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emile zola - Dirección General de Bibliotecas - Consejo Nacional ...

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EMI LE<br />

HENRI MITTERAND<br />

JEAN FRANCO<br />

ERNESTO DE LA PEÑA-<br />

JOSÉ DE LA COLINA<br />

EMMANUEL CARBALLO<br />

ZOLA<br />

DANIELLE COUSSOT<br />

LUIS CORTÉS BARGALLÓ<br />

JAIR CORTÉS<br />

FEDERICO GAMBOA<br />

NEDDA G. DE AN HALT


BLIOTECA<br />

1FJEXC0<br />

ISSNO188-476X-NÚMER0 79·$32.00<br />

«ACONACULTA<br />

NÚMERO SETENTA Y NUEVE<br />

ENERO-FEBRERO DE 2004 · $32.00<br />

PLAZA DE LA CIUDADELA 4. CENTRO HISTÓRICO DE LA CIUDAD DE MÉXICO.<br />

TELÉFONO 57 09 14 78 · 5709 11 01 FAX 57 09 11 73<br />

CORREO ELECTRÓNICO bibmex(Pcorreo.conacutta.gob.mn<br />

CERTIFICADO DE LICITUD DE TITULO NÚM. 6270<br />

CERTIFICADO DE LICITUD DE CONTENIDO NÚM. 4380<br />

CONSEJO NACIONAL PARA LA CULTURA Y LAS ARTES<br />

PRESIDENTA<br />

SARI BERMÚDEZ<br />

REVISTA BIBLIOTECA DE MÉXICO<br />

DIRECTOR FUNDADOR: JAIME GARCÍA TERRÉS t<br />

DIRECTOR: EDUARDO LIZALDE<br />

EDITOR: JOSÉ ANTONIO MONTERO<br />

EDITOR ASOCIADO: MARIO BOJÓRQUEZ<br />

SECRETARIO DE REDACCIÓN: JOSÉ DE LA COLINA<br />

CONSEJO DE REDACCIÓN: JUAN ALMELA, FERNANDO ÁLVAREZ DEL CASTILLO.<br />

MIGUEL CAPISTRAN. ADOLFO ECHEVERRÍA, JAIME MORENO VILLARREAL.<br />

VICTOR TOLEDO. RAFAEL VARGAS<br />

COORDINACIÓN ADMINISTRATIVA: MIGUEL GARCÍA RUIZ, JAVIER MEDINA MORENO<br />

DISEÑO: PAOLA ÁLVAREZ<br />

ASISTENCIA DE DISEÑO: PEDRO A. GARCÍA<br />

ASISTENCIA EDITORIAL: MARINA GRAF. CECILIA GOROSTIETA<br />

ASISTENCIA DE IMPRESIÓN: ZIAN ESCALONA<br />

COMERCIALIZACIÓN Y DISTRIBUCIÓN: RUYSDAEL NAVA<br />

COLOR, PRE-PRENSA Ε IMPRESIÓN: GRÁFICA. CREATIVIDAD Y DISEÑO, S.A. DE C '<br />

4<br />

EMMANUEL<br />

6<br />

DANIELLE<br />

EDUARDO LIZALDE<br />

PALABRAS EN LA EXPOSICIÓN DE ZOLA<br />

PHILIPPE FAURE<br />

PALABRAS EN LA EXPOSICIÓN DE ZOLA<br />

HENRI MITTERAND<br />

UN TRIÁNGULO TRÁGICO EN<br />

ALGUNAS NOVELAS DE ZOLA<br />

JEAN FRANCO<br />

ÉMILE ZOLA: EL AFÁN DE LA VERDAD<br />

ERNESTO DE LA PEÑA<br />

ZOLA Y LA QUERELLA DEL NATURALISMO<br />

JOSÉ DE LA COLINA<br />

LA SINFONÍA DE LOS QUESOS<br />

CARBALLO<br />

ÉMILE ZOLA. UNA VISIÓN PESIMISTA DE LA<br />

NATURALEZA HUMANA<br />

COUSSOT<br />

EL VIOLÍN DE INGRES DE ZOLA: LA FOTOGRAFÍ,<br />

TRADUCCIÓN DE JACQUELINE ANDRÉ<br />

Y MARTA GEGÚNDEZ<br />

THEODOR KRAMER<br />

A UNA MUCHACHA INGLESA Y LA SIRVIENTA<br />

TRADUCCIÓN DE MARÍA LUISA DOMÍNGUEZ<br />

Y CHRISTINE HÜTTINGER<br />

LUIS CORTÉS BARGALLÓ<br />

TRANCE Y ENFRIAMIENTO<br />

DESFILE PARA EL ARMONIO DE JAMES ENSOR<br />

PORTADA: ÉMILE ZOLA EN LOS ALREDEDORES DE MÉDAN<br />

2A. FORROS: ZOLA HACIA 1880 JAIR CORTES<br />

INTERPRETACIÓN DEL ECLIPSE<br />

NOTA DE LOS EDITORES:<br />

7<br />

9<br />

LA EXCELENTE RELACIÓN SOSTENIDA ENTRE LA EMBAJADA DE FRANCIA. LA CASA DE<br />

FRANCIA EN MÉXICO Y LA BIBLIOTECA DE MÉXICO JOSÉ VASCONCELOS HA PROPICIADO<br />

LA INSTALACIÓN DE UNA ESTUPENDA EXPOSICIÓN SOBRE OTRO DE LOS GRANDES<br />

ESCRITORES FRANCESES: EMILE ZOLA (1840-1902) -COMO ANTES OCURRIÓ EN EL CASO<br />

DE VÍCTOR HUGO-, PARA CONMEMORAR EL CENTENARIO DE SU FALLECIMIENTO Y<br />

RECORDAR A UN AUTOR MUY LEÍDO Y MENOS INVESTIGADO EN MÉXICO. CUYA OBRA<br />

NOVELÍSTICA EXPRESA NO SÓLO EL TESTIMONIO DE UNA ÉPOCA EN PÁGINAS DE<br />

EXCEPCIONAL INTENSIDAD Y BELLEZA. SINO TAMBIÉN LAS SOBERBIAS BATALLAS EN<br />

DEFENSA DE LA VERDAD. LA JUSTICIA Y LA LIBERTAD INTELECTUAL. EN TEXTOS DE ENORME<br />

VALÍA ÉTICA Y ESTÉTICA. COMO RESULTADO DEL FECUNDO TRATO DE LAS MENCIONADAS<br />

INSTITUCIONES Y LA BIBLIOTECA. EL PRESENTE NUMERO DE LA REVISTA INCLUYE TEXTOS<br />

Ε IMÁGENES DE LOS LIBROS PRESENTES EN LA EXPOSICIÓN MEXICANA Y EN LA MUESTRA<br />

SOBRE ZOLA. MONTADA EN FRANCIA POR EL CENTENARIO DE SU MUERTE. CUYA<br />

AUTORIZACIÓN SE OBTUVO MERCED A LAS GESTIONES DE NATHALIE LELONG.<br />

RESPONSABLE DE LA MEDIATECA. Y DE JACQUELINE ANDRÉ. BIBLIOTECARIA ADJUNTA.<br />

AMBAS DEPENDENCIAS DE LA CASA DE FRANCIA EN MÉXICO, POR LO CUAL LES<br />

MANIFESTAMOS NUESTRO MÁS EXTENSO RECONOCIMIENTO. NO MENOR QUE EL DEBIDO<br />

A MIGUEL GARCÍA RUIZ. SUBDIRECTOR DE PROMOCIÓN CULTURAL Y COORDINACIÓN<br />

EDITORIAL DE LA BIBLIOTECA, ESPÍRITU DESINTERESADO, ATENTO Y AFÍN EN EL PROPOSITO<br />

DE MEJORAR LA EDICIÓN EN CADA NÚMERO DE BIBLIOTECA DE MÉXICO.<br />

2<br />

3<br />

4<br />

11<br />

21<br />

24<br />

26<br />

30<br />

32<br />

37<br />

39<br />

42<br />

46<br />

52<br />

58<br />

63<br />

EMILE ZOLA<br />

LA CAÍDA DEL ABATE MOURET<br />

FEDERICO GAMBOA<br />

UNA ENTREVISTA CON ÉMILE ZOLA<br />

NEDDA G. DE ANHALT<br />

JUSTO SIERRA Y EL CASO DREYFUS<br />

EMILE ZOLA<br />

¡YO ACUSO...!<br />

TRADUCCIÓN DE NEDDA G. DE ANHALT<br />

ÉMILE ZOLA<br />

CARTA A LA JUVENTUD<br />

TRADUCCIÓN DE MARTA DONÍS<br />

CORRESPONDENCIA<br />

TRADUCCIÓN DE MARTA DONÍS


La Biblioteca <strong>de</strong> México José Vasconcelos se honra en hospedar<br />

la muestra Émile Zola 1840-1902: una expresión <strong>de</strong>l siglo,<br />

con el generoso apoyo <strong>de</strong> la Embajada <strong>de</strong> Francia en México y<br />

<strong>de</strong> la Mediateca <strong>de</strong> la Casa <strong>de</strong> Francia.<br />

La vasta obra novelística <strong>de</strong> Zola alcanzó enorme difusión e<br />

influencia en la literatura <strong>de</strong> lengua española, y muy particularmente<br />

en México; todos sus libros fueron leídos y traducidos y marcaron<br />

po<strong>de</strong>rosamente el estilo <strong>de</strong> los narradores y autores nacionales<br />

<strong>de</strong>l final <strong>de</strong>l siglo xix y principios <strong>de</strong>l siglo xx. Gran personalidad<br />

política y literaria, el jefe <strong>de</strong> la llamada escuela naturalista fue a<strong>de</strong>más<br />

una figura moral <strong>de</strong> relevancia notable, que pa<strong>de</strong>ció <strong>de</strong>stierros y<br />

animadversión severa por sostener con firmeza sus convicciones<br />

sociales y librar históricas batallas contra la intolerancia y la injusticia.<br />

La revista Biblioteca <strong>de</strong> México, en colaboración también<br />

con la Mediateca <strong>de</strong> la Casa <strong>de</strong> Francia, <strong>de</strong>dica el primer número<br />

bimestral <strong>de</strong>l año 2004 a la obra y la vida <strong>de</strong> este ejemplar<br />

fundador y artista.<br />

E D U A R D O L I Z A L D E<br />

Director <strong>de</strong> la Biblioteca <strong>de</strong> México José Vasconcelos


Siguiendo los pasos <strong>de</strong>l gran éxito logrado en 2002 por la<br />

exposición <strong>de</strong> Victor Hugo, con la que conmemorábannos el<br />

bicentenario <strong>de</strong> su nacimiento, la Embajada <strong>de</strong> Francia en<br />

México se complace en asociarse nuevamente con la Biblioteca<br />

<strong>de</strong> México José Vasconcelos para celebrar el centenario <strong>de</strong> la<br />

muerte <strong>de</strong> Émile Zola (1840-1902).<br />

Hombre <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s causas <strong>de</strong> finales <strong>de</strong>l siglo xix, escritor<br />

comprometido, autor <strong>de</strong>l gran fresco novelístico Los Rougon-<br />

Macquart, al que pertenecen sus mejores obras maestras, y<br />

<strong>de</strong> don<strong>de</strong> provienen novelas como Germinal, La taberna o La<br />

bestia humana, Émile Zola marcó su época mucho más allá<br />

<strong>de</strong> las fronteras <strong>de</strong>l Hexágono. Así lo <strong>de</strong>muestra el eco que su<br />

obra encontró en México.<br />

Al recorrer la exposición <strong>de</strong> carteles realizada por la Biblioteca<br />

<strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> Francia, <strong>de</strong>dicada a la vida y obra <strong>de</strong> Zola, los<br />

visitantes <strong>de</strong> la biblioteca podrán re<strong>de</strong>scubrir los gran<strong>de</strong>s temas<br />

y los métodos <strong>de</strong> trabajo (encuestas y observaciones <strong>de</strong> los<br />

medios que pretendía <strong>de</strong>scribir) que, asociados a su inmenso<br />

talento <strong>de</strong> novelista, lo convirtieron en el mayor escritor<br />

naturalista <strong>de</strong>l siglo xix. Una selección <strong>de</strong> libros en francés,<br />

provenientes <strong>de</strong>l acervo <strong>de</strong> la Mediateca Casa <strong>de</strong> Francia, así<br />

como algunos ejemplares <strong>de</strong> antiguas ediciones en español<br />

<strong>de</strong>l Fondo Reservado <strong>de</strong> la Biblioteca <strong>de</strong> México José<br />

Vasconcelos complementarán el recorrido <strong>de</strong> ios lectores y les<br />

ofrecerán un panorama exhaustivo <strong>de</strong> la riqueza <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong>l<br />

autor <strong>de</strong>l célebre panfleto Yo acuso.<br />

Por tanto, es con gran orgullo que la Embajada <strong>de</strong> Francia<br />

continúa hoy con su política <strong>de</strong> cooperación a favor <strong>de</strong> la lectura<br />

con las instituciones mexicanas, y en particular con la Biblioteca<br />

<strong>de</strong> México, socio privilegiado <strong>de</strong> la difusión entre el público<br />

mexicano <strong>de</strong> los más reconocidos autores franceses.<br />

P H I L I P P E F A U R E<br />

Embajador <strong>de</strong> Francia en México


UN TRIÁNGULO TRÁGICO<br />

EN ALGUNAS NOVELASp<br />

DE ZOLA<br />

u s a t t a c h a n t e q u e l ' é t u d e d e l a í e n i i i i<br />

a n i t é . »


Traducción <strong>de</strong> Jacqueline André<br />

y Marta Gegún<strong>de</strong>z<br />

Des<strong>de</strong> La confesión <strong>de</strong> Clau<strong>de</strong> (publicada<br />

en 1865) hasta Ma<strong>de</strong>leine Férat (1868),<br />

las novelas <strong>de</strong> juventud <strong>de</strong> Émile Zola no<br />

han <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> contar la misma historia<br />

<strong>de</strong> un trío trágico: una mujer entre dos<br />

hombres. Es añejo como La Princesa <strong>de</strong><br />

Cléves, como Fedra, o como todos los<br />

melodramas que hicieron llorar a Margot.<br />

HENRI MITTERAND<br />

De los dos hombres, uno es el aman­<br />

te, esposo o protector, en cierto modo<br />

legítimo, aunque frágil, sentimental e<br />

inseguro, o incluso inhibido y disminuido:<br />

Clau<strong>de</strong>, quien acogió a Laurence, en La<br />

confesión <strong>de</strong> Clau<strong>de</strong>; Daniel, quien cuida<br />

<strong>de</strong> Jeanne, la hija <strong>de</strong> su benefactora ya<br />

muerta, en Le Vceu d'une morte; 1<br />

Ca­<br />

mine, el esposo enfermizo <strong>de</strong> Teresa, en<br />

Teresa Raquin; Guillaume, el amante y<br />

<strong>de</strong>spués el esposo <strong>de</strong> Ma<strong>de</strong>leine, en<br />

Ma<strong>de</strong>leine Férat. El otro, amigo <strong>de</strong>l pri­<br />

mero, es un hombre <strong>de</strong> sensualidad con­<br />

quistadora o simple y sencillamente do­<br />

tado <strong>de</strong> seducción, que toma el lugar <strong>de</strong><br />

su amigo en el corazón y en el cuerpo <strong>de</strong><br />

la joven mujer; Jacques, un vecino casual,<br />

en La confesión <strong>de</strong> Clau<strong>de</strong>; Georges, el<br />

erudito, en Le Vceu d'une morte, a quien<br />

Daniel, en su lecho <strong>de</strong> muerte, dará a su<br />

protegida en matrimonio; Laurent, el<br />

amigo, pintor fracasado pero macho<br />

vigoroso, a quien Camille Raquin lleva a<br />

casa y que se convierte en el amante <strong>de</strong><br />

Teresa; finalmente, Jacques, compañero<br />

<strong>de</strong> estudios <strong>de</strong> Guillaume, que fue el pri­<br />

mer amante <strong>de</strong> Ma<strong>de</strong>leine y cuyo regreso<br />

<strong>de</strong>struye a la pareja. En todos los casos,<br />

esta situación triangular <strong>de</strong>semboca en<br />

un drama: Laurence vuelve a su miserable<br />

<strong>de</strong>senfreno; Daniel se exilia y muere para<br />

<strong>de</strong>jar el campo libre a Georges y a Jeanne;<br />

Laurent y Teresa asesinan a Camille y<br />

acaban en un suicidio común; Ma<strong>de</strong>leine,<br />

ella también, se mata, mientras que<br />

Guillaume se hun<strong>de</strong> en la locura.<br />

Habiéndose agotado este esquema,<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> 1868 Zola se volverá hacia<br />

una inspiración completamente diferente.<br />

Un ciclo <strong>de</strong> la Familia suce<strong>de</strong>rá al ciclo<br />

<strong>de</strong> la Mujer, <strong>de</strong>l que Ma<strong>de</strong>leine Férat es<br />

el último volumen. Por lo <strong>de</strong>más, el mo<strong>de</strong>­<br />

lo comprendía toda clase <strong>de</strong> variaciones.<br />

En sus escenarios: La confesión <strong>de</strong><br />

Clau<strong>de</strong> sucedía en la colina Sainte-<br />

Geneviéve; Le Vceu d'une morte trans­<br />

portaba al lector a los barrios elegantes;<br />

* Prefacio <strong>de</strong> Ma<strong>de</strong>leine Férat. Mémoire<br />

du Livre, Paris, 1999.<br />

** Henri Mitterand, profesor emérito en la<br />

Universidad París III, profesor en la Columbia<br />

University (Nueva York), y presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la<br />

Sociedad Literaria <strong>de</strong> los Amigos <strong>de</strong> Émile Zola.<br />

1<br />

La voluntad <strong>de</strong> una muerta (N. <strong>de</strong> la T.)<br />

Teresa Raquin reunía la atmósfera<br />

lúgubre <strong>de</strong> la calle Guénégaud o <strong>de</strong> La<br />

Morgue y los paisajes impresionistas <strong>de</strong><br />

las riberas <strong>de</strong>l Sena en Saint-Ouen;<br />

impresionistas también los alre<strong>de</strong>dores<br />

<strong>de</strong> Véteuil y <strong>de</strong> Mantes, en Ma<strong>de</strong>leine<br />

Férat. En las profesiones <strong>de</strong> sus perso­<br />

najes: estudiantes en La confesión <strong>de</strong><br />

Clau<strong>de</strong>; mercachifles y empleadillos en<br />

Teresa Raquin; preceptor en Le Vceu<br />

d'une morte; médico y rentista en<br />

Ma<strong>de</strong>leine Férat. Y, sobre todo, en sus<br />

puntos <strong>de</strong> vista novelescos: los aconte­<br />

cimientos <strong>de</strong> La confesión <strong>de</strong> Clau<strong>de</strong> son<br />

revividos por Clau<strong>de</strong> en primera persona;<br />

los <strong>de</strong> Le Vceu d'une morte, contados en<br />

tercera persona, son esencialmente<br />

percibidos por Daniel; pero, en Teresa<br />

Raquin, todo pasa por la sensibilidad y<br />

por la conciencia <strong>de</strong> Teresa; y en Ma<strong>de</strong>­<br />

leine Férat, el testigo <strong>de</strong> primer or<strong>de</strong>n es<br />

también Ma<strong>de</strong>leine, confrontada en<br />

alternancia con los dos hombres <strong>de</strong> su<br />

breve y triste existencia.<br />

Encontramos otra diferencia impor­<br />

tante entre Ma<strong>de</strong>leine Fératy las novelas<br />

anteriores. De las cuatro obras nove­<br />

lescas, es la única que se remonta a una<br />

prehistoria nacida <strong>de</strong> otro género, el<br />

teatro. Porque Ma<strong>de</strong>leine Férat tiene<br />

como origen y como primera forma un<br />

drama corto en tres actos, intitulado<br />

Ma<strong>de</strong>leine, escrito durante el año <strong>de</strong><br />

1865 y propuesto en vano a dos teatros<br />

parisinos en 1866. Ma<strong>de</strong>leine es una<br />

"manceba", que pasa <strong>de</strong> un estudiante<br />

a otro, como lo era la Laurence <strong>de</strong> La<br />

confesión <strong>de</strong> Clau<strong>de</strong>; Francis, un médico<br />

que se casa con ella <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberla<br />

tenido como amante, se parece a Clau<strong>de</strong>;<br />

y el amante cínico, en estas dos obras, y<br />

<strong>de</strong>spués en la novela ulterior, se llama<br />

Jacques. El primer amante <strong>de</strong> Ma<strong>de</strong>leine,<br />

amigo <strong>de</strong> la infancia <strong>de</strong>l marido, y a quien<br />

se creía muerto, reaparece <strong>de</strong> pronto en<br />

la vida <strong>de</strong> la pareja, <strong>de</strong>struyendo su<br />

tranquilidad, conquistada a pesar <strong>de</strong> las<br />

sospechas y <strong>de</strong> la malevolencia <strong>de</strong>l en­<br />

torno, y conduciendo al suicidio a la joven<br />

mujer, <strong>de</strong>vuelta a los insoportables re­<br />

cuerdos <strong>de</strong> su <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia. "Me topé en<br />

el gran camino con mi pasado vicioso,<br />

que me hizo enloquecer, y encuentro aquí<br />

la virtud que me aniquila" (Ma<strong>de</strong>leine, III, 3).<br />

Ante el fracaso <strong>de</strong> este primer intento<br />

dramático, Zola soñó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1867 con<br />

hacer una novela a partir <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong><br />

teatro. Pero la redacción <strong>de</strong> Teresa Ra­<br />

quin hizo que pospusiera la adaptación.<br />

Retoma la i<strong>de</strong>a durante los primeros<br />

meses <strong>de</strong> 1868. Y es en ese momento<br />

que inventa un dato esencial, que no<br />

aparece en el drama original, el motivo<br />

<strong>de</strong> la "impregnación": un motivo más<br />

precisamente "fisiológico", y al mismo<br />

tiempo más propicio para hacer entrar en<br />

5<br />

MENTWEft#<br />

GERMÁN MONTALVO,<br />

NUESTRO DISEÑADOR<br />

Des<strong>de</strong> el primer número <strong>de</strong> la revista<br />

Biblioteca <strong>de</strong> México, que<br />

salió <strong>de</strong> las prensas en enero <strong>de</strong><br />

1991, concebida y dirigida por su<br />

fundador el poeta Jaime García<br />

Terrés, nuestra publicación ha sido<br />

diseñada por Germán Montalvo, un<br />

maestro <strong>de</strong> su especialidad a quien<br />

<strong>de</strong>bemos el <strong>de</strong>coro tipográfico y el<br />

celebrado perfil plástico que ha<br />

sido distintivo <strong>de</strong> la revista y aspiramos<br />

a conservar.<br />

Germán Montalvo <strong>de</strong>ja a partir <strong>de</strong><br />

este número el cargo <strong>de</strong> diseñador<br />

responsable que ha <strong>de</strong>sempeñado<br />

durante más <strong>de</strong> una década, para<br />

aten<strong>de</strong>r otras obligaciones profesionales,<br />

aunque esperamos seguir<br />

contando con su ocasional colaboración<br />

en números especiales.<br />

Germán Montalvo ingresó <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

muy joven en la escuela <strong>de</strong> iniciación<br />

artística <strong>de</strong>l Instituto <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> Bellas<br />

Artes y poco <strong>de</strong>spués, cuando<br />

cumplía 20 años <strong>de</strong> edad (1976)<br />

hizo estudios en la Scuola <strong>de</strong>l Libro<br />

<strong>de</strong> la Societá Umanitaria <strong>de</strong> la<br />

ciudad <strong>de</strong> Milán. Profesionalmente<br />

se <strong>de</strong>sarrolló más tar<strong>de</strong> en los<br />

talleres <strong>de</strong> la Imprenta Ma<strong>de</strong>ro<br />

don<strong>de</strong> colaboró con Vicente Rojo y<br />

Rafael López Castro y don<strong>de</strong> se<br />

imprimió durante varios años la<br />

revista Biblioteca <strong>de</strong> México.<br />

Despedimos por hoy a Germán<br />

Montalvo, y le <strong>de</strong>seamos nuevos<br />

logros artísticos en los proyectos y<br />

tareas que tiene a la vista.<br />

EMILIO ZOLA.<br />

1840-1902<br />

Con el auxilio invaluable <strong>de</strong> la información<br />

literaria, iconográfica e<br />

histórica que para montar la exposición<br />

<strong>de</strong>dicada al gran escritor francés nos<br />

brindaron la Embajada francesa y la<br />

Mediateca <strong>de</strong> la Casa <strong>de</strong> Francia<br />

hemos reunido buena parte <strong>de</strong>l<br />

material que compone el presente<br />

número.<br />

De padre italiano y madre francesa,<br />

Emilio Zola obtiene la nacionalidad en<br />

Francia a los 21 años <strong>de</strong> edad, pero<br />

prácticamente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la adolescencia<br />

(1854), a los 14 años <strong>de</strong> edad, redacta<br />

ya una primera novela {Un episodio en<br />

tiempos <strong>de</strong> las cruzadas), y a partir <strong>de</strong><br />

sus veinte o veintiún años <strong>de</strong> edad,<br />

empren<strong>de</strong> formalmente la aventura<br />

literaria que ocupará su vida entera.<br />

Tras una copiosa labor <strong>de</strong> cuentista,<br />

<strong>de</strong> novelista y <strong>de</strong> crítico que<br />

se extien<strong>de</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esos años 60 al<br />

año 1867 (obras entre las que cuentan<br />

los volúmenes titulados Les Mystéres<br />

<strong>de</strong> Marseille y la exitosa Te-


juego el resorte <strong>de</strong> la fatalidad trágica.<br />

Ma<strong>de</strong>leine se limitaba a explotar una<br />

situación: el regreso intempestivo <strong>de</strong> un<br />

antiguo amante, que <strong>de</strong>vuelve a la joven<br />

mujer a las ignominias <strong>de</strong> su pasado y<br />

que revela a su marido lo que fue antes<br />

<strong>de</strong> convertirse en su amante y luego en<br />

su mujer. Ma<strong>de</strong>leine Férat aña<strong>de</strong> a esta<br />

situación una tesis, que es al mismo<br />

tiempo un ingrediente trágico.<br />

Entre el drama y la novela, Zola<br />

recordó o releyó El amor y la mujer <strong>de</strong><br />

Michelet, que había leído cuando tenía<br />

veinte años. Fue ahí don<strong>de</strong> encontró la<br />

i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la "impregnación". Michelet la<br />

<strong>de</strong>bía a su vez al Tratado <strong>de</strong> la herencia<br />

natural <strong>de</strong>l doctor Prosper Lucas,<br />

publicado entre 1847 y 1850 y que Zola<br />

había <strong>de</strong>scubierto en 1864, sin echar<br />

mano <strong>de</strong> ella todavía. Para Lucas y para<br />

Michelet, una mujer pertenece por el<br />

resto <strong>de</strong> su vida al hombre que la poseyó<br />

por primera vez. Lleva <strong>de</strong> él, en su cuerpo<br />

y en su alma, una huella in<strong>de</strong>leble. Queda<br />

"impregnada", a tal punto, que da al hijo<br />

legítimamente concebido con su marido<br />

los rasgos <strong>de</strong> su primer amante. Lucie,<br />

la hija pequeña <strong>de</strong> Ma<strong>de</strong>leine y <strong>de</strong><br />

Guillaume, se parece a Jacques, el primer<br />

amante. Más perturbador aún: la joven<br />

mujer, alcanzada nuevamente por sus re­<br />

cuerdos, empieza a su vez a parecerse a<br />

Jacques y recobra su antiguo comporta­<br />

miento <strong>de</strong> concubina... Lanzada hacia su<br />

pasado por una fuerza irreparable, y como<br />

alucinada, volverá a caer en los brazos<br />

<strong>de</strong> Jacques, a pesar <strong>de</strong>l horror que éste<br />

le inspira ahora. "Venus entera a su presa<br />

atada"... La tesis <strong>de</strong> una "impregnación"<br />

in<strong>de</strong>leble y hereditaria <strong>de</strong> la mujer por<br />

aquel que la hizo mujer es la forma<br />

mo<strong>de</strong>rna <strong>de</strong> las fatalida<strong>de</strong>s antiguas, <strong>de</strong>l<br />

juego cruel <strong>de</strong> los dioses con la criatura,<br />

la mitología que convenía a una época<br />

en que las reflexiones científicas habían<br />

sustituido a las creencias arcaicas.<br />

Esta teoría es fantasiosa respecto <strong>de</strong><br />

la biología actual. Ya era fuertemente<br />

discutida en vida <strong>de</strong> Lucas, <strong>de</strong> Michelet y<br />

<strong>de</strong> Zola, pero poco le importaba a éste<br />

último. Le interesaba como le interesaba<br />

todo el discurso médico <strong>de</strong> la época y<br />

todo el discurso contemporáneo, empe­<br />

zando por el <strong>de</strong> Flaubert y el <strong>de</strong> los Gon-<br />

court, acerca <strong>de</strong> la seducción y <strong>de</strong> la<br />

opacidad <strong>de</strong> lo femenino. Y sumaba su<br />

propia nota a los múltiples llamados <strong>de</strong><br />

Zola en favor <strong>de</strong> una vía "fisiológica" <strong>de</strong><br />

la novela, que se atrevería por fin a<br />

asociar en una misma audacia <strong>de</strong> la<br />

mirada las fatalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l cuerpo y las<br />

<strong>de</strong> la sociedad. Mejor aún, ofrecía una<br />

doble ventaja, que Zola, en calidad <strong>de</strong><br />

joven observador avisado <strong>de</strong> las curio­<br />

sida<strong>de</strong>s intelectuales <strong>de</strong>l momento y<br />

conocedor ya entendido <strong>de</strong> las técnicas<br />

<strong>de</strong> la ficción, había captado perfecta­<br />

mente: Ma<strong>de</strong>leine Férat, golpeada en su<br />

carne y en su <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia por una<br />

maldición <strong>de</strong>l Dios <strong>de</strong> los cristianos, así<br />

como por un capricho <strong>de</strong> la naturaleza,<br />

se convierte en un "caso perfecto" <strong>de</strong><br />

mártir fisiológica y pasional; así pues,<br />

vence en patetismo a sus antecesoras<br />

Emma Bovary, Germinie Lacerteux y<br />

Teresa Raquin.<br />

La fatalidad <strong>de</strong> la impregnación<br />

seminal, al llevar su efecto mucho más<br />

allá <strong>de</strong> la primera relación sexual, funcio­<br />

na según una lógica y una dinámica <strong>de</strong><br />

doble disparador que conduce más<br />

infaliblemente a Ma<strong>de</strong>leine a la <strong>de</strong>­<br />

sesperación y al suicidio: convierte al hijo<br />

en recuerdo viviente, en espejo, <strong>de</strong> las<br />

faltas pasadas <strong>de</strong> la madre, y lanza a ésta<br />

última en la repetición -<strong>de</strong>gradada- <strong>de</strong><br />

la falta original. Basta con escuchar, en<br />

la novela, los anatemas y las ad­<br />

vertencias <strong>de</strong> Genevieve, la anciana<br />

6<br />

Zola niño. Daguerrotipo<br />

sirvienta hugonota, especie <strong>de</strong> Casandra<br />

protestante, y sus últimas palabras ante<br />

el cadáver <strong>de</strong> Ma<strong>de</strong>leine: "Dios Padre no<br />

perdonó". Si la obra tiene en cierto modo<br />

atisbos <strong>de</strong> una reminiscencia antigua,<br />

también los tiene <strong>de</strong> una <strong>de</strong> las visiones<br />

cristianas <strong>de</strong>l pecado original, la que se<br />

cuestiona sobre la posibilidad <strong>de</strong> la gracia<br />

y la re<strong>de</strong>nción. Por un lado o por otro<br />

traduce un discurso puritano a la vez<br />

temeroso y represivo, que atraviesa todo<br />

el siglo y que se instalará por mucho<br />

tiempo en el corazón <strong>de</strong> la mayoría <strong>de</strong><br />

las novelas <strong>de</strong>l autor <strong>de</strong> Los Rougon-<br />

Macquart. La mujer es el instinto: "el<br />

fermento, la <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z, el culo, que lleva<br />

a la <strong>de</strong>scomposición <strong>de</strong> nuestra so­<br />

ciedad", escribe con cru<strong>de</strong>za Zola en el<br />

esbozo <strong>de</strong> Nana. Ese po<strong>de</strong>r fascinante y<br />

maléfico le viene <strong>de</strong> la naturaleza. Pero


tiene que pagar por las ruinas que<br />

provoca.<br />

El olvido, el perdón, la re<strong>de</strong>nción, la paz<br />

interior que nacería <strong>de</strong> una conyugalidad y<br />

<strong>de</strong> una maternidad felices le están<br />

prohibidos a Ma<strong>de</strong>leine. Por el contrario,<br />

todo aquello que reprimió con la esperanza<br />

<strong>de</strong> cambiar <strong>de</strong> vida, <strong>de</strong> cambiar <strong>de</strong> piel,<br />

regresa simbolizado por el retrato <strong>de</strong><br />

Jacques colgado en la habitación conyugal,<br />

y en la reaparición <strong>de</strong> otra figura especular,<br />

Louise, llamada Car<strong>de</strong>nillo, antigua<br />

prostituta, compañera <strong>de</strong> Ma<strong>de</strong>leine,<br />

convertida en mendiga. La dignidad<br />

recobrada <strong>de</strong> Ma<strong>de</strong>leine será violada dos<br />

veces, y aniquilada: por la irrupción <strong>de</strong><br />

Car<strong>de</strong>nillo y por la <strong>de</strong> Jacques, que aparece<br />

fantásticamente <strong>de</strong> ninguna parte para<br />

<strong>de</strong>volver a Ma<strong>de</strong>leine a su verda<strong>de</strong>ra<br />

historia y a su verda<strong>de</strong>ra naturaleza: la <strong>de</strong><br />

una mujer <strong>de</strong>finitivamente manchada y<br />

envilecida. No hay remisión <strong>de</strong>l pecado.<br />

Peor aún: arrancada la máscara,<br />

Ma<strong>de</strong>leine vuelve por voluntad propia a ser<br />

la <strong>de</strong> antes, y adopta nuevamente las<br />

formas físicas y los modales <strong>de</strong> la<br />

"manceba" habitada por el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> su<br />

primer amante. Justo en el momento en<br />

que su pequeña hija muere, lejos <strong>de</strong> ella,<br />

corre a la cama <strong>de</strong> Jacques, en una escena<br />

más alucinante y más terrorífica aún que<br />

la <strong>de</strong>l suicidio final.<br />

Así pues, la intriga <strong>de</strong> la novela está<br />

injerida entre el sexo, en el primer<br />

capítulo, y la muerte, en el último -que<br />

lleva, casualmente, el número 13, el<br />

número <strong>de</strong> la mala suerte-: Eros y<br />

Tánatos. Del <strong>de</strong>seo a la muerte, o a la<br />

locura. Deseo, <strong>de</strong>lirio. Ante el cuerpo <strong>de</strong><br />

Ma<strong>de</strong>leine, fulminada por la convulsión<br />

<strong>de</strong>l envenenamiento, Guillaume se hun<strong>de</strong><br />

en la locura. "Dios Padre" no la perdonó,<br />

ni a él tampoco. Culpables ambos. Porque<br />

el hombre no pue<strong>de</strong> conservar su cordura<br />

y sus fuerzas, su humanidad, más que<br />

<strong>de</strong> dos maneras: permaneciendo casto -<br />

como Faujas en La conquista <strong>de</strong> Plassans<br />

o Eugenio Rougon en Su excelencia<br />

Eugenio Rougon-, o asociando a la mujer<br />

a una obra común para redimir su<br />

indignidad original; esto sólo se produce<br />

dos veces en Los Rougon-Macquart, con<br />

Octave Mouret y Pascal Rougon, pero se<br />

convertirá en una regla en Las tres<br />

ciuda<strong>de</strong>s y en Los cuatro evangelios. En<br />

Ma<strong>de</strong>leine Férat, Guillaume, hijo natural<br />

alejado por su padre, estudiante tardón,<br />

marido incierto y atormentado, no supo<br />

resistir la atracción <strong>de</strong> Ma<strong>de</strong>leine ni<br />

construir con ella una empresa común.<br />

Él también será castigado -por mediocre.<br />

Ésta es sólo una <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s fantasmagóricas<br />

<strong>de</strong> la obra, que atrajo <strong>de</strong><br />

inmediato la atención <strong>de</strong> los críticos, por<br />

la dureza <strong>de</strong> su tesis o por los aspectos<br />

melodramáticos <strong>de</strong> sus implicaciones.<br />

Existen otras que la crítica mo<strong>de</strong>rna nos<br />

ha enseñado a discernir. Muy curiosos<br />

resultan, por ejemplo, los <strong>de</strong>talles que<br />

se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la novela, a veces en<br />

voz <strong>de</strong> los protagonistas, sobre la infancia<br />

y la adolescencia <strong>de</strong> Ma<strong>de</strong>leine y <strong>de</strong><br />

Guillaume. Se <strong>de</strong>slizan como la sombra<br />

<strong>de</strong> Alexandrine Meley, la compañera <strong>de</strong><br />

Zola <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1865, en espera <strong>de</strong><br />

convertirse en su mujer en 1870, otra,<br />

más clara, <strong>de</strong>l mismo Zola. Como<br />

Alexandrine, que perdió a su madre a la<br />

edad <strong>de</strong> nueve años, Ma<strong>de</strong>leine es<br />

huérfana, y fue educada en el internado.<br />

Los recuerdos que evoca Guillaume en<br />

el capítulo IX <strong>de</strong> la novela son aún más<br />

sorpren<strong>de</strong>ntes: visiblemente Zola le<br />

proporcionó ecos <strong>de</strong> su propia infancia<br />

en las cercanías <strong>de</strong> la calle Silvacanne,<br />

en Aix, con los bohemios instalados en<br />

los terrenos baldíos, y <strong>de</strong> sus primeros<br />

años <strong>de</strong> escuela, con compañeros pa­<br />

tanes que lo maltrataban, sus sueños <strong>de</strong><br />

exilio en paisajes imaginarios, y el apoyo<br />

protector <strong>de</strong> un compañero <strong>de</strong> elección.<br />

Pero sobre todo no hay que <strong>de</strong>ducir<br />

que la obra tiene como mo<strong>de</strong>lo per­<br />

sonajes reales y situaciones vividas, y<br />

<strong>de</strong>be leerse parcialmente como una<br />

autobiografía disfrazada. Nada, abso­<br />

lutamente nada <strong>de</strong> lo que conocemos <strong>de</strong><br />

la historia auténtica <strong>de</strong> Zola, <strong>de</strong><br />

Alexandrine y <strong>de</strong> Cézanne, nos autoriza a<br />

i<strong>de</strong>ntificar a este trío con el trío Guillaume-<br />

Ma<strong>de</strong>leine-Jacques. Estas analogías<br />

resultan <strong>de</strong> la comodidad <strong>de</strong> un novelista<br />

que no se preocupa por buscar muy lejos<br />

para dar a su personaje los rasgos <strong>de</strong> un<br />

intelectual soñador y amoroso.<br />

Aunque no <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> tener significado,<br />

al menos para el lector interesado en la<br />

génesis íntima <strong>de</strong> las obras, más allá <strong>de</strong><br />

las simples cualida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> intriga, <strong>de</strong><br />

composición y <strong>de</strong> escritura que tuvo el<br />

placer <strong>de</strong> ir <strong>de</strong>scubriendo. Zola sabe que<br />

no fue el primer hombre en la vida íntima<br />

<strong>de</strong> Alexandrine. En 1859, a los veinte<br />

años, esta última -como un gran número<br />

<strong>de</strong> jóvenes parisinas seducidas, y luego<br />

abandonadas- dio a luz a una pequeña,<br />

nacida <strong>de</strong> padre <strong>de</strong>sconocido. La niña,<br />

entregada a la asistencia pública por su<br />

joven madre <strong>de</strong>samparada, había muerto<br />

a la edad <strong>de</strong> tres semanas... Nos<br />

abstendremos <strong>de</strong> insistir en analogías<br />

frágiles. Sugeriremos solamente que la<br />

historia <strong>de</strong> Ma<strong>de</strong>leine y <strong>de</strong> Guillaume,<br />

antes <strong>de</strong> pasar por el mol<strong>de</strong> <strong>de</strong>l melo­<br />

drama o <strong>de</strong> la novela negra, que acumula<br />

a placer las fatalida<strong>de</strong>s y las <strong>de</strong>sgracias<br />

en contra <strong>de</strong> la heroína, podría remontarse<br />

a la "rumiadura" subconsciente <strong>de</strong> una<br />

frustración, si no <strong>de</strong> una acusación. Falta<br />

saber si, en 1868, Alexandrine ya había<br />

confiado a Zola este episodio cruelmente<br />

doloroso <strong>de</strong> su pasado: lo ignoramos. Los<br />

Zola nunca concebirán hijos juntos: ¿es<br />

acaso porque temen encontrar en ellos la<br />

imagen <strong>de</strong>l amante <strong>de</strong> 1858?<br />

Leído bajo esta luz en claroscuro,<br />

Ma<strong>de</strong>leine Férat pue<strong>de</strong> aparecer como el<br />

eco <strong>de</strong> una herida íntima. Con esto se<br />

7<br />

MENTÜEftt<br />

rése Raquin), Zola comienza intensamente<br />

a trabajar en otros muchos<br />

ambiciosos proyectos, como<br />

los relacionados con Histoire d'une<br />

famille, nada menos que el esquema<br />

previo a la serie <strong>de</strong> diez novelas<br />

planeadas para conformar su<br />

mayúscula colección que se inicia<br />

con La fortuna <strong>de</strong> los Roug<br />

Macquart, que se empezó a publicar<br />

en Le Siécle por entregas en el año<br />

<strong>de</strong> 1871.<br />

Con esa obra, por mi parte,<br />

comencé también en la adolescencia,<br />

a cursar las obras <strong>de</strong> novelistas<br />

mayores, favorecido por el gran<br />

número <strong>de</strong> traducciones castellanas<br />

<strong>de</strong> Zola que circularon en México<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> su aparición en Francia y<br />

durante las primetas cuatro décadas<br />

<strong>de</strong>l siglo xx. Pero así proseguí con la<br />

serie <strong>de</strong> esas novelas magistrales<br />

editadas en 1873: La conquista <strong>de</strong><br />

Plassans (en la que un tiránico clérigo<br />

se apo<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> una casa y una familia,<br />

como en la posterior La Regenta <strong>de</strong><br />

Leopoldo Alas o Stepanchikovo <strong>de</strong><br />

Dostoievsky), <strong>de</strong>spués con la imponente<br />

La caída <strong>de</strong>l abate Mouret,<br />

casi contemporánea <strong>de</strong> El crimen'<br />

padre Amaro <strong>de</strong> Queiroz. De<br />

extensa novela en particular he<br />

incluido en páginas interiores alg<br />

fragmentos <strong>de</strong> belleza liter<br />

excepcional, en traducciones anónimas<br />

(o piratas) <strong>de</strong> libros impresos<br />

en México en los primeros años <strong>de</strong>l<br />

siglo xx, aunque serían preferibles las<br />

versiones <strong>de</strong> nuestro culto y<br />

<strong>de</strong>saparecido amigo Aurelio Garzón<br />

<strong>de</strong>l Camino, que consumó la hazaña<br />

<strong>de</strong> traducir tanto la obra entera<br />

Balzac como la <strong>de</strong> Zola.<br />

Muchas espléndidas colaboraciones<br />

hemos reunido aquí, como<br />

pue<strong>de</strong> verse en el índice, <strong>de</strong> autores<br />

extranjeros y mexicanos, pero es<br />

interesante subrayar alguna referencia<br />

al artículo <strong>de</strong> nuestro amigo Ernesto<br />

<strong>de</strong> la Peña, que recuerda cómo<br />

Gustave Lanson, eminente crítico<br />

francés, aunque vela con sospecha<br />

las teóricas pretensiones científicas<br />

<strong>de</strong> Zola, <strong>de</strong>cía sin embargo que "sus<br />

novelas son pesados y oídos poemas,<br />

pero poemas. Las <strong>de</strong>scripciones son<br />

intensas, estallan, aplastan y se<br />

transforman en visiones alucinatorias..."<br />

Eso es lo que importa, el<br />

genio poético y literario <strong>de</strong>l novelista,<br />

más que sus doctrinas estéticas, que<br />

tampoco son <strong>de</strong>l todo <strong>de</strong>spreciables.<br />

Léase el homenaje <strong>de</strong> la revista<br />

al gran autor y disfrútese <strong>de</strong> esa<br />

selección <strong>de</strong> las numerosas páginas<br />

que a la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l vastísimo<br />

jardín paradisíaco, el Paradou, <strong>de</strong>dica<br />

en la obra nuestro novelista.


corrige el efecto <strong>de</strong> la pura y llana<br />

aplicación narrativa <strong>de</strong> una arriesgada<br />

tesis tomada <strong>de</strong> la mitología romántico-<br />

biológica. Pero nos aventuraremos aún<br />

más lejos en compañía <strong>de</strong>l psicoanálisis<br />

freudiano. Según Jean Borie, autor <strong>de</strong><br />

Zola et les Mythes, 2<br />

las dos formas <strong>de</strong>l<br />

mito "complejo" <strong>de</strong> Edipo -<strong>de</strong>seo<br />

prohibido y sentimiento <strong>de</strong> culpa- están<br />

presentes en la novela. Guillaume busca<br />

en su esposa Ma<strong>de</strong>leine una tranquilidad<br />

maternal y protectora. Jacques, el antiguo<br />

amante <strong>de</strong> Ma<strong>de</strong>leine, el mejor amigo <strong>de</strong><br />

infancia <strong>de</strong> Guillaume y su primer pro­<br />

tector -un padre sustituto-, ha <strong>de</strong>sa­<br />

parecido; y cuando aquel a quien se creía<br />

muerto reaparece, este regreso no es<br />

sino el <strong>de</strong>l padre excluido, que conforma<br />

entonces un mal tercio entre los dos<br />

esposos y <strong>de</strong>struye el idilio simbólico<br />

<strong>de</strong>l hijo con la madre. ¿No es acaso, por<br />

poco que sea, la historia fantasmagórica<br />

<strong>de</strong> Émile Zola, quien a su vez perdió a su<br />

padre, su protector natural, a los siete<br />

años, pero que con ello ganó al mismo<br />

tiempo un téte-á-téte exclusivo con su<br />

madre, comprometida ella misma en<br />

hacer subsistir la obra <strong>de</strong>l <strong>de</strong>saparecido?<br />

Esta situación pudo haber secretado poco<br />

a poco un sentimiento edípico subcons­<br />

ciente <strong>de</strong> culpa y <strong>de</strong> celos mezclados,<br />

cuyo reflejo encontramos en la estructura<br />

<strong>de</strong> las cuatro novelas mencionadas, <strong>de</strong><br />

La confesión <strong>de</strong> Clau<strong>de</strong> a Ma<strong>de</strong>leine<br />

Férat, que recurren siempre a la rivalidad<br />

<strong>de</strong> dos hombres por una mujer, y en las<br />

que el segundo vuelve <strong>de</strong>l más allá para<br />

recuperar lo que le pertenece y arruinar<br />

la intimidad anhelada.<br />

2<br />

Zola y los mitos. Le Seuil, 1971.<br />

FranQois, Émilie y Émile Zola. Retrato familiar<br />

Sin embargo, los mitos nunca fun­<br />

cionan solos. En este regreso <strong>de</strong>l padre<br />

<strong>de</strong>predador, belicoso y violador <strong>de</strong><br />

mujeres ingenuas, que busca correr al<br />

hijo para exorcizar la predicción <strong>de</strong><br />

parricidio, veremos también el primer<br />

esbozo <strong>de</strong> la "bestia humana", <strong>de</strong>l<br />

monstruo atávico que surge por <strong>de</strong>trás,<br />

<strong>de</strong>l "mal hereditario" que llevará más<br />

tar<strong>de</strong> a Étienne, en Germinal, o a Jacques<br />

Lantier, en La bestia humana, a repetir<br />

el crimen primitivo, a matar a su vez,<br />

acoplando en un mismo movimiento la<br />

libido y la muerte. Después <strong>de</strong> todo, fue<br />

Guillaume quien le abrió a Ma<strong>de</strong>leine el<br />

laboratorio don<strong>de</strong> estaba la vitrina que<br />

contenía los venenos. Empapó sus<br />

manos en la sangre <strong>de</strong> Ma<strong>de</strong>leine. Y su<br />

risa traduce, bajo la forma <strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>mencia, el placer que le causa su<br />

propia caída en el rencor, la violencia y la<br />

pulsión <strong>de</strong> asesinato. A su manera, se<br />

saca los ojos, metafóricamente.<br />

Por lo tanto, hay también cierta locura<br />

en la imaginación <strong>de</strong>l hombre que<br />

concibió Ma<strong>de</strong>leine Férat. Nada <strong>de</strong> esto<br />

podía ser captado por sus contem­<br />

poráneos, que se contentaron con<br />

calificarlo <strong>de</strong> complaciente hacia "lo<br />

horrible y la exageración". Pero los<br />

lectores mo<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong> esta novela no<br />

podrían mostrarse sorprendidos, ni<br />

consi<strong>de</strong>rarla únicamente como una obra<br />

<strong>de</strong> juventud ajena a la inspiración<br />

posterior <strong>de</strong> Zola. Ni siquiera como una<br />

novela puramente "fisiológica", escrita<br />

por un buen discípulo <strong>de</strong>l doctor Lucas y<br />

<strong>de</strong> Michelet. De un extremo a otro <strong>de</strong> su<br />

carrera -y Ma<strong>de</strong>leine Férat es una etapa<br />

notable en el camino-, en las pro­<br />

fundida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l motivo pasional o social<br />

vienen a instalarse arquetipos y con­<br />

8<br />

figuraciones cuyo sentido rebasa por<br />

mucho los conocimientos y los modos <strong>de</strong><br />

pensamiento contemporáneos.<br />

[Esto no limita en absoluto la adquisición<br />

progresiva <strong>de</strong> una maestría técnica.<br />

Ma<strong>de</strong>leine Férat no tiene la tensión <strong>de</strong><br />

Teresa Raquin, don<strong>de</strong> el adulterio, el<br />

crimen, el remordimiento, la inhibición y el<br />

suicidio se sucedían en un enca<strong>de</strong>namiento<br />

<strong>de</strong> implacable lógica, yendo <strong>de</strong> peripecia<br />

en peripecia y <strong>de</strong> suspenso en suspenso,<br />

y sin la intervención <strong>de</strong> azares externos. Si<br />

Guillaume y Ma<strong>de</strong>leine van <strong>de</strong> lugar en<br />

lugar, <strong>de</strong> París a la Noirau<strong>de</strong>, <strong>de</strong> la Noirau<strong>de</strong><br />

a París y <strong>de</strong> nuevo a la Noirau<strong>de</strong>, es por la<br />

necesidad <strong>de</strong> lances imprevistos, <strong>de</strong><br />

regresos al pasado, y también, quizás, por<br />

la publicación en folletín. Pero no por ello<br />

la composición <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> estar hábilmente<br />

dispuesta. La alineación <strong>de</strong> los trece<br />

capítulos no logra disimular completamente<br />

un dispositivo en tres movimientos. El<br />

primero cubre cinco capítulos, con el uso<br />

clásico <strong>de</strong>l regreso en el segundo capítulo:<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> una juventud disipada,<br />

Ma<strong>de</strong>leine, esposa <strong>de</strong> Guillaume <strong>de</strong><br />

Viargue, pue<strong>de</strong> aspirar a la quietud <strong>de</strong> una<br />

vida <strong>de</strong> pareja provinciana. Pero la segunda<br />

parte, también repartida en cinco capítulos,<br />

introduce <strong>de</strong> episodio en episodio el<br />

anuncio <strong>de</strong> una irremediable <strong>de</strong>sgracia: la<br />

llegada inesperada <strong>de</strong> Jacques a la<br />

Noirau<strong>de</strong>, la confesión <strong>de</strong> Ma<strong>de</strong>leine a Gui­<br />

llaume, el primer exilio <strong>de</strong> la pareja a la<br />

casita apartada, el <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> los<br />

rasgos <strong>de</strong> Jacques en el rostro <strong>de</strong> Lucie, la<br />

parada fatal en Mantés, en el Hotel du<br />

Grand-Cerf don<strong>de</strong> Jacques -broma diabóli­<br />

ca <strong>de</strong>l <strong>de</strong>us ex machina- también hizo<br />

parada, la entrada <strong>de</strong> la mendiga, el asalto<br />

<strong>de</strong> los recuerdos, el regreso <strong>de</strong>sesperado<br />

a la Noirau<strong>de</strong>, don<strong>de</strong> las tormentas internas


nan sustituido los breves momentos <strong>de</strong><br />

felicidad <strong>de</strong>l inicio.<br />

El finale será más rápido: ¡tres capítu­<br />

los, en los que se acumulan los golpes<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino -la enfermedad, la recaída y<br />

muerte <strong>de</strong> Lucie, la doble neurosis <strong>de</strong><br />

Guillaume y <strong>de</strong> Ma<strong>de</strong>leine, ahora<br />

separados-, las locuras, las <strong>de</strong>cisiones<br />

funestas y los signos precursores <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>sastre final! La novela se termina en<br />

un infierno <strong>de</strong> furia y auto<strong>de</strong>strucción. La<br />

agonía <strong>de</strong> Ma<strong>de</strong>leine es más breve que<br />

la <strong>de</strong> Emma Bovary, quien también se<br />

envenena; pero se mata teniendo como<br />

telón <strong>de</strong> fondo un escenario alucinante,<br />

que proviene más <strong>de</strong>l romanticismo<br />

negro, <strong>de</strong> la novela gótica o <strong>de</strong> Las<br />

Diabólicas <strong>de</strong> Barbey d'Aurevilly, que <strong>de</strong><br />

la cotidianidad realista.]<br />

De hecho, la obra está construida sin<br />

gran preocupación por la autenticidad<br />

histórica y social. El tiempo <strong>de</strong> Los Rou-<br />

gon-Macquart, "historia natural y social<br />

<strong>de</strong> una familia durante el Segundo<br />

Imperio", no ha llegado aún; y el na­<br />

turalismo <strong>de</strong> Zola sabe tomarse sus liber­<br />

ta<strong>de</strong>s. En todo caso es heteróclita, y<br />

mezcla los estereotipos <strong>de</strong>l folletín a la<br />

antigua y las representaciones <strong>de</strong> lo vivi­<br />

do, así como el drama y lo burlesco -con<br />

apariciones <strong>de</strong>l triángulo amoroso <strong>de</strong> los<br />

De Rieu- Zola ubicó la acción <strong>de</strong> varios<br />

capítulos en una región que conoce bien<br />

por haberla frecuentado con regularidad<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1866: la ciudad <strong>de</strong> Mantes y<br />

Vétheuil (sin h en la novela), en la ribera<br />

<strong>de</strong>recha <strong>de</strong>l Sena, entre Médan y Giverny,<br />

don<strong>de</strong> su amigo Monet se establecerá<br />

en 1878. Los capítulos IX y X conducen<br />

a los tres personajes principales al Hotel<br />

du Grand-Cerf, que existe entonces efecti­<br />

vamente en Mantes. En la habitación que<br />

COLLEGE D ΑΙΧ.<br />

SáMQSSWASS 93 8AT!3?ASYISH<br />

Aceordé a 1'ÉIéTe Χ^Λ.<br />

Pour sa place <strong>de</strong> Premier en A t¿¿¿, ?<br />

ocupa con Guillaume -la habitación 7, <strong>de</strong><br />

nuevo un número cabalístico, según<br />

algunas numerologías-, Ma<strong>de</strong>leine<br />

L« Principal.<br />

reconoce los grabados que cuentan la<br />

historia <strong>de</strong> Príamo y Tisbe, que había visto<br />

ya en ese mismo lugar, en compañía <strong>de</strong><br />

Jacques. Este motivo no es fortuito: Zola,<br />

en las noches que pasaba con<br />

Alexandrine, durante el verano <strong>de</strong> 1868,<br />

en el cuarto <strong>de</strong>l herrero <strong>de</strong> Bennecourt,<br />

su lugar <strong>de</strong> veraneo cerca <strong>de</strong> Mantes,<br />

había visto precisamente ahí grabados<br />

sobre Príamo y Tisbe. Del mismo modo,<br />

conservó una imagen exacta <strong>de</strong> los<br />

miserables cuartos <strong>de</strong> estudiantes y <strong>de</strong><br />

bohemios don<strong>de</strong> vivió en el Barrio Latino,<br />

unos ocho años antes, y a los que en<br />

una u otra ocasión llevó a amigas<br />

ocasionales: la calle Soufflot, por<br />

ejemplo, don<strong>de</strong> la novela instala<br />

momentáneamente a Ma<strong>de</strong>leine. Sin<br />

mencionar los bosques <strong>de</strong> Verriéres -en<br />

el valle <strong>de</strong> la Biévre-, <strong>de</strong>stino preferido<br />

<strong>de</strong> sus salidas dominicales, antes y<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la llegada <strong>de</strong> Alexandrine a<br />

su vida. Así pues, las evocaciones<br />

familiares y las apariciones pesadillescas<br />

se avienen, sin temor a la mezcla <strong>de</strong><br />

géneros.<br />

Ma<strong>de</strong>leine Férat habría podido<br />

permanecer como una recopilación <strong>de</strong><br />

"escenas <strong>de</strong> la vida bohemia", tal y como<br />

el mismo Zola las había vivido durante<br />

algunos meses, como poeta famélico, en<br />

compañía -muy rara vez- <strong>de</strong> jovencitas<br />

fáciles: a <strong>de</strong>cir verdad, sólo conocemos<br />

a una, muy vagamente, en su biografía,<br />

lo que no significa que no haya tenido<br />

otras. Pero su primera imaginación<br />

novelesca, antes <strong>de</strong> Los Rougon-Mac-<br />

quart, lo lleva hacia otros rumbos: hacia<br />

personajes malditos, <strong>de</strong>stinos criminales,<br />

9<br />

vidas fracasadas, situaciones paroxís-<br />

ticas, escenarios catastróficos, con­<br />

ductas <strong>de</strong> estrés, <strong>de</strong> pánico y <strong>de</strong><br />

auto<strong>de</strong>strucción. Son mo<strong>de</strong>los heredados<br />

<strong>de</strong> su primera formación, que fue ro­<br />

mántica, pero también <strong>de</strong> su iniciación<br />

positivista, que lo <strong>de</strong>jó sin ilusiones<br />

respecto <strong>de</strong> las servidumbres <strong>de</strong>l cuerpo<br />

y el peso <strong>de</strong> las costumbres. Dotan a la<br />

obra, más allá <strong>de</strong> sus figuras nacidas <strong>de</strong><br />

los tópicos novelescos <strong>de</strong> la época, <strong>de</strong><br />

su violencia y <strong>de</strong>l rigor <strong>de</strong> su enca<strong>de</strong>­<br />

namiento narrativo.<br />

A esto se suman cualida<strong>de</strong>s más<br />

singulares aún: las que emparentan a un<br />

sinnúmero <strong>de</strong> páginas <strong>de</strong> la novela, tanto<br />

en sus interiores como en sus exteriores,<br />

con el trabajo <strong>de</strong> los pintores <strong>de</strong> la nueva<br />

escuela, aquellos que Zola conoce bien, y<br />

que unas veces llama los "paisajistas",<br />

otras veces los "actualistas" y otras veces<br />

los "pintores naturalistas", antes <strong>de</strong> ser<br />

<strong>de</strong>finitivamente llamados los "impresio­<br />

nistas". Tal retrato <strong>de</strong> Ma<strong>de</strong>leine, en el<br />

momento <strong>de</strong> la partida <strong>de</strong> su amante, al<br />

final <strong>de</strong>l capítulo II, evoca a un Degas en<br />

sus inicios. Tal otro se parece a un Renoir.<br />

Tal paisaje, en los alre<strong>de</strong>dores <strong>de</strong> la<br />

Noirau<strong>de</strong>, es idéntico a la imagen <strong>de</strong> un<br />

Daubigny. La noche <strong>de</strong> la tragedia cae poco<br />

a poco sobre los personajes. Pero durante<br />

algunos momentos, al principio <strong>de</strong> su<br />

historia, conocieron la luz <strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>spreocupación, tal y como los jóvenes<br />

pintores <strong>de</strong> la generación <strong>de</strong>l autor la<br />

plasmaban en sus lienzos, en las riberas<br />

<strong>de</strong>l Sena. Por esta razón, sería tiempo <strong>de</strong><br />

observar que, si bien Ma<strong>de</strong>leine Férat es<br />

una novela dura, si no es que terrorífica,<br />

es también una novela artista, que<br />

anuncia briosamente la doble pincelada<br />

que caracterizará las obras posteriores.


GIL BLAS<br />

GERMINAL<br />

EMILE ZOLA


JEAN FRANCO'<br />

EMILE ZOLA:<br />

EL AFÁN DE LA VERDAD<br />

El 29 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1902 fallecía en París, a la edad<br />

<strong>de</strong> sesenta y dos años, Émile Zola, en la cumbre <strong>de</strong> la<br />

gloria y la execración, respetado y vilipendiado, admirado<br />

y odiado. Autor <strong>de</strong> una obra inmensa, forma parte hoy <strong>de</strong><br />

los diez escritores más traducidos en el mundo y ya son<br />

incontables las famosas adaptaciones cinematográficas<br />

<strong>de</strong> sus obras (La bestia humana, El puchero hierve, Nana,<br />

A la dicha <strong>de</strong> las damas, Germinal, entre otras) así como<br />

las versiones teatrales más diversas. El conjunto <strong>de</strong> sus<br />

obras novelescas Los Rougon-Macquart, compuestas entre<br />

1867 y 1893, y que lo han vuelto famoso en el mundo<br />

entero, sólo representa una tercera parte <strong>de</strong> su producción<br />

total, marcada asimismo por artículos <strong>de</strong> prensa y <strong>de</strong><br />

crítica, un sin fin <strong>de</strong> apuntes y observaciones tomadas <strong>de</strong><br />

la realidad que constituían otros tantos esbozos o<br />

materiales para los textos novelescos. Escritor <strong>de</strong> múltiples<br />

facetas, nunca <strong>de</strong>sertó <strong>de</strong> su responsabilidad social como<br />

creador, supeditado a su magisterio moral, vinculando<br />

estrechamente ética y estética.<br />

1] El polemista acalorado<br />

En el siglo xix, la novela se consolida verda<strong>de</strong>ramente como<br />

género en los márgenes <strong>de</strong>l periodismo, estando<br />

íntimamente ligadas ambas activida<strong>de</strong>s (las primeras<br />

novelas <strong>de</strong> Zola, como las <strong>de</strong> Maupassant se publicarán<br />

por entregas en diarios). El joven Émile Zola hace sus<br />

primeras armas <strong>de</strong> crítico <strong>de</strong> arte y nunca abandonará<br />

esa actividad <strong>de</strong> observador y comentarista ilustrado.<br />

Pertenece a esa generación <strong>de</strong> artistas que sabe ver y<br />

sabe fijar en el lienzo o el papel la visión instantánea, en<br />

su misma fugitividad. Amigo <strong>de</strong> colegio <strong>de</strong> Cézanne en<br />

Aix-en-Provence, ha estado en la buena escuela <strong>de</strong> los<br />

pintores: es en el taller <strong>de</strong> Manet don<strong>de</strong> hace su<br />

aprendizaje, haciéndose capaz <strong>de</strong> captar el rasgo<br />

significante: a<strong>de</strong>mán, mirada, pliegue <strong>de</strong>l vestido, actitud<br />

u objeto notable. Sus análisis periodísticos se convertirán<br />

en mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> sagacidad y profundidad.<br />

' El profesor Jean Franco es agregado <strong>de</strong> Cooperación Universitaria e<br />

Investigación <strong>de</strong> la Embajada <strong>de</strong> Francia.<br />

Zola en 1872<br />

Al mismo tiempo, el periodista ostenta sus convicciones<br />

con una firmeza que corre pareja con una valentía <strong>de</strong> la cual<br />

proporcionará más <strong>de</strong> un ejemplo. Así es como va a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r<br />

con virulencia a los impresionistas, blanco <strong>de</strong> la inquina <strong>de</strong><br />

los partidarios <strong>de</strong>l clasicismo quienes rechazan en los<br />

Salones las obras <strong>de</strong> Manet, Pissarro, Monet o Degas, a<br />

riesgo <strong>de</strong> producir escándalos y suscitar la provocación, con<br />

objeto <strong>de</strong> que triunfe la nueva pintura. Turiferario apasionado<br />

<strong>de</strong> la nueva estética, no duda en conten<strong>de</strong>r con los secuaces<br />

<strong>de</strong>l arte oficial, suscitando <strong>de</strong>bates y polémicas encarnizadas:<br />

él exige que la naturaleza aparezca en el arte tal como es,<br />

sin afectaciones ni remilgos. Aunque se alejará <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

los impresionistas, seguirá siendo un a<strong>de</strong>pto <strong>de</strong> la palabra<br />

verda<strong>de</strong>ra y <strong>de</strong> la libertad en el arte, más allá <strong>de</strong> los<br />

dictámenes <strong>de</strong> los burócratas <strong>de</strong> la cultura.<br />

Desplegará luego la misma energía para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r su<br />

concepto <strong>de</strong> la novela, siempre algo provocador,<br />

exacerbando en ocasiones sus posturas. Superando el<br />

realismo (sin embargo traba amistad con Flaubert y<br />

Maupassant) y reuniendo a sus discípulos en su casa<br />

(las famosas "Veladas <strong>de</strong> Médan"), propugna el<br />

naturalismo con el más extremado vigor abandonándose<br />

con facilidad a la polémica. Sus libros <strong>de</strong> 1879, La novela<br />

experimental, y 1881, Los novelistas naturalistas,<br />

proclaman las nuevas convicciones: la literatura es<br />

<strong>de</strong>terminada por la ciencia triunfante, por eso ha <strong>de</strong><br />

ponerse bajo su égida. Respaldándose en las teorías <strong>de</strong><br />

Clau<strong>de</strong> Bernard sobre la medicina experimental, propone<br />

que el creador <strong>de</strong> ficciones experimente a su vez,<br />

haciendo que se muevan los personajes en una situación<br />

particular para mostrar que la sucesión <strong>de</strong> los hechos<br />

será así como lo pi<strong>de</strong> el <strong>de</strong>terminismo <strong>de</strong> los fenómenos<br />

que se estudian. Parafraseando a Clau<strong>de</strong> Bernard, Zola<br />

<strong>de</strong>clara: "Nosotros los novelistas somos los jueces <strong>de</strong><br />

instrucción <strong>de</strong> los hombres y sus pasiones". En los<br />

periódicos sonarán mucho las contiendas entre críticos<br />

en que Zola participará con ardor, aunque se encuentre<br />

un tanto protegido por su nueva celebridad.<br />

Este reconocimiento oficial hará que vengan a buscarlo<br />

los amigos y partidarios <strong>de</strong>l capitán Dreyfus, y Zola,


obe<strong>de</strong>ciendo a sus convicciones éticas, no se echará atrás.<br />

Publica en el periódico L'Aurore, dirigido por Georges<br />

Clémenceau, su famosa carta abierta al presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la<br />

República (13 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1898) con el título provocador<br />

<strong>de</strong> "Yo acuso", con objeto <strong>de</strong> <strong>de</strong>nunciar la razón <strong>de</strong> estado<br />

y el antisemitismo, coronando <strong>de</strong> este modo una existencia<br />

por entero <strong>de</strong>dicada a la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> sus i<strong>de</strong>as contra los<br />

po<strong>de</strong>res constituidos, políticos, sociales o culturales. Este<br />

valor le merecerá a<strong>de</strong>más un año <strong>de</strong> exilio y odios tenaces.<br />

Su muerte acci<strong>de</strong>ntal por asfixia, en la noche <strong>de</strong>l 28 al<br />

29 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1902, tal vez se <strong>de</strong>biera a la maldad:<br />

la hipótesis criminal <strong>de</strong>muestra, si cabe, hasta qué punto<br />

el caso Dreyfus trastornó a la sociedad francesa y pone<br />

<strong>de</strong> realce la valentía <strong>de</strong> Émile Zola en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la verdad.<br />

2] El antropólogo apasionado <strong>de</strong>l siglo xix<br />

Muy pronto, Zola aparece como un hombre <strong>de</strong> ciencia<br />

extraviado en la literatura. A este respecto, pertenece<br />

verda<strong>de</strong>ramente a ese siglo xix fascinado por la<br />

industrialización naciente y el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las ciencias.<br />

Ya se ha notado que Clau<strong>de</strong> Bernard le proporciona un<br />

zócalo experimental que se esmera en adaptar a la<br />

creación literaria. A Hipólito Taine le va a pedir prestadas<br />

dos i<strong>de</strong>as clave para la arquitectura global <strong>de</strong> su obra: el<br />

influjo <strong>de</strong> la herencia y el <strong>de</strong>l medio, que supuestamente<br />

explican los fenómenos sociales. Los personajes <strong>de</strong> la<br />

saga <strong>de</strong> Los Rougon-Macquart serán pre<strong>de</strong>terminados<br />

doblemente y las novelas lo ilustrarán. Por lo <strong>de</strong>más, el<br />

final <strong>de</strong>l siglo se sitúa bajo los auspicios <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong><br />

los tres estados <strong>de</strong> Auguste Comte: Zola en ocasiones se<br />

inspirará en ella, <strong>de</strong>jando traslucir su admiración positivista<br />

hacia la era <strong>de</strong> la técnica y <strong>de</strong>l progreso.<br />

"La literatura tomará cada vez más el aspecto <strong>de</strong> la<br />

ciencia", <strong>de</strong>cía Flaubert anteriormente, y Zola se inscribirá<br />

en esa línea al sacralizar la observación <strong>de</strong> los hechos<br />

humanos, los cuales "no son cosas" sino realida<strong>de</strong>s<br />

mudables que <strong>de</strong>ben ser captadas en su flui<strong>de</strong>z y fijadas<br />

por un procedimiento reflexivo y "científico". Esta<br />

preocupación por el <strong>de</strong>talle verda<strong>de</strong>ro, el documento<br />

revelador, va a llevar a Zola a acumular montañas <strong>de</strong><br />

La taverne du Bagne y la fiesta <strong>de</strong> Montmartre, por Félix Buhot<br />

apuntes, hechos <strong>de</strong> observación, croquis, planos,<br />

escorzos, como fase <strong>de</strong> preparación para la realización<br />

<strong>de</strong> una novela, al modo <strong>de</strong> un pintor que realiza bosquejos<br />

o <strong>de</strong> un director <strong>de</strong> cine que proce<strong>de</strong> a prefilmaciones.<br />

Zola, etnógrafo contemporáneo, reconoce el terreno,<br />

interroga a banqueros, hace el trayecto París-Mantes en<br />

una locomotora para impregnarse <strong>de</strong>l medio, baja a las<br />

minas <strong>de</strong> Anzin, recorre los estantes <strong>de</strong>l Bon Marché con<br />

el lápiz en mano, hace un viaje a Beauce para conocer<br />

sus campesinos. Consciente <strong>de</strong> la importancia <strong>de</strong>l entorno,<br />

parte <strong>de</strong> lo cotidiano, <strong>de</strong> la realidad individual cualquiera<br />

que sea, para poner <strong>de</strong> realce el amor a la tierra, las<br />

pulsiones <strong>de</strong>l cuerpo, el afán <strong>de</strong>l dinero, los mitos,<br />

prohibiciones y tabúes. El reportaje <strong>de</strong> ese bulímico <strong>de</strong> la<br />

mirada sobre los Gran<strong>de</strong>s Almacenes ocupa un espacio<br />

cinco veces mayor (publicación en los Cua<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong><br />

investigación en 1989) que la novela a la cual dará vida:<br />

El paraíso <strong>de</strong> las damas. Goloso <strong>de</strong> las cosas vistas u<br />

oídas, acumula los <strong>de</strong>talles típicos que remiten a las reglas<br />

y apremios <strong>de</strong>l juego social que él escenifica <strong>de</strong> este modo.<br />

Practica la entrevista avanf la lettre interrogando a<br />

campesinos, mujeres galantes, obreros, empleados,<br />

venteros, pintores, soldados; entra en la intimidad <strong>de</strong> los<br />

medios, <strong>de</strong> la Goutte d'Or a la Plaza <strong>de</strong> Abastos, <strong>de</strong> la<br />

Bolsa a la Ópera, <strong>de</strong>l Teatro <strong>de</strong> las Varieda<strong>de</strong>s a los barrios<br />

burgueses <strong>de</strong> Passy, sin ocultar nada <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>zas y<br />

vilezas. Sus veinte años <strong>de</strong> observación, servidos por un<br />

buen sentido <strong>de</strong>l análisis y síntesis y un espíritu <strong>de</strong> sistema<br />

muy <strong>de</strong>sarrollado, harán <strong>de</strong> él el mejor sociólogo o<br />

antropólogo <strong>de</strong> la Francia <strong>de</strong>l siglo χιχ o un excelente<br />

historiador <strong>de</strong> las mentalida<strong>de</strong>s avant la lettre. Su<br />

ten<strong>de</strong>ncia a organizar en gran<strong>de</strong>s series y en ciclos proce<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong> sus convicciones científicas: Los Rougon-Macquart<br />

apuntan a ser la historia natural y social <strong>de</strong> una familia en<br />

todos sus componentes y, más allá, el reflejo <strong>de</strong>l Segundo<br />

Imperio y <strong>de</strong> la Tercera República.<br />

3] El novelista <strong>de</strong> Imaginación <strong>de</strong>sbocada<br />

Afortunadamente, este espíritu sistemático <strong>de</strong> sociólogo<br />

o teórico mecanicista ce<strong>de</strong> ante la índole apasionada y


ardiente <strong>de</strong>l creador que muy pronto va a rebasar sus<br />

propias teorías para dar rienda suelta a su imaginación.<br />

Hecho el trabajo preparatorio, el espíritu creador cobra<br />

sus <strong>de</strong>rechos y aniquila al cientismo que se hace cascara<br />

vacía. "Zola -apunta Elie Faure- no tomó el libro más que<br />

como medio <strong>de</strong> acción. Zola no es un literato, Zola no es<br />

un artista: como Homero, como Lucrecio, es una fuerza<br />

elemental." Hay, en efecto, en Zola una potencia primitiva<br />

que estalla en cada página y da al traste con las hermosas<br />

teorías científicas. Lo que se pone <strong>de</strong> relieve son las<br />

pasiones locas o salvajes, los dramas humanos, las<br />

i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s secretas. Son numerosas las situaciones<br />

paroxísticas y revelan un sentido acusado <strong>de</strong>l dramatismo:<br />

las novelas <strong>de</strong> Zola están marcadas por lo trágico y lo<br />

patético. Aunque el narrador finge cierta distancia o<br />

indiferencia, se sienten sordos estremecimientos que<br />

agitan las páginas: estamos muy lejos <strong>de</strong> la simple relación<br />

sociológica y es dable encontrar en Zola un temperamento<br />

romántico volcado a la exaltación, ya sea en lo admirable<br />

o en lo grotesco. La evocación <strong>de</strong> la vida en las minas, la<br />

caída <strong>de</strong> Gervaise y Coupeau, los extravíos <strong>de</strong> Nana que<br />

la llevan a la perdición, los crímenes sórdidos en Teresa<br />

Raquin y en La bestia humana, las relaciones <strong>de</strong> fuerza<br />

en el mundo industrial y comercial, la animalidad <strong>de</strong> los<br />

campesinos, todo ello es relatado con una fuerza brutal y<br />

primitiva que hace todo lo interesante <strong>de</strong>l novelista Zola<br />

que escribe dramas líricos al estilo <strong>de</strong> Balzac.<br />

Es más: paradójicamente, el "fisiologista social" se <strong>de</strong>ja<br />

llevar por el entusiasmo y los arrebatos. Mientras las<br />

novelas <strong>de</strong>scriben sin ninguna complacencia un universo<br />

<strong>de</strong>l Segundo Imperio marcado por la dureza <strong>de</strong> las<br />

relaciones sociales -por lo <strong>de</strong>más, no hay ningún<br />

maniqueísmo en Zola quien pinta las infamias y taras <strong>de</strong><br />

los <strong>de</strong> abajo tanto como la voracidad <strong>de</strong> los burgueses o<br />

la vileza <strong>de</strong> los empleados-, se halla al nivel <strong>de</strong>l estilo<br />

una celebración <strong>de</strong>l mundo mo<strong>de</strong>rno, una fascinación por<br />

la máquina y el hada Electricidad que se hacen mágicas.<br />

Incluso las realida<strong>de</strong>s sórdidas o monstruosas quedan<br />

transfiguradas por un enfoque a menudo lírico: la mina<br />

<strong>de</strong>voradora se hace un monstruo alucinante y grandioso.<br />

Germinal, que <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser un reportaje objetivo sobre los<br />

caseríos <strong>de</strong> mineros, es arrebatado por el soplo <strong>de</strong> la<br />

epopeya, la masa <strong>de</strong> mineros es un personaje completo y<br />

el espacio <strong>de</strong> la mina un sistema <strong>de</strong> valores simbólicos.<br />

El procedimiento <strong>de</strong> la alegoría (la Plaza <strong>de</strong> Abastos,<br />

brontosaurio <strong>de</strong> hierro, la locomotora como animal<br />

mitológico, el Almacén como pulpo, la tierra encarnación<br />

<strong>de</strong> la fatalidad, el alambique grandioso e inquietante) aleja<br />

<strong>de</strong> la actitud científica <strong>de</strong>l inicio y revela los mecanismos<br />

secretos <strong>de</strong> la vida humana transpuestos en el mito o la<br />

epopeya. El mundo <strong>de</strong> la técnica es magnificado y<br />

rechazado a la par, en una mezcla <strong>de</strong> repulsa y fascinación<br />

que <strong>de</strong>fine la postura <strong>de</strong> Zola frente a ese mundo que<br />

nace en las convulsiones y los dramas pero que muestra<br />

la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong>l espíritu humano. Así pues, la postura<br />

científica <strong>de</strong> Zola es afortunadamente contrarrestada e<br />

incluso aniquilada por una imaginación que se nutre <strong>de</strong><br />

visiones simbólicas y reminiscencias míticas. Los<br />

discípulos <strong>de</strong> Zola que aplicaban los preceptos <strong>de</strong>l maestro<br />

no pasaron a la posteridad: sin duda estarían <strong>de</strong>sprovistos<br />

<strong>de</strong>l temperamento poético <strong>de</strong>l huésped <strong>de</strong> Médan.<br />

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Lorsqu'il se lance dans l'écriture<br />

d'un román, Zola a déjá <strong>de</strong>rriére luí<br />

plusieurs semaines <strong>de</strong> travail,<br />

matérialisées par un dossier plus ou<br />

moins gros selon les cas: <strong>de</strong>s cent<br />

douze feuillets <strong>de</strong> La Fortune <strong>de</strong>s<br />

Rougon aux milfe <strong>de</strong>ux cent<br />

cinquante <strong>de</strong> La Debacle, en passant<br />

par les six cent vingt-huit du Bonheur<br />

<strong>de</strong>s dames ou les neuf cent<br />

cinquante-trois <strong>de</strong> Germinal. On y<br />

retrouve toujours les mémes<br />

elements : une ébauche, <strong>de</strong>s plans,<br />

<strong>de</strong>s fiches pour chaqué personnage,<br />

<strong>de</strong>s croquis releves sur les lieux<br />

<strong>de</strong> Taction, et une multitu<strong>de</strong> <strong>de</strong> notes<br />

documentales, notes <strong>de</strong> lecture,<br />

notes d'enquétes, articles <strong>de</strong> presse,<br />

lettres <strong>de</strong> correspon<strong>de</strong>nts donnant<br />

<strong>de</strong>s informations precises - tout cela<br />

classé et soigneusement conservé<br />

dans <strong>de</strong>s chemises, chacune portant<br />

un titre générique.<br />

Ce dossier préparatoire constitue les<br />

fon<strong>de</strong>ments et le matériau du román,<br />

mais aussi une preuve <strong>de</strong> la véracité<br />

<strong>de</strong>s <strong>de</strong>scriptions <strong>de</strong> l'écrivain qui<br />

entend faire oeuvre <strong>de</strong> naturaliste.<br />

Zola s'y référera d'ailleurs pour<br />

repondré aux critiques qui l'accusent<br />

<strong>de</strong> noircir complaisamment ses<br />

tableaux.<br />

En 1880, Zola théorise cette maniere<br />

<strong>de</strong> travailler reposant sur <strong>de</strong>s «notes<br />

prises longuement», propre aux<br />

«grands romanciers contemporains ι<br />

et en dicte les regles dans Le Roman<br />

experimental, s'appuyant et tirant<br />

argument <strong>de</strong> ΓIntroduction a l'étu<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong> la mé<strong>de</strong>cine experiméntale <strong>de</strong><br />

Clau<strong>de</strong> Bernard. Mais sous l'apparent<br />

dogmatisme, I'objectif principal reste<br />

<strong>de</strong>«fain<br />

reels dai<br />

lecteuri<br />

humaine<br />

le théori<br />

le román<br />

que Mall<br />

evocatoi;'<br />

minutieu<br />

<strong>de</strong>s Roug<br />

poemes ι


A principios <strong>de</strong>l siglo xx Gustave Lanson, el más eminente<br />

crítico e historiador literario <strong>de</strong> Francia, escribió lo siguiente<br />

respecto a Émile Zola, tras haber <strong>de</strong>scalificado<br />

nadamente sus pretensiones científicas:<br />

razoi<br />

SU! s novelas son poemas, pesados y rudos poemas, pero<br />

poemas. Las <strong>de</strong>scripciones son intensas, estallan, aplastan<br />

y se transforman en visiones alucinatorias: el ojo <strong>de</strong>l señor<br />

Zola, o su pluma, <strong>de</strong>forma y agranda todos los objetos. Lo<br />

que nos ofrece es un sueño monstruoso <strong>de</strong> la vida, no es la<br />

realidad simplemente transcrita. Su <strong>de</strong>senfrenada fantasía<br />

anima todas las formas inertes... 1<br />

Subraya, al mismo tiempo, que el rebel<strong>de</strong> escritor tiene<br />

suma habilidad para mover y manejar a las masas, no sin<br />

apuntar que su penetración psicológica es <strong>de</strong>ficiente por<br />

lo que se refiere a los individuos. 2<br />

La escuela que<br />

encabezaba Zola se propone nada menos que ser una<br />

forma prácticamente infalible <strong>de</strong> estudiar al hombre en<br />

sociedad. En vez <strong>de</strong> un ismo más, preten<strong>de</strong> hacer <strong>de</strong> la<br />

novela una disciplina científica que, para constituirse, se<br />

basa en ciertos postulados que no admiten refutación,<br />

aunque sí matices.<br />

Por esta pretensión, controvertible como pocas, la<br />

escuela naturalista nació bajo el signo <strong>de</strong>l repudio y la<br />

animadversión: tan contradictoria y a regañadientes como<br />

el juicio que se ha citado fue la actitud que, en general, se<br />

observó cuando aparecieron las primeras publicaciones<br />

<strong>de</strong> Zola, el mayor novelista <strong>de</strong> esta ten<strong>de</strong>ncia. El "proceso"<br />

<strong>de</strong>l naturalismo se redobló y cobró mayores fuerzas cuando<br />

las inevitables escisiones y <strong>de</strong>fecciones lo <strong>de</strong>bilitaron. Zola,<br />

por su parte, no se <strong>de</strong>jó amilanar. El periodista Louis<br />

Ulbach, que se firmaba Ferragus, habla <strong>de</strong> una literatura<br />

pútrida, que no merece ser consi<strong>de</strong>rada artística y acentúa<br />

la simpatía <strong>de</strong> los naturalistas por el sesgo sórdido <strong>de</strong> los<br />

seres humanos. Es, afirma Ferragus, una literatura "que<br />

ce brotar pus <strong>de</strong> la conciencia". 3<br />

ERNESTO DE LA PEÑA<br />

ZOLA<br />

Y LA QUERELLA<br />

DEL NATURALISMO<br />

1<br />

Histoire <strong>de</strong> la Httérature francaise, Paris, Librairie Hachette et Ge., 1903,<br />

pp. 1061 y ss.<br />

2<br />

Tilda a sus personajes <strong>de</strong> indigence psycho/ogique, ibi<strong>de</strong>m.<br />

5<br />

Citado en la parte documental <strong>de</strong> la edición <strong>de</strong> los Rougon-Macquart<br />

establecida por Colette Becker. Émile Zola, Les Rougon-Macquart. Histoire<br />

naturelle et soríale d'une famille sous le Second Empire. Paris, 1991, Robert<br />

nt, vol. 1, pp. 1112a 1120.<br />

Frente a este juicio, rotundo y pasional, <strong>de</strong>be reflexionarse:<br />

algo que provoca tales <strong>de</strong>smanes en los <strong>de</strong>más,<br />

en el hombre <strong>de</strong>l pueblo, para quien escribía Ferragus, ha<br />

<strong>de</strong> tener un contenido más hondo que el simple prurito <strong>de</strong><br />

escandalizar o suscitar rechazo. En efecto, entre los<br />

naturalistas la escritura reclamó los privilegios <strong>de</strong> un rigor<br />

que podía ocupar el lugar <strong>de</strong> lo inmutable, si por tal se<br />

consi<strong>de</strong>ran los resultados <strong>de</strong> la ciencia. Nacida en Balzac<br />

y fomentada magistralmente en Flaubert, invadió las letras<br />

la tarea <strong>de</strong> escribir y <strong>de</strong>scribir casos <strong>de</strong> relaciones humanas<br />

que podrían servir <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>lo, no sólo por la eminencia<br />

que les daba el arte, sino por la verdad que les confería la<br />

observación. No será raro, pues, que algunas narraciones<br />

partan <strong>de</strong> los llamados faits divers, es <strong>de</strong>cir, las notas<br />

periodísticas que se ocupan preferentemente <strong>de</strong> lo que<br />

ahora llena la nota roja <strong>de</strong> los diarios.<br />

La literatura se acercó a lo documental en Madame<br />

Bovary, pero reclamó categoría <strong>de</strong> testimonio en la<br />

<strong>de</strong>scarnada Germinie Lacerteux, <strong>de</strong> los Goncourt, y en<br />

Thérése Raquin, <strong>de</strong>l propio Zola. El escritor supone, con<br />

bastante ingenuidad, que su tarea ha trascendido los<br />

excesos <strong>de</strong>l romanticismo para entrar triunfalmente en<br />

los terrenos <strong>de</strong> una ciencia <strong>de</strong> lo humano, ciencia cuya<br />

confiabilidad se <strong>de</strong>be, no a la intuición, sino a la observancia<br />

<strong>de</strong> las leyes que rigen los fenómenos biológicos y,<br />

<strong>de</strong> allí, las relaciones personales y sociales. A<strong>de</strong>más,<br />

sostiene en sus primeras obras (Thérése Raquin,<br />

Ma<strong>de</strong>leine Férat) la en<strong>de</strong>ble teoría <strong>de</strong> la "impregnación",<br />

según la cual toda mujer retiene en sí la imagen <strong>de</strong>l primer<br />

hombre con el que tuvo cualquier relación emocional, al<br />

grado <strong>de</strong> que sus futuros hijos, aunque sean <strong>de</strong> otro padre,<br />

tendrán parecido con el primer amador.<br />

Hippolyte Taine, oráculo <strong>de</strong> la escuela, había proclamado<br />

que "el vicio y la virtud son productos como el vitriolo y el<br />

azúcar". 4<br />

Zola, su seguidor, <strong>de</strong>seoso <strong>de</strong> objetividad científica,<br />

se apoya casi a ciegas en el Tratado filosófico y fisiológico<br />

<strong>de</strong> la herencia natural, <strong>de</strong>l doctor Prosper Lucas: el<br />

gran edificio <strong>de</strong> los Rougon-Macquart se asentará sobre<br />

esta obra, 5<br />

aunque el manejo que Zola hace <strong>de</strong> sus hallazgos<br />

es, para <strong>de</strong>cir lo menos, sumamente imaginativo y<br />

* Otra tesis <strong>de</strong> Taine <strong>de</strong>cía: Se pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar al hombre como un<br />

animal <strong>de</strong> especie superior, que produce filosofías y poemas aproximadamente<br />

como los gusanos <strong>de</strong> seda hacen sus capullos y las abejas sus colmenas


Zola hacia 1890<br />

Biblioteca <strong>de</strong> México


libre, pese a su confianza en el acierto general ae las<br />

leyes <strong>de</strong> transmisión <strong>de</strong> aptitu<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>ficiencias.<br />

Pero para observar mejor el gran arco que traza la escuela<br />

naturalista en las letras francesas es necesario hacer algunas<br />

precisiones: podría <strong>de</strong>cirse que, al revés <strong>de</strong> lo habitual, la<br />

nueva ten<strong>de</strong>ncia tiene un acta <strong>de</strong> nacimiento, aunque sería<br />

mejor <strong>de</strong>cir que <strong>de</strong> confirmación: la cena celebrada en el<br />

restaurante Trapp el lunes 16 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1877, con asistencia<br />

<strong>de</strong> Joris-Karl Huysmans, Henry Céard, Léon Hennique, Paul<br />

Alexis, Octave Mirbeau, Guy <strong>de</strong> Maupassant y, como lí<strong>de</strong>res<br />

<strong>de</strong> partido, Raubert, Edmond <strong>de</strong> Goncourt y Zola. 6<br />

El propósito <strong>de</strong> este último, enunciado en el subtítulo<br />

<strong>de</strong> la serie <strong>de</strong> los Rougon-Macquart, fue reseñar cómo fue<br />

la vida <strong>de</strong> una familia en tiempos <strong>de</strong>l Segundo Imperio.<br />

Pero hace dos puntualizaciones, cruciales para sus fines.<br />

Se trata <strong>de</strong> una historia natural y social, esto es, el hombre<br />

contemplado en una perspectiva que une lo íntimo<br />

(concebido como resultado previsible <strong>de</strong> los factores<br />

hereditarios) y lo plural: es la célula humana (estoy seguro<br />

<strong>de</strong> que este símil le habría encantado) que, según las<br />

;s que le han sido imbuidas, se <strong>de</strong>splaza en medio <strong>de</strong><br />

ejido social, con la salvedad <strong>de</strong> que la célula no es<br />

la estructura simple, sino una compleja trama <strong>de</strong><br />

pulsiones e impulsos que encontrarán diferentes impedimentos,<br />

apoyos y reacciones en el cuerpo social. Con<br />

visión certera se da cuenta <strong>de</strong> la nueva ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la<br />

sociedad: "Lo característico <strong>de</strong>l movimiento mo<strong>de</strong>rno es<br />

el atropello <strong>de</strong> todas las ambiciones, el advenimiento <strong>de</strong><br />

todas las clases. Mi novela habría sido imposible antes<br />

<strong>de</strong>l 89..." Para llevar a cabo su propósito, Zola cuenta<br />

con lo que los Goncourt observaron en el joven recién<br />

llegado a las letras: "una nota <strong>de</strong> voluntad acre y energía<br />

rabiosa." 7<br />

Laf ι formulación <strong>de</strong> su hipótesis <strong>de</strong> trabajo es clara, tajante:<br />

Balzac dice que la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> su Comedia le vino al comparar la<br />

Ρ Λ. tJc* c C<br />

«Λ *****<br />

principios (la realeza, el catolicismo) tendré leyes (la herencia,<br />

lo innato). No quiero, como Balzac, formular una <strong>de</strong>cisión<br />

sobre el porvenir <strong>de</strong> los hombres, ser político, filósofo,<br />

moralista. Me satisfaré con ser sabio, <strong>de</strong>cir lo que se<br />

encuentra al indagar las razones íntimas. Por lo <strong>de</strong>más, no<br />

habrá conclusión alguna. Una simple exposición <strong>de</strong> los hechos<br />

<strong>de</strong> una familia, que muestre el mecanismo interior que la<br />

hace actuar. Acepto, incluso, la excepción. 10<br />

humanidad y la animalidad. [Un tipo único transformado por<br />

los medios]:" así como hay leones, perros, lobos, hay artistas,<br />

administradores, abogados, etc. Pero Balzac observa que<br />

su zoología humana <strong>de</strong>bería ser más complicada, pues tenía<br />

que adoptar una forma triple: los hombres, las mujeres y las<br />

cosas... 9<br />

La imbricación histórica y topográfica <strong>de</strong> la serie <strong>de</strong> los<br />

Rougon-Macquart tiene ciertas coinci<strong>de</strong>ncias que hacen<br />

reflexionar en la justeza <strong>de</strong> los propósitos <strong>de</strong> Zola y las<br />

conclusiones que extrajo <strong>de</strong> ellos: si, en efecto, las cosas,<br />

Mi obra será menos social que científica... Su el medio, han <strong>de</strong> tener tan gran<strong>de</strong> influencia en los seres<br />

trasfondo será otra cosa, <strong>de</strong> ámbito más limitado. No quiero humanos, las ciuda<strong>de</strong>s, entes In<strong>de</strong>finibles en que nace,<br />

pintar a la sociedad contemporánea, sino a una sola familia, actúa y muere, <strong>de</strong>ben estar en una relación múltiple con<br />

don<strong>de</strong> se muestre el juego <strong>de</strong> la raza modificada por el medio. ellos. Así, por ejemplo, el París <strong>de</strong>l barón Haussmann, el<br />

Si acepto un marco histórico es únicamente para contar con <strong>de</strong>l Segundo Imperio, se ha ido formando poco antes <strong>de</strong> la<br />

un medio que reaccione: así, pues, el oficio, el lugar <strong>de</strong> aparición <strong>de</strong> la primera novela <strong>de</strong>l ciclo (La fortune <strong>de</strong>s<br />

resi<strong>de</strong>ncia, son medios. Lo que más me interesa es ser Rougon), que data <strong>de</strong> 1871, el año en que, <strong>de</strong>splomado el<br />

puramente naturalista, puramente fisiólogo. En lugar <strong>de</strong> tener ejército <strong>de</strong> Napoleón ill tras las <strong>de</strong>rrotas <strong>de</strong> Metz y Sedán,<br />

se yergue, con rostro fratricida y terrible, la Francia <strong>de</strong> Thiers.<br />

5<br />

Pero esa ciudad capital ha sido edificada amorosa,<br />

El influjo <strong>de</strong> Lucas no se limita a lo literario: Darwin lo mendona varias veces<br />

controvertidamente, <strong>de</strong> 1853 a 1870, es <strong>de</strong>cir, durante los<br />

en su obra The Variation of Animals and Plants un<strong>de</strong>r Domestication. A pesar <strong>de</strong><br />

esto, su nombre ha quedado confinado a un sector <strong>de</strong> especialistas y, me atrevo años <strong>de</strong> maduración <strong>de</strong> Zola, que van <strong>de</strong> los trece a los<br />

a <strong>de</strong>ar, <strong>de</strong> historiadores <strong>de</strong>l fenómeno <strong>de</strong> la herencia. Por en<strong>de</strong>, su importancia treinta. El eco muy claro <strong>de</strong> estos trabajos urbanos se<br />

mayor estriba en las repercusiones que sus teorfas tuvieron en el gran escritor. escucha en La curée, segundo vitral <strong>de</strong> esta iglesia laica y<br />

6<br />

Edmond et Jules <strong>de</strong> Goncourt Journal, II (1866-1886), p. 736. Paris, maldiciente, no sin haber recorrido previamente las páginas<br />

Robert Laffont 1989.<br />

<strong>de</strong> la primera novela, La conquéte <strong>de</strong> Plassans. Y lo mismo<br />

7<br />

Journal, 14 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1868.<br />

8<br />

Es tesis <strong>de</strong>l gran naturalista Geoffroy Saint-Hilaire. (Naturalista <strong>de</strong>be<br />

enten<strong>de</strong>rse aquí como estudioso <strong>de</strong> la naturaleza, no como miembro <strong>de</strong> la<br />

escuela <strong>de</strong> ese nombre.)<br />

ocurrirá en el resto <strong>de</strong> los Rougon-Macquart.<br />

En este caso los puntos suspensivos indican supresiones <strong>de</strong> texto.<br />

' Differences entre Balzac et moi.


Fotografía <strong>de</strong>l álbum familiar. Zola tomando la siesta en Médan con su perro Pinpln I. el 20 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1895.<br />

La preparación técnica <strong>de</strong> Zola, antes <strong>de</strong> llegar a su<br />

monumental creación, es pertinente. Tras un período <strong>de</strong><br />

periodismo (cuya finalidad principal, aparte <strong>de</strong> la carga<br />

política, es la subsistencia), el escritor publica en 1867<br />

su primera obra importante, Thérése Raquin, que se podría<br />

tomar como su carta <strong>de</strong> presentación en la nueva<br />

concepción <strong>de</strong> lo literario. Teresa y su amante y su<br />

<strong>de</strong>sesperada y sórdida historia, que culmina en una suerte<br />

<strong>de</strong> suicidio a cuatro manos, es como un manifiesto <strong>de</strong> la<br />

sordi<strong>de</strong>z con que los nuevos escritores expondrán las<br />

relaciones humanas, <strong>de</strong>sviadas en este caso por una<br />

pasión erótica que se inició bajo los auspicios <strong>de</strong>l sexo. El<br />

análisis <strong>de</strong> la <strong>de</strong>gradación que sufre el instinto amoroso<br />

en los dos amantes pue<strong>de</strong> compararse con el progresivo<br />

hundimiento moral <strong>de</strong> Germinie Lacerteux en la novela<br />

homónima <strong>de</strong> los Goncourt, jefes <strong>de</strong> fila <strong>de</strong>l naturalismo<br />

y, en cierta medida, maestros <strong>de</strong> nuestro autor.<br />

Pero este inmenso ciclo novelístico nace <strong>de</strong>l empeño<br />

fundamental <strong>de</strong> Zola: estudiar in vitro las leyes <strong>de</strong> la herencia<br />

que había aprendido <strong>de</strong> sus lecturas febriles <strong>de</strong>l doctor<br />

Lucas. La familia que da nombre a las novelas está presidida<br />

por una mujer <strong>de</strong>l pueblo, A<strong>de</strong>lai<strong>de</strong> Fouque, llamada la tía<br />

Di<strong>de</strong>, <strong>de</strong> cuyas inclinaciones y proclivida<strong>de</strong>s vendrá al mundo<br />

una estirpe en cuyos miembros el autor irá combinando las<br />

diversas posibilida<strong>de</strong>s que le ofrece la libre mezcla <strong>de</strong><br />

posibilida<strong>de</strong>s hereditarias y que le propone una bien nutrida<br />

gama <strong>de</strong> rasgos <strong>de</strong> carácter. La madre y fundadora <strong>de</strong> los<br />

Rougon-Macquart muere loca tras enviudar <strong>de</strong> Theodore<br />

Rougon (dos hijos) y tener un amante, Macquart, que<br />

también la fecunda. De estas dos uniones <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>rán<br />

los héroes <strong>de</strong> Zola. Muy en consonancia con las teorías<br />

psicológicas a la moda, el novelista ve en esta mujer un<br />

caso extremo <strong>de</strong> histeria que se manifiesta, entre otros<br />

fenómenos, en una obediencia ciega a las pasiones que I<br />

induce su utérus déchamé. 11<br />

En su <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia s<br />

alinearán genios y <strong>de</strong>mentes al lado <strong>de</strong> santos y criminales.<br />

El tapiz novelístico no parece <strong>de</strong>tenerse en ningún momento<br />

y Zola sabe entretejerlo con especial habilidad<br />

Precisamente esta formulación, este esquematismo<br />

fecundo, fueron y siguen siendo objeto <strong>de</strong> las censuras<br />

más válidas a los personajes que, en algunos casos, se<br />

acercan notablemente a clisés preconcebidos para llenar<br />

huecos en la tabulatura teórica <strong>de</strong> las novelas y <strong>de</strong>jan a un<br />

lado sus verda<strong>de</strong>ros, posibles, rasgos humanos.<br />

Sin embargo, Zola supo sacar el mejor partido posibl<br />

<strong>de</strong> sus planes <strong>de</strong> trabajo, pese a que <strong>de</strong>lineó sus ir<br />

tenciones por anticipado con una precisión que se antoj<br />

a veces excesiva, como si el perfil conductual <strong>de</strong> los seres<br />

humanos obe<strong>de</strong>ciera a esquemas trazados sobre el papel<br />

Este reproche, que le hizo Lanson, parece haber dado en<br />

el blanco. En cambio, la critica <strong>de</strong> Ferdinand Brunetiére, 12<br />

su más acerbo enemigo, que reprobaba que Zola (en<br />

especial, aunque los <strong>de</strong>más novelistas <strong>de</strong> esta ten<strong>de</strong>ncia<br />

no escaparon a sus pullas) no supiera extraer <strong>de</strong> la<br />

realidad, punto <strong>de</strong> partida <strong>de</strong> toda actividad artística, nada<br />

que revelara una emoción o un grado, aunque fuese<br />

mínimo, <strong>de</strong> participación emotiva en el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> sus<br />

personajes, produce la impresión <strong>de</strong> no haber tenido la<br />

imparcialidad suficiente para penetraren la tesis que anima<br />

11<br />

(Útero <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nado). La histeria estaba entonces a la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l día<br />

El propio Freud estudió numerosos casos <strong>de</strong> este pa<strong>de</strong>cimiento, iluminado<br />

inicíalmente por las orientaciones <strong>de</strong> Charcot y más tar<strong>de</strong> por su propio genio.<br />

12<br />

Véase, sobre todo, en Le román naturoliste, el capitulo Les origines du<br />

román naturaliste.


al artículo que Zola publicó en 1880, Le román experimental.<br />

Brunetiére ponía <strong>de</strong> ejemplo, como a regañadientes,<br />

las novelas <strong>de</strong> George Eliot, don<strong>de</strong> se percibe<br />

con claridad un propósito moral en calculado <strong>de</strong>sacuerdo<br />

con los hábitos <strong>de</strong>l siglo xix. Zola, por su parte, sostiene<br />

el credo <strong>de</strong> la verdad, aunque ofenda y escandalice. Sin<br />

negar que se apoya en Clau<strong>de</strong> Bernard, 13<br />

el eximio médico<br />

positivista, afirma que el artista ha <strong>de</strong> ser, no sólo<br />

observador, sino experimentador que luche por <strong>de</strong>mostrar<br />

el acierto <strong>de</strong> sus observaciones:<br />

Mostramos la mecánica <strong>de</strong> lo útil y <strong>de</strong> lo dañino, apartamos el<br />

<strong>de</strong>terminismo <strong>de</strong> los fenómenos humanos y sociales para que<br />

un día se puedan dominar y dirigir estos fenómenos. En una<br />

palabra, trabajamos junto con todo el siglo en la magna obra que<br />

es la conquista <strong>de</strong> la naturaleza, potencia <strong>de</strong>cuplicada <strong>de</strong>l<br />

hombre."<br />

La polémica se acalló, como todo en la vida, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

que las diversas partes se solazaron atacando a los<br />

contrincantes. Hoy, cuando el mundo vuelve los ojos a otros<br />

horizontes y los lin<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> la ciencia alcanzan, cada día<br />

con mayor tino, hasta los resortes genéticos <strong>de</strong>l<br />

comportamiento, la obra <strong>de</strong> Zola, sobre todo sus postulados,<br />

podrían parecer agotados. Nada, sin embargo, pue<strong>de</strong><br />

objetarse a <strong>de</strong>terminadas novelas magistrales, como<br />

L'assommoir, Nana, Germinal y La béte humaine. Zola vuelca<br />

su atención sobre los <strong>de</strong>sposeídos, pero a diferencia <strong>de</strong><br />

Hugo, que entona en<strong>de</strong>chas sobre su suerte, elevándolos<br />

15<br />

Introduction ά Ια mé<strong>de</strong>cine experiméntale.<br />

" Le román experimental.<br />

Fotografía <strong>de</strong>l álbum familiar. Zola en Médan<br />

líricamente y dándoles perfiles <strong>de</strong> dudosa verosimilitud, Zola<br />

penetra en sus más profundas motivaciones, cala en su<br />

lenguaje, suda en sus trabajos y maldice junto con ellos su<br />

ignorancia y sus fracasos. Si en Dickens encontramos, por<br />

otra parte, un patetismo que a veces nos hace sonreír y<br />

poner en entredicho la posibilidad <strong>de</strong> tantas situaciones<br />

extremas y observamos una especie <strong>de</strong> código ético dual,<br />

en que los buenos son muy buenos y los malos<br />

impecablemente malos, en Zola vamos a toparnos con<br />

observaciones <strong>de</strong> primera mano que llegan, en algunas<br />

ocasiones, a lo servil en su empeño <strong>de</strong> veracidad.<br />

Pese al propósito general, al plan <strong>de</strong>l naturalismo, Zola<br />

<strong>de</strong>sborda las propias fronteras que se ha impuesto. Hay<br />

momentos, numerosos por cierto, en que su prosa queda<br />

sometida por la fantasía, el lirismo y el olvido, aunque sea<br />

transitorio, <strong>de</strong> los dictados <strong>de</strong> la realidad. Se eleva entonces<br />

a una exaltación <strong>de</strong> la pasión más honda <strong>de</strong>l ser humano,<br />

el amor, y sabe dar con las palabras más precisas para<br />

<strong>de</strong>linear sus contornos, en especial cuando nace y germina<br />

en los jóvenes. No menor emoción lírica pue<strong>de</strong> encontrarse<br />

en algunos momentos en que <strong>de</strong>scribe, con rigor, otras<br />

pasiones <strong>de</strong> signo diverso, negativo. Muchos <strong>de</strong> sus<br />

reclamos sociales, <strong>de</strong> su lucha por las reivindicaciones y<br />

por la equidad <strong>de</strong> los <strong>de</strong>sposeídos, tienen acentos y<br />

elocuencia tan literariamente efectivos que su vali<strong>de</strong>z<br />

intrínseca penetra en el coto cerrado <strong>de</strong> las letras.<br />

Creador <strong>de</strong> la novela social <strong>de</strong> garra, muchos <strong>de</strong> sus<br />

escritos tienen hoy la misma frescura, la misma vigencia<br />

que cuando vieron la luz, hace más <strong>de</strong> cien años. En<br />

<strong>de</strong>terminados momentos, frecuentes también, ciertos<br />

pasajes <strong>de</strong> sus novelas hacen digna compañía a su grito<br />

en busca <strong>de</strong> justicia, el ¡Yo acuso!


JOSÉ DE LA COLINA<br />

La sinfonía<br />

<strong>de</strong> lo&quesos<br />

1] "Mis Rougons y mis Macquarts son<br />

apetitos. En El vientre <strong>de</strong> París, los <strong>de</strong> la<br />

rama <strong>de</strong> los Macquart son apetito sanguíneo<br />

<strong>de</strong> las bellas legumbres y <strong>de</strong> los<br />

cuartos <strong>de</strong> carne cruda." Esto anota Zola<br />

para empren<strong>de</strong>r un vasto ciclo novelístico<br />

sobre las clases sociales <strong>de</strong> Francia tras<br />

el golpe <strong>de</strong> estado <strong>de</strong> Luis Napoleón<br />

Bonaparte en 1851: Los Rougon-<br />

Macquart. El ciclo, subtitulado "Historia<br />

natural y social <strong>de</strong> una familia en el<br />

Segundo Imperio", tendrá mil doscientos<br />

personajes pululantes en veinte novelas, ·<br />

la tercera <strong>de</strong> las cuales, El vientre <strong>de</strong> París,<br />

<strong>de</strong>splegará el tema <strong>de</strong> la burguesía<br />

francesa expandiéndose, ingiriendo y rumiando,<br />

digiriendo los alimentos terrestres<br />

como un colectivo animal autocomplacíente<br />

que, al amparo <strong>de</strong>l Imperio, se<br />

<strong>de</strong>dica a redon<strong>de</strong>arse la panza y a<br />

protegerse <strong>de</strong> los gérmenes <strong>de</strong> rebeldía<br />

<strong>de</strong> las clases por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> ella. Es la<br />

novela <strong>de</strong> la guerra <strong>de</strong> les Gras, los<br />

Gordos, contra les Maigres, los Ráeos.<br />

El vientre <strong>de</strong> París tiene una trama<br />

relativamente sencilla: Florent, soñador<br />

inofensivo, <strong>de</strong>tenido por error durante los<br />

días siguientes al 21 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong><br />

1851, 1<br />

se eva<strong>de</strong> <strong>de</strong>l penal <strong>de</strong> Cayena y<br />

tras haber pasado por duras peripecias<br />

llega a París, don<strong>de</strong> encuentra a su medio<br />

hermano Quenu, a quien, tras la muerte<br />

<strong>de</strong> la madre, ha cuidado y dado educación<br />

a costa <strong>de</strong> renunciar a sus propios<br />

estudios. Quenu y su esposa, la bella y<br />

gorda Lisa Macquart, son ahora dueños<br />

<strong>de</strong> una charcutería enfrente <strong>de</strong> Les Halles<br />

y consiguen para Florent el puesto <strong>de</strong><br />

inspector <strong>de</strong> alimentos en un pabellón <strong>de</strong>l<br />

mercado. Pero, incómodo entre los<br />

montones <strong>de</strong> alimentos y en el mundo<br />

<strong>de</strong> los Gordos, el Flaco Florent pronto<br />

retorna a las quimeras <strong>de</strong> una sociedad<br />

más justa y amorosa que había alzado<br />

en sus tiempos <strong>de</strong> miseria. Cada noche,<br />

'En ios que Luis Napoleón reprimió<br />

duramente a veinte mil franceses, <strong>de</strong> los<br />

cuales diez mil fueron <strong>de</strong>portados a Argelia.<br />

en el café Lebigre, anima una pequeña<br />

sociedad secreta (en la que muchos<br />

miembros, sin que él lo sepa, son chivatos<br />

<strong>de</strong> la policía) para realizar una<br />

ingenua insurrección contra el régimen<br />

imperial. Denunciado por su misma<br />

cuñada, que ve en él una amenaza para<br />

la familia, para los Gordos, es nuevamente<br />

<strong>de</strong>tenido y enviado a los<br />

calabozos <strong>de</strong> Cayena, con lo cual el barrio<br />

recobrará su tranquilidad autocomplaciente<br />

<strong>de</strong> gran almacén nutridor <strong>de</strong> París.<br />

Zola parece haberse interesado, más<br />

que en narrar la trama (que es algo simple<br />

y lenta), en "pintar" el escenario: el gran<br />

mercado alimentario parisino <strong>de</strong> Les<br />

Halles, en el que <strong>de</strong>sarrollará la <strong>de</strong>sigual<br />

lucha <strong>de</strong> los Gordos contra los ñacos.<br />

La actualidad reavivaba en Zola la<br />

atracción ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía tiempo existente<br />

por el universo a la vez real y fantástico<br />

<strong>de</strong> ese centro nutricio (en sentido estricto)<br />

<strong>de</strong> la ciudad en que los gran<strong>de</strong>s Gordos<br />

<strong>de</strong>l Imperio habían aplastado a la<br />

Comuna, la rebelión <strong>de</strong> los Flacos.<br />

2] El aplastamiento <strong>de</strong> la Comuna por<br />

el po<strong>de</strong>r imperial había <strong>de</strong>satado ríos <strong>de</strong><br />

sangre y hecho una carnicería en la<br />

población trabajadora. Zola, sintiendo que<br />

la Historia se había vuelto trágica,<br />

agobiante, quería interpretarla <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los<br />

puntos <strong>de</strong> vista social y moral. En El<br />

vientre <strong>de</strong> París, Les Halles, el cerrado<br />

paisaje <strong>de</strong>l gran mercado metropolitano<br />

con sus elegantes pabellones <strong>de</strong> hierro<br />

y cristal diseñados por Baltard, 2<br />

se<br />

<strong>de</strong>splegará en un episodio "gastronómico"<br />

<strong>de</strong> la epopeya social en estilo<br />

"naturalista": esa guerra <strong>de</strong> les Gras y<br />

les Maigres. El novelista sentía<br />

fascinación y a la vez rechazo ante la orgía<br />

<strong>de</strong> la nutrición, ante la obscenidad <strong>de</strong> los<br />

apetitos <strong>de</strong>smedidos, el libertinaje <strong>de</strong> la<br />

2<br />

Victor Baltard (1805-1874), arquitecto<br />

francés. Fue uno <strong>de</strong> los primeros en utilizar las<br />

estructuras <strong>de</strong> hierro y cristal, como en Les<br />

Halles y en la iglesia Saint-Agustín, <strong>de</strong> París.<br />

comilona, la exaltación <strong>de</strong> la naturaleza<br />

material espléndida y repugnante y la<br />

celebración <strong>de</strong>l rito cotidiano <strong>de</strong> la<br />

preparación e ingestión <strong>de</strong> alimentos.<br />

Todo ello, a la vez que suscitaba la<br />

pesquisa "naturalista", tocaba la fibra<br />

poética <strong>de</strong>l prosista, que bajo la ambición<br />

<strong>de</strong> la novela documental conservaba el<br />

amor a la prosa lírica <strong>de</strong> los románticos y<br />

la lealtad al <strong>de</strong>talle justo y "artista",<br />

aprendido en Madame Bovary y en Un<br />

corazón sencillo, <strong>de</strong> su maestro Flaubert.<br />

La novela asocia el espacio <strong>de</strong> Les<br />

Halles, el "vientre", a un personaje que<br />

lo simboliza, un eje en torno al cual giran<br />

los otros: la gorda y bella charcutiera Lisa,<br />

cuñada <strong>de</strong> Florent. El soñador rebel<strong>de</strong> (es<br />

<strong>de</strong>cir soñador <strong>de</strong> la rebeldía y la liberación<br />

social), surge <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las primeras páginas,<br />

y su mera presencia como cuerpo<br />

extraño en el or<strong>de</strong>n mercantil y social,<br />

representado por la bella y gorda charcutiera,<br />

es sentida como una amenaza.<br />

Apenas <strong>de</strong>tectado, el socialista utópico<br />

<strong>de</strong>berá ser expulsado <strong>de</strong>l "vientre". Y ése<br />

es el argumento esencial <strong>de</strong> la novela.<br />

Así planteado el germen <strong>de</strong> la intriga,<br />

sirve en realidad para cumplir una <strong>de</strong> las<br />

misiones <strong>de</strong> la novela zoliana: la <strong>de</strong>scripción<br />

<strong>de</strong> una gran "tajada <strong>de</strong> vida". De<br />

este modo la ficción y el reportaje se<br />

fun<strong>de</strong>n, se confun<strong>de</strong>n: la escritura combina<br />

el argumento casi policiaco y la exploración<br />

<strong>de</strong> un lugar, <strong>de</strong> un medio-ambiente,<br />

para que se reflejen mutuamente. En El<br />

vientre <strong>de</strong> París, diría Ortega y Gasset,<br />

cada personaje es "él y su circunstancia".<br />

En principio Zola, como"novelista<br />

científico", quiere transcribir a la prosa<br />

la materialidad <strong>de</strong> lo real. Bajo la aérea<br />

arquitectura <strong>de</strong> hierro y cristal <strong>de</strong> los<br />

pabellones <strong>de</strong> Baltard, las vituallas<br />

acumuladas integran una enorme masa<br />

variada, colorida, <strong>de</strong>nsa, tangible, comestible,<br />

pala<strong>de</strong>able. Es un mundo<br />

pletórico: el <strong>de</strong> los alimentos terrestres,<br />

el <strong>de</strong> la materia <strong>de</strong>stinada a alimentar y<br />

sustentar y reproducir la vida. La acumulación<br />

<strong>de</strong> víveres se traducirá en


;<br />

acumulación metafórica <strong>de</strong> la prosa<br />

<strong>de</strong>tallista, metaforizada a su vez. El flaco<br />

• Rorent sentirá náusea ante esa excesiva<br />

profusión, esa inmensa oferta a los ape­<br />

titos, y tal repugnancia contrastará con<br />

la pasión <strong>de</strong> Zola, que, <strong>de</strong>vora golosa-<br />

I mente tan abigarrada y <strong>de</strong>nsa materia y<br />

la convierte en prosa narrativa y sobre<br />

todo <strong>de</strong>scriptiva, la distribuye generosa­<br />

mente en gran<strong>de</strong>s trozos como poemas<br />

en prosa.<br />

¿Poemas? No es justo reducir esta obra<br />

a un documentalismo a ras <strong>de</strong> las cosas, ni<br />

a una serie <strong>de</strong> "arias <strong>de</strong> bravura" <strong>de</strong>stinadas<br />

a ser fragmentos ilustres <strong>de</strong> prosa francesa<br />

en los manuales <strong>de</strong> los liceos. Descrito,<br />

"pintado", casi diríamos "retratado" <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

todos los puntos <strong>de</strong> vista y a través <strong>de</strong> todos<br />

los sentidos, el mercado <strong>de</strong> Les Halles,<br />

como "una ciudad tumultuosa tras una<br />

cortina <strong>de</strong> flotante polvo dorado", ha<br />

fascinado y <strong>de</strong>satado la vocación lírica <strong>de</strong><br />

Zola. El escritor amigo <strong>de</strong> los pintores, el<br />

<strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> la controvertida escuela<br />

pictórica impresionista, privilegia con su<br />

escritura las anotaciones <strong>de</strong> luz, <strong>de</strong> color,<br />

<strong>de</strong> ambiente, <strong>de</strong> <strong>de</strong>talle. No se trata sólo <strong>de</strong><br />

mostrar, <strong>de</strong> "documentar", sino a<strong>de</strong>más <strong>de</strong><br />

sugerir y sorpren<strong>de</strong>r, <strong>de</strong> maravillar, y en<br />

ocasiones la narración adquiere un aura <strong>de</strong><br />

alucinación y el gran mercado se convierte<br />

en un espacio fantástico. Ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

comienzo, cuando los ven<strong>de</strong>dores con sus<br />

carretas <strong>de</strong>sbordantes <strong>de</strong> mercancía nutricia<br />

dando tumbos por las calles confluyentes<br />

llegan al mercado en el alba inaugural, Zola,<br />

narrador-<strong>de</strong>scriptor, nos envuelve en una<br />

atmósfera <strong>de</strong> misterio novelesco: "En medio<br />

<strong>de</strong>l gran silencio y en el <strong>de</strong>sierto <strong>de</strong> la<br />

avenida, las carretas <strong>de</strong> los hortelanos iban<br />

hacia París, con los traqueteos ritmados <strong>de</strong><br />

las ruedas, cuyos ecos golpeaban las<br />

fachadas <strong>de</strong> las casas dormidas en las dos<br />

orillas tras las líneas confusas <strong>de</strong> los olmos."<br />

En Les Halles, el inmenso <strong>de</strong>spliegue <strong>de</strong> la<br />

mercancía en los pabellones produce "la<br />

visión vaga <strong>de</strong> una costa <strong>de</strong>l mar, con las<br />

aguas muertas y pizarrosas <strong>de</strong> una<br />

ensenada apenas estremecida por el oleaje<br />

lejano <strong>de</strong> la muchedumbre". Y en un locus<br />

crucial <strong>de</strong> la novela, en la tienda <strong>de</strong> quesos<br />

en que se <strong>de</strong>sarrolla la murmuración <strong>de</strong> un<br />

trío <strong>de</strong> pécoras, esos susurros malignos se<br />

mezclan con los diversos olores <strong>de</strong> los<br />

quesos en una especie <strong>de</strong> <strong>de</strong>lirio anestésico<br />

y en un controlado <strong>de</strong>lirio <strong>de</strong> la prosa. Este<br />

contrapunto es parecido a aquel, famoso,<br />

que entreteje la realidad grosera y el<br />

"romance" en Madame Bovary, <strong>de</strong> Flaubert,<br />

en el capítulo en que en el flirt verbal <strong>de</strong><br />

Emma y su mediocre galán provinciano se<br />

entrometen los pregones y regateos <strong>de</strong> los<br />

comicios agrícolas celebrados en la plaza.<br />

3] A ese capítulo quinto y penúltimo<br />

<strong>de</strong> El vientre <strong>de</strong> París se le suele llamar<br />

*la sinfonía <strong>de</strong> los quesos". En un par <strong>de</strong><br />

páginas el catálogo <strong>de</strong> nombres o marcas<br />

<strong>de</strong> quesos gira hacia el poema en prosa<br />

en la medida en que la fermentación <strong>de</strong><br />

éstos, cada vez más fétida, es como una<br />

triunfal metáfora central que a través <strong>de</strong><br />

la venenosa conversación <strong>de</strong> tres pécoras<br />

expresa la fermentación <strong>de</strong>l odio <strong>de</strong> la<br />

comunidad Gorda hacia el Flaco:<br />

Alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> ellas, los quesos<br />

apestaban. Al fondo, sobre las dos<br />

estanterías <strong>de</strong> la tienda, se alineaban<br />

enormes pellas <strong>de</strong> mantequilla; las<br />

mantequillas <strong>de</strong> Bretaña, <strong>de</strong>sbordaban <strong>de</strong><br />

los cestos; las <strong>de</strong> Normandía, envueltas en<br />

tela, sugerían esbozados vientres <strong>de</strong> yeso<br />

que un escultor hubiera cubierto con trapos<br />

mojados; otras pellas, talladas por los largos<br />

cuchillos en acantilados a pico y res­<br />

quebrajados, eran como <strong>de</strong>sprendidas<br />

cimas doradas por la pali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> una tar<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong> otoño. Sobre el mostrador <strong>de</strong> mármol<br />

rojo veteado <strong>de</strong> gris, cestos <strong>de</strong> huevos<br />

ponían una blancura <strong>de</strong> cal; y en cajas y<br />

sobre lechos <strong>de</strong> paja, quesos cilindricos<br />

posados en hilera, gournays alineados como<br />

medallas, formaban estratos más sombríos,<br />

manchados <strong>de</strong> tonos ver<strong>de</strong>s. Pero sobre<br />

todo era en el mostrador don<strong>de</strong> los quesos<br />

se apilaban. Allí, al lado <strong>de</strong> los rollos <strong>de</strong><br />

mantequilla en hojas <strong>de</strong> acelga, se alargaba<br />

un cantal gigante, como hendido a hacha­<br />

zos; luego venían un Chester, color <strong>de</strong> oro,<br />

un gruyere, parecido a una rueda caída <strong>de</strong><br />

cualquier carro bárbaro, holandas redondos<br />

como cabezas cortadas, embadurnados <strong>de</strong><br />

sangre seca, con esa dureza <strong>de</strong> cráneo<br />

hueco por la que se les nombra "calaveras".<br />

Un parmesano, en medio <strong>de</strong> esa pesa<strong>de</strong>z<br />

<strong>de</strong> pasta cocida, añadía su punta <strong>de</strong> aroma.<br />

Tres feries, en planchas redondas, tenían<br />

melancolías <strong>de</strong> lunas apagadas; dos, muy<br />

secos, estaban en su plenitud, y el tercero,<br />

hendido, se vaciaba <strong>de</strong> una crema blanca,<br />

expandida en charco, que roía las <strong>de</strong>lgadas<br />

planchetas con las cuales, en vano, se había<br />

intentado contenerlo. Port-saluts parecidos<br />

a discos antiguos mostraban en exergo el<br />

nombre impreso <strong>de</strong> los fabricantes. Un<br />

romatour vestido <strong>de</strong> papel metálico parecía<br />

una soñada barra <strong>de</strong> nougat, un queso<br />

azucarado y extraviado entre aquellas<br />

fermentaciones agrias. Los roqueforts,<br />

también ellos bajo campanas <strong>de</strong> cristal,<br />

tenían mohines principescos, caras<br />

marmóreas y grasas, veteadas <strong>de</strong> azul y<br />

amarillo, como atacados por una enfer­<br />

medad vergonzosa <strong>de</strong> gente rica que hubiera<br />

comido <strong>de</strong>masiadas trufas; mientras, en un<br />

plato al lado, quesos <strong>de</strong> cabra, gruesos<br />

como un puño <strong>de</strong> niño, duros y grisáceos,<br />

recordaban los guijarros que los chivos<br />

conductores <strong>de</strong>l tropel hacen rodar en los<br />

codos <strong>de</strong> ios sen<strong>de</strong>ros pedregosos.<br />

Entonces comenzaban los hedores: los<br />

mont-d'or, en amarillo claro, apestando con<br />

un olor dulzón; los íroyes, muy espesos,<br />

marchitos en los bor<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> a<strong>de</strong>rezo muy<br />

fuerte, aportando una feti<strong>de</strong>z <strong>de</strong> cava<br />

húmeda; los camembert, <strong>de</strong> un olor <strong>de</strong><br />

vianda ya manida; los neufchátel, los<br />

limbourg, los marolles, los pont-l'évéque,<br />

cuadrados, poniendo cada uno su nota<br />

aguda y particular en esta frase ruda hasta<br />

la náusea; los livarot, teñidos <strong>de</strong> rojo,<br />

terribles en la garganta como un vapor <strong>de</strong><br />

azufre; luego, en fin, por encima <strong>de</strong> todos<br />

los otros, los Oliver, envueltos en hojas <strong>de</strong><br />

nogal, como esas carroñas cubiertas <strong>de</strong><br />

ramas por los campesinos y humeantes bajo<br />

el sol a la orilla <strong>de</strong> un campo. El cálido<br />

atar<strong>de</strong>cer había ablandado los quesos; los<br />

mohos <strong>de</strong> las cortezas se <strong>de</strong>rretían, se<br />

barnizaban con tonos ricos <strong>de</strong> cobre rojo y<br />

<strong>de</strong> ver<strong>de</strong> parduzco, como heridas mal<br />

cicatrizadas; bajo las hojas <strong>de</strong> roble, un<br />

soplo levantaba la piel <strong>de</strong> los Oliver, que latía<br />

como un pecho con un aliento lento y grueso<br />

<strong>de</strong> hombre dormido; una oleada <strong>de</strong> vida<br />

había agujerado un livarot, engendrando en<br />

esa grieta un pueblo <strong>de</strong> gusanos. Y tras las<br />

balanzas, en su cajita, un geromé anisado<br />

esparcía tal infección que habían caído<br />

moscas en la cajita y sobre ei mármol rojo<br />

veteado <strong>de</strong> gris.<br />

Y, cuando alcanza su apoteosis la<br />

murmuración infame <strong>de</strong> las tres mujeres,<br />

a las cuales les sentimos una calidad<br />

mítica <strong>de</strong> brujas shakespearianas, Zola<br />

da el acor<strong>de</strong> final <strong>de</strong> la symphonie <strong>de</strong>s<br />

fromages:<br />

El sol oblicuo entraba bajo el pabellón, los<br />

quesos apestaban más fuerte. En ese<br />

momento dominaba el marolles: lanzaba<br />

bocanadas po<strong>de</strong>rosas en el espesor <strong>de</strong><br />

las pellas <strong>de</strong> mantequilla. Luego, el viento<br />

pareció cambiar <strong>de</strong> orientación, y,<br />

bruscamente, hacia las tres mujeres<br />

llegaron ráfagas <strong>de</strong> limbourg, agrias y<br />

amargas, como sopladas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> gargantas<br />

<strong>de</strong> agonizantes. 3<br />

4] Reportero y a la vez novelista, Zola<br />

se revela como un precursor <strong>de</strong> la<br />

mo<strong>de</strong>rnidad literaria (piénsese, por<br />

ejemplo, en las actuales fórmulas <strong>de</strong> la<br />

"novela sin ficción"). Con todo ese tramado<br />

<strong>de</strong> reportaje documental e imaginación<br />

novelesca, con sus inventarios y sus<br />

<strong>de</strong>scripciones, que son verda<strong>de</strong>ras series<br />

<strong>de</strong> pinturas impresionistas transcritas a la<br />

escritura y luego "bordadas" sobre el tema<br />

<strong>de</strong> la confrontación <strong>de</strong> los infranutridos y<br />

los supranutridos: los Ráeos y los Gordos,<br />

el novelista había logrado una nueva forma<br />

<strong>de</strong> novela. En las abigarradas páginas <strong>de</strong><br />

El vientre <strong>de</strong> París, los palacetes <strong>de</strong> la<br />

nutrición, Les Halles, le motivaron una<br />

epopeya sensual, un <strong>de</strong>lirio <strong>de</strong> los<br />

alimentos terrestres, una ensoñación <strong>de</strong><br />

la materia (en el sentido bachelardiano),<br />

que hoy, muerta la teoría <strong>de</strong> la "novela<br />

científica", <strong>de</strong>jan traslucir una briosa vida<br />

poética.<br />

3<br />

La traducción <strong>de</strong> estos párrafos es mía.<br />

(J. <strong>de</strong> la C.)


EMMANUEL CARBALLO<br />

ÉMI LE ZOLA,<br />

UNA VISIÓN PESIMISTA<br />

DE LA NATURALEZA HUMANA<br />

L'IMMEUBLE PARISIÉN?<br />

lM cuisine iU' lons les jours ten ihleiiienl lotiehe<br />

•ol-Hoiiillt; IKX2 ;<br />

. Λ1<br />

tans te projet d'enquéte, préalable erige avant tes grands travaux Ma¡s le fossé est désormais<br />

la <strong>de</strong>marche romanesque <strong>de</strong> Zola, haussmann.ens. est lo pendant davantage horizontal que vertical :<br />

habitat occupe une place privilégiée <strong>de</strong> ta maison ouvriére <strong>de</strong> . if se creuse entre la belle faca<strong>de</strong> sur<br />

omme révéíateur <strong>de</strong>s différents l 'Assornmoír. Le romancier revele rue <strong>de</strong> ta bonne société dont<br />

mon<strong>de</strong>s ·. Au «logis <strong>de</strong>s pauvres » ce qui se passe <strong>de</strong>rriere «tes befles les appartements. uniformisés.<br />

e L 'Assornmoír répond rímmeuble portes d'acajou tutsant », se ressembtent tous et celfe<br />

ourgeois <strong>de</strong> Pot-Boutfte. fhdtel la « pot bouüie » <strong>de</strong> ta petite <strong>de</strong> t'arriére cour, § puits étroit * oú se<br />

articutier <strong>de</strong>s riches spéculateurs bourgeoisie, la cuisine <strong>de</strong> tous etéversent toutes tes rancceurs <strong>de</strong> la<br />

e la píame Monceau {La Curée) ou fes fours (emblement louche et domestic***. Les classes popufaires<br />

i maison boorgeoise avec jardín a menteuse sous son apparente ont en effet <strong>de</strong>serté íes t beaux<br />

assy [Uno page d amour), bonhomie ·. Zola passe au vitriol quartiers * <strong>de</strong> l'Oueet parisién<br />

ι mansar<strong>de</strong> pour rétudiant les tares et défauts <strong>de</strong> la petite (Opera, plaine Monceau} pour<br />

ésargenté ou I'ouvrier aux abois bourgeo.síe, á travers quelques íes < faubourgs » {la Goutte-d'Or) ou<br />

Le Ventre <strong>de</strong> Paris). personnages, archetypes cte leur la bantieue {plaine Saint-Dents), avec<br />

laison bourgeoise <strong>de</strong> quatre étages classe. comme t'arcftitecte leurs constructions rnassives et<br />

ouvellement bátte sur la rue <strong>de</strong> Campardon ου le consesJMsf <strong>de</strong> mauvaise quatité.<br />

hotseu!, l'immeubJe <strong>de</strong> Pot-Bout/ie. Ouveyrier.<br />

24<br />

Biblioteca <strong>de</strong> México<br />

_<br />

un microcosme socia


Émile Zola (1840-1902) es uno <strong>de</strong> los novelistas más<br />

laboriosos <strong>de</strong> las letras universales. Cada una <strong>de</strong> sus obras<br />

se sustenta en la recopilación prolija <strong>de</strong> documentos<br />

(geográficos, arquitectónicos, históricos), datos<br />

proporcionados por autorida<strong>de</strong>s en las materias que tratan<br />

sus historias y observaciones propias acerca <strong>de</strong> los<br />

personajes en proceso <strong>de</strong> creación y <strong>de</strong> los medios físico<br />

y social en que éstos se mueven.<br />

La materia prima <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> sus novelas, or<strong>de</strong>nada<br />

en precisos compartimentos, se distribuía generalmente<br />

en cinco carpetas voluminosas. Ellas son, según cuenta<br />

Alexandre Zévaes, las siguientes: la <strong>de</strong> esbozos (elección<br />

<strong>de</strong> un Rougon o un Macquart,<br />

personaje <strong>de</strong>l que se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> la<br />

anécdota a contar y la i<strong>de</strong>a filosófica<br />

que, por medios experimentales,<br />

trata <strong>de</strong> exponer), la <strong>de</strong> personajes<br />

(en la que consigna edad, estado,<br />

antece<strong>de</strong>ntes, costumbres, carácter<br />

y temperamento <strong>de</strong> sus seres <strong>de</strong><br />

papel y se respon<strong>de</strong>, respecto a<br />

ellos, varias preguntas capitales:<br />

¿quiénes son?, ¿<strong>de</strong> dón<strong>de</strong> vienen?);<br />

la <strong>de</strong> notas <strong>de</strong> ambiente; la <strong>de</strong> notas<br />

extraídas <strong>de</strong> obras <strong>de</strong> consulta o que<br />

le eran comunicadas por amigos<br />

especialistas; y, por último, la que<br />

contenía los sucesivos planes <strong>de</strong><br />

trabajo, <strong>de</strong>l inicial al <strong>de</strong>finitivo.<br />

La dicha <strong>de</strong> las damas, también<br />

traducida como Al placer <strong>de</strong> las damas, ilustra el método<br />

concienzudo <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong>l autor <strong>de</strong> La taberna. En dos<br />

legajos que suman 627 páginas (la edición en lengua<br />

española alcanza apenas las 606), Zola esboza la<br />

arquitectura general <strong>de</strong> la obra, <strong>de</strong>talla el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong><br />

cada uno <strong>de</strong> los capítulos, estudia a los personajes y<br />

recoge datos <strong>de</strong> toda índole sobre los planos <strong>de</strong><br />

construcción y el funcionamiento <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s almacenes<br />

parisienses. (La manera <strong>de</strong> ser y actuar <strong>de</strong> los empleados<br />

que en ellos trabajan no escapa a su curiosidad inquisitiva.)<br />

El paso siguiente, <strong>de</strong> la observación a la experimentación,<br />

permite a Zola <strong>de</strong>jar atrás el realismo y convertirse en<br />

naturalista.<br />

La dicha <strong>de</strong> las damas, fechada en 1883, forma parte<br />

<strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los ciclos <strong>de</strong> mayor significación en la historia<br />

<strong>de</strong> la novela, Los Rougon-Macquart, especie <strong>de</strong> historia<br />

natural y social <strong>de</strong> una familia durante el Segundo Imperio.<br />

En ella Zola estudia, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro y en forma morosa, la<br />

trasformación que ha sufrido el comercio.<br />

Los verda<strong>de</strong>ros personajes <strong>de</strong> esta novela no son seres<br />

sino formas <strong>de</strong> actividad económica. Al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la<br />

industria correspon<strong>de</strong>n, en el comercio, nuevas maneras<br />

<strong>de</strong> enseñar y ven<strong>de</strong>r las mercancías. El comerciante en<br />

pequeño, al igual que el artesano frente a la gran industria,<br />

es <strong>de</strong>splazado por el comerciante mayorista y acaparador.<br />

* Del libro en preparación Diario público, 1966-1968.<br />

Caricatura <strong>de</strong> André Gill aparecida en L'Éclipse. 1876<br />

Éste, dueño o gerente <strong>de</strong> capitales dilatados, ejerce<br />

po<strong>de</strong>rosa hegemonía entre sus competidores <strong>de</strong> recursos<br />

insuficientes: los empuja no sólo a la quiebra sino también<br />

al <strong>de</strong>caimiento e, incluso, al suicidio <strong>de</strong>seado y planeado<br />

con <strong>de</strong>leite y sapiencia.<br />

Las vidas que comparecen en esta obra son, fatalmente,<br />

víctimas alegres o tristes <strong>de</strong> las leyes <strong>de</strong> la herencia, <strong>de</strong><br />

su propio temperamento y <strong>de</strong>l medio social y económico a<br />

que pertenecen. La libertad se reduce, para ellos, a elegir<br />

la hora <strong>de</strong> la comida, <strong>de</strong> su <strong>de</strong>scanso o <strong>de</strong> sus sencillos<br />

placeres diarios.<br />

Las novelas <strong>de</strong> Zola son hoy día más nuevas <strong>de</strong> lo que<br />

fueron en el pasado inmediato. La<br />

imparcialidad a que éste aspiraba la<br />

confundimos, en ocasiones, con la<br />

objetividad que preconizan los<br />

conductistas. Su concepción <strong>de</strong> la<br />

novela como generosos actos <strong>de</strong><br />

servicio aún no caduca. Los que<br />

practican el arte gratuito temen que<br />

será lastre <strong>de</strong>l tamaño <strong>de</strong> varios<br />

siglos.<br />

Germinal, uno <strong>de</strong> los momentos más<br />

significativos <strong>de</strong> Los Rougon-<br />

Macquart, apareció por vez primera<br />

en folletón <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1884 a<br />

febrero <strong>de</strong> 1885. En la advertencia<br />

preliminar, escrita quizá por el propio<br />

autor, se lee: "Esta vez Zola aborda<br />

directamente la cuestión social, el<br />

problema <strong>de</strong>l capital y el trabajo, que constituye la terrible<br />

amenaza <strong>de</strong> este fin <strong>de</strong> siglo." Es esta la primera novela en<br />

que, específicamente, se conce<strong>de</strong> importancia <strong>de</strong><br />

protagonistas a los obreros: a los obreros vistos como clase<br />

social. Zola contrapone sus intereses, su modo <strong>de</strong> vida<br />

miserable a los privilegios <strong>de</strong> que gozan los dueños <strong>de</strong> las<br />

minas, y que se acrecientan <strong>de</strong> generación en generación.<br />

Germinal es, asimismo, la primera obra narrativa que<br />

<strong>de</strong>scribe el proceso íntegro <strong>de</strong> una huelga. La "literatura<br />

populista", la "literatura proletaria" arranca <strong>de</strong> este libro. A<br />

raíz <strong>de</strong> su aparición, se propagan dos palabras que pronto<br />

adquirirán belicosidad <strong>de</strong> consigna: arte social.<br />

Se ha dicho y repetido, <strong>de</strong> 1885 en a<strong>de</strong>lante, que<br />

Germinal más que una novela es una epopeya. Otros<br />

críticos, más cautos, la califican <strong>de</strong> novela épica. Unas y<br />

otras opiniones parecen hoy día justas y válidas. En<br />

Germinal se encuentran la "lentitud po<strong>de</strong>rosa", la "larga<br />

línea" <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo, la "serena acumulación <strong>de</strong> <strong>de</strong>talles",<br />

la reiteración obsesiva <strong>de</strong> palabras y frases que construyen<br />

la atmósfera sórdida en que se <strong>de</strong>sarrolla la anécdota y<br />

procuran verosimilitud a los personajes.<br />

En las últimas líneas, Zola tropieza con el título <strong>de</strong>l libro:<br />

"Allá abajo brotaban hombres, hombres que formaban un<br />

ejército negro, vengador, que germinaba lentamente en los<br />

surcos, produciendo frutos para las cosechas <strong>de</strong>l siglo<br />

veni<strong>de</strong>ro, y cuya germinación iba muy pronto a hacer estallar<br />

la tierra." Allí también <strong>de</strong>scubre una profecía no <strong>de</strong>smentida<br />

sino comprobada por la historia.


DANIELLE COUSSOT*<br />

El violin <strong>de</strong> Ingres<br />

DE ZOLA:<br />

LA FOTOGRAFÍA<br />

TRADUCCIÓN DE JACQUELINE ANDRÉ Y MARTA GEGÚNDEZ<br />

Zola fotógrafo


"Esta es la hora <strong>de</strong>l día que <strong>de</strong>dico habi-<br />

tualmente a mi nuevo 'violin <strong>de</strong> Ingres',<br />

la fotografía... todo hombre <strong>de</strong>bería tener<br />

un 'violin <strong>de</strong> Ingres' y confieso la extrema<br />

pasión que siento por el mío. En mi opi­<br />

nión no podréis <strong>de</strong>cir que habéis visto<br />

algo a fondo si no le habéis tomado antes<br />

una fotografía que revele un montón <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>talles que, <strong>de</strong> otro modo, no podrían<br />

siquiera ser discernidos." 1<br />

Esta <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> Émile Zola sor­<br />

pren<strong>de</strong>rá quizás a un buen número <strong>de</strong><br />

lectores para quienes el nombre <strong>de</strong> Zola<br />

evoca dos realida<strong>de</strong>s distintas: por una<br />

parte una obra literaria consi<strong>de</strong>rable, el<br />

autor <strong>de</strong> Los Rougon-Macquart, entre<br />

otros títulos, y por otra parte una grave<br />

crisis política francesa: el caso Dreyfus:<br />

¡Yo acuso! Sin embargo, existe una<br />

tercera realidad: Zola fotógrafo.<br />

Hubo que esperar la aparición en 1979<br />

<strong>de</strong>l libro <strong>de</strong> Frangois Émile Zola y Massin,<br />

Zola photographe, para que fueran dados<br />

a conocer a un público más amplio el<br />

interés <strong>de</strong> Zola por la fotografía y su don<br />

para esta técnica. Y aun cuando <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

hace tiempo los especialistas <strong>de</strong> Zola<br />

tenían conocimiento <strong>de</strong> su violin <strong>de</strong> In­<br />

gres, no <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> privilegiar el estudio<br />

<strong>de</strong>l novelista, <strong>de</strong>l hombre <strong>de</strong> letras, <strong>de</strong>l<br />

periodista. Francia parece haber mostra­<br />

do cierta indiferencia por la fotografía<br />

hasta aproximadamente los años 70. La<br />

gran fotógrafa alemana Giséle Freund<br />

<strong>de</strong>cía entonces que "para los universi­<br />

tarios, la fotografía no existía".<br />

El último cuarto <strong>de</strong>l siglo xx, con una mayor<br />

sensibilidad hacia la imagen y la tecnología,<br />

se interesará en el fotógrafo que fue también<br />

Zola. Sin duda, su producción literaria rebasa<br />

su producción fotográfica, iniciada<br />

tardíamente e interrumpida por su muerte<br />

prematura. Y si una estaba <strong>de</strong>stinada a ser<br />

publicada, la otra parece no habertenido otro<br />

<strong>de</strong>stino que el <strong>de</strong> la colección particular y la<br />

realización <strong>de</strong> álbumes familiares, si damos<br />

crédito a las cartas <strong>de</strong>l escritor escritas a<br />

Jeanne Rozerot durante su exilio, en las que<br />

comenta las fotos que ha tomado, y en las<br />

que habla reiteradamente <strong>de</strong> su proyecto <strong>de</strong><br />

realizar un hermoso álbum <strong>de</strong> fotos:<br />

Acabo <strong>de</strong> hacer tu parte, una colección<br />

completa. No te la envío porque quiero pegarlas<br />

yo mismo y obsequiarte el álbum ya<br />

terminado. Por lo <strong>de</strong>más, sabes que no le<br />

había encargado todo al fotógrafo, me quedaban<br />

todavía siete cajas, siete docenas <strong>de</strong><br />

placas impresas que acabo <strong>de</strong> enviarle al<br />

'Danielle Coussot es ingeniera investigadora<br />

<strong>de</strong>l Centro <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> Investigación Científica,<br />

coordinadora <strong>de</strong>l Centro <strong>de</strong> Estudios sobre Zola y<br />

el Naturalismo <strong>de</strong>l Instituto <strong>de</strong> Textos y Manuscritos<br />

Mo<strong>de</strong>rnos y responsable <strong>de</strong>l proyecto <strong>de</strong> la<br />

investigación "La iconografía zoliana, un reflejo<br />

<strong>de</strong> su tiempo".<br />

1<br />

Fragmento <strong>de</strong> una entrevista concedida por<br />

Émile Zola a la revista inglesa The King en 1900.<br />

ver tan feliz resultado. Esperaré a tenerlo<br />

todo, para <strong>de</strong>dicarte el hermoso álbum con<br />

el que sueño. Di a los niños que les regalaré<br />

también algunas pruebas si se portan bien. 2<br />

Las cifras aquí mencionadas revelan<br />

la bulimia <strong>de</strong> Zola, que quiere fotografiarlo<br />

todo. ¡Habría <strong>de</strong>jado no menos <strong>de</strong> 10 mil<br />

placas <strong>de</strong> las cuales quedan aproxima­<br />

damente 3 mil!<br />

Es en 1888 cuando Zola empieza a<br />

interesarse en la fotografía, con ocasión<br />

<strong>de</strong> unas vacaciones que pasa en Royan<br />

en compañía <strong>de</strong> su editor Charpentier, <strong>de</strong>l<br />

grabador Desmoulin y <strong>de</strong> los Labor<strong>de</strong>, pri­<br />

mos <strong>de</strong> su esposa Alexandrine, pero no<br />

será sino hasta 1894, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber<br />

terminado el ciclo <strong>de</strong> Los Rougon-Mac­<br />

quart, que empezará a practicar este<br />

arte. La fotografía se volverá entonces<br />

para él una verda<strong>de</strong>ra pasión.<br />

Con el espíritu metódico, el rigor, la<br />

búsqueda <strong>de</strong> la perfección y el apa­<br />

sionamiento que lo caracterizan, Zola se con­<br />

vierte en un excelente técnico <strong>de</strong> la<br />

fotografía. Posee una <strong>de</strong>cena <strong>de</strong> cámaras,<br />

instala tres laboratorios <strong>de</strong> impresión y<br />

revelado en sus diversas resi<strong>de</strong>ncias y<br />

aunque es plausible que haya consultado a<br />

algunos <strong>de</strong> sus afamados amigos fotógrafos<br />

profesionales como Carjat, Pierre Petit o<br />

incluso Nadar, con quien mantiene una<br />

relación epistolar, no por ello <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> recurrir<br />

al método empírico, testigo <strong>de</strong> su espíritu<br />

curioso, <strong>de</strong> su gusto por el <strong>de</strong>scubrimiento,<br />

<strong>de</strong> su temperamento <strong>de</strong> investigador. Prueba<br />

<strong>de</strong> ello son los cua<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong> pequeño<br />

formato en los que anota minuciosamente<br />

los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> cada cliché, el tiempo <strong>de</strong><br />

exposición, la calidad <strong>de</strong>l papel, <strong>de</strong> las<br />

placas, la importancia <strong>de</strong> la luz, las correc­<br />

ciones que <strong>de</strong>be hacer, y el número <strong>de</strong><br />

ór<strong>de</strong>nes que se da a sí mismo a través <strong>de</strong><br />

un uso abundante <strong>de</strong>l imperativo:<br />

Papel <strong>de</strong> gelatino-bromuro... Hay que<br />

<strong>de</strong>tener el revelado en cuanto la figura<br />

empieza a <strong>de</strong>finirse, y terminarlo durante<br />

el enjuague... mientras tanto, permanecer<br />

siempre por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l tono (muy claro)<br />

sobre todo para las sanguinas. Cuando<br />

se les revela <strong>de</strong>masiado, se empastan y<br />

se vuelven pesadas. Dejarlas muy claras<br />

[...]ubiqué el fondo frente al sarcófago, a<br />

seis o siete metros, y expuse entre 8 y<br />

10 segundos... Quizás habría que alejar<br />

un poco más el fondo...<br />

Encontramos aquí el mismo tipo <strong>de</strong> soliloquio<br />

en primera persona que el <strong>de</strong> los<br />

dossiers preparatorios establecidos antes<br />

<strong>de</strong> cada novela. Y en este sentido el título<br />

que dará al álbum fotográfico realizado en<br />

1897 es muy revelador: Denise y Jacques.<br />

Historia verda<strong>de</strong>ra, por Émile Zola. Junio-<br />

2<br />

cf. Brigitte Émile-Zola, "Las fotografías <strong>de</strong>l exilio.<br />

Un testimonio.", Cahiers naturalistes, n° 66,1992,<br />

p. 232.<br />

septiembre <strong>de</strong> 1897. No más ficción, la<br />

simple realidad cotidiana captada en<br />

instantánea y plasmada en una foto que<br />

pue<strong>de</strong> contemplarse a placer, como se leen<br />

y releen las páginas <strong>de</strong> una novela.<br />

No se trata <strong>de</strong> evaluar en forma<br />

paralela la obra literaria <strong>de</strong> Zola y su obra<br />

fotográfica, aunque po<strong>de</strong>mos encontrarles<br />

un punto común: el <strong>de</strong> ser ambas un<br />

testimonio documental <strong>de</strong> la segunda<br />

mitad <strong>de</strong>l siglo xix. Nos sorpren<strong>de</strong> la<br />

mo<strong>de</strong>rnidad <strong>de</strong> la mirada <strong>de</strong> Zola, trátese<br />

<strong>de</strong> los retratos, <strong>de</strong> los paisajes, o incluso<br />

<strong>de</strong> las instantáneas <strong>de</strong> las escenas <strong>de</strong><br />

calle, ya que probó todos los géneros. En<br />

los retratos, principalmente los <strong>de</strong> su<br />

familia y los <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> sus amigos,<br />

encontramos una preocupación por la<br />

verdad, <strong>de</strong> verismo incluso, en especial<br />

en los <strong>de</strong> Jeanne Rozerot, y parece querer<br />

multiplicar estos retratos ciertamente en<br />

un anhelo <strong>de</strong> perfeccionamiento, pero<br />

también <strong>de</strong> posesión. Las fotografías<br />

<strong>de</strong>sempeñan un papel <strong>de</strong> relevo entre los<br />

momentos <strong>de</strong> presencia, <strong>de</strong>masiado<br />

efímeros, <strong>de</strong> los seres que ama y aquellos<br />

en los que está privado <strong>de</strong> ellos. Cristalizan<br />

la existencia <strong>de</strong> una verda<strong>de</strong>ra familia,<br />

"historia verda<strong>de</strong>ra" que Zola <strong>de</strong>sea oficializar<br />

<strong>de</strong> esta manera. A menudo la mirada<br />

<strong>de</strong>l fotógrafo Zola es la <strong>de</strong> un camarógrafo:<br />

un gran número <strong>de</strong> fotografías son tomadas<br />

en serie, parecen estar en movimiento,<br />

los personajes son "sorprendidos" al<br />

momento; así pues, con las <strong>de</strong> Denise y<br />

Jacques que acu<strong>de</strong>n hacia él riendo, cabello<br />

al viento, <strong>de</strong>safia el gusto <strong>de</strong> la época<br />

por las poses convencionales y se acerca<br />

al arte cinematográfico (Figura 1); lo mismo<br />

suce<strong>de</strong> con la célebre fotografía <strong>de</strong>l patio<br />

<strong>de</strong>l Havre en la estación Saint-Lazare: el<br />

hombre que camina mientras lee parece<br />

congelado en su andar durante un<br />

instante, como en una "<strong>de</strong>tención <strong>de</strong> la<br />

imagen", procedimiento que se logra con<br />

tecnología mo<strong>de</strong>rna.<br />

En todas sus fotografías sentimos la<br />

preocupación por atrapar el instante, la<br />

impresión <strong>de</strong>l momento: y muchas <strong>de</strong> las<br />

fotografías <strong>de</strong> Zola evocan la pintura<br />

impresionista <strong>de</strong> la que fue el primer<br />

admirador y <strong>de</strong>fensor, con una sorpren<strong>de</strong>nte<br />

presciencia <strong>de</strong> la crítica <strong>de</strong> arte <strong>de</strong>l<br />

siglo xix. Sabemos cuánto se i<strong>de</strong>ntificaba<br />

con los pintores impresionistas; amigo <strong>de</strong><br />

la infancia <strong>de</strong> Cézanne, frecuentaba los<br />

talleres <strong>de</strong> Manet, Monet, Pisarro, Sisleyy<br />

<strong>de</strong> todo el grupo <strong>de</strong> la escuela <strong>de</strong><br />

Batignolles. Sentimos en sus fotografías<br />

la mirada <strong>de</strong>l pintor impresionista, en<br />

particular en los paisajes, en las escenas<br />

<strong>de</strong> calle, que recuerdan sobremanera los<br />

cuadros <strong>de</strong> Pisarro, Monet o Renoir, representando<br />

los bulevares <strong>de</strong> París (Figura 2);<br />

fotografías como la <strong>de</strong> Jeanne Rozerot<br />

vestida toda <strong>de</strong> blanco, con una sombrilla<br />

en la mano sobre el camino <strong>de</strong> Verneuil,<br />

no <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> evocar algunos lienzos <strong>de</strong>


Figura 1 a la 6 en or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>nte


i¡r, el <strong>de</strong> las "amapolas" por ejemplo<br />

(Figura 3).<br />

Sin embargo, Zola compren<strong>de</strong> que<br />

pue<strong>de</strong> trascen<strong>de</strong>r el arte pictórico gracias<br />

al formidable medio técnico que le ofrece<br />

la cámara fotográfica. Hace un uso intenso<br />

y audaz <strong>de</strong>l visor panorámico, que le per­<br />

mite dramatizar y optimizar sus tomas.<br />

Sabe colocar maravillosamente su cámara<br />

para obtener el mejor ángulo: aprovecha<br />

las líneas verticales, horizontales y dia­<br />

gonales para crear efectos <strong>de</strong> profundidad,<br />

<strong>de</strong> picado y <strong>de</strong> intensidad. Las fotografías<br />

tomadas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el segundo piso <strong>de</strong> la Torre<br />

Eiffel, símbolo <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad en la<br />

Exposición Universal <strong>de</strong> 1900, son un<br />

ejemplo <strong>de</strong> su dominio <strong>de</strong>l enfoque. Las<br />

tomas en picado <strong>de</strong> un pabellón o <strong>de</strong> una<br />

cervecería <strong>de</strong> la exposición a través <strong>de</strong><br />

las curvas <strong>de</strong> encaje <strong>de</strong> la Torre Eiffel son<br />

sobrecogedoras (Figura 4).<br />

Del extenso reportaje que hace <strong>de</strong> esta<br />

Exposición Universal se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> una<br />

Impresión <strong>de</strong> movimiento, <strong>de</strong> vida; aquí,<br />

como en toda la obra fotográfica y nove­<br />

lesca <strong>de</strong> Zola predomina la importancia <strong>de</strong>l<br />

hombre, <strong>de</strong> lo vivido. De su viaje a Italia,<br />

<strong>de</strong> su exilio en Inglaterra, <strong>de</strong> sus paseos<br />

por las calles y parques <strong>de</strong> París, <strong>de</strong>l París<br />

<strong>de</strong> la Bella Época, <strong>de</strong> su vida en Médan,<br />

Zola <strong>de</strong>ja un recuerdo fotográfico extremadamente<br />

vivo: encontramos por doquier el<br />

<strong>de</strong>talle que da vida y profundidad a la<br />

imagen, como en las dos fotos tomadas<br />

en Londres, cerca <strong>de</strong> Crystal Palace, en<br />

las que vemos en una a un gendarme<br />

londinense cruzando una calle en pendiente<br />

y en la otra a una mujer precedida por un<br />

perro fox terrier. (Figura 5 y 6).<br />

En cada una <strong>de</strong> estas fotografías, los<br />

personajes en movimiento dan toda la<br />

profundidad al cliché, a la vez que cierto<br />

guiño irónico; la mirada <strong>de</strong> Zola firma su<br />

fotografía, no se le escapa nada. "No se<br />

pasma ante el objeto como si estuviera ante<br />

algo opaco, sin significado. Cuestión <strong>de</strong><br />

temperamento, pero también cuestión <strong>de</strong><br />

época; su mirada da sentido a las cosas<br />

en el momento en que las <strong>de</strong>scubre." 3<br />

Al parecer, la mayor cualidad <strong>de</strong> Zola<br />

como fotógrafo proviene <strong>de</strong> su proce­<br />

dimiento intuitivo, que da una notable au-<br />

3<br />

Henri Mitterand, Le regard et le signe,<br />

Paris, PUF, 1987, p.71.<br />

tenticidad a su obra fotográfica, verda<strong>de</strong>rc<br />

testigo <strong>de</strong> su tiempo. Estas imágenes, que<br />

datan <strong>de</strong> un siglo, siguen siendo inte<br />

resantes: nos restituyen un mundo que nos<br />

es familiar, pero que se ha perdido pare<br />

siempre. Actualmente asistimos a um<br />

renovación <strong>de</strong>l interés por las fotografías <strong>de</strong><br />

los siglos xix y xx; las múltiples exposiciones<br />

en las que casi siempre figura una fotografí<<br />

<strong>de</strong> Zola así lo <strong>de</strong>muestran. Para el centenaric<br />

<strong>de</strong> su muerte, a lo largo <strong>de</strong> 2002, s<<br />

sucedieron por todas partes <strong>de</strong>l mundí<br />

coloquios, conferencias, publicaciones ;<br />

proyecciones <strong>de</strong> películas inspiradas en I;<br />

obra <strong>de</strong> Zola. Todas estas manifestacione:<br />

casi siempre estuvieron acompañadas di<br />

una exposición <strong>de</strong> sus fotografías. Se cotizai<br />

muy alto si damos crédito a la última subast<br />

<strong>de</strong>l otoño <strong>de</strong> 2003, en la que una fotografn<br />

tomada por Zola alcanzó casi los 9 mil euros<br />

No po<strong>de</strong>mos sino aprobar la elección di<br />

la imagen que ilustró el cartel <strong>de</strong> la expos<br />

ción <strong>de</strong> fotografías <strong>de</strong> Zola en el Musec<br />

galería <strong>de</strong> Serta en 1987. Representaba ¡<br />

Zola sosteniendo su cámara Box, al tiemp<br />

que tomaba una fotografía: Zola reporterc<br />

fotógrafo <strong>de</strong> su siglo (Figura 7).


Ρ<br />

THEODOR KRAMER*<br />

OE Μ AS<br />

A UNA MUCHACHA INGLESA<br />

Suave es el tapete, tranquilo soflama el fuego,<br />

ya cubre el chai tus pechos;<br />

tu brazo, tu cuello, tu cabello, aún me son importantes<br />

inhalas profundamente el humo y tarareas.<br />

Te miro, no me atrevo a preguntarte algo,<br />

roja brilla tu boca y tu ceja <strong>de</strong>lgada;<br />

tu país me pegó en la cara,<br />

pégame en la cara, querida otra vez.<br />

Sólo hace una semana nos encontramos;<br />

pálidas ante la falda brillan tus rodillas;<br />

¿Por qué, querida, te acostaste conmigo...?<br />

¿Es más fácil entregarse a un refugiado?<br />

Hablabas con tanta franqueza, habría que <strong>de</strong>cir mucho,<br />

pero todavía me ofreces una comida ligera;<br />

tu país me pegó en la cara,<br />

pégame en la cara, querida, otra vez.<br />

Dejas que lentamente se abanique el ventilador,<br />

suave cruje el pan tostado, en la olla zumba el té;<br />

¿Tienes listos como tus siete sonrisas<br />

un beso para el placer y otro para el adiós?<br />

¿Es tu tarareo preferido <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> las orgías?<br />

La neblina afuera on<strong>de</strong>a cálida y pálida;<br />

tu país me pegó en la cara,<br />

pégame en la cara, querida, otra vez.<br />

• El 17 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 2003, con el apoyo <strong>de</strong>l CONACULTA, la Embajada <strong>de</strong> Austria<br />

en México y la Editorial Colibrí, en la Biblioteca <strong>de</strong> México se hizo la presentación <strong>de</strong><br />

la Antología esencial <strong>de</strong> Theodor Kramer (Austria, 1897-1958), cuyos poemas se<br />

reúnen por primera vez en español en un volumen, traducidos por Marta Luisa<br />

Domínguez y Christine Hüttlnger, quien también escribe el prólogo en don<strong>de</strong> se<br />

reseña vida y obra <strong>de</strong> dicho autor.


LA SIRVIENTA<br />

Trabaja sigilosamente en la casa y en el patio.<br />

Tiene alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> cuarenta años, las mejillas ásperas,<br />

las manos rojas; así resalta<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su vestido azul <strong>de</strong> fustán.<br />

Por mucho esfuerzo, el sueldo escaso.<br />

Roja centellea, en la noche, la lamparita en el establo.<br />

La casa paterna está en algún lugar;<br />

también en algún lugar tiene un hijo.<br />

Lo ve cada quince días,<br />

es un aprendiz pelirrubio, duro y tímido.<br />

Regresa a su casa con la bolsa vacía,<br />

sólo el viento amargo acompaña su llanto.<br />

A menudo toca al establo en la noche<br />

un joven, que ahora no tiene novia.<br />

Conoce -él apaga la lamparita-<br />

cuando la penetra, apenas su cara.<br />

Mucho más pesada se levanta,<br />

cuando <strong>de</strong>spués cuaja la noche gris y fría.<br />

En la maleta <strong>de</strong> fierro se pudre un libro;<br />

<strong>de</strong> tanto tocarla, está la cruz ya gastada.<br />

Peinada. Cuando llegue el momento, amortajada... La granja:<br />

Dos velas permanecen encendidas toda la noche.<br />

Pue<strong>de</strong> que la vaca roja muja,<br />

Pue<strong>de</strong> que el perro marrón ladre.


Trance<br />

Justo cuando atrapé mi espacio -como si nada­<br />

se puso a bailar en mi mente<br />

con su cuerpo <strong>de</strong> agua dulce y neuronales cabellos voluptuosos.<br />

Sus uñas brillaban en la niebla rojiza como las estrellas que se <strong>de</strong>slizan,<br />

abren, cierran su abanico entre las nubes azules.<br />

Pintaba ya una ráfaga violeta,<br />

la sombra <strong>de</strong> una axila,<br />

la orilla <strong>de</strong> unos labios<br />

perdidos <strong>de</strong> salvaje lejanía. i<br />

ailaba para sí misma con la mirada en las aureolas <strong>de</strong>l sonido.<br />

Y si algo quise <strong>de</strong>cir se fue volando V<br />

como un resbaloso loop entre las aspas <strong>de</strong>l volumen, ^^^^k<br />

sobre el carril <strong>de</strong> los compases, por la cintura <strong>de</strong>l contratiempo.<br />

Bailaba en mi mente a sus anchas y en su cuerpo también" &aflába.<br />

Y no sabemos qué es el amor, cuáles sus reclamos h<br />

y lo vemos venir a ciegas, vaciándose en cada llama,<br />

en cada luz que enrojece la negrura<br />

como esa cauda <strong>de</strong> muchachas ebrias y rubias<br />

y bellas socavando todo el fulgor soñado por los huesos. ^<br />

Todo ese fósforo que vuelve loco al amor<br />

y conspira y alumbra su sitio verda<strong>de</strong>ro,<br />

Jame» Enaor, La muerte y las máscaras<br />

V<br />

Luis


AGALLÓ<br />

NFRIAMIENTO<br />

locura preclara que reconoce y busca, palpa cada rasgo, huele,<br />

recuerda lo que no sabemos<br />

y a qué saben y a qué duelen los cuerpos encendidos.<br />

Ese dolor que pone a prueba las pruebas <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> Dios,<br />

dolor <strong>de</strong> ámbar don<strong>de</strong> te llevo conmigo.<br />

Y no es que <strong>de</strong> pronto me sienta en <strong>de</strong>sgracia<br />

porque es cosa <strong>de</strong> la gracia disolverse y tocar en lo más hondo<br />

la huella lacerante y su sentido: la vida es hermosa<br />

como llamarada.<br />

Regálame pues otro giro, bailarina <strong>de</strong> cristal ahumado.<br />

Brilla entre los cuerpos magníficos y jóvenes,<br />

igue con esa flor <strong>de</strong> luz creciente que difracta y <strong>de</strong>vora las esquinas,<br />

sabemos qué es el amor, cuáles sus reclamos<br />

^Lido la música se apaga poco a poco<br />

y el silencio ennegrecido nos <strong>de</strong>ja en la salida.<br />

Allí la madrugada está más sola que nuestros nombres<br />

y la mente, la mano -perdidas por la falta <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>lo-<br />

no podrían, no quieren dibujarse nada:<br />

unas espaldas sin trazo ni rostro quizá,<br />

mientras el hielo exhausto tras la barra<br />

se a<strong>de</strong>lgaza en una danza inadvertida,<br />

y en secreto prodigiosa.


DESFILE PARÍ<br />

<strong>de</strong>jamt<br />

Qué barullo, qué portazos se traían los vecinos<br />

en su noche <strong>de</strong> culebras, tiburones y estropajo.<br />

Con música <strong>de</strong> sabandijas y tandas <strong>de</strong> badajo<br />

restregaban por la calle tenebrosos cuentos chinos.<br />

Trasvestidos y hojaldrados, nunca reparan en gastos<br />

si se trata <strong>de</strong> sopear la hilacha y escon<strong>de</strong>r la mano;<br />

y si acaso paran, empachados <strong>de</strong> comer cristiano,<br />

es que ya se empacan las cervezas y los antipastos.<br />

Escurrían sobre la tiniebla <strong>de</strong>l amanecer<br />

flotando como ropa seca en los ebrios ten<strong>de</strong><strong>de</strong>ros.<br />

De tiza y brea polvearon las banquetas, los sombreros,<br />

la corona redimida, la can<strong>de</strong>la <strong>de</strong>l placer.<br />

Como aún quedaba cuerda <strong>de</strong>staparon la botella<br />

para un traje pisoteado que gruñía el esqueleto;<br />

la botonadura <strong>de</strong> latón y su fulgor inquieto<br />

quisieron salirse por los puntos revivir la huella<br />

trasnochada entre bocazas, antifaces, <strong>de</strong>ntaduras.<br />

Como corcho en la resaca remolina quien se aleja<br />

y en el lin<strong>de</strong> amarillento sorbe <strong>de</strong> la espuma vieja<br />

los colores fermentados por las notas más oscuras.<br />

James Ensor, La entrada <strong>de</strong> Cristo en Bruselas (fragmento)


EL ARMONIO<br />

Lnsor<br />

De regreso en la corriente sobre el atrio uniformado<br />

se confun<strong>de</strong>n bajo el sol y su andrajosa muchedumbre<br />

yerguen las pancartas mudas en señal <strong>de</strong> mansedumbre<br />

como pulpos moribundos en las cajas <strong>de</strong>l mercado.<br />

Pero cuidado, porque éstos no se conmueven con nada;<br />

retadores y posesos ponen morado a cualquiera,<br />

luego reculan, fingen <strong>de</strong>mencia, ceguera, sor<strong>de</strong>ra<br />

bajo la "exquisita turbulencia" <strong>de</strong> una mascarada.<br />

Gente <strong>de</strong> lunes y martes y miércoles <strong>de</strong> ceniza<br />

revisando los tachones recetados <strong>de</strong> memoria,<br />

y gente <strong>de</strong> jueves y viernes y sábado <strong>de</strong> gloria<br />

rezagada en los mendrugos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sdén y la ojeriza.<br />

Mientras el Re<strong>de</strong>ntor en la orilla <strong>de</strong> la plaza parte<br />

los panes <strong>de</strong> luz antigua, diminuta, <strong>de</strong>spreciada,<br />

y el óxido feraz <strong>de</strong> la migaja repinta cada<br />

mueca don<strong>de</strong> yo también me <strong>de</strong>sfiguro, muy aparte,<br />

con mis puras particiones y mis dos escalofríos.<br />

Queda la fanfarria <strong>de</strong> la dura luz <strong>de</strong>shabitada,<br />

su gran<strong>de</strong>za disonante, la <strong>de</strong>snuda rebanada<br />

<strong>de</strong> los gestos incompletos, encalados y vacíos,<br />

a la luz <strong>de</strong> la pobreza<br />

y al tambor <strong>de</strong> las espaldas.


Dibujo <strong>de</strong> José Antonio Montero


JAIR CORTÉS*<br />

INTERPRETACIÓN DEL ECLIPSE<br />

La luz<br />

<strong>de</strong>muestra que sí pue<strong>de</strong> ignorarme,<br />

sus garras me esquivan,<br />

encien<strong>de</strong>n cirios y apagan las tinieblas.<br />

Quiere la luz <strong>de</strong>cirme tú no existes.<br />

Su velo pasa rápido.<br />

Reconozco en las sombras mi legado,<br />

sé <strong>de</strong> quién soy hijo,<br />

lo agra<strong>de</strong>zco,<br />

pero en mi pecho<br />

una insistencia <strong>de</strong> agujas me pregunta:<br />

¿Qué hay en los ojos <strong>de</strong>l que odia?<br />

¿Herrumbre? ¿Pureza negra?<br />

¿Por qué la luna se aparta <strong>de</strong> su vista?<br />

¿Qué hay en los ojos <strong>de</strong>l que odia<br />

que todo pue<strong>de</strong> ensuciar con la mirada?<br />

Mis manos<br />

inevitables manchan la semilla,<br />

áridas todo lo secan.<br />

Es cierto,<br />

el náufrago ambiciona el mar entero en sus pulmones.<br />

Quiere morir <strong>de</strong> agua<br />

y volver a morir como la ola.<br />

Ser <strong>de</strong> agua<br />

y lavar su pena<br />

y su pecado.<br />

' Jair Cortés (Calpulalpan, Tlaxcala, 1977). Autor <strong>de</strong> los libros A la<br />

luz <strong>de</strong> la sangre. Tormenta! y Contramor. Actualmente becario <strong>de</strong> la<br />

Fundación para las Letras Mexicanas en el género <strong>de</strong> Poesía.


Ε. ZOLA<br />

La caída<br />

Μ alíale Noirct<br />

TOMO I<br />

Casa BSdltorin] J.^z-ano<br />

Jesús, 10. BARCIvLON' K~m Fin?: * * h * Λ<br />

I." d- Γ. !>;r ^Apartad», I0S0<br />

7*"' ~I. O. 7\ .<br />

•<br />

Biblioteca <strong>de</strong> México


EMILE ZOLA<br />

La caída<br />

<strong>de</strong>l abate Mouret<br />

En el parterre fue aquello una gran emoción; el viejo jardín<br />

les daba escolta. Vasto campo brotando a su albedrio albedrío hacía<br />

un siglo, era un rincón <strong>de</strong>l paraíso don<strong>de</strong> el viento sembraba<br />

las flores más raras. La dichosa paz <strong>de</strong>l Paradou, durmiendo<br />

bajo el omnipotente sol, impedía la <strong>de</strong>generación <strong>de</strong> las<br />

especies. :ies. Había allí una temperatura igual y una tierra que<br />

cada planta planta había largamente abonado para vivir en el<br />

silencio icio <strong>de</strong> su fuerza.<br />

La .a vegetación era enorme, soberbia, po<strong>de</strong>rosamente in¬ inculta,<br />

i, con florescencias monstruosas, <strong>de</strong>sconocidas <strong>de</strong> la<br />

azada la y la poda<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> los jardines. Entregada a sí misma,<br />

libre <strong>de</strong> crecer sin trabas, en el fondo <strong>de</strong> aquella soledad,<br />

resguardada ¡uardada por abrigos naturales, la naturaleza se abandonabamás<br />

más cada primavera, tomaba un un vigor formidable,<br />

r<br />

recreándose eándose en ofrecer en toda estación ramos extraños<br />

que ninguna mano <strong>de</strong>bía coger.<br />

Parecía tener furioso empeño en transformar lo que el<br />

esfuerzo <strong>de</strong>l hombre había creado; se rebelaba, lanzando<br />

a la <strong>de</strong>sbandada flores en medio <strong>de</strong> las alamedas, atacando<br />

los peñascos con la ola <strong>de</strong>sbordante <strong>de</strong> sus musgos,<br />

enroscándose al cuello <strong>de</strong> los mármoles que abatía<br />

con ayuda <strong>de</strong> la cuerda flexible <strong>de</strong> sus plantas trepadoras;<br />

rompiendo las losas <strong>de</strong> los estanques, <strong>de</strong> las escaleras,<br />

<strong>de</strong> las terrazas, hundiendo arbustos en los intersticios;<br />

encaramándose allí don<strong>de</strong> había la menor partícula <strong>de</strong><br />

tierra vegetal, abonándosela a su gusto y plantando en<br />

elia, como ban<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> rebelión, alguna simiente recogida<br />

<strong>de</strong>l camino, una sencilla planta <strong>de</strong> la cual hacía una verdura<br />

gigantesca.<br />

giBdiiiesca.<br />

Anteriormente, el parterre, cuidado por un amo que que<br />

tenía lía la pasión <strong>de</strong> las flores, mostraba en macizos bien<br />

formados lados una maravillosa colección <strong>de</strong> plantas. Ahora se<br />

encontraban intraban las mismas plantas, pero perpetuadas,<br />

convertidas invertidas en familias tan innumerables y tan esparcidas<br />

y revueltas por los cuatro ángulos <strong>de</strong>l jardín, que este no<br />

era más que un guirigay, una escuela matorralesca, un<br />

lugar sospechoso don<strong>de</strong> la naturaleza embriagada tenía<br />

hipos <strong>de</strong> verbena y clavel.<br />

Albina conducía a Sergio, aun aun cuando pareciese abandonada<br />

a él, débil, y sosteniéndose en su hombro.<br />

* Las páginas que siguen son sólo algunas <strong>de</strong> las muchas que ocupan<br />

en La caída <strong>de</strong>l abate Mouret esa asombrosa <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> Le Paradou<br />

(El Paraíso), el jardín extraordinario en que tenían lugar los amores<br />

pecaminosos <strong>de</strong> los personajes <strong>de</strong> la novela.<br />

(FRAGMENTO)<br />

E.L.<br />

Émile Zola en 1876<br />

Primeramente le llevó a la gruta, allá en el fondo, entre<br />

un grupo <strong>de</strong> álamos y sauces por entre los que corrían<br />

hilillos <strong>de</strong> agua serpenteando entre las piedras <strong>de</strong>sprendidas<br />

<strong>de</strong>l pilón <strong>de</strong> una fuentecilla. La gruta casi<br />

<strong>de</strong>saparecía entre el follaje. Hilados <strong>de</strong> rosas y <strong>de</strong><br />

escaramujos parecían impedir la entrada, formando una<br />

verja <strong>de</strong> flores rojas, amarillas, blancas, cuyos pendúculos<br />

se perdían entre ortigas colosales, <strong>de</strong> un ver<strong>de</strong> bronce.<br />

Era una exuberancia prodigiosa; jazmines estrellados,<br />

con sus suaves flores; glicinios, con hojas <strong>de</strong> bordados;<br />

hiedras tupidas, recortadas como tela barnizada; ligeras<br />

madreselvas, acribilladas <strong>de</strong> sus estambres coralíneos;<br />

amorosas clemáti<strong>de</strong>s, extendiendo sus brazos, luciendo<br />

sus penachos blancos, y otras plantas trepadoras enlazando<br />

a éstas, ligándolas aún más, tejiéndolas en una<br />

trama odorífera.<br />

Las capuchinas <strong>de</strong> carnes verdosas y <strong>de</strong>snudas, abrían<br />

sus bocas <strong>de</strong> oro rojizo. Las campánulas, mostrando el


Chevelure immense <strong>de</strong> ver­<br />

dure, piquee d'une pluie <strong>de</strong><br />

fleurs, dont les meches dé-<br />

bordaient <strong>de</strong> toutes parts,<br />

s'échappaient en un écheve-<br />

llement fou, faisaient songer<br />

á quelque filie géante, pá-<br />

mée au loin sur les reins, ren-<br />

versant la tete dans un spas-<br />

me <strong>de</strong> passion, dans un ruisse-<br />

llement <strong>de</strong> crins superbes,<br />

étalés comme une mare <strong>de</strong><br />

parfums.


corazón recortado <strong>de</strong> sus hojas, formaban con sus millares<br />

<strong>de</strong> campanillas un muestrario <strong>de</strong> exquisitos colores. Judías<br />

<strong>de</strong> olor, cuyas florecillas semejaban a posadas mariposas<br />

replegaban sus alas pardas, sus alas rosadas, prontas a<br />

<strong>de</strong>jarse llevar más lejos, al primer soplo <strong>de</strong> viento. Una cabellera<br />

inmensa <strong>de</strong> verdura todo lo adornaba <strong>de</strong> flores, cuyas<br />

trenzas <strong>de</strong>sbordándose por todos lados, se extendían con<br />

expansión loca, haciendo pensar en alguna doncella gigante<br />

dormida lejos <strong>de</strong> allí, con los cabellos extendidos, formando<br />

con ellos un estanque <strong>de</strong> perfumes.<br />

-Jamás me he atrevido sola a entrar en esta negruradijo<br />

Albina al oído <strong>de</strong> Sergio.<br />

Éste la animó, conduciéndola por encima <strong>de</strong> las ortigas,<br />

y como un bloque cerrase la entrada <strong>de</strong> la gruta por su<br />

parte inferior, sostuvo a la joven unos momentos <strong>de</strong>recha,<br />

entre sus brazos, para que pudiera encaramarse a la<br />

abertura superior que estaba a algunos pies <strong>de</strong>l suelo.<br />

Albina miró al interior y exclamó:<br />

-Hay una mujer <strong>de</strong> mármol por tierra <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l arroyo.<br />

El agua le ha comido la cara.<br />

Entonces, Sergio, quiso mirar también y se elevó a<br />

fuerza <strong>de</strong> puños. Una bocanada fresca le hirió las mejillas.<br />

En medio <strong>de</strong> los juncos y las lentejas acuáticas, en el rayo<br />

<strong>de</strong> sol que se <strong>de</strong>slizaba por el agujero, la estatua estaba<br />

caída sobre la espalda, <strong>de</strong>snuda hasta la cintura; un ropaje<br />

le tapaba los muslos. Era aquello la submersion <strong>de</strong> cien<br />

años, el lento suicidio <strong>de</strong> un mármol, a quien las penas<br />

<strong>de</strong>bieron <strong>de</strong>jar caer en aquel charco.<br />

El agua que corría sobre ella, había hecho <strong>de</strong> su rostro<br />

una piedra lisa, una blancura sin facciones, en tanto que<br />

sus dos pechos, como sacados fuera <strong>de</strong>l agua, por un<br />

esfuerzo <strong>de</strong> la nuca, permanecían intactos, vivos aún,<br />

ichados por antigua voluptuosidad.<br />

-¡No está muerta!- dijo Sergio <strong>de</strong>scendiendo. -Cualquier<br />

día vendremos a sacarla <strong>de</strong> ahí.<br />

Albina, que sentía vagos temores, arrastró lejos <strong>de</strong> allí a<br />

Sergio. Tornaron al sol, a las plantabandas y los cestones,<br />

caminando a través <strong>de</strong> un prado <strong>de</strong> flores, a su fantasía,<br />

sin camino trazado. Sus pies tenían por alfombra,<br />

encantadoras plantas; plantas enanas que antaño<br />

bor<strong>de</strong>aban las alamedas, y hoy extendíanse en sábanas<br />

sin fin. Por momentos <strong>de</strong>saparecían sus pies hasta el tobillo,<br />

en la seda mosqueada <strong>de</strong> las suenas rosadas, en el raso<br />

abigarrado <strong>de</strong> los claveles pequeños, en el terciopelo azul<br />

<strong>de</strong> los miosotis cuajados <strong>de</strong> ojillos melancólicos. Más allá,<br />

atravesaron resedas gigantescos, que les llegaban hasta<br />

las rodillas, como un baño <strong>de</strong> perfumes. Después cortaron<br />

por un campo <strong>de</strong> lirios silvestres para llegar a otros <strong>de</strong><br />

violetas. Ya en él, cercados por todas partes, no teniendo<br />

más que <strong>de</strong> aquellas plantas en torno suyo, tuvieron que<br />

retirarse, caminando con precaución sobre aquella frescura<br />

embalsamada, en medio <strong>de</strong>l aliento mismo <strong>de</strong> la primavera.<br />

Al terminarse el campo <strong>de</strong> violetas, el color ver<strong>de</strong> <strong>de</strong> las<br />

lobelias, un poco rudo, se extendía, salpicado <strong>de</strong> malva<br />

claro; las estrellas matizadas <strong>de</strong> los soleginoi<strong>de</strong>s, las copas<br />

azules <strong>de</strong> la nemófilas, las cruces amarillas <strong>de</strong> las<br />

saponarias, las cruces rojas y blancas <strong>de</strong> las julianas mahón,<br />

dibujaban fragmentos <strong>de</strong> rica tapicería, por la cual avanzaban<br />

sin fatiga en el gozo <strong>de</strong> su primer paseo Sergio y Albina. Y<br />

las violetas se sucedían siempre, una mar <strong>de</strong> violetas<br />

<strong>de</strong>slizándose por todo, vertiéndoles en los pies preciosos<br />

olores, acompañándoles con el hálito <strong>de</strong> sus flores ocultas<br />

bajo las hojas.<br />

Émile Zola, La caída <strong>de</strong>l abate Mouret, Casa Editorial Lezcano,<br />

Barcelona, y el Libro <strong>de</strong> Oro, México, s.f.


FEDERICO GAMBOA'<br />

UNA ENTREVISTA CON<br />

EMILE ZOLA<br />

•fttyriiv.TrTM<br />

Β A C<br />

BRE • MICHnniror<br />

AU BON MARCH!<br />

Lundi<br />

GIL BLAS<br />

Λ S


4 <strong>de</strong> octubre [París] -Realizo uno <strong>de</strong> los<br />

mayores <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> mi vida <strong>de</strong> hombre <strong>de</strong><br />

letras: hoy visité a Emilio Zola. Estuve en<br />

su casa -rue <strong>de</strong> Bruxelles- a las dos <strong>de</strong><br />

la tar<strong>de</strong>, y la conserje me informó <strong>de</strong> que<br />

el maestro había salido y no regresaría<br />

hasta las seis. Exigióme mi tarjeta, no<br />

obstante haberle asegurado que Zola no<br />

conoce mi nombre, y en mi tarjeta escribí,<br />

que "<strong>de</strong> paso por París, solicitaba la honra<br />

<strong>de</strong> que él me recibiera..."<br />

A las seis en punto volví, y un criado, <strong>de</strong><br />

gran librea -calzón corto, casaca roja- me<br />

abrió una vidriera <strong>de</strong> colores, con imágenes<br />

pintadas como las <strong>de</strong> los templos, que se<br />

halla a la izquierda <strong>de</strong>l portal: ahí principia<br />

la morada <strong>de</strong>l gran novelista.<br />

En esa especie <strong>de</strong> vestíbulo espero a<br />

que me anuncien; y mientras soy recibido<br />

examino el local y la escalera que comienzo<br />

a subir. Todo es un museo <strong>de</strong> preciosida<strong>de</strong>s<br />

artísticas, las alfombras, las lámparas, las<br />

colgaduras, las tapicerías... Destácanse<br />

dos o tres monstruos colosales en bronce<br />

chino. En el primer rellano <strong>de</strong>scuellan una<br />

ara <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra tallada y un altorrelieve, <strong>de</strong><br />

talla igualmente, que lo menos cuenta<br />

trescientos años...<br />

-Quand Monsieur voudra... -murmura<br />

respetuosamente el lacayo.<br />

Todo emocionado, concluyo <strong>de</strong> ascen<strong>de</strong>r<br />

la escalera sin po<strong>de</strong>r ya <strong>de</strong>terminar sus<br />

<strong>de</strong>talles, salvo una copia en mármol <strong>de</strong> la<br />

Venus <strong>de</strong> Milo, a la izquierda, <strong>de</strong> más <strong>de</strong><br />

mediano porte, que mancha <strong>de</strong>liciosamente<br />

<strong>de</strong> blanco y <strong>de</strong> belleza el severo conjunto.<br />

Tropiezo, arriba, con el mismísimo Zola,<br />

que cruza el corredor, a paso veloz, con<br />

papeles en la mano, vistiendo saco coin<br />

du feu y zapatillas.<br />

-Permítame usted unos instantes y<br />

dispense lo revuelto <strong>de</strong> la casa...<br />

Introduisez Monsieur au salon...<br />

Una puerta se lo traga, y el criado,<br />

que lleva una lámpara encendida, me<br />

abre el salón, en él me instala y me hace<br />

una reverencia profunda.<br />

El salón, en estos momentos, parece un<br />

bazar, todo se encuentra aglomerado, sin<br />

or<strong>de</strong>n ni concierto. Junto a primorosa silla<br />

<strong>de</strong> manos Luis xiv, un enorme plumero<br />

recuesta sus plumas en los gobelinos que<br />

tapizan unas poltronas arcaicas... Aquello,<br />

arreglado, ha <strong>de</strong> ser maravilla <strong>de</strong> buen gusto;<br />

los elementos sobran. Por ejemplo, el plafón<br />

es otro gobelino, mayúsculo y encuadrado<br />

en peluche, representando asunto<br />

mitológico que no alcanzo a distinguir a mis<br />

anchas... Y en los muros, en los rincones,<br />

en los vanos <strong>de</strong> puertas y ventanas, por el<br />

piso, encima <strong>de</strong> los muebles, preciosida<strong>de</strong>s,<br />

siempre preciosida<strong>de</strong>s...<br />

Zola, sin duda, ocúpase en negocios,<br />

pues <strong>de</strong> la pieza <strong>de</strong> al lado, <strong>de</strong>sprendiéndose<br />

<strong>de</strong> un confuso murmullo <strong>de</strong> voces, viéneme,<br />

íntegra y por ocasiones repetidas, esta frase<br />

sin sentido sonando así, aislada:<br />

* Diario, París, 4 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1893.<br />

-Dans dix jours...<br />

De súbito, ábrese una puerta, y el<br />

autor <strong>de</strong> Les Rougon-Macquart me tien<strong>de</strong><br />

su mano:<br />

-Monsieur <strong>de</strong>sire ?...<br />

-Nada más que esto, señor, conocerlo<br />

a usted <strong>de</strong> cerca y en persona, <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> haberlo seguido mucho tiempo <strong>de</strong><br />

lejos, en sus libros...<br />

Inclínase, se sienta, apoya los brazos<br />

cruzados sobre sus rodillas, y, meciéndose<br />

suavemente, sin apartarme la vista, damos<br />

principio a nuestra charla.<br />

Hablóle <strong>de</strong> sus obras, y por halagado, <strong>de</strong><br />

los festejos con que acaban <strong>de</strong> obsequiarlo<br />

en Londres. Aunque Zola se <strong>de</strong>clara agra<strong>de</strong>cido,<br />

conózcole que se siente merecedor<br />

y digno <strong>de</strong> festejos y <strong>de</strong> elogios. En toda su<br />

conversación, hé/as!, poquísimas i<strong>de</strong>as,<br />

lugares comunes, respuestas <strong>de</strong> escaso interés:<br />

o sólo revela su genio cuando escribe,<br />

o mi visita, que a mí me significa tanto, a él<br />

maldito lo que le importa...<br />

...que L'ceuvre no es su autobiografía,<br />

aunque para pintar el personaje <strong>de</strong> Sandoz<br />

se copiara muchas cosas propias; que no<br />

escribe ni escribirá jamás sus memorias,<br />

porque tiene <strong>de</strong> sobra con el trabajo <strong>de</strong> sus<br />

novelas; que su propia correspon<strong>de</strong>ncia -si<br />

a su muerte fuese impresa- no ofrecería<br />

ningún atractivo...<br />

-Los novelistas mo<strong>de</strong>rnos correspon<strong>de</strong>mos<br />

con el público por medio <strong>de</strong><br />

nuestra obra: ni él pue<strong>de</strong> exigirnos más ni<br />

nosotros <strong>de</strong>bemos dárselo.<br />

Éste es el único pensamiento hablado<br />

que recojo <strong>de</strong> los labios <strong>de</strong>l maestro.<br />

Díceme, luego, que mañana principiará<br />

Lour<strong>de</strong>s; que no ha prescindido <strong>de</strong> sus<br />

prácticas <strong>de</strong> trabajo: cuatro o cinco horas<br />

consecutivas, antes <strong>de</strong>l almuerzo.<br />

Le pido un autógrafo para mi álbum, y<br />

<strong>de</strong> bonísimo grado se lleva éste a su<br />

gabinete, volviendo a poco con el volumen<br />

abierto entre sus manos, a fin <strong>de</strong> que no se<br />

emborrone lo escrito por él, su conocida y<br />

profunda teoría estética:<br />

-Une oeuvre d'art est un coin <strong>de</strong> la<br />

nature vu á travers un temperament.<br />

Y su firma, ÉMILE ZOLA, con su letra gran<strong>de</strong><br />

y anticuada, llena <strong>de</strong> notoriedad ilustre el<br />

armiño <strong>de</strong> la página y enriquece -¡pero a<br />

qué grado para mí, dada la admiración tan<br />

honda que he nutrido por el novelista<br />

insigne!- mi colección <strong>de</strong> autógrafos.<br />

Al <strong>de</strong>spedirnos, el maestro hace gala<br />

<strong>de</strong> una cortesía excesiva, acompáñame<br />

hasta media escalera...<br />

No puedo olvidar lo que me repuso<br />

cuando en el curso <strong>de</strong> la plática le dije que<br />

no le ofrecía -¡mis libros mis pobres libros!porque<br />

ya sabía que ignoraba el idioma<br />

español:<br />

-Hace usted bien -repúsome-. Si supiera<br />

cuántos libros me llegan escritos en esa<br />

lengua, que yo ni abro siquiera... Sólo leo<br />

en castellano, y eso con dificulta<strong>de</strong>s<br />

granelísimas, los artículos <strong>de</strong> diario en que<br />

hablan <strong>de</strong> mí.<br />

Sin salir <strong>de</strong>silusionado precisamente, sí<br />

salgo con una impresión <strong>de</strong> <strong>de</strong>sconsuelo.<br />

Nada puedo reprocharle a Zola en su<br />

recibimiento y trato, nada... Pero yo<br />

necesitaba otro Zola muy distinto, el que yo<br />

cariñosamente teníame engendrado en mi<br />

propio cerebro.<br />

8 <strong>de</strong> octubre -Mejor <strong>de</strong> la bronquitis<br />

que me encamó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> anteayer, hoy, que<br />

se efectúan en Longchamps las carreras<br />

<strong>de</strong> caballos con el premio municipal <strong>de</strong><br />

cien mil francos, yo me lanzo a Auteuil<br />

otra vez, a ver si encuentro en su casa a<br />

Edmundo <strong>de</strong> Goncourt.<br />

Lo encontré y me recibió.<br />

Decididamente le he sido simpático a<br />

su cocinera, pues entre sonrisas y palabras<br />

amables precé<strong>de</strong>me escaleras arriba y<br />

escaleras abajo, en ese vestíbulo<br />

maravilloso que, al igual <strong>de</strong> la morada toda,<br />

está idéntico a la minuciosa <strong>de</strong>scripción<br />

hecha por el viejo novelista en sus dos<br />

tomos <strong>de</strong> la Maison d'un artiste.<br />

Junto a su vieja mesa <strong>de</strong> trabajo -la mesa<br />

<strong>de</strong> "mo<strong>de</strong>lo" en que pintaban él y Julio, en<br />

la que luego escribieron ambos y en la que<br />

ahora sólo el anciano superviviente escríbeme<br />

aguarda Edmundo <strong>de</strong> Goncourt. Para<br />

saludarme se <strong>de</strong>scubre y no me tien<strong>de</strong> la<br />

mano, a la europea; cúbrese <strong>de</strong> nuevo, manda<br />

encen<strong>de</strong>r la chimenea, aunque el frío no<br />

es cosa mayor, sentémonos y me pregunta<br />

qué busco:<br />

-Hablar con usted, conocerlo, y pedirle<br />

un autógrafo y un retrato con <strong>de</strong>dicatoria<br />

<strong>de</strong> su hermano Julio.<br />

-Ah -murmura, la cara tristemente<br />

iluminada por mi manera brusca <strong>de</strong> recordarle<br />

al muerto. Y volviéndose a la cocinera,<br />

que <strong>de</strong> rodillas está encendiendo la leña,<br />

agrega:<br />

-Súbame usted un retrato <strong>de</strong> Monsieur<br />

Jules, <strong>de</strong> los buenos...<br />

Mientras nos quedamos a solas,<br />

infórmase <strong>de</strong> si soy novelista, <strong>de</strong> dón<strong>de</strong><br />

pasan las escenas <strong>de</strong> mis libros, <strong>de</strong> cuál es<br />

mi edad...<br />

Dígole lo que a Zola, que no le ofrezco<br />

mis libros publicados, porque no entien<strong>de</strong><br />

el idioma en que corren escritos.


La familia Zola en Verneuil hacia 1899


-Es cierto -exclama-, nosotros<br />

vivimos encerrados en el francés...<br />

-Y hacen uste<strong>de</strong>s muy bien: ¿para qué<br />

preocuparse <strong>de</strong> las otras lenguas, si los que<br />

las hablamos ahorrárnosles esa molestia<br />

preocupándonos con la <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s?<br />

-No, no es eso; es que yo creo que a<br />

nosotros los artistas nos dañan los idiomas<br />

extranjeros, que no <strong>de</strong>bemos ni intentar el<br />

apren<strong>de</strong>rlos... Las palabras <strong>de</strong>l propio<br />

pier<strong>de</strong>n entonces toda su personalidad, sus<br />

secretas armonías, sus ritmos ignorados,<br />

y se trasmutan en equivalencias por lo<br />

general prosaicas, muy prosaicas...<br />

Vuelve la criada con la fotografía <strong>de</strong><br />

Julio, y en tanto que De Goncourt escribe<br />

en ella, yo recuerdo lo que Zola me contó<br />

acerca <strong>de</strong>l mismo Goncourt y acerca <strong>de</strong><br />

Dau<strong>de</strong>t: que entrambos me recibirían; que<br />

él, Zola, se hallaba en frío con ellos, y ellos,<br />

entre sí, en Intimidad <strong>de</strong> tío y sobrino; que<br />

ahora comían los tres juntos sólo una vez<br />

al año; que no fuera yo a repetir a nadie<br />

las Informaciones que me suministraba.<br />

¿Se expresará Goncourt <strong>de</strong> Zola en<br />

parecidos términos?...<br />

Goncourt ha concluido <strong>de</strong> escribir; contempla<br />

un instante el rostro <strong>de</strong> su hermano,<br />

y prorrumpe al alargármelo:<br />

-Helo aquí... No sé qué le dio <strong>de</strong> rizarse<br />

el cabello aquel día... ¡Era un buen mozo!...<br />

Y arroja la tarjeta con alguna violencia,<br />

cual si quisiera ahuyentar un mundo <strong>de</strong><br />

recuerdos tristes. No puedo yo dominar mi<br />

curiosidad, y leo la <strong>de</strong>dicatoria manuscrita<br />

arriba <strong>de</strong> don<strong>de</strong> la tarjeta dice: Maison A.<br />

Braun & Cié.<br />

"A Fe<strong>de</strong>rico Gamboa.<br />

Edmond <strong>de</strong> Goncourt".<br />

Continuamos la conversación, hasta<br />

que logro llevarla a Zola:<br />

-Zola -dice Goncourt- es un Ingrato y<br />

un afortunado. Ingrato, porque nos <strong>de</strong>be a<br />

Dau<strong>de</strong>t y a mí muchas cosas, en cuenta<br />

algunos personajes cuya paternidad<br />

<strong>de</strong>scubriráse el día en que lean seriamente<br />

nuestra obra; y afortunado, porque Dau<strong>de</strong>t<br />

enfermo, yo viejo y achacoso y Maupassant<br />

muerto, nadie hay que le dispute el triunfo,<br />

y él impónese, vence con su libro anual y<br />

reglamentario, se <strong>de</strong>clara jefe <strong>de</strong>l naturalismo<br />

y se <strong>de</strong>clara Inventor <strong>de</strong> lo <strong>de</strong>l<br />

documento humano (frase mía exclusivamente).<br />

Luego, que para mí hay <strong>de</strong>scenso<br />

en su labor; el Zola <strong>de</strong> L'assommoir<br />

no es el Zola <strong>de</strong>l Docteur Pascal, |oh no¡ ni<br />

su sombra... Zola tiene muy pocas ¡<strong>de</strong>as; si<br />

lo traemos aquí, nos <strong>de</strong>scribirá admirablemente<br />

las bibliotecas, los cuadros,<br />

hasta el titulo <strong>de</strong> los libros, pero no podrá<br />

<strong>de</strong>cir nada <strong>de</strong> nosotros, <strong>de</strong> usted y <strong>de</strong> mí...<br />

¡Nunca pudo pintar seres!<br />

...A poco, no recuerdo por qué, hablamos<br />

<strong>de</strong> con<strong>de</strong>coraciones; es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> la<br />

Legión <strong>de</strong> Honor. Lo hallo elevadísimo, hallo<br />

el Goncourt soñado, muy diverso <strong>de</strong>l que<br />

acababa <strong>de</strong> <strong>de</strong>sollar a Zola causándome<br />

malísima impresión:<br />

-Sí -me afirma-, hace mucho tiempo que<br />

tengo la cruz... El Imbécil <strong>de</strong>l Emperador,<br />

que nunca hizo nada completamente bien,<br />

me la concedió a mí solo, me separó <strong>de</strong> mi<br />

hermano que la <strong>de</strong>seaba mucho más que<br />

yo... era un muchacho y ambicionábala pour<br />

[se] faire <strong>de</strong>s femmes. Por supuesto que<br />

quien me con<strong>de</strong>coró fue la princesa Matil<strong>de</strong>;<br />

está ya fuera <strong>de</strong> duda, que, si alguien no lo<br />

solicita, no hay gobierno que <strong>de</strong> motu proprío<br />

con<strong>de</strong>core a nadie... Detesto las tales<br />

con<strong>de</strong>coraciones; no reconozco en gobierno<br />

ninguno el insolente <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> <strong>de</strong>clarar que<br />

yo estoy por encima <strong>de</strong> usted o por encima<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong> más allá, <strong>de</strong> marcarme como bueno,<br />

como excepcional, cual pue<strong>de</strong> hacerlo con<br />

alguna producción <strong>de</strong>l suelo... Prefiero el<br />

juicio <strong>de</strong>l público, pues no obstante la<br />

tontería que lo distingue, es menos tonto y<br />

menos inmoral que el gobierno más<br />

Inteligente y más honesto <strong>de</strong> cualquiera<br />

latitud. ¿Quiere usted una prueba?... La<br />

voici: Nunca, jamás impúsose Francia al<br />

mundo con su literatura como en estos<br />

últimos tiempos, <strong>de</strong>l 70 acá; nunca viéronse<br />

ediciones <strong>de</strong> cientos <strong>de</strong> miles <strong>de</strong> ejemplares<br />

distribuidos en el universo entero,<br />

proclamando, por nobilísimo modo, que<br />

Francia piensa, que Francia es gran<strong>de</strong>, que<br />

Francia es po<strong>de</strong>rosamente artista... ¿Y le<br />

parece a usted que a los autores <strong>de</strong> esas<br />

cosas se les dé la misma con<strong>de</strong>coración<br />

que a los generales <strong>de</strong> Sedan, a los maridos<br />

complacientes, y a los ronds-<strong>de</strong>-cuir <strong>de</strong> los<br />

ministerios?<br />

-¿Es cierto -preguntóle cuando se<br />

calma- que una gran intimidad lo liga a<br />

usted con Dau<strong>de</strong>t?<br />

-¡Es clertísimo! Los adoro a él, a su mujer,<br />

a sus hijos. La última <strong>de</strong> sus niñas, Edmée,<br />

es ahijada mía -me explica sonriendo con la<br />

sonrisa codiciosamente melancólica <strong>de</strong> los<br />

viejos que no tienen hijos y se ven obligados<br />

a idolatrar a los hijos <strong>de</strong> otros.<br />

-En mi vida literaria -prosigue- sólo<br />

dos veces he querido con todo mi corazón:<br />

cuando muchacho, a Gavarni, y<br />

ahora, <strong>de</strong> viejo, a Dau<strong>de</strong>t...<br />

Pónese a hacer el panegírico <strong>de</strong> éste,<br />

y aunque <strong>de</strong> tiempo en tiempo intercala<br />

inmo<strong>de</strong>stias <strong>de</strong> a folio, como ya me ha<br />

subyugado, <strong>de</strong>jólas pasar sin censura<br />

interna, <strong>de</strong>slumhrado por los tesoros <strong>de</strong><br />

talento que aún encierra esta cabeza<br />

inteligente, hermosa y blanca.<br />

-¿Qué escribe usted señor?...<br />

-La Faustin, para el teatro.<br />

-¿Y Dau<strong>de</strong>t?...<br />

-En medio <strong>de</strong> sus enfermeda<strong>de</strong>s,<br />

prepara, a la vez para el teatro que para<br />

el libro, su próxima obra: Le soutien <strong>de</strong><br />

famille.<br />

-Por esa enfermedad precisamente,<br />

no me animo a visitarlo...<br />

-Pues mal hecho, porque pier<strong>de</strong> usted<br />

la oportunidad <strong>de</strong> conocer a un causeur<br />

extraordinario...<br />

-Sírvame usted <strong>de</strong> padrino...<br />

-Con todo gusto. Él regresa a Paris <strong>de</strong>ntro<br />

<strong>de</strong> una semana y yo como en su casa todos<br />

los jueves y domingos... Vaya usted en una<br />

<strong>de</strong> esas noches, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> comer...<br />

¿Quiere usted que le enseñe la mía?<br />

Nos levantamos y me lleva por todos<br />

lados, hasta el "granero" famoso (dormitorio<br />

antiguo <strong>de</strong> Julio), don<strong>de</strong> los domingos por<br />

la tar<strong>de</strong> reúnense algunos <strong>de</strong> sus amigos.<br />

Un encanto este "granero" que es salón<br />

ricamente puesto, con cuadros <strong>de</strong> los<br />

pinceles mejores, acuarelas <strong>de</strong> Julio,<br />

grabados y litografías, avant la lettre, <strong>de</strong><br />

Gavarni; kakemonos curiosos y raros, porcelanas,<br />

tapicerías, divanes, mecedoras...<br />

¡Qué lindas horas han <strong>de</strong> pasarse ahí. A la<br />

<strong>de</strong>recha <strong>de</strong> la entrada, en un "bazar" <strong>de</strong> cristales,<br />

hállanse las obras <strong>de</strong> los hermanos<br />

Goncourt, empastadas riquísimamente.<br />

Tomo al azar un volumen que llama mi atención:<br />

es la Mannette Salomon, con las pastas<br />

<strong>de</strong> marroquí <strong>de</strong> Levante, y en cada una<br />

<strong>de</strong> éstas en un medallón <strong>de</strong> esmalte<br />

ostentado, pintada en miniatura, a Mannette<br />

<strong>de</strong> frente y <strong>de</strong> espalda, en el instante en<br />

que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l taller <strong>de</strong>l pintor queda <strong>de</strong>snuda.<br />

Aquello está firmado: Claudius Popelín...<br />

Al través <strong>de</strong> los vidrios <strong>de</strong> las ventanas,<br />

Goncourt muéstrame, por último, su jardín,<br />

<strong>de</strong>l que vive orgulloso y al que <strong>de</strong>clara<br />

responsable <strong>de</strong> habitar Auteuil...<br />

Bajamos a su gabinete <strong>de</strong> trabajo;<br />

consulto mi reloj y resulta que, para mi<br />

han volado dos horas largas...<br />

Pí<strong>de</strong>me el maestro mi álbum y díceme<br />

con su dulce sonrisa aristocrática:<br />

-Voy a verme en el trance <strong>de</strong> echarlo a<br />

usted; me ha <strong>de</strong>satado la lengua y me ha<br />

<strong>de</strong>jado sin trabajar... ¿Qué quiere que le<br />

escriba?...<br />

Y la i<strong>de</strong>a suya, que servirá <strong>de</strong> epígrafe<br />

a mi novela próxima, viene a enriquecer,<br />

<strong>de</strong> su puño y letra, mi album <strong>de</strong> autógrafos:<br />

Un romancier n'est, au fond, qu'un<br />

historien <strong>de</strong>s gens qui η Ont pas d'histoire.<br />

Edmond <strong>de</strong> Goncourt<br />

Al salir, paréceme que todo ello no ha<br />

sido cierto, y para que la tar<strong>de</strong> resulte<br />

completa, no regreso a París por el camino<br />

<strong>de</strong> hierro sino por el ómnibus que llega<br />

hasta la Magdalena y en cuya "imperial"<br />

instalóme mo<strong>de</strong>stamente: necesito acabar<br />

<strong>de</strong> saturarme <strong>de</strong> arte... Voy tan hechizado,<br />

que apenas si en la avenida <strong>de</strong> los<br />

Campos Elíseos se posan mis ojos en el<br />

alud <strong>de</strong> carruajes con faroles encendidos<br />

que, creeríase, se <strong>de</strong>speñan <strong>de</strong>l grandioso<br />

Arco <strong>de</strong> Triunfo para ir a <strong>de</strong>sparramarse<br />

hacia abajo, por la Plaza <strong>de</strong> la Concordia.<br />

[...]<br />

También Intenta visitar a Alphonse<br />

Dau<strong>de</strong>t. El 13 <strong>de</strong> diciembre llega a la ciudad<br />

<strong>de</strong> México, que encuentra "hermosísima,<br />

llena <strong>de</strong> edificios nuevos. En cambio, en diarios,<br />

conversaciones, etcétera, ni un átomo<br />

<strong>de</strong> arte; como en África, la política impera".<br />

Gracias al ministro <strong>de</strong> Relaciones Exteriores,<br />

Ignacio Mariscal, tiene oportunidad <strong>de</strong><br />

entrevistarse con Porfirio Díaz.


Justo Sierra<br />

γ el caso Dreyfiís<br />

y : —- : —<br />

ERNEST V A UCHA*<br />

L'AURORE<br />

ERNEST VAUCHAM I<br />

Littéraire. Artistique. Socials<br />

LETTRE AU PRESIDENT OE LA RÉPUBLIQUE<br />

Par ÉMILE ZOLA<br />

LETTRE :,;. " ' , ^ r ^ ' E Í V ; : ' : " :<br />

. ¡ ; ^ Χ Λ ^ ί<br />

A M, FÉLIX FAÜRE LETTRE AU PREIDENT DE LA REPUBLIQUE PAR EMILE ZOLA FÉLIX FAÜRE LETTRE AU PREIDENT DE LA REPUBLIQUE PAR EMILE ZOLA F


"Divertirse", esa palabra que al <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> Taine en Viaje<br />

por Italia, <strong>de</strong> 1865, sólo tiene sentido en París, lo tenía<br />

también para el México <strong>de</strong>l siglo xix. Una leyenda dice que<br />

Porfirio Díaz hacía <strong>de</strong>sviar la ruta <strong>de</strong>l ferrocarril para que<br />

pasara a dos metros <strong>de</strong>l "chalet estilo francés" construido<br />

especialmente para su amada Juana Cata. 1<br />

Y en los bailes,<br />

cuando doña Juana "extendía pequeños carnets con los<br />

lápices adjuntos" para que los invitados "pudiesen anotar<br />

<strong>de</strong> antemano las parejas con las que habrían <strong>de</strong> bailar", y<br />

en las cenas se servía "vino importado", 2<br />

¿había dado<br />

comienzo ese indispensable caudillaje <strong>de</strong> "lo francés" en<br />

México?<br />

José Luis Martínez apunta que el afrancesamiento en<br />

México llegó a ser, según las irónicas observaciones <strong>de</strong><br />

Vicente Riva Palacio en Los ceros, \¡n "galicismo <strong>de</strong>mente".<br />

Así que, temporalmente olvidados quedaron zenzontles,<br />

guacamayas y chirimoyas para que en columnas enteras<br />

pulularan:—bouquet en vez <strong>de</strong> ramillete, timbre por sello,<br />

chic en lugar <strong>de</strong> gracia, gusto o garbo, y réverie por ensueño<br />

o <strong>de</strong>lirio. 3<br />

En este jardín lingüístico <strong>de</strong>liciosamente artificial, si<br />

revisamos someramente su historia <strong>de</strong> amor,<br />

comprobaremos que el erotismo <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r, transformado<br />

en el impulso <strong>de</strong> la subordinación, se puso <strong>de</strong> manifiesto<br />

cuando en 1838 Francia <strong>de</strong>claraba la guerra a México. Lo<br />

cual, dicho sea <strong>de</strong> paso, le dio a Santa Anna la oportunidad<br />

<strong>de</strong> recuperar su popularidad a cambio <strong>de</strong> la pérdida <strong>de</strong><br />

una pierna, así como también a los generales Mejía y Urrea<br />

entrar en acuerdos con el ministro plenipotenciario francés<br />

Charles Baudin, para que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la aparición <strong>de</strong>l<br />

cometa Halley, en 1835, la tienda <strong>de</strong> vinos más popular<br />

<strong>de</strong> la Ciudad <strong>de</strong> los Palacios fuera la <strong>de</strong> Gautier et Reynaud.<br />

Hacia 1856, el peligro <strong>de</strong> que Estados Unidos se<br />

inmiscuyera en los asuntos <strong>de</strong> México hizo que Napoleón<br />

III pensara en los Habsburgo, y específicamente en el<br />

archiduque Fernando Maximiliano. En 1861, el con<strong>de</strong><br />

Alphonse Dubois <strong>de</strong> Saligny y el contralmirante Jurien <strong>de</strong><br />

la Graviére, estuvieron al mando <strong>de</strong> la brigada francesa<br />

que <strong>de</strong>sembarcó en México el 8 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1862. Para<br />

el mes <strong>de</strong> marzo, la llegada <strong>de</strong>l con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Lorencez con<br />

refuerzos a Veracruz evi<strong>de</strong>nciaba el interés <strong>de</strong> Napoleón<br />

III <strong>de</strong> intervenir en México.<br />

Y a pesar <strong>de</strong> que las proclamas francesas aseguraban a<br />

los mexicanos que las miras <strong>de</strong> Francia eran "nobles y<br />

generosas", el conflicto armado entre ambos países cobró<br />

intensidad el 19 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1862, cuando se dispararon los<br />

primeros tiros. El 5 <strong>de</strong> mayo, en un histórico combate, el<br />

ejército mexicano venció a las tropas <strong>de</strong> Napoleón III, y un<br />

Porfirio Díaz, <strong>de</strong> 31 años, se volvió noticia <strong>de</strong> primera plana.<br />

Lo cual no evitó que el 10 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1864, Maximiliano<br />

fuera <strong>de</strong>clarado emperador <strong>de</strong> México. Las vicisitu<strong>de</strong>s y<br />

tropiezos que <strong>de</strong>spués siguieron, con el dramático remate<br />

<strong>de</strong> las <strong>de</strong>scargas <strong>de</strong> fusil en el Cerro <strong>de</strong> las Campanas, en<br />

* Fragmento <strong>de</strong>l capítulo "Dreyfus en México. Adiós París" perteneciente<br />

al libro ¿Porqué Dreyfus? El ensayo <strong>de</strong> un crimen, <strong>de</strong> Neda G. <strong>de</strong> Anhalt,<br />

publicado por CONACULTA en la colección Sello Bermejo.<br />

1<br />

Enrique Krauze, Porfirio Díaz. Místico <strong>de</strong> la autoridad. Biografía <strong>de</strong>l<br />

Po<strong>de</strong>r, 1.1, FCE, México, 1987, p. 15.<br />

2<br />

Ibid., pp. 69 70.<br />

3<br />

Citado por José Luis Martínez, en La expresión nacional, Oasis,<br />

xico, 1984, pp. 57 58.<br />

Justo Sierra<br />

1867, ciertamente marco un capitulo nada amoroso entre<br />

el <strong>de</strong>stino y la libertad <strong>de</strong> ambas naciones.<br />

No voy a <strong>de</strong>dicar <strong>de</strong>masiado tiempo a este tema, sólo<br />

diré que el afrancesamiento <strong>de</strong> los mexicanos, como bien lo<br />

explicó Octavio Paz," fue un cosmopolitismo, y Paris era "más<br />

que la capital <strong>de</strong> una nación, el centro <strong>de</strong> una estética". En<br />

efecto, recor<strong>de</strong>mos que Justo Sierra publicó en El<br />

Renacimiento un ensayo sobre Lamartine; José María Roa<br />

Barcena y José Rosas Moreno tradujeron a Victor Hugo, Flores<br />

a Musset y Altamirano un artículo <strong>de</strong> Eugene Cortet. Sin<br />

olvidar que, en 1870, la Sociedad <strong>de</strong> Librepensadores tuvo<br />

como presi<strong>de</strong>nte honorario a Victor Hugo.<br />

Pero en la época en que el affaire Dreyfus dio comienzo y<br />

estuvo en plena efervescencia en un país como Francia, tan<br />

espiritualmente amado por los mexicanos, ¿cómo fue visto<br />

el proceso, por ejemplo, en la Revista Azul? 5<br />

.<br />

No fue visto. Pero, ¿por qué una revista que se consi<strong>de</strong>ra<br />

situada a mitad <strong>de</strong>l camino cronológico <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>rnismo,<br />

y cuyo espacio cultivó una estética literaria o un credo<br />

estético que era el "francesismo", tendría que ocuparse<br />

4<br />

Octavio Paz, Los hijos <strong>de</strong>l limo, Seix Barral, Barcelona, 1974,<br />

130-131.<br />

5<br />

La Revista Azul (18941896) era el suplemento dominical <strong>de</strong>l periódico<br />

El Partido Liberal, <strong>de</strong>l cual Manuel Gutiérrez Nájera era el jefe <strong>de</strong> redacción.<br />

En la Revista Azul ocuparon también puestos: Carlos Díaz Dufóo y Luis G.<br />

Urbina. Otras revistas <strong>de</strong> la época fueron: El Mundo Ilustrado (1894-1899),<br />

El Fígaro (1896-1897), Revista Mo<strong>de</strong>rna (1898-1903), fundada por<br />

Bernardo Couto Castillo y continuada por Jesús E. Valenzuela (<strong>de</strong> 1903 a<br />

1911 se llamó Revista Mo<strong>de</strong>rna <strong>de</strong> México) El Renacimiento (1869; 2a.<br />

época, 1894), dirigida por Ignacio Manuel Altamirano.


<strong>de</strong>l affaire Dreyfus? Porque, en efecto, se hizo <strong>de</strong> la vista<br />

gorda. ¿Les faltó imaginación política a sus fundadores?<br />

¿Y por qué exigirle a escritores cuyas vidas transcurrieron<br />

en la ciudad <strong>de</strong> México -excepto algunas salidas al interior<br />

<strong>de</strong>l país como fue el caso <strong>de</strong> Manuel Gutiérrez Nájera- el<br />

tener que abordar este asunto? ¿Y por qué no, si durante<br />

el mismo mes <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1894 -apenas días antes <strong>de</strong><br />

que irrumpiera el affaire Dreyfus- el Duque Job se aventura<br />

en la información histórica al <strong>de</strong>dicarle un ensayo al<br />

asesinato <strong>de</strong> Sadi Carnot, 6<br />

y Petit Bleu habló <strong>de</strong>l suicidio<br />

<strong>de</strong> Toche, "un vau<strong>de</strong>vilista ingenioso, aplaudido por ese<br />

todo París", 7<br />

o Azul Pálido hizo referencia a la renuncia <strong>de</strong><br />

Casimir-Perrier, 8<br />

y no perdía ocasión para exaltar el 14 <strong>de</strong><br />

julio, no como el día <strong>de</strong> Francia sino "como el día <strong>de</strong> todas<br />

las naciones"?<br />

No es fácil contestar a estas preguntas, porque la<br />

revista, como admitieron sus fundadores, carecía <strong>de</strong> un<br />

programa, y en ella tuvo cabida tanto el azar como la<br />

improvisación. No ha <strong>de</strong> causar extrañeza que en las<br />

páginas <strong>de</strong> estos "espíritus franceses <strong>de</strong>portados a tierra<br />

americana", a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> asomarse "el pabellón claro <strong>de</strong>l<br />

cielo veneciano" y "el reluciente azul <strong>de</strong> los mares<br />

Adriáticos", se divisaran también "por ese balcón abierto"<br />

las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> un incipiente antisemitismo.<br />

La Revista Azul, sin lugar a dudas, encauzó el<br />

movimiento intelectual <strong>de</strong> México. Y para lograrlo fue<br />

menester el ejercicio <strong>de</strong> la crítica que requiere -según<br />

palabras <strong>de</strong> Octavio Paz- inteligencia, carácter y rigor moral.<br />

¿Los hubo?<br />

En sus números se recogen, entre otras, las<br />

traducciones <strong>de</strong> los escritos <strong>de</strong> dos dreyfusistas: Zola y<br />

France, así como también las <strong>de</strong> Musset, Banville, Bourget,<br />

Taine, E. y J. <strong>de</strong> Goncourt, Mendés, Dumas hijo,<br />

Maupassant, Hugo, Verlaine y las <strong>de</strong> los antidreyfusistas:<br />

Dau<strong>de</strong>t, LemaTtre, Déroulé<strong>de</strong> y Coppée. Este último, Fragois<br />

Coppée, fue un activo colaborador <strong>de</strong> la revista.<br />

Es <strong>de</strong> utilidad consignar que entre la copiosa producción<br />

<strong>de</strong> poemas, artículos, crónicas, ensayos, noticias <strong>de</strong>l<br />

momento, páginas frivolas, se insertaba una sección fija<br />

firmada por Petit Bleu y Azul Pálido, y otra sección eventual,<br />

firmada por Monaguillo. Ambos eran seudónimos <strong>de</strong> Carlos<br />

Díaz Dufóo, nacido en Veracruz en 1861, pero radicado<br />

en España <strong>de</strong>s<strong>de</strong> niño. Ya en México, <strong>de</strong>sarrolló una<br />

extensa labor periodística.<br />

Vale la pena <strong>de</strong>tenerse un instante en alguna <strong>de</strong> sus<br />

colaboraciones en la Revista Azul. Aparte <strong>de</strong> revivir La<br />

<strong>de</strong>bacle, Roma y Lour<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> Zola, fue en "De Sobre­<br />

mesa" 9<br />

don<strong>de</strong> Monaguillo, al presentar un proyecto <strong>de</strong><br />

ley <strong>de</strong> "La gran agrupación <strong>de</strong> 'Regeneradores <strong>de</strong> la<br />

Especie Humana', para una nueva repartición <strong>de</strong> la ri­<br />

queza", pon<strong>de</strong>ra al "ilustre Proudhon", y se hace eco <strong>de</strong><br />

El Eco francés, al lanzar una clásica diatriba antisemita,<br />

protestando...<br />

6<br />

El Duque Job, "La muerte <strong>de</strong> Sadi Carnot", Revista Azul, edición<br />

facsimilar, <strong>Dirección</strong> <strong>de</strong> Literatura, Coordinación <strong>de</strong> Difusión Cultural,<br />

UNAM, México, 1988, t. I, pp. 129-131.<br />

7<br />

Petit Bleu Ibid. p. 276.<br />

8<br />

Azul Pálido. Ibid., p. 196.<br />

9<br />

Monaguillo, en Revista Azul, op. cit., t. V, p. 156. Cursivas <strong>de</strong>l<br />

original.<br />

contra los Hirchs, los Rotschilds (sic) los Ephrusy, los Laffite,<br />

los Van<strong>de</strong>rbild (sic), los gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong>tentores <strong>de</strong>l dinero <strong>de</strong> los<br />

pobres, los inicuos secuestradores <strong>de</strong> la riqueza, a quienes<br />

es preciso castigar <strong>de</strong>l horrible <strong>de</strong>lito <strong>de</strong> haber atesorado<br />

pieza tras pieza algunos miles <strong>de</strong> millones, al lado <strong>de</strong> una<br />

población que vive en la más espantosa miseria.<br />

En "Páginas nuevas", 10<br />

al difundirse un capítulo <strong>de</strong> la<br />

novela Juanita la Larga <strong>de</strong> Juan Valera, recupero un párrafo:<br />

Debemos advertir que estos judíos o herejes, tan elegantes<br />

en el vestir, gastaban ciertas espantosas carátulas, con<br />

enormes narices a veces como berenjenas, amoratadas y<br />

llenas <strong>de</strong> verrugas, porque los judíos <strong>de</strong> los tiempos antiguos<br />

eran más feos que los <strong>de</strong> ahora, si bien entonces tenían la<br />

mar <strong>de</strong> dinero cuando se vestían con tanto lujo.<br />

Antes <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que ésas son las palabras o las i<strong>de</strong>as<br />

<strong>de</strong> un escritor español y no las <strong>de</strong> un mexicano, y que una<br />

revista no es responsable <strong>de</strong> lo que dicen otros, quizá no<br />

sea inútil reparar, páginas más a<strong>de</strong>lante, en la aportación<br />

<strong>de</strong> Díaz Dufóo; con una falta <strong>de</strong> rigor critico -y ése fue su<br />

pecado- se <strong>de</strong>shace en elogios hacia la obra <strong>de</strong> Valera.<br />

"Nada más garrido, nada más fragante, nada más fresco<br />

que esta <strong>de</strong>liciosa humorada". 11<br />

¿Fue asombroso que Díaz Dufóo no tuviese la<br />

perspicacia <strong>de</strong> rechazar un antisemitismo tan ramplón?<br />

Como dijo el Duque Job, "al pie <strong>de</strong> la escalera": "¡Oh... no<br />

es perfecta la naturaleza humana!"<br />

Este tema merecería un largo ensayo. Estamos lejos<br />

<strong>de</strong> suponer que estos capítulos en la Revista Azul<br />

comprendan todas y cada una <strong>de</strong> las manifestaciones<br />

antisemitas <strong>de</strong> la época. A medida que se reflexiona sobre<br />

este asunto, se hace evi<strong>de</strong>nte un estudio al respecto.<br />

Curiosamente, la Revista Mo<strong>de</strong>rna, 12<br />

que entre sus<br />

colaboradores franceses contaba con Maurice Barres, 13<br />

tendrá en la voz <strong>de</strong>l peruano José Santos Chocano, con<br />

su "Canto a Emilio Zola", 14<br />

una mención acerca <strong>de</strong> Dreyfus.<br />

Ésta hace surgir a Zola "como un fénix <strong>de</strong> amor sobre los<br />

odios". Al mismo tiempo que lo compara con Cristo: "No<br />

importa que te insulte la ignorancia/<strong>de</strong>l populacho que a<br />

tus pies vocea:/ tú eres la libre y justiciera Francia, / eres<br />

la Humanidad, eres la I<strong>de</strong>a! / Los que te <strong>de</strong>ben coronar<br />

<strong>de</strong> rosas / te coronan <strong>de</strong> espinas..." Y Chocano finaliza<br />

su canto reconociendo a Zola como "...-Francia hecha<br />

hombre,/ hombre que salvas el honor <strong>de</strong> Francia/[ ...] Y<br />

ya no sueñes en mayor altura, /porque la única cumbre<br />

eres tú mismo".<br />

Pero, entonces, ¿quién fue el intelectual mexicano que<br />

se ocupó <strong>de</strong>l affaire Dreyfus?<br />

10<br />

"Páginas nuevas", un capítulo <strong>de</strong> Juanita la Larga, "la última novela<br />

<strong>de</strong> D. Juan Valera", en Revista Azul, op. cit, t. IV, pp. 262-264.<br />

11<br />

Carlos Díaz Dufóo, "Lecturas", op.clt., t.v. pp. 271-273. Cursivas<br />

<strong>de</strong>l original<br />

" Revista Mo<strong>de</strong>rna, edición facsimilar, vols. I al VII, <strong>Dirección</strong> <strong>de</strong><br />

Literatura, Coordinación <strong>de</strong> Difusión Cultural, UNAM, México, 1987 (<strong>de</strong><br />

1898 a 1903, y <strong>de</strong> 1903 a 1911 se llamó Revista Mo<strong>de</strong>rna <strong>de</strong> México<br />

en su segunda etapa).<br />

13<br />

Ibid., vol. VI, pp. 91-93 y 126-129.<br />

14<br />

Ibid., vols. I y II, pp. 135-136.


Creo, con todo, que no es difícil adivinar que sería un<br />

magistrado <strong>de</strong> la Suprema Corte, el representante <strong>de</strong> la<br />

Aca<strong>de</strong>mia Mexicana <strong>de</strong> Jurispru<strong>de</strong>ncia, y <strong>de</strong> la Sociedad<br />

Mexicana <strong>de</strong> Geografía y Estadística, el poeta por cuya<br />

iniciativa se promulgaría la ley que crea la Universidad<br />

<strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> México, el que fue secretario <strong>de</strong> Instrucción<br />

Pública y Bellas Artes, así como ministro plenipotenciario<br />

<strong>de</strong> México en España, Justo Sierra (Campeche 1848-<br />

Madrid 1912); el que fuera el hombre sensible, observador<br />

profundo, quien no sólo siguió paso a paso los pormenores<br />

<strong>de</strong>l affaire y percibió con agu<strong>de</strong>za muchas <strong>de</strong> sus facetas,<br />

sino que se convirtió en su gran cronista.<br />

El "científico", con su prosa clara y rápida, vio mejor y<br />

más lejos que algunos mo<strong>de</strong>rnistas. Sería otro colaborador<br />

<strong>de</strong> la Revista Azul y <strong>de</strong> la Revista Mo<strong>de</strong>rna, José Juan<br />

Tablada, quien rompería posteriormente con el<br />

mo<strong>de</strong>rnismo, y que para Octavio Paz es "uno <strong>de</strong> los padres<br />

<strong>de</strong> la poesía contemporánea <strong>de</strong> la lengua española", 16<br />

quien celebrará abiertamente la aventura espiritual que<br />

significó la liberación <strong>de</strong>l capitán Dreyfus.<br />

Recor<strong>de</strong>mos que cuando Alfred Dreyfus fue sentenciado,<br />

por traición, a ca<strong>de</strong>na perpetua, Georges Clémenceau se<br />

lamentaba <strong>de</strong> que un crimen <strong>de</strong> esa índole no se castigara<br />

con la pena <strong>de</strong> muerte. En la Cámara <strong>de</strong> Francia, el<br />

diputado Jean Jaurés sostuvo también la necesidad "<strong>de</strong><br />

fusilar al traidor". 16<br />

Justo Sierra no llegó a tales extremos, aunque al<br />

comienzo sus opiniones no eran esencialmente distintas<br />

<strong>de</strong> las que se habían oído antes en Francia, pues pensó<br />

que "este enervante asunto Dreyfus, l'affaire, está<br />

con<strong>de</strong>nado a apagarse <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> poco tiempo". Estuvo<br />

consciente, sí, <strong>de</strong> que el affaire <strong>de</strong>jaría "muchos y muy<br />

largos rastros <strong>de</strong> pasión y odio", porque su pensamiento<br />

político no pudo ignorar ciertas realida<strong>de</strong>s. Pero ni Justo<br />

Sierra ni nadie en aquel momento pudo imaginarse que<br />

<strong>de</strong> este proceso saldría una revolución nacida <strong>de</strong>l combate<br />

<strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as; y que antiguas jerarquías <strong>de</strong> cariño serían<br />

<strong>de</strong>rribadas como fin <strong>de</strong> una época. Ni Clémenceau ni<br />

Jaurés, como tampoco el propio Sierra o Tablada,<br />

sospecharon que sus voces terminarían por resonar en<br />

<strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> Dreyfus.<br />

El affaire terminó por seducir la sensibilidad <strong>de</strong> ambos<br />

poetas mexicanos, pero también sus pensamientos. A<br />

Justo Sierra, primero le surgió la duda; <strong>de</strong>spués la<br />

<strong>de</strong>sconfianza, y con ella el análisis; y <strong>de</strong> ese crescendo<br />

<strong>de</strong> sospechas y recelos que es un diminuendo, se instaló<br />

la-certeza <strong>de</strong> la inocencia <strong>de</strong>l capitán Dreyfus.<br />

Justo Sierra nos <strong>de</strong>jó como valiosa herencia una<br />

elocuentísima crónica histórica, social y política acerca<br />

<strong>de</strong> este affaire. Es una pena no po<strong>de</strong>r reproducir íntegros<br />

los cientos <strong>de</strong> páginas <strong>de</strong> su interminable muestrario <strong>de</strong><br />

i<strong>de</strong>as, ya que revelan <strong>de</strong>sconocidos aspectos <strong>de</strong> su<br />

personalidad. Hay momentos en que las reflexiones lo<br />

enfrentan con el fenómeno <strong>de</strong>l parlamentarismo y la<br />

República; hay otros, en que analiza el porvenir <strong>de</strong> la<br />

prensa, y <strong>de</strong>plora la retórica <strong>de</strong> los intolerantes; todo ello<br />

15<br />

Octavio Paz, Las peras <strong>de</strong>l olmo, Biblioteca Breve <strong>de</strong> Bolsillo, Seix-<br />

Barral, Barcelona, 1974, p. 54.<br />

16<br />

Esta actitud <strong>de</strong> Jaurés, como veremos en "Dreyfus en México", se<br />

encuentra, precisamente, en el extremo contrario.<br />

Manuel Gutiérrez Nájera<br />

lo incita a recorrer caminos que se bifurcan para sostener<br />

un diálogo consigo mismo y con el affaire.<br />

Con el paso <strong>de</strong>l tiempo, a medida que las máscaras<br />

fueron cayendo y quedó <strong>de</strong>snuda la realidad histórica <strong>de</strong><br />

este proceso, Justo Sierra tuvo el valor <strong>de</strong> rectificar. En<br />

palabras <strong>de</strong> Octavio Paz, practicó "la moral <strong>de</strong>l honor". Su<br />

acierto mayor fue no olvidar al ser humano concreto -<br />

llámese Zola, Picquart o Lucie Dreyfus- para, en su lugar,<br />

exaltar la i<strong>de</strong>ología política <strong>de</strong>l Estado.<br />

Al consignar todos y cada uno <strong>de</strong> los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong>l affaire,<br />

el hombre <strong>de</strong> letras vio con luci<strong>de</strong>z que aquél era una<br />

cárcel-laboratorio <strong>de</strong> intrigas e injusticias.<br />

Veamos algunas <strong>de</strong> estas páginas <strong>de</strong> Justo Sierra, 17<br />

que aparecieron publicadas en la revista mexicana El<br />

Mundo Ilustrado:<br />

A mi modo <strong>de</strong> ver, equivocado tal vez, pero no puedo tener<br />

otros ojos que los míos, hay en el fondo <strong>de</strong> esta batalla una<br />

cuestión religiosa; la hay en el fondo <strong>de</strong> todas las<br />

conmociones sociales. 18<br />

A mi modo <strong>de</strong> ver, que espero no sea el equivocado, Justo<br />

Sierra apunta aquí una característica <strong>de</strong>l siglo xrx, consi<strong>de</strong>rada<br />

la gran época <strong>de</strong> las teorías raciales pseudocientíAcas. Los<br />

franceses habían popularizado los <strong>de</strong>scubrimientos <strong>de</strong> los<br />

filólogos alemanes que al investigar los orígenes <strong>de</strong>l lenguaje<br />

distinguieron entre los pueblos arios o indoeuropeos, con sus<br />

raíces en el sánscrito, y los pueblos semitas, con sus raíces en<br />

17<br />

Justo Sierra, El Exterior. Revistas políticas y literarias, UNAM,<br />

México, 1948, Obras Completas <strong>de</strong>l Maestro Justo Sierra, t. VII. Todas<br />

las citas provienen <strong>de</strong> este libro.<br />

la<br />

lbíd., p. 31.


el grupo hebreo <strong>de</strong> las lenguas. El problema fue que en el proceso<br />

<strong>de</strong> estos <strong>de</strong>scubrimientos se confundieron el idioma con la raza.<br />

Sin consi<strong>de</strong>rar que el concepto <strong>de</strong> "raza" no adquirió claridad<br />

antes <strong>de</strong> las primeras décadas <strong>de</strong>l siglo xx. Es sobre este<br />

trasfondo <strong>de</strong> confusión y división al que hace referencia Justo<br />

Sierra. La "cuestión religiosa", entonces, se convierte en un<br />

amplio saco que albergaba hebreos, cristianos, filosemitas,<br />

judíos laicos, clero católico, asuncionistas, protestantes,<br />

francmasones, monárquicos, republicanos y anarquistas .<br />

...unos empuñan la bocina épica <strong>de</strong> un Baudry d'Asson o <strong>de</strong> un<br />

Drumont cualquiera y exclaman: se nos quiere entregar a los<br />

judíos, se quiere convertir a Francia en un nuevo Cristo y crucificarla<br />

en el Calvario <strong>de</strong>l dinero; estos liberales, estos intelectuales,<br />

que son capaces <strong>de</strong> discutir sobre la luz increada en los momentos<br />

en que los turcos se apo<strong>de</strong>ran <strong>de</strong> Constantinopla (palabras <strong>de</strong>l<br />

general Mercier, que ignoraba, sin duda, cómo se había <strong>de</strong>fendido<br />

Constantinopla), quieren disolver el ejército, último santuario <strong>de</strong>l<br />

i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> honor <strong>de</strong> nuestros ancestros gloriosos, para ponerlo<br />

todo a los pies <strong>de</strong> la francmasoneria judía <strong>de</strong> los alemanes y los<br />

franceses. Va<strong>de</strong> retro, en nombre <strong>de</strong> la patria y <strong>de</strong> Cristo (que,<br />

sin embargo, era judío). 19<br />

Sin rechazar la creencia fundamental <strong>de</strong>l cristianismo para<br />

el advenimiento <strong>de</strong>l "Hijo <strong>de</strong>l hombre", esta exegesis<br />

humanitaria <strong>de</strong> Jesús -no exenta <strong>de</strong> fina ironía y sentido <strong>de</strong>l<br />

humor-finca la construcción <strong>de</strong> la sociedad judaica, no tanto<br />

a favor <strong>de</strong> un neocristianismo, sino a favor <strong>de</strong> un<br />

humanitarismo laico. En cierto modo, Justo Sierra buscó la<br />

fórmula <strong>de</strong> una supremacía <strong>de</strong> lo espiritual y colocó a ésta<br />

por encima <strong>de</strong> la voluntad humana, para hacer coincidir al<br />

judaismo y al cristianismo en una doctrina explícita <strong>de</strong> la<br />

libertad. No se trata <strong>de</strong> que el Nuevo Testamento reemplace<br />

al Antiguo, sino <strong>de</strong> señalar con la figura <strong>de</strong> Jesús la magnitud<br />

<strong>de</strong> la <strong>de</strong>uda que el cristianismo ha contraído con el judaismo.<br />

Una ocasión, en la Cámara Alta <strong>de</strong>l Reino Unido, Disraeli, que<br />

no era todavía lord Beaconsfield, pero que ya era el lea<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />

los conservadores ingleses, <strong>de</strong>cía a lord Ellensborough, que<br />

reprochaba a los torys su obediencia a un judío: "que el noble<br />

lord no se alarme por eso: hace dieciocho siglos que la<br />

humanidad cristiana está arrodillada a los pies <strong>de</strong> un judío". 20<br />

Con ciertos personajes <strong>de</strong>l Estado Mayor francés y<br />

especialmente con la prensa, Justo Sierra se mostró<br />

implacable. No podía ser <strong>de</strong> otro modo, porque dicha prensa,<br />

aliada al po<strong>de</strong>r militar y al civil, había falseado la verdad <strong>de</strong>l<br />

pueblo. Así pues, este historiador, convertido en el gran analista<br />

<strong>de</strong>l proceso Dreyfus, se transformó en precursor y en una<br />

profunda conciencia <strong>de</strong> su época. Un estilo recargado <strong>de</strong><br />

adjetivaciones le sirve para atacar a las lacras <strong>de</strong>l periodismo:<br />

Debajo <strong>de</strong> estos portavoces (sic) <strong>de</strong> los hierofantes está la chusma<br />

<strong>de</strong> cierta prensa, la más frenética, la más procaz, la más<br />

<strong>de</strong>sesperadamente <strong>de</strong>spreciable, la más irredimiblemente abyecta<br />

que pueda imaginarse. Esta prensa que se bate sin una sola razón,<br />

sin una sola ¡<strong>de</strong>a, sin un solo sentimiento nacido una línea más<br />

arriba <strong>de</strong>l bolsillo, por el miserable céntimo que cae <strong>de</strong> manos <strong>de</strong>l<br />

1 9<br />

ID«., p. 32.<br />

2 0<br />

í<strong>de</strong>m.<br />

noble, <strong>de</strong>l burgués, <strong>de</strong>l obrero, <strong>de</strong>l vagabundo, <strong>de</strong> todos cuantos<br />

forman el populacho moral que hierve en el fondo <strong>de</strong> nuestra<br />

civilización, ávido <strong>de</strong> escándalo [...] esta prensa, cuyo más conspicuo<br />

representante es el furibundo <strong>de</strong>magogo "mistificador" H.<br />

Rochefort, el que llamaba a diario a Jules Ferry, acusado <strong>de</strong>l <strong>de</strong>lito<br />

<strong>de</strong> crear un imperio colonial a la patria francesa y un porvenir<br />

alfabético a la <strong>de</strong>mocracia francesa, ladrón, traidor, asesino,<br />

troppman y otros horrores <strong>de</strong> este jaez; esta prensa, enfermedad<br />

parasitaria <strong>de</strong> la literatura, hongo que tien<strong>de</strong> a producir en el<br />

organismo social la fermentación pútrida, es la que con el nombre<br />

<strong>de</strong> "cuarto po<strong>de</strong>r" preten<strong>de</strong> señorearse por el terror <strong>de</strong> Francia y<br />

<strong>de</strong>l mundo. Y he allí el más grave problema <strong>de</strong>l siglo xx. 21<br />

Justo Sierra hace a un lado el aspecto jurídico <strong>de</strong>l asunto<br />

para basarse en las <strong>de</strong>claraciones ante la Corte <strong>de</strong><br />

Casación, publicadas por Le Figaro. Su primera conclusión<br />

es que el memorando, pieza aducida legalmente ante e<br />

<strong>Consejo</strong> <strong>de</strong> Guerra y convertida en base <strong>de</strong> la con<strong>de</strong>nación<br />

<strong>de</strong> Dreyfus, no es "obra <strong>de</strong>l con<strong>de</strong>nado <strong>de</strong> la Isla <strong>de</strong>l Diablo"<br />

A pesar <strong>de</strong> que dos peritos afirmen lo contrario y entre<br />

ellos esté el famoso Bertillon, Justo Sierra sabe que e<br />

memorando no pudo ser <strong>de</strong> la autoría <strong>de</strong> Dreyfus, y sí <strong>de</strong><br />

Walsin-Esterhazy, por las peculiarida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la letra, por la clase<br />

<strong>de</strong> papel igual al que en esos mismos días usaba Esterhazy<br />

Entre los peritos favorables a Dreyfus estaban los<br />

directores <strong>de</strong> L' École <strong>de</strong> Chartes, que para Justo Sierra<br />

eran <strong>de</strong> "intachable reputación". En suma, concluye este<br />

jurisconsulto, "el valor probante <strong>de</strong>l memorando es nulo"<br />

Al repasar los orígenes <strong>de</strong>l proceso, Justo Sierra indaga<br />

ensaya y analiza las confesiones <strong>de</strong>l reo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su<br />

<strong>de</strong>gradación. Asimismo, cuando Dreyfus afirma su inocencia<br />

al capitán Lebrun Renaud, Justo Sierra, que se alimenta <strong>de</strong><br />

diferentes discursos, menciona <strong>de</strong> modo específico la falsa<br />

confesión <strong>de</strong>l guardia judicial. No la toma en cuenta, ya que<br />

está contradicha por cuantos afirman que el capitán Lebrun<br />

Renaud "no habló nada <strong>de</strong> la tal confesión y aun la <strong>de</strong>smintió<br />

confi<strong>de</strong>ncialmente".<br />

Una manera <strong>de</strong> plantear dudas en el ánimo <strong>de</strong> sus lectores<br />

es traer a colación las <strong>de</strong>claraciones <strong>de</strong>l comandante Forzinetti,<br />

primer carcelero <strong>de</strong> Dreyfus, las cuales consi<strong>de</strong>ra "impor­<br />

tantísimas".<br />

Consciente <strong>de</strong> que la legitimidad <strong>de</strong> sus pronunciamientos<br />

constituye su opinión propia, al mencionar el expediente<br />

secreto <strong>de</strong>l Ministerio <strong>de</strong> Guerra, nuestro francotirador<br />

imprime civismo a sus conclusiones cuando afirma que las<br />

pruebas han sido sostenidas "con más calor que convicción"<br />

por los señores Cavaignac, Billot, Mercier, Gonse.<br />

El autor <strong>de</strong> Catecismo <strong>de</strong> la historia patria <strong>de</strong>sconfía <strong>de</strong> la<br />

figura emblemática <strong>de</strong>l oficialismo francés y al articular su<br />

discurso recupera una <strong>de</strong>claración <strong>de</strong>l reconocido<br />

antidreyfusista Cuignet, como testigo clave para <strong>de</strong>moler al<br />

oficial <strong>de</strong> Estado Mayor Du Paty <strong>de</strong> Clam, a quien acusa <strong>de</strong><br />

"todas las intrigas, falsificaciones y frau<strong>de</strong>s que ha habido<br />

en este asunto", para insertar una <strong>de</strong>fensa que transgre<strong>de</strong><br />

los bor<strong>de</strong>s mismos <strong>de</strong> la injusticia:<br />

En suma, las presunciones se contradicen, se neutralizan; no<br />

pue<strong>de</strong>n, por en<strong>de</strong>, ser tomadas en consi<strong>de</strong>ración. Y eso (he aquí<br />

lo terrible) que no se ha oído al sentenciado, que no se han<br />

21<br />

/oíd., p. 33.


<strong>de</strong>batido con él los datos que le son contrarios, que la <strong>de</strong>liberación<br />

se verificará en ausencia suya, y que si esto, en rigor, no es ilegal<br />

en la substanciación <strong>de</strong>l recurso <strong>de</strong> revisión, es in<strong>de</strong>bido y cruel. 22<br />

Justo Sierra hizo <strong>de</strong>l proceso Dreyfus la metáfora central<br />

<strong>de</strong> toda una noción <strong>de</strong> injusticia. Si la mayoría <strong>de</strong> sus<br />

observaciones son personales, veamos cómo en otras<br />

ocasiones el sujeto es colectivo. Por ejemplo, cuando habla<br />

<strong>de</strong>l prestigio <strong>de</strong> la justicia francesa empeñado en este asunto<br />

a la vista <strong>de</strong>l mundo civilizado, a pesar <strong>de</strong> que consi<strong>de</strong>ra que<br />

el caso es "dificilísimo"; quiere creer que los hombres sensatos<br />

<strong>de</strong> Francia han protestado inclinarse ante el fallo <strong>de</strong>l tribunal,<br />

"sea cual fuere".<br />

Filósofo <strong>de</strong>l liberalismo y convencido <strong>de</strong> que el tiempo<br />

obraría a favor <strong>de</strong> Dreyfus, Justo Sierra legitimaba Ingenuamente<br />

su <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> que la revisión <strong>de</strong>l proceso pasase<br />

a ser una realidad. De tomar tal <strong>de</strong>seo al pie <strong>de</strong> la letra, se<br />

tendría que concluir que el tiempo no era necesariamente el<br />

auxiliar <strong>de</strong> la razón, cuando lo que estaba en juego era un<br />

combate por el po<strong>de</strong>r entre intereses enemigos.<br />

José Juan Tablada<br />

En el fondo, no fue sólo la soberanía <strong>de</strong> la verdad y la<br />

justicia <strong>de</strong> lo que se trataba; era la <strong>de</strong> la victoria <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho<br />

<strong>de</strong> la fuerza en el <strong>de</strong>spotismo más absoluto <strong>de</strong>l Estado<br />

Mayor francés.<br />

Todo parece en Francia encaminarse al resultado que muchos,<br />

yo el último, habíamos anunciado; habrá revisión <strong>de</strong>l proceso<br />

Dreyfus; un tribunal <strong>de</strong> guerra engañado lo con<strong>de</strong>nó; otro tribunal<br />

<strong>de</strong> guerra <strong>de</strong>be absolverlo. Nos atrevemos a <strong>de</strong>cir esto, porque<br />

fuera <strong>de</strong> Francia, fuera <strong>de</strong> las preocupaciones y las pasiones <strong>de</strong><br />

Francia, la inmensa mayoría <strong>de</strong> cuantos han estudiado los<br />

elementos principales <strong>de</strong> este asunto ha llegado a esta conclusión:<br />

Dreyfus no es culpable <strong>de</strong>l <strong>de</strong>lito <strong>de</strong> alta traición. Y nadie fuera <strong>de</strong><br />

Francia ha creído que el honor <strong>de</strong>l ejército francés estuvie<br />

i<strong>de</strong>ntificado con la no revisión <strong>de</strong>l proceso, nadie. 23<br />

Esta última frase muestra bien que Justo Sierra está<br />

convencido <strong>de</strong> que el país here<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> una revolución como<br />

la francesa tenía el verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> implantar el imperio<br />

<strong>de</strong> la ley moral.<br />

23<br />

Ibid., p. 41.


EMILE ZOLA<br />

¡YO ACUSO...!<br />

CARTA DE ÉMILE ZOLA<br />

A FÉLIX FAURE<br />

Señor Presi<strong>de</strong>nte:<br />

¿Me permite usted, en gratitud por la amable acogida que<br />

un día me brindó, asumir el cuidado <strong>de</strong> su justa gloria al<br />

<strong>de</strong>cirle que su estrella, tan feliz hasta ahora, está<br />

amenazada por la más vergonzosa y la más imborrable <strong>de</strong><br />

las manchas?<br />

Usted ha salido incólume <strong>de</strong> las más bajas calumnias;<br />

ha conquistado los corazones <strong>de</strong> la gente. Aparece radiante<br />

en la apoteosis <strong>de</strong> esta fiesta patriótica que la alianza<br />

rusa ha significado para Francia, y se prepara para presidir<br />

en solemne triunfo nuestra Exposición Universal, que<br />

coronará nuestro gran siglo <strong>de</strong> trabajo, verdad y libertad.<br />

Mas qué mancha <strong>de</strong> lodo sobre su nombre -iba a <strong>de</strong>cir<br />

sobre su mandato-con este abominable proceso Dreyfus.<br />

Un consejo <strong>de</strong> guerra acaba, por or<strong>de</strong>n superior, <strong>de</strong><br />

atreverse a sobreseer a un Esterhazy, lo cual es una afrenta<br />

suprema a toda justicia. Y esto ha terminado; Francia<br />

ostenta sobre su mejilla esta mancha, y la historia escribirá<br />

que este crimen social pudo cometerse bajo su<br />

presi<strong>de</strong>ncia.<br />

Puesto que ellos se han atrevido, yo me atreveré<br />

también. Diré la verdad, porque he prometido <strong>de</strong>cirla, aun<br />

si la justicia regularmente organizada no la presentaba<br />

plena y total. Mi <strong>de</strong>ber es hablar; no quiero ser cómplice.<br />

Mis noches serían obsedidas por el espectro <strong>de</strong>l inocente<br />

que expía, allá en el <strong>de</strong>stierro, la más humillante <strong>de</strong> las<br />

torturas: un crimen que no ha cometido.<br />

Y es a usted, señor presi<strong>de</strong>nte, a quien le gritaré esta<br />

verdad con toda la fuerza <strong>de</strong> mi rebeldía <strong>de</strong> hombre<br />

honesto. Para su honor, estoy convencido <strong>de</strong> que la<br />

<strong>de</strong>sconoce. ¿Y a quién <strong>de</strong>nunciaría la turba dañina <strong>de</strong><br />

verda<strong>de</strong>ros culpables, si no a usted, el primer magistrado<br />

<strong>de</strong>l país?<br />

Por principio, la verdad sobre el proceso y sobre la<br />

con<strong>de</strong>na <strong>de</strong> Dreyfus.<br />

Un hombre nefasto lo ha conducido todo, lo ha hecho todo;<br />

es el teniente coronel Du Paty <strong>de</strong> Clam, entonces simple<br />

comandante. Él es el caso Dreyfus en síntesis; no se le<br />

conocerá sino cuando una investigación leal haya establecido<br />

con claridad sus actos y sus responsabilida<strong>de</strong>s. Aparece como<br />

el espíritu más confuso, el más enredoso, habitado <strong>de</strong> intrigas<br />

* Traducción <strong>de</strong> Nedda G. <strong>de</strong> Anhalt publicada como Apéndice I, en su<br />

libro ¿Por qué Dreyfus? El ensayo <strong>de</strong> un crimen, reproducida con su autorización.<br />

novelescas, que se complace usando los medios <strong>de</strong> los<br />

folletines por entrega, los papeles robados, las cartas<br />

anónimas, las citas en los lugares <strong>de</strong>siertos, las mujeres<br />

misteriosas que producen, <strong>de</strong> noche, pruebas abrumadoras.<br />

Es él quien imagina dictar el memorando a Dreyfus; el que<br />

soñó estudiarlo en una habitación recubierta por entero <strong>de</strong><br />

espejos; es él a quien el comandante Forzinetti nos representa<br />

armado <strong>de</strong> una linterna sorda y preten<strong>de</strong> hacerse introducir<br />

cerca <strong>de</strong>l acusado dormido para proyectar sobre su rostro un<br />

brusco haz <strong>de</strong> luz y <strong>de</strong>scubrir así su crimen, en la sorpresa <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>spertar. Y no tengo que <strong>de</strong>cirlo todo, que se busque y se<br />

encontrará. Declaro simplemente que el comandante Du Paty<br />

<strong>de</strong> Clam, encargado <strong>de</strong> instruir el proceso Dreyfus, como oficial<br />

judicial es, en el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> las fechas y responsabilida<strong>de</strong>s, el<br />

primer culpable <strong>de</strong>l repulsivo error judicial que se ha cometido.<br />

El memorando se hallaba <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> algún tiempo en<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l coronel Sandherr, director <strong>de</strong> la Oficina <strong>de</strong><br />

Informaciones, quien murió más tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> parálisis general.<br />

Las "fugas" tuvieron lugar; <strong>de</strong>saparecían papeles como<br />

<strong>de</strong>saparecen en el presente, y el autor <strong>de</strong>l memorando<br />

era investigado, y un a priori se perfiló poco a poco, según<br />

el cual, tal autor no podía ser más que un oficial <strong>de</strong>l Estado<br />

Mayor y un oficial <strong>de</strong> artillería: doble error manifiesto, que<br />

muestra con qué espíritu superficial se había estudiado<br />

ese memorando, pues un examen razonado <strong>de</strong>muestra<br />

que no podía tratarse sino <strong>de</strong> un oficial <strong>de</strong> tropa.<br />

En consecuencia, se buscaba en la casa misma, se<br />

examinaban los escritos; parecía un problema <strong>de</strong> familia,<br />

es <strong>de</strong>cir, sorpren<strong>de</strong>r a un traidor en las oficinas mismas<br />

para expulsarlo. Y sin que se pretenda aquí recrear una<br />

historia conocida en parte, entra en escena el comandante<br />

Du Paty <strong>de</strong> Clam, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que una primera sospecha recae<br />

sobre Dreyfus. A partir <strong>de</strong> ese momento él es quien ha<br />

inventado a Dreyfus; que se ha empeñado en confundir al<br />

traidor, conducirlo a confesiones completas. Hay otros<br />

personajes: el ministro <strong>de</strong> Guerra, general Mercíer, cuya<br />

inteligencia sufre <strong>de</strong> mediocridad, el jefe <strong>de</strong>l Estado Mayor,<br />

general De Bois<strong>de</strong>ffre, que había cedido a su pasión<br />

clerical, el subjefe <strong>de</strong>l Estado Mayor, general Gonse, cuya<br />

conciencia pudo adaptarse a muchas cosas. Pero, en el<br />

fondo no existe en principio más que el comandante Du<br />

Paty <strong>de</strong> Clam, quien los dirige a todos, los hipnotiza, pues<br />

él también se ocupa <strong>de</strong> espiritismo, ocultismo y conversa<br />

con los espíritus. Imposible concebir las experiencias a<br />

las que ha sometido al <strong>de</strong>sventurado Dreyfus; las trampas<br />

en las cuales ha querido hacerlo caer, las investigaciones


<strong>de</strong>scabelladas, las imaginaciones monstruosas: toda una<br />

<strong>de</strong>mencia torturante.<br />

¡Ah, ese primer proceso! Es una pesadilla para quien lo<br />

conoce en sus verda<strong>de</strong>ros <strong>de</strong>talles. El comandante Du<br />

Paty <strong>de</strong> Clam arresta a Dreyfus, lo incomunica. Corre a la<br />

casa <strong>de</strong> la señora Dreyfus, la aterroriza, diciéndole que,<br />

si habla, su marido está perdido. Durante esa época, el<br />

infeliz se <strong>de</strong>strozaba las carnes, aullando su inocencia. Y<br />

la instrucción se ha hecho como en una crónica <strong>de</strong>l siglo<br />

xv, en medio <strong>de</strong>l misterio, con una complicación <strong>de</strong><br />

expedientes bárbaros, todo basado sobre un solo cargo<br />

infantil, ese memorando imbécil, que no era solamente<br />

una traición vulgar, que era también el más impúdico <strong>de</strong><br />

los escamoteos, pues los famosos secretos <strong>de</strong>scubiertos<br />

carecían todos <strong>de</strong> valor. Si insisto es porque el origen<br />

está aquí, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> va a surgir más tar<strong>de</strong> el verda<strong>de</strong>ro<br />

crimen, la espantosa <strong>de</strong>negación <strong>de</strong> justicia <strong>de</strong> la que<br />

Francia está enferma. Quisiera señalar cómo el error<br />

judicial ha podido ser posible, cómo ha nacido <strong>de</strong> las<br />

maquinaciones <strong>de</strong>l comandante Du Paty <strong>de</strong> Clam, cómo<br />

el general Mercier, los generales De Bois<strong>de</strong>ffre y Gonse<br />

han podido <strong>de</strong>jarse sorpren<strong>de</strong>r, comprometer poco a poco<br />

su responsabilidad en este error, que han creído <strong>de</strong>ber<br />

imponer, más tar<strong>de</strong>, como la verdad santa, una verdad<br />

que aún no se discute. Al principio, pues, no hay, <strong>de</strong> su<br />

parte, más que incuria y torpeza. A lo sumo, consienten<br />

en ce<strong>de</strong>r a las pasiones religiosas <strong>de</strong>l medio y a los<br />

prejuicios <strong>de</strong>l espíritu <strong>de</strong> cuerpo. Han permitido que se<br />

formara esta infamia.<br />

Pero he aquí a Dreyfus ante el <strong>Consejo</strong> <strong>de</strong> Guerra. Se exige<br />

el aislamiento más absoluto. Un traidor habría abierto la<br />

frontera al enemigo para conducir al emperador alemán hasta<br />

Notre-Dame, si no se tomaban las medidas <strong>de</strong> silencio y <strong>de</strong><br />

misterio más estrictas. La nación ha sido conmovida por el<br />

estupor, se murmuran hechos terribles, traiciones monstruosas<br />

que indignan a la Historia, y como es natural, la nación se<br />

inclina. No existe castigo bastante severo; ella aplaudirá la<br />

<strong>de</strong>gradación pública, querrá que el culpable permanezca atado<br />

a su roca <strong>de</strong> infamia, <strong>de</strong>vorado por los remordimientos. ¿Será<br />

verdad todo lo in<strong>de</strong>cible, lo peligroso, capaz <strong>de</strong> arrojar a Europa<br />

en llamas que se ha <strong>de</strong>bido enterrar cuidadosamente <strong>de</strong>trás<br />

<strong>de</strong> las puertas cerradas <strong>de</strong>l proceso? ¡No! No ha habido allí<br />

más que las imaginaciones novelescas y <strong>de</strong>menciales <strong>de</strong>l<br />

comandante Du Paty <strong>de</strong> Clam. Todo ello ha sido hecho sólo<br />

para ocultar el más absurdo <strong>de</strong> los folletines por entrega. Y<br />

para estar seguro <strong>de</strong> ello, basta estudiar atentamente el acta<br />

<strong>de</strong> acusación leída ante el <strong>Consejo</strong> <strong>de</strong> Guerra.<br />

¡Ah la nada <strong>de</strong> esta acta <strong>de</strong> acusación! Que un hombre<br />

haya podido ser con<strong>de</strong>nado según tal acta es un prodigio<br />

<strong>de</strong> iniquidad. Desafío a los seres <strong>de</strong>centes a que la lean<br />

sin que su corazón estalle <strong>de</strong> indignación y griten su<br />

rebeldía, pensando en la expiación <strong>de</strong>smesurada, allá, en<br />

la Isla <strong>de</strong>l Diablo.<br />

Dreyfus sabe varios idiomas, crimen; no han encontrado<br />

en él algún documento comprometedor, crimen; es laborioso<br />

y tiene la preocupación <strong>de</strong> saberlo todo, crimen; visita a veces<br />

su país <strong>de</strong> origen, crimen; no se preocupa, crimen; se<br />

preocupa, crimen. ¿Y las ingenuida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> redacción, las<br />

aserciones formales en el vacío? Se ha hablado <strong>de</strong> catorce<br />

jefes acusadores. Hallamos que una sola acusación cuenta,<br />

la <strong>de</strong>l memorando, y sabemos también que los expertos no<br />

Émile Zola en un dibujo aparecido en L'lllustration<br />

el 26 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1898 durante la audiencia <strong>de</strong>l proceso Zola<br />

estaban <strong>de</strong> acuerdo, que a uno <strong>de</strong> ellos, Grobbet, se le recusó<br />

militarmente porque no concluyó en el sentido <strong>de</strong>seado. Se<br />

habla asimismo <strong>de</strong> 23 oficiales que vinieron a abrumar a<br />

Dreyfus con sus testimonios. Ignoramos aún sus<br />

interrogatorios; pero es seguro que todos no lo han acusado;<br />

<strong>de</strong>be observarse, a<strong>de</strong>más, que todos ellos pertenecían a<br />

las Oficinas <strong>de</strong> Guerra. Es un proceso <strong>de</strong> familia; se está<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un círculo, es necesario no olvidarlo: el Estado<br />

Mayor ha querido el proceso, lo ha juzgado, y acaba <strong>de</strong> juzgarlo<br />

por segunda vez.<br />

Consecuentemente, no quedaba más que el memorando,<br />

sobre el cual los expertos no estuvieron <strong>de</strong> acuerdo.<br />

Trascendió en la Cámara <strong>de</strong>l <strong>Consejo</strong> que los jueces estaban<br />

naturalmente dispuestos a sobreseer. Y, sin embargo, ¡cómo<br />

se compren<strong>de</strong> la obstinación <strong>de</strong>sesperada con la cual, para<br />

justificar la con<strong>de</strong>na, se afirma hoy la existencia <strong>de</strong> una pieza<br />

secreta, fulminante, la pieza que no se pue<strong>de</strong> mostrar, la<br />

que legitima todo, ante la cual <strong>de</strong>bemos inclinarnos, como<br />

ante el buen Dios invisible e inefable! ¡Niego esa pieza, la<br />

niego con toda mi fuerza! Una pieza ridicula, sí, quizá en la<br />

que se trata <strong>de</strong> mujerzuelas, y don<strong>de</strong> se habla <strong>de</strong> un tal D...<br />

que se vuelve un tanto exigente: algún marido que sin duda<br />

pretendió que no se le pagó <strong>de</strong>masiado a su mujer. Una<br />

pieza que interesara a la <strong>de</strong>fensa nacional, pero que no se<br />

podría presentar sin que la guerra se <strong>de</strong>clarase al otro día.<br />

¡No, no! ¡Esto es una mentira! Y ello resulta tanto más odioso<br />

y cínico puesto que mienten con impunidad, sin que se les<br />

pueda convencer. Sublevan a Francia; se ocultan <strong>de</strong>trás <strong>de</strong><br />

su legítima emoción; cierran las bocas, turban los corazones<br />

y pervierten los espíritus. No conozco mayor crimen cívico.


He aquí, señor presi<strong>de</strong>nte, los hechos que explican cómo<br />

un error judicial ha podido cometerse; y las pruebas morales,<br />

la situación <strong>de</strong> fortuna <strong>de</strong> Dreyfus, la ausencia <strong>de</strong> motivos,<br />

su reiterado grito <strong>de</strong> inocencia, acaban por mostrarlo como<br />

una víctima <strong>de</strong> la extraordinaria imaginación <strong>de</strong>l comandante<br />

Du Paty <strong>de</strong> Clam, el medio clerical en que se hallaba y la<br />

caza <strong>de</strong> "sucios judíos" que <strong>de</strong>shonra nuestra época.<br />

Y llegamos al caso Esterhazy. Han pasado tres años.<br />

Muchas conciencias permanecen perturbadas profundamente,<br />

se inquietan, buscan y terminan por convencerse <strong>de</strong> la<br />

inocencia <strong>de</strong> Dreyfus.<br />

No haré el recuento histórico <strong>de</strong> dudas, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la<br />

convicción <strong>de</strong>l señor Scheurer-Kestner. Sin embargo, mientras<br />

él hurgaba por su parte, sucedían hechos graves en el Estado<br />

Mayor. El coronel Sandherr había muerto y el teniente coronel<br />

Picquart le sucedió como jefe <strong>de</strong> la Oficina <strong>de</strong> Informaciones.<br />

Y con este motivo, en el ejercicio <strong>de</strong> sus funciones, este último<br />

tuvo un día, en sus manos una carta telegrama dirigida al<br />

comandante Esterhazy, por un agente <strong>de</strong> una potencia<br />

extranjera. Su <strong>de</strong>ber estricto era iniciar una investigación. La<br />

certeza señala que él no ha actuado nunca fuera <strong>de</strong> la voluntad<br />

<strong>de</strong> sus superiores. Sometió pues sus sospechas a sus<br />

superiores jerárquicos, el general Gonse, luego el general De<br />

Bois<strong>de</strong>ffre, en fin al general Billot, que había sucedido al general<br />

Mercier como ministro <strong>de</strong> Guerra. El famoso prontuario<br />

Picquart, <strong>de</strong>l que tanto se ha hablado, no ha sido más que el<br />

prontuario Billot; yo entiendo el compendio reunido por un<br />

subordinado para su ministro, el que <strong>de</strong>be existir todavía en el<br />

Ministerio <strong>de</strong> Guerra. Las investigaciones duraron <strong>de</strong> mayo a<br />

septiembre <strong>de</strong> 1896, y es necesario afirmar en voz alta que el<br />

general Gonse estaba convencido <strong>de</strong> la culpabilidad <strong>de</strong><br />

Esterhazy; el general De Bois<strong>de</strong>ffre y el general Billot no ponían<br />

en duda que el memorando era <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> Esterhazy. La<br />

investigación <strong>de</strong>l teniente coronel Picquart había concluido<br />

Émile Zola. retrato grabado por Desboutin en 1879<br />

con esta evi<strong>de</strong>ncia cierta. La conmoción fue enorme, pues la<br />

con<strong>de</strong>na <strong>de</strong> Esterhazy entrañaba <strong>de</strong> manera inevitable la<br />

revisión <strong>de</strong>l proceso Dreyfus; y esto no lo <strong>de</strong>seaba el Estado<br />

Mayor por ninguna causa.<br />

Debió producirse entonces un minuto psicológico pleno <strong>de</strong><br />

angustia. Observemos que el general Billot no estaba<br />

comprometido en nada; llegaba fresco y libre; podria <strong>de</strong>cir la<br />

verdad. No se atreve sin duda ante el terror <strong>de</strong> la opinión<br />

pública, y ciertamente también ante el miedo <strong>de</strong> exponer al<br />

Estado Mayor, al general De Bois<strong>de</strong>ffre, al general Gonse, sin<br />

contar a sus subordinados. En suma, no fue más que un minuto<br />

<strong>de</strong> lucha entre su conciencia y lo que él creía ser el interés<br />

militar. Cuando pasó ese minuto, ya era <strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong>. Se<br />

había enredado, se había comprometido. Y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces<br />

su responsabilidad ha aumentado; ha tomado a su cargo el<br />

crimen <strong>de</strong> los otros; es tan culpable como los otros; es más<br />

culpable que ellos, pues era el encargado <strong>de</strong> hacer justicia y<br />

no ha hecho nada. ¡Compren<strong>de</strong> usted! Hace un año que el<br />

general Billot y los generales De Bois<strong>de</strong>ffre y Gonse saben<br />

que Dreyfus es inocente ¡y han guardado para ellos este terrible<br />

secreto! ¡Y esta gente duerme, y tiene mujeres e hijos a los<br />

que aman!<br />

El teniente coronel Picquart había cumplido su <strong>de</strong>ber <strong>de</strong><br />

hombre honesto. Insistía ante sus superiores en nombre <strong>de</strong><br />

la justicia. Aun les suplicaba, les expresaba cuan impolíticas<br />

eran sus dilaciones, frente a la tremenda tormenta que se<br />

acumulaba, que <strong>de</strong>bía estallar, cuando la verdad se conociera.<br />

Fue más tar<strong>de</strong> el mismo lenguaje que Scheurer Kestner repitió<br />

al general Billot, conjurándolo por patriotismo a tomar el caso<br />

en su mano, no <strong>de</strong>jarlo empeorar hasta el punto <strong>de</strong> que se<br />

convirtiera en un <strong>de</strong>sastre público. ¡No! El crimen estaba<br />

cometido; el Estado Mayor no podía ya reconocer su falta. Y<br />

al teniente coronel Picquart se le encomendó una misión; se<br />

le aleja más y más, hasta Túnez, don<strong>de</strong> un día se quiso


honrar su valor encargándole una tarea don<strong>de</strong> con seguridad<br />

hubiera sido masacrado, en los parajes en don<strong>de</strong> halló la<br />

muerte el marqués <strong>de</strong> Mores. No se hallaba en <strong>de</strong>sgracia; el<br />

general Gonse mantenía con él una correspon<strong>de</strong>ncia<br />

amistosa. Sólo que el general no <strong>de</strong>sconoce los secretos ni<br />

se muestra sorprendido.<br />

En Paris, la verdad marchaba <strong>de</strong> manera irresistible, y se<br />

sabe <strong>de</strong> qué modo estalla la esperada tormenta. El señor<br />

Mathieu Dreyfus <strong>de</strong>nunció al comandante Esterhazy como el<br />

verda<strong>de</strong>ro autor <strong>de</strong>l memorando, en el instante en que el<br />

señor Scheurer Kestner iba a <strong>de</strong>positar en manos <strong>de</strong>l<br />

funcionario correspondiente una <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> revisión <strong>de</strong>l<br />

proceso. Y en esta circunstancia aparece el comandante<br />

Esterhazy. Los testimonios lo muestran primero <strong>de</strong>sesperado,<br />

al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l suicidio o <strong>de</strong> la fuga. Luego, todo un golpe teatral,<br />

cuya audacia asombra a Paris por la violencia <strong>de</strong> su actitud.<br />

Le habían llegado apoyos, recibía una carta anónima<br />

advirtiéndole <strong>de</strong> los pasos <strong>de</strong> sus enemigos; una "dama<br />

misteriosa" se había arriesgado <strong>de</strong> noche para remitirle una<br />

pieza robada <strong>de</strong>l Estado Mayor, que <strong>de</strong>bía salvarlo. Yo no<br />

puedo impedir volver a encontrar aquí al teniente coronel Du<br />

Paty <strong>de</strong> Clam, al reconocer los expedientes <strong>de</strong> su fértil<br />

imaginación. Su obra, la culpabilidad <strong>de</strong> Dreyfus, estaba en<br />

peligro, y por supuesto quiso <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rla. La revisión <strong>de</strong>l<br />

proceso era el <strong>de</strong>rrumbe <strong>de</strong>l folletín por entrega tan<br />

extravagante, tan trágico, cuyo <strong>de</strong>senlace abominable tiene<br />

lugar en la Isla <strong>de</strong>l Diablo.<br />

Es lo que no se podía permitir. Des<strong>de</strong> ese instante, el<br />

duelo va a tener lugar entre el teniente coronel Picquart y el<br />

teniente coronel Du Paty <strong>de</strong> Clam, uno a cara <strong>de</strong>scubierta, el<br />

otro enmascarado. Se les encontrará muy pronto a ambos<br />

ante la justicia civil. En el fondo es siempre el Estado Mayor<br />

que se <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>, que no quiere reconocer su <strong>de</strong>lito, cuya<br />

abominación crece <strong>de</strong> hora en hora.<br />

Zola leyendo LAurore<br />

Se ha preguntado con estupor quiénes eran los protectores<br />

<strong>de</strong>l comandante Esterhazy. Primero, en la sombra, el teniente<br />

coronel Du Paty <strong>de</strong> Clam, quien lo ha maquinado y conducido<br />

todo. Su presencia se traiciona por los medios ridículos<br />

empleados. Después, el general De Bois<strong>de</strong>ffre, el general<br />

Gonse, el general Billot, mismos quienes están obligados a<br />

sobreseer al comandante, puesto que no pue<strong>de</strong>n admitir la<br />

inocencia <strong>de</strong> Dreyfus sin que las <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong>l Ministerio<br />

<strong>de</strong> Guerra se hundan en el <strong>de</strong>scrédito público. Y el hermoso<br />

resultado <strong>de</strong> esta situación prodigiosa será que el hombre<br />

honesto, ahí <strong>de</strong>ntro, el teniente coronel Picquart, que sólo<br />

ha cumplido su <strong>de</strong>ber, va a resultar la víctima, a quien se<br />

ultrajará y castigará. ¡Oh justicia, qué amarga <strong>de</strong>sesperanza<br />

aprieta el corazón! Hasta se dice que él, el falsario, ha<br />

fraguado la carta telegrama para per<strong>de</strong>r a Esterhazy. Pero,<br />

¡gran Dios!, ¿para qué? ¿Con qué fin? ¿Cuál es el motivo?<br />

¿Es que él también ha sido pagado por losjudíos? Lo curioso<br />

<strong>de</strong> la historia es que él era justamente antisemita. ¡Sí!<br />

Asistimos a este espectáculo infame, <strong>de</strong> hombres hundidos<br />

en <strong>de</strong>udas y en <strong>de</strong>litos cuya inocencia se proclama, mientras<br />

se ensucia el honor <strong>de</strong> los hombres <strong>de</strong> vida limpia. Cuando<br />

una sociedad se halla en este nivel, cae en la<br />

<strong>de</strong>scomposición.<br />

He aquí pues, señor presi<strong>de</strong>nte, el caso Esterhazy: un<br />

culpable a quien se trataba <strong>de</strong> hacer pasar por inocente.<br />

Después <strong>de</strong> casi dos meses po<strong>de</strong>mos seguir hora por hora<br />

la gran tarea. Yo abrevio, pues aquí no es más que el resumen<br />

<strong>de</strong> la historia cuyas páginas ardientes serán un día escritas<br />

en extenso. Y hemos visto ya al general De Pellieux, luego al<br />

comandante Ravary dirigir una investigación acelerada en la<br />

que los <strong>de</strong>lincuentes salen transfigurados y la gente honesta<br />

enlodada. Después, se ha convocado al <strong>Consejo</strong> <strong>de</strong> Guerra.<br />

¿Cómo se podría esperar que un <strong>Consejo</strong> <strong>de</strong> Guerra<br />

enmendara lo que otro <strong>Consejo</strong> <strong>de</strong> Guerra había hecho?


No hablo por cierto <strong>de</strong> la elección siempre posible <strong>de</strong><br />

jueces. La i<strong>de</strong>a superior <strong>de</strong> la disciplina, que está en la sangre<br />

<strong>de</strong> esos soldados, ¿no basta para anular su po<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />

equidad? Quien dice disciplina dice obediencia. Cuando el<br />

ministro <strong>de</strong> Guerra, el gran jefe, ha establecido <strong>de</strong> manera<br />

pública, ante las aclamaciones <strong>de</strong> la representación nacional,<br />

la autoridad <strong>de</strong> la "cosa juzgada", ¿se preten<strong>de</strong> que un<br />

<strong>Consejo</strong> lo <strong>de</strong>smienta formalmente? Jerárquicamente esto<br />

es imposible. El general Billot ha hechizado a los jueces<br />

mediante su <strong>de</strong>claración, y ellos han <strong>de</strong>cidido cómo <strong>de</strong>ben ir<br />

al fuego, sin razonar. La<br />

opinión preconcebida que<br />

ellos han aportado sobre su<br />

situación es ésta, en efecto:<br />

"Dreyfus ha sido con<strong>de</strong>nado<br />

por crimen <strong>de</strong> traición ante un<br />

<strong>Consejo</strong> <strong>de</strong> Guerra; es<br />

culpable, y nosotros, <strong>Consejo</strong><br />

<strong>de</strong> Guerra, no po<strong>de</strong>mos<br />

<strong>de</strong>clararlo inocente; o bien<br />

sabemos que reconocer la<br />

culpabilidad <strong>de</strong> Esterhazy<br />

sería proclamar la inocencia<br />

<strong>de</strong> Dreyfus". Nada podría<br />

liberarlos <strong>de</strong> este círculo.<br />

Han pronunciado una<br />

sentencia inicua, que pesará<br />

para siempre sobre los<br />

consejos <strong>de</strong> guerra, que<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahora ensombrecerán<br />

<strong>de</strong> sospecha todas sus<br />

<strong>de</strong>cisiones. El primer <strong>Consejo</strong><br />

<strong>de</strong> Guerra pudo ser torpe; el<br />

segundo es, por fuerza,<br />

criminal. Su excusa, la repito,<br />

es que el jefe supremo había<br />

hablado, <strong>de</strong>clarando la "cosa<br />

juzgada" inatacable, santa y<br />

superior a los hombres, <strong>de</strong><br />

modo que los subordinados<br />

no podían <strong>de</strong>cir lo contrario.<br />

LE PILO<br />

Se nos habla <strong>de</strong>l honor <strong>de</strong>l ejército, se preten<strong>de</strong> que lo<br />

amemos, que lo respetemos. ¡Ah, sí, por cierto, el ejército<br />

que se levantaría a la primera amenaza, que <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>ría a la<br />

tierra francesa, es todo el pueblo y sólo tenemos por él<br />

veneración y respeto! Mas no se trata <strong>de</strong> eso; queremos<br />

justamente su dignidad, en nuestro anhelo <strong>de</strong> justicia. Se<br />

trata <strong>de</strong>l sable, <strong>de</strong>l amo que quizá se nos dará mañana. Y<br />

besarlo <strong>de</strong>votamente, ¡no por Dios!<br />

Por otra parte, he <strong>de</strong>mostrado: el caso Dreyfus era el<br />

caso <strong>de</strong> las loas a las oficinas <strong>de</strong>l Ministerio <strong>de</strong> Guerra. Un<br />

oficial <strong>de</strong>l Estado Mayor <strong>de</strong>nunciado por sus camaradas <strong>de</strong>l<br />

Estado Mayor, con<strong>de</strong>nado por la presión <strong>de</strong> los jefes <strong>de</strong>l<br />

Estado Mayor. Una vez más, el con<strong>de</strong>nado no pue<strong>de</strong> tornarse<br />

inocente sin que todo el Estado Mayor sea culpable. Así, las<br />

oficinas <strong>de</strong>l Ministerio, por todos los medios imaginables,<br />

mediante campañas <strong>de</strong> prensa, comunicaciones e<br />

influencias, han protegido a Esterhazy para hundir por<br />

segunda vez a Dreyfus. ¡Qué limpieza <strong>de</strong>bería realizar el<br />

gobierno republicano contra ese jesuitismo, así como lo llama<br />

el mismo general Billot! ¿Dón<strong>de</strong> está el Ministerio<br />

verda<strong>de</strong>ramente fuerte y <strong>de</strong> un patriotismo sabio, que osara<br />

refundirlo y renovarlo todo? ¡Cuánta gente, que yo conozco,<br />

frente a una guerra posible, tiembla <strong>de</strong> angustia al saber en<br />

qué manos está la <strong>de</strong>fensa nacional! ¡Y en qué nido <strong>de</strong> bajas<br />

intrigas, <strong>de</strong> chismes y <strong>de</strong> <strong>de</strong>spiltarros se ha convertido este<br />

asilo sagrado, en que se <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> la suerte <strong>de</strong> la patria!<br />

¡Espanta la luz terrible que arroja el proceso Dreyfus, ese<br />

sacrificio humano <strong>de</strong> un <strong>de</strong>sdichado, <strong>de</strong> un "sucio judío"!<br />

¡Ah, toda la <strong>de</strong>mencia y estulticia, las imaginaciones locas<br />

que se han agitado ahí, las prácticas <strong>de</strong> baja política, las<br />

costumbres <strong>de</strong> la inquisición<br />

y <strong>de</strong> la tiranía, el gusto con<br />

que algunos galardonados<br />

ponen sus botas sobre la<br />

nación, ahogando en las<br />

gargantas su grito <strong>de</strong> verdad<br />

y <strong>de</strong> justicia, con el pretexto<br />

mentiroso y sacrilego <strong>de</strong> la<br />

razón <strong>de</strong> Estado!<br />

Y es un crimen apoyado<br />

aun por la prensa inmunda,<br />

<strong>de</strong>fendido por toda la canalla<br />

<strong>de</strong> París, <strong>de</strong> modo que<br />

tenemos ahí al lumpen que<br />

triunfa insolentemente en la<br />

<strong>de</strong>rrota <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho y la<br />

simple probidad. Es un crimen<br />

haber acusado <strong>de</strong> perturbar<br />

a Francia por parte <strong>de</strong><br />

aquellos que la quieren<br />

generosa, a la cabeza <strong>de</strong> las<br />

naciones libres y justas,<br />

cuando se ur<strong>de</strong> el impúdico<br />

complot <strong>de</strong> imponer el error<br />

frente al mundo entero. Es un<br />

crimen enajenar a la opinión,<br />

utilizarla para una tarea <strong>de</strong><br />

muerte, esta opinión a la que<br />

se ha pervertido hasta<br />

hacerla <strong>de</strong>lirar. Es un crimen<br />

envenenar a los pequeños y<br />

a los humil<strong>de</strong>s, exasperar las pasiones <strong>de</strong> reacción e<br />

intolerancia, amparándose <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l odioso antisemitismo,<br />

<strong>de</strong>l cual la gran Francia liberal <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong>l hombre<br />

morirá, si no se la cura. Es un crimen explotar el patriotismo<br />

para obras <strong>de</strong> odio, y es un crimen, en fin, hacer <strong>de</strong>l sable el<br />

dios mo<strong>de</strong>rno, cuando toda la ciencia humana trabaja para<br />

el futuro <strong>de</strong> la verdad y la justicia.<br />

Esta verdad, esta justicia, que hemos querido con tanta<br />

pasión, ¡qué angustia verlas así tan <strong>de</strong>spreciadas, como<br />

<strong>de</strong>sconocidas y oscurecidas! Yo no dudo <strong>de</strong> la conmoción<br />

que <strong>de</strong>be haber tenido lugar en el alma <strong>de</strong> Scheurer Kestner,<br />

y creo muy bien que terminará por experimentar un<br />

remordimiento, el <strong>de</strong> no haber actuado revolucionariamente<br />

el día <strong>de</strong> la interpelación <strong>de</strong>l Senado, <strong>de</strong>jando el paquete<br />

para echarlo todo abajo. Ha sido el gran hombre moral, el<br />

hombre <strong>de</strong> su vida leal, quien creía que la verdad se bastaba<br />

a sí misma, sobre todo cuando ella se le aparecía<br />

<strong>de</strong>slumbrante como la plena luz. ¿Para qué invertirlo todo si<br />

pronto el sol iba a brillar? Y se ha castigado con tal crueldad<br />

su serena confianza. Lo mismo vale para el teniente coronel<br />

• Caricatura <strong>de</strong> Fertom <strong>de</strong>l 27 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1898


Picquart, quien por un sentimiento <strong>de</strong> alta dignidad no ha<br />

querido publicar las cartas <strong>de</strong>l general Gonse. Estos<br />

escrúpulos lo honran tanto más puesto que, mientras<br />

permanecía respetuoso <strong>de</strong> la disciplina, sus superiores lo<br />

cubrían <strong>de</strong> lodo, instruyendo ellos mismos su proceso <strong>de</strong> la<br />

manera más imprevista y ultrajante. Hay dos víctimas, dos<br />

valientes, dos corazones simples que han <strong>de</strong>jado hacer a<br />

Dios, en tanto que el diablo actuaba. Y aun se ha comprobado,<br />

respecto al teniente coronel Picquart, esta actitud innoble:<br />

un tribunal francés, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber <strong>de</strong>jado al informante<br />

acusar a un testigo públicamente,<br />

<strong>de</strong>clarar todas sus ^^...^ „.,<br />

faltas, <strong>de</strong>cretó la audiencia<br />

secreta, cuando ese testigo<br />

era introducido para explicarse<br />

y <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse. Digo que<br />

esto es un crimen más y que<br />

ese crimen sublevará la<br />

conciencia universal. Decididamente,<br />

los tribunales<br />

militares poseen una i<strong>de</strong>a<br />

singular <strong>de</strong> la justicia.<br />

Tal es entonces la simple<br />

verdad, señor presi<strong>de</strong>nte, y<br />

ella es terrible. Quedará como<br />

una mancha para su presi<strong>de</strong>ncia.<br />

Sé muy bien que no<br />

tiene ningún po<strong>de</strong>r en este<br />

caso, por ser el prisionero <strong>de</strong><br />

la Constitución y <strong>de</strong> su entorno.<br />

Pero tiene al menos un<br />

<strong>de</strong>ber <strong>de</strong> hombre, en el que<br />

pensará y que cumplirá. No se<br />

trata, por lo <strong>de</strong>más, que yo<br />

<strong>de</strong>sespere <strong>de</strong>l triunfo en<br />

modo alguno. Lo repito con la<br />

certeza más vehemente: la<br />

verdad está en marcha y nada<br />

la <strong>de</strong>tendrá. Sólo hoy comienza<br />

el proceso, puesto que<br />

ahora las posiciones son<br />

claras: Por una parte, los culpables que no quieren que se<br />

haga la luz; por otra, los justicieros que darán su vida para<br />

que ella resplan<strong>de</strong>zca. He dicho también y lo repito aquí:<br />

cuando se oculta la verdad bajo tierra, se con<strong>de</strong>nsa y adquiere<br />

una fuerza tal <strong>de</strong> explosión que el día que estalle hace saltar<br />

todo con ella. Se advierte, si no se prepara una <strong>de</strong>fensa<br />

para más tar<strong>de</strong>, el más resonante <strong>de</strong> los <strong>de</strong>sastres.<br />

Pero esta carta es larga, señor presi<strong>de</strong>nte, y es tiempo<br />

<strong>de</strong> concluir.<br />

Yo acuso al teniente coronel Du Paty <strong>de</strong> Clam <strong>de</strong> haber<br />

sido el artífice diabólico <strong>de</strong>l error judicial, <strong>de</strong> manera<br />

inconsciente, quiero creerlo, y <strong>de</strong> haber <strong>de</strong>fendido <strong>de</strong>spués<br />

su obra nefasta, durante tres años, mediante las<br />

maquinaciones más ridiculas y más dolosas.<br />

Yo acuso al general Mercier por haber sido su cómplice,<br />

tal vez por <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> espíritu, <strong>de</strong> una <strong>de</strong> las iniquida<strong>de</strong>s<br />

más gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l siglo.<br />

Yo acuso al general Billot <strong>de</strong> haber tenido en sus manos<br />

las pruebas terminantes <strong>de</strong> la inocencia <strong>de</strong> Dreyfus y <strong>de</strong><br />

haberlas ocultado, <strong>de</strong> ser culpable <strong>de</strong> ese crimen <strong>de</strong> lesa<br />

Caricatura <strong>de</strong> Clérac <strong>de</strong>l 17 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1898 A<br />

LE PILORI<br />

IT «tótem»<br />

LA REVANCHE, par CLERAC<br />

humanidad y <strong>de</strong> lesa justicia, con un fin político para salvar<br />

al Estado Mayor comprometido.<br />

Yo acuso al general De Bois<strong>de</strong>ffre y al general Gonse<br />

<strong>de</strong> ser cómplices <strong>de</strong>l mismo crimen, uno, sin duda, por<br />

pasión clerical, el otro, quizá por ese espíritu <strong>de</strong> solidaridad<br />

que hace <strong>de</strong> las Oficinas <strong>de</strong> Guerra el arca santa,<br />

inatacable.<br />

Yo acuso al general De Pellieux y al comandante Ravary<br />

<strong>de</strong> haber realizado una investigación acelerada; entiendo<br />

por ello una investigación <strong>de</strong> la más monstruosa parcialidad,<br />

<strong>de</strong> la que tenemos<br />

memoria, y en el informe <strong>de</strong>l<br />

segundo, un monumento<br />

imperece<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> ingenua<br />

audacia.<br />

Yo acuso a los tres expertos<br />

calígrafos, los señores<br />

Belhomme, Varinard y<br />

Couard, <strong>de</strong> haber formulado<br />

informes mentirosos y fraudulentos,<br />

a menos que un<br />

examen médico los <strong>de</strong>clare<br />

atacados <strong>de</strong> una enfermedad<br />

<strong>de</strong> la vista y <strong>de</strong>l juicio.<br />

Yo acuso a las <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias<br />

<strong>de</strong>l Ministerio <strong>de</strong><br />

Guerra <strong>de</strong> haber conducido<br />

en la prensa, sobre todo en<br />

L 'Eclair [El Relámpago] y en<br />

L'Echo [El Eco]<strong>de</strong> París una<br />

campaña abominable que<br />

pervirtió a la opinión para<br />

encubrir su falta.<br />

Yo acuso, en fin, al primer<br />

<strong>Consejo</strong> <strong>de</strong> Guerra <strong>de</strong> haber<br />

violado el <strong>de</strong>recho al con<strong>de</strong>nar<br />

a un acusado mediante<br />

una prueba que quedó en<br />

secreto, y acuso al segundo<br />

<strong>Consejo</strong> <strong>de</strong> Guerra <strong>de</strong> haber<br />

amparado esta ilegalidad,<br />

cumpliendo ór<strong>de</strong>nes, cometiendo así el crimen <strong>de</strong> sobreseer<br />

conscientemente a un culpable.<br />

Al formular estas acusaciones no ignoro que estoy<br />

expuesto a los artículos 30 y 31 <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong> prensa <strong>de</strong>l 29<br />

<strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1881, que castiga los <strong>de</strong>litos <strong>de</strong> difamación. Y<br />

me arriesgo voluntariamente.<br />

En cuanto a las personas a quienes acuso, no las<br />

conozco, no las he visto nunca, no guardo contra ellas ni<br />

rencor ni odio. Ellos no son para mí más que instrumentos,<br />

espíritus <strong>de</strong> <strong>de</strong>lincuencia social. El acto que aquí cumplo<br />

es un medio revolucionario para apresurar el estallido <strong>de</strong> la<br />

verdad y la justicia. Yo tengo una pasión, que se haga la<br />

luz, en nombre <strong>de</strong> la humanidad que ha sufrido tanto y<br />

tiene <strong>de</strong>recho a la felicidad. Mi protesta ardiente no es<br />

más que el grito <strong>de</strong> mi alma. ¡Que se tenga la audacia <strong>de</strong><br />

llevarme ante los estrados judiciales y que la investigación<br />

tenga lugar a plena luz!<br />

Yo espero.<br />

Quiera aceptar usted, señor presi<strong>de</strong>nte, la seguridad<br />

<strong>de</strong> mi profundo respeto.


ÉMILE ZOLA<br />

CARTA<br />

A LA JUVENTUD<br />

TRADUCCIÓN DE MARTA DONÍS<br />

—¿Adon<strong>de</strong> vais, jóvenes, adon<strong>de</strong> vais, estudiantes, que<br />

corréis en bandadas por las calles, manifestándoos en<br />

nombre <strong>de</strong> vuestras iras y vuestros entusiasmos, y<br />

sintiendo la necesidad imperiosa <strong>de</strong> lanzar públicamente<br />

el grito <strong>de</strong> vuestras conciencias indignadas?<br />

¿Vais a protestar contra cualquier abuso <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, han<br />

ofendido la necesidad <strong>de</strong> verdad y <strong>de</strong> equidad, que abrasa<br />

aún por <strong>de</strong>ntro vuestras almas nuevas, ignorantes <strong>de</strong> las<br />

componendas políticas y las diarias cobardías <strong>de</strong> la vida?<br />

¿Vais a en<strong>de</strong>rezar una iniquidad social, <strong>de</strong>positar la protesta<br />

<strong>de</strong> vuestra vibrante juventud en la balanza <strong>de</strong>sigual, don<strong>de</strong><br />

tan falsamente se pesa el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> los prósperos y la suerte<br />

<strong>de</strong> los <strong>de</strong>sheredados <strong>de</strong> este mundo?<br />

Y, para afirmar la tolerancia, la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la razón<br />

humana, ¿vais a silbar a cualquier sectario <strong>de</strong> la inteligencia<br />

<strong>de</strong> juicio estrecho, que habria <strong>de</strong>seado hacer que vuestros<br />

espíritus liberados volviesen a los viejos errores proclamando<br />

la bancarrota <strong>de</strong> la ciencia?<br />

¿Vais a gritar, bajo la ventana <strong>de</strong> cualquier personaje<br />

huidizo e hipócrita, vuestra invencible fe en el porvenir, en<br />

el siglo veni<strong>de</strong>ro que lleváis a<strong>de</strong>ntro y que <strong>de</strong>be realizar la<br />

paz <strong>de</strong>l mundo en nombre <strong>de</strong> la justicia y <strong>de</strong>l amor?<br />

—¡No, no! Vamos a abuchear a un hombre, a un viejo,<br />

que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> una larga vida <strong>de</strong> trabajo y <strong>de</strong> lealtad, se<br />

ha imaginado que pue<strong>de</strong> impunemente apoyar una causa<br />

generosa, <strong>de</strong>sear que se haga a la luz y se repare un<br />

error, por el propio honor <strong>de</strong> la patria francesa.<br />

¡Ah!, cuando yo mismo era joven vi el Barrio Latino<br />

estremecerse todo <strong>de</strong> nobles pasiones juveniles, <strong>de</strong> amor a<br />

la libertad y <strong>de</strong> odio a la fuerza brutal, que aniquila el talento<br />

y comprime el alma. Bajo el Imperio lo he visto hacer su valerosa<br />

obra <strong>de</strong> oposición, incluso a veces injusta mas siempre<br />

excedido en emancipación humana libre. Silbaba a los autores<br />

agradables a las Tullerias, injuriaba a los profesores cuyas<br />

enseñanzas tenía por turbias, y se alzaba contra todo aquel<br />

que se manifestara por las tinieblas y por la tiranía. En él ardía<br />

el fogón sagrado <strong>de</strong> la preciosa locura <strong>de</strong> los veinte años,<br />

cuando todas las esperanzas son realida<strong>de</strong>s y el mañana<br />

aparece como el triunfo seguro <strong>de</strong> la Nación perfecta.<br />

Y si nos remontásemos más lejos, a la historia <strong>de</strong> las nobles<br />

pasiones que han sublevado a la juventud <strong>de</strong> las escuelas,<br />

siempre la veríamos indignada ante la injusticia, estremecerse<br />

y alzarse en favor <strong>de</strong> los humil<strong>de</strong>s, los abandonados, los<br />

perseguidos, y contra los feroces, contra los po<strong>de</strong>rosos. Se<br />

ha manifestado por Polonia y Grecia, ha <strong>de</strong>fendido a todos los<br />

que sufrían, a los que agonizaban bajo la brutalidad <strong>de</strong> una<br />

multitud o un déspota. Cuando se <strong>de</strong>cía que el Barrio Latino<br />

se exaltaba, se podía estar seguro <strong>de</strong> que <strong>de</strong>trás había una<br />

hoguera <strong>de</strong> juvenil justicia, <strong>de</strong>spreocupada <strong>de</strong> los miramientos<br />

y haciendo <strong>de</strong>l entusiasmo una obra <strong>de</strong>l corazón. ¡Y qué<br />

espontaneidad la <strong>de</strong> entonces, que río <strong>de</strong>sbordado corriendo<br />

por las calles!<br />

Sé bien que hoy el pretexto es, <strong>de</strong> nuevo, la patria<br />

amenazada, la rendición <strong>de</strong> Francia al enemigo vencedor<br />

por una gavilla <strong>de</strong> traidores. Pero, pregunto, ¿dón<strong>de</strong> se<br />

encontrará la clara intuición <strong>de</strong> las cosas, la sensación<br />

instintiva <strong>de</strong> lo verda<strong>de</strong>ro, lo justo, si no es en estas almas<br />

nuevas, en estos jóvenes que nacen a la vida pública, <strong>de</strong> la<br />

que nada aún <strong>de</strong>bería obscurecer la razón recta y generosa?


Que los políticos, pervertidos por años <strong>de</strong> intrigas, o los<br />

periodistas, mudables por los compromisos propios <strong>de</strong>l<br />

oficio, puedan aceptar las mentiras más <strong>de</strong>svergonzadas y<br />

taparse los ojos ante clarida<strong>de</strong>s cegadoras, eso se explica,<br />

se compren<strong>de</strong>. ¡Pero la juventud, la juventud ya está<br />

entonces muy Infectada para que no se reconozca pronto<br />

su pureza, su candor natural, entre errores inaceptables, y<br />

ella no vaya directamente a lo evi<strong>de</strong>nte, a la limpi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> la<br />

pulcra luz <strong>de</strong>l pleno día!<br />

La historia no podría ser más simple: Se ha con<strong>de</strong>nado a un<br />

oficial, y nadie piensa sospechar <strong>de</strong> la buena fe <strong>de</strong> los jueces.<br />

Ellos han dado su golpe según su conciencia, fundándose en<br />

pruebas que han creído ciertas. Después, un día suce<strong>de</strong> que<br />

un hombre, que varios hombres tienen dudas y acaban<br />

convenciéndose <strong>de</strong> que una <strong>de</strong> las pruebas, la más importante,<br />

la única al menos sobre la que los jueces se han basado<br />

públicamente, ha sido atribuida falsamente al con<strong>de</strong>nado... que<br />

esto proviene, sin lugar a dudas, <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> otro. Y lo dicen,<br />

y este otro es <strong>de</strong>nunciado por el hermano <strong>de</strong>l prisionero, cuyo<br />

riguroso <strong>de</strong>ber era hacerlo; y entonces se inicia forzosamente<br />

un nuevo proceso, que llevará a la revisión <strong>de</strong>l primero, para ver<br />

si proce<strong>de</strong> la con<strong>de</strong>na. ¿No es todo ello perfectamente claro,<br />

justo y razonable? ¿Dón<strong>de</strong> podria haber ahí una maquinación,<br />

un negro complot para salvar a un traidor? En cuanto al traidor,<br />

esto no se niega, tan sólo <strong>de</strong>seamos que sea un culpable y no<br />

un inocente quien expíe el crimen. Siempre tendréis a un traidor,<br />

y no se trata sino <strong>de</strong> brindaros uno auténtico.<br />

¿No <strong>de</strong>bería bastar un poco <strong>de</strong> buen sentido? ¿A qué móvil<br />

obe<strong>de</strong>cerían, pues, los hombres que exigen la revisión <strong>de</strong>l<br />

proceso Dreyfus? Haced a un lado el imbécil antisemitismo,<br />

cuya feroz monomanía ve en este proceso un complot judío,<br />

<strong>de</strong> acuerdo con el cual el oro judío pugnaría por reemplazar un<br />

judío por un cristiano en la infame cárcel. Eso no se sostiene:<br />

las inverosimilitu<strong>de</strong>s y las imposibilida<strong>de</strong>s se tumban unas a<br />

otras; todo el oro <strong>de</strong> la tierra no compraría a ciertas conciencias.<br />

Y es muy importante conocer la realidad, esto es, la expansión<br />

natural, lenta e invencible <strong>de</strong> todo error judicial. La historia lo<br />

<strong>de</strong>muestra. Un error judicial es una fuerza en marcha: los<br />

hombres <strong>de</strong> conciencia son cautivados, se obsesionan, se<br />

consagran a la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la justicia cada vez con mayor<br />

obstinación, arriesgan su fortuna y sus vidas hasta que aquélla<br />

se haga. No hay otra explicación posible para lo que ocurre<br />

actualmente, el resto no son sino abominables pasiones<br />

políticas y religiosas, no es sino un torrente <strong>de</strong>sbordado <strong>de</strong><br />

calumnias e injurias.<br />

Pero, ¿qué disculpa tendría la juventud, si las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong><br />

humanidad y justicia se obscurecieran un instante <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />

ella? En la sesión <strong>de</strong>l 4 <strong>de</strong> diciembre se ha cubierto <strong>de</strong><br />

vergüenza una <strong>de</strong> las Cámaras francesas, cuando votó por un<br />

or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l día "que <strong>de</strong>bilite a los cabecillas <strong>de</strong> la odiosa<br />

campaña que perturba la conciencia pública". Hago hincapié<br />

en esto para el futuro que me leerá, espero; un voto semejante<br />

es indigno <strong>de</strong> nuestro generoso país, y permanecerá como<br />

una mancha imborrable. "Los cabecillas" son los hombres <strong>de</strong><br />

conciencia y valentía que, estando ciertos <strong>de</strong> un error judicial,<br />

lo han <strong>de</strong>nunciado, para que se hiciera una reparación, con la<br />

convicción patriótica <strong>de</strong> que una gran nación don<strong>de</strong> un inocente<br />

agonizara torturado, sería una nación vituperada. "La odiosa<br />

campaña" es el grito <strong>de</strong> verdad, el grito <strong>de</strong> justicia que lanzan<br />

estos hombres, la obstinación que <strong>de</strong>dican en <strong>de</strong>sear que<br />

Francia permanezca, ante los pueblos que la contemplan, como<br />

la Francia humana, la Francia que ha hecho la libertad y que<br />

hará la justicia. Y, ya lo veis, la Cámara ha cometido con toda<br />

seguridad un crimen, puesto que ¡mirad cómo ha podrido hasta<br />

a la juventud <strong>de</strong> nuestras escuelas y que ésta, engañada,<br />

perdida y suelta por nuestras calles, manifestándose, lo que<br />

jamás se había visto, contra todo lo más noble, más valeroso<br />

y más divino en el alma humana!<br />

Después <strong>de</strong> la sesión <strong>de</strong>l Senado, el día 7, hablaron <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>splome <strong>de</strong> Scheurer-Kestner. ¡Sí, qué <strong>de</strong>rrumbe <strong>de</strong> su corazón,<br />

<strong>de</strong> su alma! Me imagino su angustia, su tormento, cuando ha<br />

visto hundirse en tomo suyo todo lo que ha amado <strong>de</strong> nuestra<br />

República, todo lo que contribuyó a conquistar para ella en el<br />

generoso combate <strong>de</strong> su vida, ante todo la libertad, y luego las<br />

virtu<strong>de</strong>s viriles <strong>de</strong> la lealtad, la franqueza y el valor cívico.<br />

Es uno <strong>de</strong> los últimos hombres <strong>de</strong> su vigorosa generación.<br />

Bajo el Imperio conoció qué era un pueblo sometido a la autoridad<br />

<strong>de</strong> un único hombre, y vivió <strong>de</strong>vorado por la fiebre y la impaciencia,<br />

la boca brutalmente amordazada por la <strong>de</strong>negación <strong>de</strong> justicia.<br />

Ha visto nuestras <strong>de</strong>rrotas, con el corazón sangrante, y ha<br />

conocido sus causas, originadas todas en la ofuscación y la<br />

imbecilidad <strong>de</strong>spóticas. Después, ha sido <strong>de</strong> quienes han<br />

trabajado con la mayor honestidad y el mayor ardor para levantar<br />

al país <strong>de</strong> sus escombros, para entregarle su puesto en Europa.<br />

Viene <strong>de</strong> los tiempos heroicos <strong>de</strong> nuestra Francia republicana,<br />

y lo imagino creyendo haber realizado una obra bienhechora y<br />

sólida, el <strong>de</strong>spotismo expulsado por siempre y la libertad<br />

conquistada; comprendo sobre todo aquella libertad humana<br />

que permite a cada conciencia afirmar su <strong>de</strong>ber en medio <strong>de</strong> la<br />

tolerancia <strong>de</strong> otras opiniones.<br />

Sí, ¿cómo no? Quizá pudo conquistarse todo esto, pero<br />

todo está nuevamente por los suelos. Alre<strong>de</strong>dor suyo, y en él,<br />

no hay más que ruinas. Haber necesitado la verdad <strong>de</strong> manera<br />

irrefrenable es un crimen; haber anhelado la justicia es un<br />

crimen. El horroroso <strong>de</strong>spotismo ha regresado, la mordaza<br />

más <strong>de</strong>spiadada sella otra vez las bocas. No es la bota <strong>de</strong> un<br />

César la que humilla la conciencia pública, es toda una Cámara<br />

quien censura a los iluminados por la pasión <strong>de</strong>l justo.<br />

¡Prohibido hablar! Los puños aniquilan los labios <strong>de</strong> quienes<br />

<strong>de</strong>ben <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la verdad, amotinan a las masas para que<br />

ellas silencien a quienes se apartan. Jamás una opresión tan<br />

monstruosa se había organizado y utilizado contra la libre<br />

discusión. Reina un terror vergonzoso: los más valientes se<br />

vuelven cobar<strong>de</strong>s, nadie se atreve ya a <strong>de</strong>cir lo que piensa, no<br />

sea que lo <strong>de</strong>nuncien como un vendido y como traidor. Los<br />

pocos periódicos que aún son honestos están boca abajo<br />

ante sus lectores, a quienes han terminado por confundir con<br />

historias tontas. Y creo que ningún pueblo ha pasado por un<br />

momento más turbio, más cenagoso y más aflictivo para su<br />

razón y su dignidad.<br />

Así, todo el pasado <strong>de</strong> lealtad y gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong>be <strong>de</strong> haberse<br />

venido abajo en verdad para el señor Scheurer-Kestner. Si<br />

aún cree en la bondad y la equidad humanas, es porque tiene<br />

un sólido optimismo. Des<strong>de</strong> hace tres semanas, lo han llevado<br />

día tras día al fango, por haber comprometido el honor y el<br />

disfrute <strong>de</strong> su vejez en el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ser justo. Para el hombre<br />

honesto no existe una angustia mayor que soportar el suplicio<br />

<strong>de</strong> su honestidad. Se asesina su fe en el mañana, se envenena<br />

su esperanza, y si muere, se dirá: "Ya no hay nada, nada en<br />

absoluto, todo lo bueno que he hecho se va conmigo, la virtud<br />

es tan sólo una palabra, ¡el mundo es negro y vacío!"


Zola a los 22 años


Y, para abofetear el patriotismo, han ido a elegir a este<br />

hombre, que es el último representante <strong>de</strong> Alsacia y Lorena<br />

en nuestras Asambleas; ¡él, un vendido, un traidor que ha<br />

insultado al ejército, cuando su nombre <strong>de</strong>bería haber bastado<br />

para tranquilizar las inquietu<strong>de</strong>s más suspicaces! No cabe<br />

duda que tuvo la ingenuidad <strong>de</strong> creer que su calidad <strong>de</strong><br />

alsaciano, su renombre <strong>de</strong> patriota ardiente serían la garantía<br />

misma <strong>de</strong> su buena fe en su <strong>de</strong>licado papel <strong>de</strong> justiciero. Si<br />

se encargaba <strong>de</strong> este asunto, ¿no equivalía ello a <strong>de</strong>cir que<br />

su pronta conclusión le parecería necesaria para el honor <strong>de</strong>l<br />

ejército, para el honor <strong>de</strong> la patria? Dejad que tal asunto se<br />

arrastre unas semanas más todavía, intentad sofocar la verdad,<br />

<strong>de</strong>negad la justicia, ¡y veréis si no os habréis convertido para<br />

entonces en el hazmerreír <strong>de</strong> toda Europa, si no habréis puesto<br />

a Francia en la última fila <strong>de</strong> las naciones!<br />

¡No, no!, las estúpidas pasiones políticas y religiosas no<br />

quieren escuchar nada, y la juventud <strong>de</strong> nuestras escuelas<br />

brinda al mundo el espectáculo <strong>de</strong> abuchear a Scheurer-<br />

Kestner, el traidor, el vendido, el que insulta al ejército y<br />

compromete a la patria.<br />

Sé muy bien que los jóvenes que se han manifestado no<br />

son toda la juventud, y que un centenar <strong>de</strong> alborotadores en<br />

la calle hacen más ruido que diez mil trabajadores<br />

circunspectos y embebidos en su causa; pero los cien<br />

alborotadores están <strong>de</strong> sobra ya, y ¡qué doloroso síntoma<br />

es que un movimiento así, por muy reducido que sea, pueda<br />

ocurrir en este momento en el Barrio Latino!<br />

¿Existen, por consiguiente, jóvenes antisemitas? ¿Hay, por<br />

lo tanto, mentes nuevas, almas nuevas, que este imbécil<br />

veneno ya ha <strong>de</strong>sequilibrado? ¡Qué tristeza, qué zozobra para<br />

el siglo veinte que está por comenzar! ¡Cien años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

la Declaración <strong>de</strong> los Derechos Humanos, cien años <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong>l acta suprema <strong>de</strong> tolerancia y emancipación, regresamos<br />

a las guerras <strong>de</strong> religión, al más odioso y al más bobo <strong>de</strong> los<br />

fanatismos! Y, repito, eso se entien<strong>de</strong> <strong>de</strong> hombres que<br />

<strong>de</strong>sempeñan cierto papel, que tienen una actitud que mantener<br />

y una ambición voraz que satisfacer. Pero, ¿<strong>de</strong> gente joven, <strong>de</strong><br />

quienes nacen y pugnan por una expansión <strong>de</strong> todos los<br />

<strong>de</strong>rechos y todas las liberta<strong>de</strong>s, con cuyo resplandor hemos<br />

soñado para el siglo veni<strong>de</strong>ro? Son los artífices esperados, y<br />

hete aquí que se <strong>de</strong>claran antisemitas, es <strong>de</strong>cir que<br />

comenzarán el siglo masacrando a todos los judíos, ¡tan sólo<br />

por ser conciudadanos <strong>de</strong> otra raza y tener otra ley! ¡Bella<br />

entrada en el goce <strong>de</strong> la Nación <strong>de</strong> nuestros sueños, la Nación<br />

<strong>de</strong> la igualdad y la fraternidad! Si tal fuese <strong>de</strong> veras el caso <strong>de</strong><br />

ía juventud, ¡tendríamos que sollozar, negar toda esperanza y<br />

toda felicidad humana!<br />

Juventud, juventud, te ruego: piensa en la gran tarea que te<br />

espera. Eres la obrera futura, echarás los cimientos <strong>de</strong>l siglo<br />

que llega y resolverá, tenemos en ello una fe profunda, los<br />

problemas <strong>de</strong> la verdad y la equidad, formulados por el siglo<br />

que termina. Nosotros, los viejos, los mayores, te <strong>de</strong>jamos el<br />

formidable cúmulo <strong>de</strong> nuestras búsquedas, muchas<br />

contradicciones y obscurida<strong>de</strong>s quizás, pero <strong>de</strong> seguro el<br />

esfuerzo más vehemente que nunca ningún siglo haya hecho<br />

hacia la luz, los documentos más honestos y más sólidos, los<br />

cimientos mismos <strong>de</strong>l inmenso edificio <strong>de</strong> la ciencia, cuya<br />

construcción <strong>de</strong>bes continuar por tu honor y para tu felicidad.<br />

Y únicamente te pedimos que seas mucho más generosa y<br />

más libre <strong>de</strong> espíritu, que nos excedas en el amor a la vida<br />

cotidiana y en tu esfuerzo <strong>de</strong>dicado por completo al trabajo,<br />

fecundidad ésta <strong>de</strong> los hombres y <strong>de</strong> la tierra que avivará con<br />

creces por fin la <strong>de</strong>sbordante cosecha <strong>de</strong> regocijo bajo un sol<br />

<strong>de</strong>slumbrante. Y te ce<strong>de</strong>remos fraternalmente nuestro lugar,<br />

dichosos <strong>de</strong> <strong>de</strong>saparecer y <strong>de</strong>scansar <strong>de</strong> nuestra cuota <strong>de</strong><br />

tarea cumplida, en el indulgente sueño <strong>de</strong> la muerte, si<br />

sabemos que vas a continuamos y realizarás nuestros sueños.<br />

¡Juventud, juventud! Recuerda los sufrimientos que tus<br />

padres han soportado, las terribles batallas que han <strong>de</strong>bido<br />

vencer para conquistar la libertad <strong>de</strong> que gozas ahora. Si te<br />

sientes in<strong>de</strong>pendiente, si pue<strong>de</strong>s ir y venir a voluntad, <strong>de</strong>cir lo<br />

que piensas en la prensa, tener una opinión y expresarla<br />

públicamente, es porque tus padres han ofrendado su<br />

inteligencia y su sangre. No has nacido bajo la tiranía, ignoras<br />

lo que es <strong>de</strong>spertar cada mañana con la bota <strong>de</strong> un amo<br />

sobre el pecho, no has combatido para escapar <strong>de</strong>l sable<br />

dictatorial o <strong>de</strong> la pesa equívoca <strong>de</strong>l mal juez. Da las gracias a<br />

tus padres, y no cometas el crimen <strong>de</strong> aclamar la mentira, <strong>de</strong><br />

hacer campaña con la fuerza brutal, la intolerancia <strong>de</strong> los<br />

fanáticos y la voracidad <strong>de</strong> los ambiciosos: la dictadura está a<br />

la vuelta <strong>de</strong> la esquina.<br />

¡Juventud, juventud! Permanece siempre <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong> la<br />

justicia. Si esta i<strong>de</strong>a se obscureciera en ti, te encaminarías<br />

hacia todos los peligros; y no hablo <strong>de</strong> la justicia <strong>de</strong> nuestros<br />

códigos, que sólo garantiza los lazos sociales. Debemos<br />

respetarla ciertamente. Pero existe una noción más elevada<br />

<strong>de</strong> justicia, la cual establece en principio que todo juicio humano<br />

es falible, y admite la posible inocencia <strong>de</strong> un con<strong>de</strong>nado sin<br />

creer insultar con ello a los jueces. ¿No tienes ahí, por<br />

consiguiente, una aventura que <strong>de</strong>be encen<strong>de</strong>r tu Inflamada<br />

pasión por los <strong>de</strong>rechos? ¿Quién se levantará para exigir que<br />

se haga justicia, si no tú, tú, que no estás en nuestras luchas<br />

personales y <strong>de</strong> intereses, que aún no tienes obligaciones ni<br />

compromisos en ningún asunto turbio, y pue<strong>de</strong>s hablar en voz<br />

alta, con toda la pureza y toda la buena fe?<br />

¡Juventud, juventud!, sé humana, sé generosa. Si incluso<br />

nosotros nos equivocamos, quédate a nuestro lado cuando<br />

digamos que un inocente pa<strong>de</strong>ce una pena atroz y que nuestro<br />

corazón indignado se <strong>de</strong>sgarra <strong>de</strong> angustia por eso. Si por un<br />

solo momento admitieran el posible error ante un castigo tan<br />

<strong>de</strong>smesurado, el pecho se les oprimiría y lágrimas brotarían<br />

<strong>de</strong> sus ojos. Des<strong>de</strong> luego que los cómitres permanecen<br />

insensibles, pero ¡tú, tú, que aún lloras y <strong>de</strong>bes tener compasión<br />

<strong>de</strong> todas las <strong>de</strong>sdichas y ser a<strong>de</strong>pta <strong>de</strong> toda piedad!<br />

¿Cómo es que no tienes el sueño caballeresco, si en alguna<br />

parte hubiese un mártir sucumbiendo al odio, <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r su<br />

causa y liberarlo? ¿Quién más, si no tú, se embarcará en la<br />

aventura sublime, se arrojará a una causa peligrosa y soberbia,<br />

y se enfrentará a un pueblo en nombre <strong>de</strong>l i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> la justicia?<br />

¿Y, en fin, no te da vergüenza <strong>de</strong> que sean los <strong>de</strong> más edad,<br />

los viejos, quienes se apasionen, quienes hagan hoy día tu<br />

trabajo <strong>de</strong> la generosa locura?<br />

—¿Adon<strong>de</strong> vais, muchachos, adon<strong>de</strong> vais, estudiantes,<br />

que agitáis las calles con manifestaciones, echando en<br />

medio <strong>de</strong> nuestras discordias la bravura y la esperanza <strong>de</strong><br />

vuestros veinte años?<br />

—¡Vamos hacia la humanidad, hacia la verdad, hacia<br />

la justicia!


ÉMILE ZOLA<br />

Correspon<strong>de</strong>ncia<br />

A PAUL VERLAINE<br />

Querido companero: 1<br />

TRADUCCIÓN DE MARTA DONÍS<br />

Médan, a 8 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1888<br />

Estaba resuelto a enviar cincuenta francos para una suscripción en su favor; Pouget me había hablado<br />

<strong>de</strong> ella, aunque no sé si esté realmente abierta. ¿Me permitiría enviarle directamente esa suma? Es<br />

un simple apretón <strong>de</strong> manos amistoso <strong>de</strong> un novelista que gana dinero a un poeta que no lo gana.<br />

Cordialmente, 2<br />

1<br />

Esta carta es la única disponible <strong>de</strong> Zola a Verlaine. Obsérvese, sin embargo, que en junio <strong>de</strong> 1892 el novelista <strong>de</strong>dicó al poeta un ejemplar <strong>de</strong> La<br />

Debacle. Este último, por su parte, le agra<strong>de</strong>ció, en agosto <strong>de</strong> 1894, que Zola apostillara su solicitud <strong>de</strong> pensión; el 16 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1895, le envió los<br />

versos siguientes: "Bah, ce n'est ríen, Dieu voit mon zéle / Á souffrir en cet aujourd'hui. / Et ma jambe muée en aile, / Moi mort, m'essorera vers lui"<br />

["iBah!, no es nada, / Dios ve el ardor / Con que pa<strong>de</strong>zco este ahora, / Y mi pierna, mudada en ala, / Cuando muerto me elevará hacia él", N.T.j.<br />

2<br />

"Me apresuro a acusar recibo <strong>de</strong> los 50 francos que usted amablemente me ha hecho llegar-respondió Verlaine el 10 <strong>de</strong> agosto-. Créame que le<br />

estoy muy agra<strong>de</strong>cido y confíe en los mejores sentimientos <strong>de</strong> su admirador."


A AUGUSTE RODIN<br />

Mi querido Rodin:<br />

Venecia, a 8 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1894<br />

En medio <strong>de</strong> mis continuos traslados por Italia, los periódicos <strong>de</strong> Francia me llegan con dificulta<strong>de</strong>s,<br />

y no siempre tengo tiempo <strong>de</strong> leerlos. Por consiguiente, le hago llegar muy tar<strong>de</strong> la expresión <strong>de</strong> mi<br />

pesar por la reciente y amarga noticia sobre la estatua <strong>de</strong> Balzac. 1<br />

Usted sabe cuánto lo admiro y cuan feliz me he puesto <strong>de</strong> que le fuese encomendada a usted,<br />

como el gran escultor que es, la glorificación <strong>de</strong> nuestro novelista más gran<strong>de</strong>, el padre <strong>de</strong> todos<br />

nosotros. Por ello quiero dirigirle un ruego ardiente antes <strong>de</strong> mi regreso.<br />

En nombre <strong>de</strong>l genio, en nombre <strong>de</strong> las letras francesas, le suplico que no haga esperar más a<br />

Balzac. Es su dios y es también mi dios; consagre a esa obra sus días y, si fuese necesario también<br />

sus noches, a fin <strong>de</strong> que su efigie impere por fin en nuestra inmortal París. Piense en que eso<br />

<strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> usted, que sólo usted retrasa el vencimiento <strong>de</strong>l plazo. Por supuesto que sus <strong>de</strong>rechos<br />

<strong>de</strong> artista meticuloso son absolutos, nunca lo he apremiado. Pero Balzac aguarda, y no es posible<br />

que su gloria sufra mucho tiempo más por la legítima inquietud que usted tiene respecto <strong>de</strong> la suya.<br />

Acoja mi súplica, es mi corazón quien le habla por su propio honor, pues le tengo tanto afecto<br />

como admiración. 2<br />

Con gran afecto,<br />

Zola saludando a Balzac, caricatura <strong>de</strong> André Gill, 1878<br />

1<br />

En noviembre, Jean Aicard, que estaba dispuesto a conce<strong>de</strong>r a Rodln todo el tiempo que éste <strong>de</strong>seara para terminar la estatua <strong>de</strong> Balzac, riñó con<br />

la mayor parte <strong>de</strong>l comité <strong>de</strong> la Société <strong>de</strong>s Gens <strong>de</strong> lettres. Bajo la instigación <strong>de</strong> Edmond Tarbe, el comité había encargado a su junta judicial que<br />

interviniese ante Rodin para que éste entregara el monumento en el plazo más corto posible y diera cuenta <strong>de</strong> sus progresos a la reunión prevista para<br />

el 26 <strong>de</strong> noviembre. En esa fecha, Aicard, sin esperar la lectura <strong>de</strong>l informe, dimitió verbalmente y se retiró <strong>de</strong> la reunión; lo siguieron Gustave<br />

Toudouze, Hector Malot, Raoul <strong>de</strong> Saint-Arroman, Marcel Prévost, Henry <strong>de</strong> Braisne y Pierre Maél. El 29 <strong>de</strong> noviembre tuvo lugar una segunda reunión:<br />

Aicard, Toudouze, <strong>de</strong> Braisne y Saint-Arroman mantuvieron su dimisión, y Aurélien Scholl fue elegido presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l comité (arch. S.G.L.). El 5 <strong>de</strong><br />

diciembre. Le Fígaro publicó la siguiente nota: "Ha sido suficiente una breve conversación entre el nuevo presi<strong>de</strong>nte [...] y el señor Rodln para que los<br />

<strong>de</strong>rechos y los intereses <strong>de</strong> ambas partes que<strong>de</strong>n salvaguardados y las firmas intercambiadas."<br />

El 25 <strong>de</strong> noviembre, Edmond <strong>de</strong> Goncourt escribió en su Journal: "Toudouze llega, grave, la frente cargada <strong>de</strong> nubes, y nos anuncia que va a dimitir<br />

<strong>de</strong>l comité <strong>de</strong> la Gens <strong>de</strong> lettres, por motivo <strong>de</strong>l conflicto <strong>de</strong> la Sociéte con Rodin. A lo que parece, hay un intríngulis en este conflicto, y es una<br />

hostilidad contra Zola, a quien quizá han encontrado <strong>de</strong>masiado autoritario y cuya reelección quieren impedir [...]. Y esto es lo que pretextaron sus<br />

enemigos: cuando Rodin pidió un segundo anticipo <strong>de</strong> 5,000 francos a la presentación <strong>de</strong> [sju segunda maqueta [...], Zola supuestamente se lo<br />

concedió sin turnar la solicitud al comité, y no faltan quienes, en la Société, querrían incluso hacer creer que los 5,000 francos quedaron en manos<br />

<strong>de</strong> Zola."<br />

2<br />

No poseemos la respuesta <strong>de</strong>l gran escultor, pero el museo Rodin conserva dos borradores que comienzan <strong>de</strong> este modo: a) "El elocuente<br />

llamamiento que me envía usted me conmueve, pues me <strong>de</strong>muestra que está absolutamente con nosotros en pro <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Balzac. Como usted<br />

sabe, todos mis esfuerzos se encaminan a ese fin"; b) "La carta que me envía usted me conmueve con su hermosa súplica, y me confirma que está<br />

<strong>de</strong> todo corazón con nosotros".<br />

Cuando el monumento fue expuesto ante el Salon <strong>de</strong> 1898, la Société <strong>de</strong>s Gens <strong>de</strong> Lettres rechazó la efigie inesperada hecha por el escultor.<br />

Rodin reembolsó el anticipo <strong>de</strong> los 10,000 francos recibidos y conservó la estatua.


Enrile Zola<br />

1840-1902<br />

una expresión <strong>de</strong>l siglo:: exprimer le sie<strong>de</strong><br />

Muestra bibliográfica e Iconográfica<br />

Inauguración: miércoles 26 <strong>de</strong> noriembre 19:50 horas<br />

Biblioteca <strong>de</strong> Milico — Sala principal <strong>de</strong> eiposiclones<br />

26 <strong>de</strong> mnlembre <strong>de</strong>l 2003 al IS <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong>l 20OI<br />

Pisa <strong>de</strong> la Cinda<strong>de</strong>la 4<br />

Cauro Histórico<br />

Mélico. D. F.<br />

Metro Bal<strong>de</strong>ns<br />

Entrada libit<br />

E X P O S I C I Ó N<br />

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P A R T I C I P A N T E S EN EL C O N C U R S O I N T E R N A C I O N A L O Ε A R Q U I T E C T U R A<br />

Sala <strong>de</strong> exposiciones 1<br />

<strong>de</strong>l 29 <strong>de</strong> enero al 15 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 2006<br />

Sala <strong>de</strong> exposiciones 2 y 3<br />

<strong>de</strong>l 29 <strong>de</strong> enero al 29 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 2004<br />

CONACULTA<br />

QUINTA BIENAL<br />

Μ EX<br />

DE RADIO<br />

2004<br />

LConcurso <strong>de</strong> Programas^auiotóñicps]<br />

.Radiorreportaje ¡<br />

RadiodramaHj<br />

Radi^rre-^sta^p<br />

Programas infantiles!<br />

Radio indigenista 1<br />

ítAWO COÑACULTÁ!<br />

EDUCAOÓN-CENAITl<br />

lEBaamiD<br />

'IMffiTifr ____<br />

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www.radio6ducacion.edu.mx<br />

¡RacJIopH<br />

educación]


Una obra <strong>de</strong> arte<br />

es el acercamiento<br />

a la naturaleza<br />

vista a través<br />

<strong>de</strong> un temperamento<br />

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Émile Zola


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