea el centímetro. Pero<br />

esta unidad «cegesimal» (del sistema de unidades<br />

c. g. s., o sea centímetro, gramo, segundo)<br />

resultará demasiado pequeña para las medidas<br />

ordinarias y será necesario emplear otra unidad<br />

práctica bastante mayor, que podrá ser el kilográmetro,<br />

la caloría o, mucho mejor, y ésta es<br />

la que yo propongo y preconizo, el kilovatiohora,<br />

equivalente aproximadamente a la energía<br />

acumulada y, por lo tanto, al precio energético<br />

de diez kilos de carbón en su filón y en su<br />

mina.<br />

Cómo se determinarán los precios.—Ya he<br />

dicho que un kilo de carbón, que produce, al<br />

ser quemado, de 8 a 10.000 calorías, dado el<br />

equivalente mecánico del calor, viene a valer<br />

en unidades energéticas 10 kilovatios-hora, pero<br />

dicho valor es el correspondiente a dicho carbón<br />

en su criadero, que es su valor «natural» análogo<br />

al del agua que corre por un cauce y es<br />

capaz de realizar determinado trabajo obrando<br />

sobre una turbina.<br />

Dicho carbón es cortado en su criadero con la<br />

máquina excavadora, bajo el control del minero,<br />

desprovisto de valoración o disgregado por un<br />

barreno y, después de cortado, ha adquirido<br />

más valor energético: el correspondiente a la<br />

energía mecánica o química gastada en su corte.<br />

Después es extraído a bocamina y su valor<br />

aumenta en la cantidad de energía consumida<br />

por el montacargas, aumentando también con el<br />

transporte hasta el lugar del consumo con la<br />

energía gastada en el arrastre. Así, un kilo de<br />

carbón dispuesto a ser quemado en una fábrica<br />

tiene un valor energético perfectamente calculable<br />

y que puede ser una indicación útilísima<br />

para la economía al permitirnos ver si es más<br />

económico el empleo del carbón de otra mina o<br />

el aprovechamiento de un salto de agua.<br />

Un kilo de algodón también tiene un valor<br />

energético natural robado al sol por la clorofila<br />

de su planta y fácil de determinar con el calorímetro.<br />

Tras la recolección y el transporte, ese<br />

valor habrá aumentado hasta llegar a la fábrica<br />

y su hilado consumirá determinado número<br />

de vatios-hora, que habrá que añadir con los correspondientes<br />

al tejido para conocer el valor<br />

energético de la tela.<br />

El precio de un kilo de hierro perfilado dependerá<br />

de la energía gastada en la extracción del<br />

mineral, arrastres hasta los altos hornos, car-<br />

© faximil edicions digitals 2006<br />

bón gastado en éstos, nuevo arrastre a los talleres<br />

y energía mecánica gastada en su laminación,<br />

debiendo ser tenida en cuenta también la<br />

energía química encerrada en dicha sustancia<br />

capaz de combinarse con el oxígeno desarrollando<br />

determinada cantidad de calor.<br />

Y así puede ser determinado el precio energético<br />

de todas las cosas, calculando el trabajo<br />

desarrollado por las máquinas para su producción,<br />

precio que nos define el valor del producto<br />

y cuyo conocimiento puede ser útilísimo.<br />

Ventajas y aplicaciones de los precios naturales<br />

o energéticos.—Descontada la valoración<br />

de la mano de obra que se reducirá a la<br />

vigilancia o control de las máquinas realizada<br />

en común por todos los hombres con arreglo a<br />

la capacidad de cada uno, así como a las necesidades<br />

de la humanidad, esta determinación del<br />

precio natural o energético que nos permite formarnos<br />

perfecta idea del esfuerzo que representa<br />

la producción, es útilísima y le permite a<br />

la ciencia económica trabajar con rigorismo matemático.<br />

Así, en cada caso, calculando y comparando<br />

estos precios, podremos llegar a conocer cuál es<br />

la solución más económica y, por lo tanto, más<br />

ventajosa para los intereses de la colectividad.<br />

Así, por ejemplo, supongamos que hay que<br />

construir un puente cuya resistencia, correspondiente<br />

a las cargas que ha de soportar, nos es<br />

perfectamente conocida. Pero hay varias soluciones<br />

y el puente puede hacerse de hierro, de<br />

hormigón armado, de manipostería o de sillería.<br />

Y aun dentro de la solución de tramos metálicos,<br />

pueden emplearse vigas llenas, trianguladas<br />

o de arco.<br />

El cálculo y conocimiento de los precios energéticos<br />

y su comparación nos permitirá adoptar<br />

la solución más económica e igual en todos los<br />

casos.<br />

Vemos con la nueva economía racionalizada<br />

la producción librándola de la horrible impedimenta<br />

del dinero, que hace que, en ocasiones,<br />

sean adoptadas soluciones antieconómicas, pero<br />

que cuestan menos pesetas y que además prefiere<br />

el trabajo material del hombre al de la<br />

máquina en beneficio de la burguesía parasitaria.<br />

Pequeña ciencia<br />

Ya he regresado del frente y me encuentro de nuevo en<br />

Barcelona, tras de tres meses y medio de operar.<br />

He creído que en este tiempo de invierno hay allí poco<br />

que hacer, y que mi labor puede ser aquí más útil, pensando<br />

que en los actuales momentos debemos todos actuar con<br />

el rendimiento máximo posible.<br />

Aquí, en Barcelona, ocupo una plaza de ingeniero en el<br />

servicio de Vía y Obras de los Ferrocarriles de M. Z. A.,<br />

teniendo que desarrollar un trabajo muy intenso y no quedándome<br />

tiempo para nada.<br />

Esto me obliga, en esta sección de la Pequeña Ciencia, a.<br />

suprimir su apartado de Preguntas y respuestas, porque sé<br />

por propia experiencia el trabajo abrumador que representa,<br />

y que no podría de ninguna manera atender.<br />

ÜS'o obstante, publicaré numerosas respuestas a preguntas<br />

no formuladas o que lo fueron antes, de manera que el lee- •<br />

tor encontrará aquí siempre cosas que le interesen y que<br />

despierten su curiosidad.<br />

Cordiales saludos libertarios para todos, y siempre adelante.<br />

AERONÁUTICA<br />

LOCALIZ.ACIÓN DE LOS AVIONES COX EL FONOGONIÓMETRO.—En<br />

tiempo de guerra es sumamente interesante poder localizar<br />

a los aviones enemigos, para poder combatirlos con los caño-

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