08.05.2013 Views

Descargar en formato PDF (e-book) - Leonides Alonso

Descargar en formato PDF (e-book) - Leonides Alonso

Descargar en formato PDF (e-book) - Leonides Alonso

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

EL FANTASMA<br />

El frío era aún int<strong>en</strong>so a pesar de que un sol limpio, sin contaminación<br />

de nubes acariciaba el valle durante las horas c<strong>en</strong>trales del día, las<br />

noches eran blancas de escarcha y los brotes que retoñaban primero<br />

amanecían <strong>en</strong>vueltos <strong>en</strong> una telaraña cristalina.<br />

El aire olía a estiércol recién esparcido, una ligera capa se ext<strong>en</strong>día<br />

como una manta sobre los sembrados alim<strong>en</strong>tándolos dándoles calor.<br />

Pero el olor del estiércol no era fétido y desagradable sino un olor de<br />

promesa recién estr<strong>en</strong>ada, el olor que incita a p<strong>en</strong>sar <strong>en</strong> los frutos<br />

hermosos que pronto brotaran como un milagro.<br />

El hogar se iba cal<strong>en</strong>tando gracias al fuego que <strong>en</strong> la cocina ardía casi<br />

noche y día alim<strong>en</strong>tado por troncos secos de castaño, de roble o de<br />

cepos que son los que más duran y mejor fuego hac<strong>en</strong>. Era agradable<br />

aquel calor cuando <strong>en</strong> la calle se congelaba la nariz y las manos.<br />

Me pasé los primeros días poni<strong>en</strong>do <strong>en</strong> ord<strong>en</strong> aquella casa,<br />

familiarizándome con ut<strong>en</strong>silios que no había visto jamás y las noches<br />

ord<strong>en</strong>ando mis ideas y escuchando el canto la lechuza, lejano,<br />

desgarrado, un grito semejante al grito de los muertos.<br />

Habían pasado tres días desde mi llegada pero me habían parecido<br />

tres años, no tanto por el tiempo vivido sino por la perspectiva de<br />

lejanía, me parecía que el tiempo transcurrido <strong>en</strong>tre el mom<strong>en</strong>to<br />

actual y el último día <strong>en</strong> el seminario se había hinchado adquiri<strong>en</strong>do<br />

dim<strong>en</strong>siones incalculables. Toda mi vida se pres<strong>en</strong>taba borrosa y<br />

lejana, casi como un sueño y hasta las caras de mis compañeros se<br />

difuminaban y me resultaban difíciles de recordar.<br />

Aquella mañana había amanecido algo m<strong>en</strong>os fría que las anteriores<br />

aunque la escarcha adornaba los ramajes y la hierba que <strong>en</strong>marcaba<br />

el río. Muy temprano me desperté sobresaltado por el repiqueteo de<br />

las campanas de la iglesia.<br />

Desconocía los conv<strong>en</strong>cionalismos, las leyes internas y, por supuesto,<br />

desconocía el significado del sonido de las campanas a esas horas: Un<br />

sonido alegre, fr<strong>en</strong>ético, int<strong>en</strong>sivo que no estaba destinado a anunciar<br />

la muerte de un vecino, ni a congregar a los fieles a misa puesto que<br />

si<strong>en</strong>do yo el sacerdote no lo había ord<strong>en</strong>ado. Tampoco daban las<br />

horas. ¿De que podía tratarse <strong>en</strong>tonces?. Estaba claro que había<br />

mucho de lo que ponerme al corri<strong>en</strong>te. Con esa int<strong>en</strong>ción salí a la<br />

calle, no sin tomar la precaución de ponerme un grueso jersey de lana<br />

debajo de la sotana, vieja desgastada y algo roída por los ratones que<br />

había heredado de D. Fernando.<br />

Los perros ladraban con gran fr<strong>en</strong>esí avisando a sus amos por si no se<br />

habían <strong>en</strong>terado.<br />

18

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!