09.05.2013 Views

EL ÚLTIMO ENIGMA JOAN MANUEL GISBERT

EL ÚLTIMO ENIGMA JOAN MANUEL GISBERT

EL ÚLTIMO ENIGMA JOAN MANUEL GISBERT

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

- Alguien quiere destruir la Hermandad. Y ese alguien, por incomprensible y espantoso<br />

que parezca, es uno de nosotros.<br />

- ¿No debería decir, más propiamente, que es el Enigma de Salomón quien parece querer<br />

destruir la Hermandad que lleva su nombre? -sugirió el médico, mirando fijamente a<br />

Loos.<br />

El abogado se levantó de pronto como si quisiera ahuyentar un funesto presagio y dijo:<br />

- ¿Quién nos asegura que el texto que todos recibimos es el verdadero Enigma de Salomón<br />

y no una trampa perversamente ideada para sembrar en nosotros la semilla de la locura?<br />

Palmaert señaló otra de las grandes dificultades del caso:<br />

- Según parece, ninguno de ellos es capaz de recordar cuál era el planteamiento enigmático<br />

que acabó llevando su pensamiento al extravío. Tampoco conservaron el documento.<br />

Siguiendo las instrucciones que lo acompañaban, memorizaron el texto y luego lo<br />

destruyeron.<br />

- Yo guardo el pliego tal como lo recibí -dijo Loos.<br />

- ¿Sin abrir? -preguntó enseguida el médico.<br />

- Intacto. Cuando me llegó el texto yo ya tenía algunas noticias de lo que les estaba<br />

ocurriendo a los demás. Por eso decidí no leerlo, ni una sola vez siquiera. No quería que<br />

mi pensamiento quedara atrapado en las arenas movedizas del Enigma.<br />

- Hizo bien -aprobó el médico-. Démelo. Yo lo estudiaré. Es una pieza esencial de este caso.<br />

- ¿No puede ser peligroso incluso para usted? -objetó Loos.<br />

- Difícilmente. Mi mente no está ávida de enigmas ni me he pasado los últimos treinta<br />

años preparándome fervorosamente para abrirle todas las ventanas de mi pensamiento al<br />

texto de Salomón. Ustedes, los llamados Maestros de Enigmas, son enormemente<br />

vulnerables a los peligros de ese texto porque deseaban por encima de todo entrar en él,<br />

resolverlo, poseer su secreto, obtener un insospechado Conocimiento. Yo no me<br />

encuentro, ni de lejos, en esa situación. El Enigma no se podrá adueñar de mi<br />

entendimiento más de lo que yo quiera. De todos modos, lo manejaré con tiento: nadie<br />

está totalmente a salvo de hundirse en la demencia. Entréguemelo. Tal vez conociéndolo<br />

descubra la manera de salvar a sus amigos del estado en que se encuentran. De otro<br />

modo, no sé.<br />

Loos salió del salón y reapareció a los pocos momentos con un pliego envuelto, atado con<br />

cordel y lacrado.<br />

- Está tal como lo dejó un desconocido mensajero en la cancillería de la ciudad, consignado<br />

a mi nombre. No pude saber quién era ni de dónde venía.<br />

Palmaert tomó el pliego entre sus manos y lo sopesó instintivamente, como si pudiera<br />

hacerse una primera idea de su peligrosidad. Luego manifestó:<br />

- Deseo leer esto a solas y con tiempo. Nada puedo hacer ahora por los enfermos. Necesito<br />

pensar, mucho. Entretanto, para mitigar un poco el desasosiego que los está perturbando<br />

déles de beber seis veces al día infusiones de preparado de hierbas y raíces que le<br />

entregaré a su cochero.<br />

Advirtiendo que Palmaert ya se disponía a retirarse, el letrado Loos le preguntó:<br />

- ¿Qué otra cosa puedo hacer para aliviar a esos infortunados?<br />

- Nada -replicó, tajante, el médico-. No trate de preguntarles nada. Solo conseguiría<br />

confundirlos más aún. Yo les hablaré de nuevo, en su momento. Sabré cómo hacerlo.<br />

Usted déjelos en paz. Limítese a hacerles tomar alimento de vez en cuando.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!