09.05.2013 Views

Descargar la revista completa - cicnetwork

Descargar la revista completa - cicnetwork

Descargar la revista completa - cicnetwork

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

→<br />

en <strong>la</strong>s ga<strong>la</strong>xias. La detectamos a través de <strong>la</strong> luz que nos envían. Del resto,<br />

<strong>la</strong> información es más bien escasa. Aproximadamente un 23% es lo que<br />

se denomina «materia oscura», que no vemos pero que está ahí, ya que<br />

deja su impronta a través de <strong>la</strong> gravedad, influyendo en los movimientos<br />

que observamos de <strong>la</strong>s ga<strong>la</strong>xias. Puede ser que una pequeña proporción<br />

de ese porcentaje lo constituyan estrel<strong>la</strong>s poco bril<strong>la</strong>ntes, o p<strong>la</strong>netas, o<br />

quizás «agujeros negros», es decir, objetos de materia ordinaria pero<br />

«oscuros». Mayoritariamente, los astrofísicos se inclinan por pensar que<br />

ese 23% se debe a partícu<strong>la</strong>s subatómicas exóticas, difíciles de detectar y<br />

de generar en los <strong>la</strong>boratorios (por ejemplo, los wimp o partícu<strong>la</strong>s que no<br />

interaccionan). Su búsqueda transciende <strong>la</strong>s herramientas de <strong>la</strong> Astrofísica<br />

convencional y nos lleva a los grandes aceleradores y <strong>la</strong>boratorios<br />

de partícu<strong>la</strong>s, y a los modelos teóricos del mundo subatómico. Pero aún<br />

más desconcertante resulta el aproximadamente 73% restante de nuestro<br />

Universo, formado por <strong>la</strong> misteriosa «energía oscura». Nada sabemos de<br />

su naturaleza, sólo que el<strong>la</strong>, como si de una «fuerza antigravitatoria» se<br />

tratase, es <strong>la</strong> responsable de <strong>la</strong> expansión acelerada del Universo.<br />

Otro de los grandes retos de <strong>la</strong> Astronomía se encuentra en el descubrimiento<br />

y caracterización de los sistemas p<strong>la</strong>netarios presentes alrededor<br />

de otras estrel<strong>la</strong>s. Desde que en el año 1995 se descubriese inequívocamente<br />

el primer p<strong>la</strong>neta extraso<strong>la</strong>r alrededor de una estrel<strong>la</strong> como el<br />

Sol, el número de descubrimientos no ha cesado, y ya nos encontramos<br />

en el entorno de los 375 p<strong>la</strong>netas extraso<strong>la</strong>res. No solo fue el detectar un<br />

p<strong>la</strong>neta más allá del sistema so<strong>la</strong>r un descubrimiento excepcional, sino<br />

su configuración orbital, absolutamente diferente a <strong>la</strong> nuestra. Se trataba<br />

de un p<strong>la</strong>neta gigante como Júpiter (diez veces el radio de <strong>la</strong> Tierra) pero<br />

extremadamente próximo a su estrel<strong>la</strong>, a solo 3 millones de kilómetros<br />

frente a los 750 millones a los que se encuentra Júpiter del Sol. Esto era<br />

algo impensable. Y el paradigma de <strong>la</strong> estructura de los sistemas p<strong>la</strong>netarios<br />

con los p<strong>la</strong>netas terrestres (rocosos, densos y pequeños) cercanos a<br />

<strong>la</strong> estrel<strong>la</strong> y los gigantes (gaseosos –fluidos- y fríos) en sus lejanías, hubo<br />

de ser revisado. Sabemos hoy que estos p<strong>la</strong>netas gigantes extraso<strong>la</strong>res<br />

se encuentran cerca de <strong>la</strong> estrel<strong>la</strong> porque se han movido, en <strong>la</strong> jerga astrofísica<br />

se dice «migrado», poco después de formarse, desde el exterior<br />

al interior del sistema p<strong>la</strong>netario, probablemente interaccionando con<br />

el disco masivo de gas y polvo del que se forman los p<strong>la</strong>netas. Queremos<br />

saber si esta configuración es abundante, o lo es más <strong>la</strong> de nuestro Sistema<br />

So<strong>la</strong>r. Y en tal caso si existen otras «Tierras», ya que <strong>la</strong> migración<br />

de los gigantes hacia el interior de un sistema p<strong>la</strong>netario podría tener<br />

consecuencias funestas para <strong>la</strong> presencia de p<strong>la</strong>netas terrestres. Algunos<br />

estudios sugieren que <strong>la</strong> migración del gigante podría expulsar al terrestre<br />

al espacio exterior, lejos de su estrel<strong>la</strong>, en una especie de macabro juego de<br />

bil<strong>la</strong>r cósmico. Las próximas generaciones de telescopios tanto en Tierra<br />

como en el espacio tendrán por misión caracterizar los sistemas p<strong>la</strong>netarios,<br />

c<strong>la</strong>sificar los mundos allí presentes, y obtener sus propiedades. Con<br />

suerte incluso podremos buscar signos de vida en ellos.<br />

La comprensión del origen de <strong>la</strong> vida y su abundancia o escasez cósmica<br />

es otro de los grandes retos de <strong>la</strong> Astrofísica. Más allá de <strong>la</strong> Biología y <strong>la</strong><br />

Química como explicación a sus inicios, se requiere conocer <strong>la</strong>s propiedades<br />

de los lugares en el que puede desarrol<strong>la</strong>rse. La vida no puede surgir en<br />

cualquier rincón ni en cualquier momento de <strong>la</strong> evolución del Universo.<br />

Además, <strong>la</strong> emergencia de <strong>la</strong> vida requiere de condiciones apropiadas en<br />

el entorno de <strong>la</strong> estrel<strong>la</strong>, de un tipo particu<strong>la</strong>r de estrel<strong>la</strong> (semejante o<br />

parecida al Sol) y de que el p<strong>la</strong>neta tenga <strong>la</strong>s propiedades adecuadas. En<br />

nuestro sistema p<strong>la</strong>netario sabemos que <strong>la</strong> vida sólo existe en <strong>la</strong> Tierra,<br />

Investigación hoy - Año Internacional de <strong>la</strong> Astronomía - Explorando el universo<br />

y si existe en los p<strong>la</strong>netas cercanos, realmente se oculta bien. Marte es<br />

el mejor candidato para albergar<strong>la</strong> en su subsuelo o al menos para haberle<br />

dado una oportunidad de surgir hace millones de años. Conviene<br />

recordar que nuestro sistema p<strong>la</strong>netario tiene 4.650 millones de años de<br />

edad (aproximadamente un tercio de <strong>la</strong> edad del Universo) y que <strong>la</strong> vida<br />

surgió en <strong>la</strong> Tierra hace unos 3.000 millones de años. Marte, tenía en<br />

aquel entonces agua líquida fluyendo por su superficie, toda una oportunidad<br />

para el desarrollo de vida. La investigación de este p<strong>la</strong>neta con<br />

naves robotizadas es uno de los grandes retos de <strong>la</strong> futura investigación<br />

espacial y ya hay numerosas misiones p<strong>la</strong>nificadas para llevar<strong>la</strong> a cabo.<br />

Su exploración por el ser humano se antoja aún lejana.<br />

La búsqueda de p<strong>la</strong>netas apropiados para <strong>la</strong> vida en otras estrel<strong>la</strong>s se<br />

centra en <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada «zona de habitabilidad» que es <strong>la</strong> franja a su alrededor<br />

en <strong>la</strong> que el agua puede existir en forma líquida. Para que haya<br />

agua líquida se requiere una temperatura apropiada, es decir estar a <strong>la</strong><br />

distancia apropiada de <strong>la</strong> estrel<strong>la</strong> en cuestión (distancia que depende del<br />

tipo de estrel<strong>la</strong>, es decir, esencialmente, de su luminosidad). La Tierra está<br />

justamente en su interior, mientras que Venus, un p<strong>la</strong>neta calcinado, se<br />

encuentra en su frontera interior y Marte, un p<strong>la</strong>neta he<strong>la</strong>do hoy en día,<br />

se encuentra en <strong>la</strong> exterior. Pero <strong>la</strong> exploración del Sistema So<strong>la</strong>r nos<br />

ha venido a mostrar que ésta no es <strong>la</strong> única condición posible para <strong>la</strong><br />

presencia de agua líquida. Los satélites de los p<strong>la</strong>netas gigantes y lejanos<br />

contienen abundante agua, eso sí, como hielo, a <strong>la</strong>s gélidas temperaturas<br />

reinantes a <strong>la</strong>s grandes distancias a <strong>la</strong>s que se encuentran del Sol. Sin<br />

embargo, sujetos a intensas fuerzas de marea gravitatoria con el p<strong>la</strong>neta y<br />

con otros satélites hacen que se estiren y encojan, calentando y fundiendo<br />

su interior. En los satélites que son mezc<strong>la</strong> de rocas y metales, el calor<br />

interno da origen a volcanes gigantescos, cual es el caso de <strong>la</strong> luna de<br />

Júpiter Io, pero en satélites de hielo, se funde el agua bajo <strong>la</strong> superficie,<br />

pudiéndose formar <strong>la</strong>gunas u océanos de agua líquida «subsuperficiales».<br />

Es el caso de <strong>la</strong>s lunas Europa y Ganímedes de Júpiter y de <strong>la</strong> minúscu<strong>la</strong><br />

luna Encé<strong>la</strong>do de Saturno. Tanto <strong>la</strong> nasa como <strong>la</strong> esa tienen en proyecto<br />

misiones a estas lunas para buscar por el agua líquida enterrada bajo <strong>la</strong><br />

costra superficial he<strong>la</strong>da y, por qué no, por posibles signos de vida submarina<br />

allí presentes que pudieran emerger a <strong>la</strong> superficie.<br />

El «anillo de per<strong>la</strong>s» rodeando a una estrel<strong>la</strong> tras <strong>la</strong> explosión de sus capas<br />

exteriores. NASA, ESA, P. Challis and R. Kirshner (Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics).<br />

35<br />

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!