09.05.2013 Views

Evely. Eternizar la vida

Evely. Eternizar la vida

Evely. Eternizar la vida

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

sería devolver <strong>la</strong> <strong>vida</strong> a Dios diciéndole: «Toma de nuevo<br />

mi <strong>vida</strong>, te <strong>la</strong> devuelvo encantado... ¡para lo que me<br />

ha dado...!»<br />

De joven, yo estaba completamente dispuesto a morir;<br />

me resultaba indiferente. Y en <strong>la</strong> guerra, al ver a<br />

tantas personas que se aferraban a su <strong>vida</strong> a pesar de<br />

que con frecuencia era muy dura, me asombraba que<br />

estuvieran tan apegados a el<strong>la</strong>. Pero yo era un necio.<br />

No estaba unido a nada, y el ser «valiente» no suponía<br />

ningún mérito. Tenía una indiferencia inhumana.<br />

No se ama <strong>la</strong> <strong>vida</strong> por lo que nos da ni por lo que<br />

ha hecho por nosotros; amamos <strong>la</strong> <strong>vida</strong> por lo que nosotros<br />

hemos hecho por el<strong>la</strong>, por el camino que hacia<br />

el<strong>la</strong> hemos recorrido. Nos unimos a <strong>la</strong> <strong>vida</strong> a fuerza de<br />

apertura y donación, de reconocimiento y amor.<br />

También me ha hecho falta mucho tiempo para comprender<br />

que si al morir no dejaba detrás de mí más que<br />

mis ideas, sería bien poca cosa. Es verdad que los momentos<br />

de creación son exaltantes, pero ¿llegaré alguna<br />

vez a decir lo que quisiera? ¡Ni siquiera eso!<br />

En una ocasión, tuve una experiencia que me marcó:<br />

Estaba yo en el maquis y asistía a un condenado a muerte.<br />

A su alrededor, todos estaban crispados, desasosegados.<br />

El condenado, por su parte, no prestaba atención<br />

a nadie. Miraba a su alrededor con los ojos muy abiertos,<br />

como si, in extremis, aún quisiera aumentar su bagaje<br />

vital. Quizá se daba cuenta de que no había sino pasado<br />

por <strong>la</strong> <strong>vida</strong> y quería seguir impregnándose de el<strong>la</strong>.<br />

Y tú —me pregunté a mí mismo— si estuvieras en<br />

su lugar, ¿qué te llevarías contigo? Ante <strong>la</strong> escasez de<br />

mi bagaje existencial, comprendí que me urgía vivir.<br />

— 20 —<br />

Eternidad: una opción de <strong>vida</strong><br />

No puedo negar que he estado muy interesado en <strong>la</strong>s<br />

confidencias de todas <strong>la</strong>s personas a <strong>la</strong>s que <strong>la</strong> ciencia<br />

ha permitido volver de situaciones de coma profundo o<br />

de lo que habitualmente se considera «muerte clínica».<br />

Es cierto que <strong>la</strong>s definiciones de estos términos son<br />

provisionales. Se puede, sin duda, afirmar que tales<br />

personas no estaban realmente muertas, ya que han podido<br />

contarnos su experiencia. Pero no se puede negar<br />

que han superado lo que comúnmente se considera como<br />

<strong>la</strong> frontera de <strong>la</strong> <strong>vida</strong>. Lo sorprendente es constatar <strong>la</strong><br />

concordancia de todas esas experiencias, sea cual sea <strong>la</strong><br />

religión de los que han pasado por el<strong>la</strong>s. Y si no puedo<br />

evitar sentirme impresionado por esos testimonios, es<br />

porque despiertan en mí un eco de verdad, de algo ya<br />

experimentado. ¡Cuántas de estas personas que han sido<br />

reanimadas afirman haber asistido, distanciadas de su<br />

cuerpo, a los esfuerzos que se realizaban sobre él para<br />

devolverlo a <strong>la</strong> <strong>vida</strong>! Después podían contar detal<strong>la</strong>damente<br />

todo lo que había ocurrido mientras se <strong>la</strong>s creía<br />

muertas... o casi. Muchos también afirman haber asistido,<br />

en un instante, al desarrollo de toda su pasada<br />

<strong>vida</strong>, que se les presentaba en un clima de amor y de<br />

ausencia de juicio. Eran ellos mismos quienes tenían<br />

que juzgarse... «Tampoco yo te condeno», dijo Cristo.<br />

Y puede constatarse que, más tarde, <strong>la</strong> mayor parte de<br />

esas personas vuelve a <strong>la</strong> <strong>vida</strong> con un estado de ánimo<br />

muy diferente del que tenía antes. ¿No será porque han<br />

descubierto en ellos una dimensión que hasta entonces<br />

ignoraban? Afirman que quieren por fin vivir, amar,<br />

formarse, darse a los demás... ¿Por qué? Porque sienten<br />

que tienen que incrementar su bagaje existencial a fin<br />

de prepararse para vivir eternamente.<br />

— 21 —

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!