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LA FAMILIA Por: Yahaira I. Márquez E l tema de la intimidad sexual en el matrimonio siempre ha sido un tabú en la iglesia tradicional. En el pasado y aún en el presente se considera de mal gusto o de poca ética, discutir abiertamente la sexualidad del esposo y la esposa. Aquél que intenta exponer el tema debe cuidarse de no ofender al lector. ¿Alguna vez se ha preguntado el por qué de esta actitud? El Dr. Rosenau (2000) y otros expertos en esta área indican que nuestro Dios NO condena el contacto sexual entre un hombre y una mujer dentro del matrimonio; sin embargo, nosotros [con nuestro afán religioso] le atribuimos a esta expresión divina, características que no han estado en el designio de nuestro Creador. El propósito de esta columna es examinar breve y bíblicamente este hermoso regalo que Dios le ha dado a la pareja, a ser disfrutado plenamente en el matrimonio. Creo que la Palabra viva de nuestro Dios tiene el poder para sanar heridas, restaurar relaciones y establecer el fundamento necesario para que desarrollemos actitudes sanas y positivas sobre la sexualidad en el matrimonio. ¡Esta actitud bíblica es necesaria para TODAS las parejas cristianas, ya bien sean aquéllas que hoy celebran su primer aniversario de bodas o las que celebran su aniversario número 40! Dillow y Pintus (1999) comienzan su libro explicando que una gran parte de los seres humanos, no tienen una idea clara del propósito de la intimidad sexual en el matrimonio. Estas autoras explican que esta confusión que sufren los cristianos (hombres y mujeres) tiene como raíz un ruido ensordecedor que hacen las voces del mundo, las cuales intentan distorsionar el plan que Dios tiene para la intimidad entre un hombre 10–Mensajero Ala Blanca marzo-abril del 2002 y una mujer dentro del matrimonio. Otra voz que escuchamos claramente (ya que nos grita en el oído), es la voz de las experiencias negativas del pasado. Recordemos que el matrimonio se compone de dos individuos totalmente diferentes, los cuales traen a la relación un sin número de experiencias, expectativas y bagaje que no siempre están en línea con el designio de Dios para esta sagrada unión. Es interesante saber que estas dos mujeres están convencidas de que es hora de que usted y yo, amado lector, escuchemos la ÚNICA voz que traerá entendimiento a nuestras vidas. Esta voz, es la voz de nuestro Dios a través de Su Palabra, quien desde un principio creó cada detalle exquisito de este lenguaje de amor entre el esposo y la esposa. Brevemente, Dillow y Pintus (1999) indican que la voz de Dios declara que la sexualidad en el matrimonio es un regalo de Dios: 1) para crear vida; 2) para que nos convirtamos en una sola carne; y 3) para que ofrezcamos placer a nuestro cónyuge. Para Crear Vida (Génesis 1:28: “...fructificad y multiplicad, y henchid la tierra, y sojuzgadla…”): Dillow y Pintus (1999) jocosamente escriben que Dios tenía en aquel entonces y tiene ahora el poder para crear a toda la humanidad de la misma forma en que creó al primer hombre (Adán) y a la primera mujer (Eva). Sin embargo, en Su inmensa creatividad, sabiduría y misericordia, Dios inventó cada detalle del cuerpo humano para que juntos, a través de un acto de amor (también diseñado por Él) entre dos cónyuges, podamos crear vida. Una Sola Carne (Génesis 2:24: “Por tanto, dejará el hombre á su padre y á su madre, y allegarse ha á su mujer, y serán una sola carne”; Génesis 4:1: “Conoció Adam á su mujer Eva, la cual concibió y parió á Caín…”): Dios desea que en el matrimonio las dos partes que una vez fueron dos mundos totalmente diferentes se complementen, se conecten y formen una sola pieza, un solo cuerpo, una sola mente, una sola alma y un solo espíritu. Rosenau (2000), Wheat y Wheat (1997), Dillow y Pintus (1999) y otros, están convencidos de que Dios creó la relación íntima entre el esposo y la esposa como una metáfora, la cual le explica al individuo la relación que el Creador busca tener con el hombre y la mujer. Entendemos que la misma intimidad que Dios desea con aquéllos quienes son llamados Sus hijos e hijas, intimidad en la cual no existen barreras o egoísmo, intimidad llena de amor, entendimiento, ternura, bondad, confianza, verdad, paz, regocijo, fidelidad, placer y satisfacción, es la misma llave que abre las puertas de la sexualidad en el matrimonio. Es interesante que Dillow y Pintus (1999) nos enseñan que en hebreo, la palabra “relación sexual” se traduce, generalmente, como “conocer”. Dios nos ha dado el regalo de la sexualidad en el matrimonio como un vehículo que nos ayuda a conocernos íntimamente como nadie nos conocerá jamás. Este conocimiento lleva la relación matrimonial a otro nivel. Nuestro Dios desea que conozcamos física y emocionalmente a nuestros esposos y esposas de la misma forma en que nuestro espíritu desea conocerle a Él–íntimamente. Placer (Proverbios 5:18, 19: “Sea bendito tu manantial; y alégrate con la mujer de tu mocedad. Como cierva amada y graciosa corza, sus pechos te satisfagan en todo tiempo; y en su amor recréate siempre”): En Su divina gracia y miseri-
cordia, Dios diseñó el funcionamiento del cuerpo humano de manera tal, que responda al toque tierno de nuestro cónyuge: a las caricias en nuestro cabello, a las palabras susurradas a nuestros oídos. Aunque la meta principal de hacer el amor dentro del matrimonio es que el esposo y la esposa se conecten más allá de lo que las palabras nos pueden permitir expresar, nuestros cuerpos están totalmente equipados con los mecanismos necesarios para experimentar placer, lo cual es manifestado de diferentes maneras. El arquitecto del cielo y la tierra, también diseñó nuestro cuerpo para que sintamos todas estas experiencias. No debe haber vergüenza en nosotros, porque somos creación divina. ¡ALELUYA! La meta de la amante esposa y el amante esposo es proveer infinito placer a su cónyuge, tal como es descrito en el libro de Cantares: “Su paladar, dulcísimo, y todo él codiciable”, (Cantares 5:16). “Yo soy de mi amado, y conmigo tiene su contentamiento”, (Cantares 7:10). Amado lector, Jesucristo murió en la cruz para salvarnos, perdonar nuestros pecados y para darnos vida eterna. Al aceptarle como nuestro Dios y Salvador, aceptamos el designio que Él tiene para TODA nuestra vida. Este designio incluye el que disfrutemos del amor que puede florecer sólo en el lecho matrimonial. Esta comunicación especial entre el hombre y la mujer se refleja a largo plazo en la condición general del hogar. Espero que la información provista le ayude a usted y a su pareja a comenzar o a continuar el diálogo sobre la intimidad sexual en el matrimonio. Recuerde que Dios ha capacitado profesionalmente a diferentes individuos para que le ayuden tanto a usted como a su familia a entender el verdadero propósito de la sexualidad en el matrimonio. Si desea continuar este diálogo, comuníquese conmigo a la dirección que aparece abajo. _________________ Referencias 1. Dillow, L. y Pintus, L. (1999) 21. Questions Christian Women Ask About Sex: Intimate Issues, Conversations Woman to Woman. Waterbrook Press: Colorado Spring, Colorado. 2. Rosenau, D. (2000). Great Sex: A Biblical Perspective. In Caring For People God’s Way. Center for Biblical Counseling. 3. Wheat, E. and Wheat, G. (1997). Intended for Pleasure: Sex Technique and Sexual Fulfillement in Christian Marriage. Fleming Revere: Rapids, Michigan. 4. Biblia Mujeres de Propósito RVR (1960) Caribe. Columna: La familia Yahaira I. Márquez 2620 Rockafellow Ave. Pennsauken, NJ 08109 EUA rosajrfamily@juno.com mensajeroalablanca@wwph.com–11
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