Descargar en formato PDF (e-book) - Leonides Alonso
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¡QUIÉN COMO TÚ Y EL PERRO DEL CURA!<br />
Durante aquellos años anteriores a la guerra civil, la vida <strong>en</strong> Campo<br />
del Agua no era muy difer<strong>en</strong>te a la de cualquier otro pueblo de la<br />
geografía española, las familias compartían riquezas y miserias con<br />
un puñado de hijos, con los animales con los que convivían y a los que<br />
explotaban, pero al mismo tiempo les unía con ellos un lazo telepático<br />
que permitía la comunicación, la complicidad que hacía parecer a los<br />
animales casi humanos y a los humanos casi animales.<br />
Animales <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de regirse por el instinto más puro, m<strong>en</strong>os<br />
manipulado, m<strong>en</strong>os controlado por la razón y gracias a ello más<br />
integrado <strong>en</strong> la naturaleza.<br />
Los animales eran fu<strong>en</strong>te inagotable de riqueza, seres que lo daban<br />
todo a cambio de casi nada, por un poco de alim<strong>en</strong>to para la<br />
superviv<strong>en</strong>cia.<br />
Los bueyes dieron paso a las vacas para arar la tierra. En un principio<br />
se hacían servir bueyes para esta labor por su fuerza pero poco a poco<br />
se fueron dando cu<strong>en</strong>ta de que utilizar vacas era más r<strong>en</strong>table porque<br />
además parían, daban leche y hacían igualm<strong>en</strong>te el trabajo, tiraban<br />
del carro y del arado con la misma eficacia, con más esfuerzo, eso sí,<br />
pero el esfuerzo y el sacrificio carecían de importancia.<br />
El ternero que alumbraban cada año si era una hembra se quedaba <strong>en</strong><br />
casa y seguía los pasos de su madre y si era macho se sacrificaba o se<br />
v<strong>en</strong>día <strong>en</strong> la feria del Espino o a algún tratante ambulante con el<br />
mismo fin.<br />
Las cabras también ofrecían cada año sus hijos y su leche y las ovejas<br />
además la lana.<br />
El burro y el caballo su fuerza de trabajo, las gallinas sus huevos y<br />
polluelos, el gato su astucia y agilidad para mant<strong>en</strong>er la casa limpia<br />
de ratones, huéspedes no gratos, ladrones implacables de grano, de<br />
harina o de cualquier forma de alim<strong>en</strong>to por el que habían luchado<br />
tantos otros, y que no se compartía con extraños aprovechados. Y el<br />
cerdo todo...<br />
El perro, siempre tan fiel, dispuesto a ganarse el sust<strong>en</strong>to peleando<br />
con las obstinadas ovejas cuando se empeñaban <strong>en</strong> tomar el camino<br />
equivocado o con las vacas que hacían ost<strong>en</strong>tación de afilados<br />
cuernos y repartían coces con sus pesadas patas <strong>en</strong> mom<strong>en</strong>tos de<br />
rebeldía, y a jugarse el pellejo <strong>en</strong> una sangri<strong>en</strong>ta batalla con el lobo<br />
hambri<strong>en</strong>to dispuesto a devorar el rebaño.<br />
Los niños desde muy pequeños ofrecían apoyo al clan familiar<br />
pastoreando o participando <strong>en</strong> las tareas agrícolas. Cualquier ayuda<br />
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