Descargar en formato PDF (e-book) - Leonides Alonso
Descargar en formato PDF (e-book) - Leonides Alonso
Descargar en formato PDF (e-book) - Leonides Alonso
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
El plac<strong>en</strong>tero calor que recobra mi cuerpo se asemeja mucho al calor<br />
que despide la lumbre <strong>en</strong> las frías noches de otoño.<br />
Me vuelv<strong>en</strong> a la m<strong>en</strong>te imág<strong>en</strong>es y situaciones, de historias<br />
contadas y vividas junto al fuego, historias de otoño, de noches largas<br />
y días cortos, de tardes de sol apagado. De un sol que se va alejando<br />
para dar lugar sombras y se retirara sin fuerza.<br />
Septiembre era un mes austero y reposado <strong>en</strong> un pueblo de montaña,<br />
un mes de decad<strong>en</strong>cia controlada, un mes de transición <strong>en</strong>tre el calor<br />
y el frío; transcurría ll<strong>en</strong>o de monotonía rota, de tanto <strong>en</strong> tanto, por<br />
alguna torm<strong>en</strong>ta.<br />
El aire <strong>en</strong> septiembre era más inodoro, ya no olía a h<strong>en</strong>o, ni a mieses,<br />
ni a estiércol, ni a flores, solo olía a aire y a tristeza.<br />
La vida no cesaba pero se volvía más l<strong>en</strong>ta después de la fiebre<br />
estival, cuando las familias se preparaban para regresado a Aira da<br />
Pedra, operación inversa a la que se llevaba a cabo <strong>en</strong> primavera.<br />
En Septiembre no se vivía ni arriba ni abajo sino <strong>en</strong> los dos sitios a la<br />
vez, las caminatas se sucedían hasta que las familias se instalaban<br />
abajo dispuestos a pasar el invierno, solo quedaban <strong>en</strong> Campo del<br />
Agua los pastores, miembros jóv<strong>en</strong>es de la familia, muchachas y<br />
muchachos curtidos por el ejemplo de los mayores, la necesidad, el<br />
aire, el sol, el frío y la vida <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, que permanecían acompañando<br />
a las reses de vacuno que aprovechaban los pastos hasta que las<br />
primeras nieves se apoderaran de ellos.<br />
Si durante el verano las horas de pastoreo estaban divididas <strong>en</strong>tre la<br />
mañana y la tarde para evitar la int<strong>en</strong>sidad de los rayos del sol del<br />
mediodía, <strong>en</strong> otoño se invertían las horas, eran las que correspond<strong>en</strong> a<br />
la parte c<strong>en</strong>tral del día las que se aprovechaban para pastorear<br />
evitando las temperaturas extremas de las horas tempranas y<br />
crepusculares.<br />
Los pastores <strong>en</strong> estas fechas debían equiparse bi<strong>en</strong> para v<strong>en</strong>cer las<br />
adversidades climatológicas y poseer recursos para <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tarse a<br />
depredadores hambri<strong>en</strong>tos que olfateaban la nieve antes de que<br />
asomara, para hacer llevadera la soledad y el miedo a los fantasmas<br />
que la m<strong>en</strong>te creaba porque necesitaba ll<strong>en</strong>arla de algo, para<br />
combatir el sil<strong>en</strong>cio y las horas largas. La imaginación se desarrollaba<br />
<strong>en</strong> contacto con los espesos bosques y se increm<strong>en</strong>taba aún más<br />
recordando las historias que se contaban por las noches cuando se<br />
reunían todos. Historias de demonios, de du<strong>en</strong>des, de aparecidos, de<br />
trasgos, de lobos. Historias oídas o inv<strong>en</strong>tadas que a veces se<br />
mezclaban con una chispa de realidad.<br />
La mantela, una manta impermeable, era imprescindible para resistir,<br />
para protegerse del frío y la lluvia. Y la fardela, la bolsa donde se<br />
guardaba la meri<strong>en</strong>da que se debía compartir con el perro, siempre<br />
con el apetito despierto, al igual que su dueño, pues el aire fresco y<br />
69