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emile zola - Dirección General de Bibliotecas - Consejo Nacional ...

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;<br />

acumulación metafórica <strong>de</strong> la prosa<br />

<strong>de</strong>tallista, metaforizada a su vez. El flaco<br />

• Rorent sentirá náusea ante esa excesiva<br />

profusión, esa inmensa oferta a los ape­<br />

titos, y tal repugnancia contrastará con<br />

la pasión <strong>de</strong> Zola, que, <strong>de</strong>vora golosa-<br />

I mente tan abigarrada y <strong>de</strong>nsa materia y<br />

la convierte en prosa narrativa y sobre<br />

todo <strong>de</strong>scriptiva, la distribuye generosa­<br />

mente en gran<strong>de</strong>s trozos como poemas<br />

en prosa.<br />

¿Poemas? No es justo reducir esta obra<br />

a un documentalismo a ras <strong>de</strong> las cosas, ni<br />

a una serie <strong>de</strong> "arias <strong>de</strong> bravura" <strong>de</strong>stinadas<br />

a ser fragmentos ilustres <strong>de</strong> prosa francesa<br />

en los manuales <strong>de</strong> los liceos. Descrito,<br />

"pintado", casi diríamos "retratado" <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

todos los puntos <strong>de</strong> vista y a través <strong>de</strong> todos<br />

los sentidos, el mercado <strong>de</strong> Les Halles,<br />

como "una ciudad tumultuosa tras una<br />

cortina <strong>de</strong> flotante polvo dorado", ha<br />

fascinado y <strong>de</strong>satado la vocación lírica <strong>de</strong><br />

Zola. El escritor amigo <strong>de</strong> los pintores, el<br />

<strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> la controvertida escuela<br />

pictórica impresionista, privilegia con su<br />

escritura las anotaciones <strong>de</strong> luz, <strong>de</strong> color,<br />

<strong>de</strong> ambiente, <strong>de</strong> <strong>de</strong>talle. No se trata sólo <strong>de</strong><br />

mostrar, <strong>de</strong> "documentar", sino a<strong>de</strong>más <strong>de</strong><br />

sugerir y sorpren<strong>de</strong>r, <strong>de</strong> maravillar, y en<br />

ocasiones la narración adquiere un aura <strong>de</strong><br />

alucinación y el gran mercado se convierte<br />

en un espacio fantástico. Ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

comienzo, cuando los ven<strong>de</strong>dores con sus<br />

carretas <strong>de</strong>sbordantes <strong>de</strong> mercancía nutricia<br />

dando tumbos por las calles confluyentes<br />

llegan al mercado en el alba inaugural, Zola,<br />

narrador-<strong>de</strong>scriptor, nos envuelve en una<br />

atmósfera <strong>de</strong> misterio novelesco: "En medio<br />

<strong>de</strong>l gran silencio y en el <strong>de</strong>sierto <strong>de</strong> la<br />

avenida, las carretas <strong>de</strong> los hortelanos iban<br />

hacia París, con los traqueteos ritmados <strong>de</strong><br />

las ruedas, cuyos ecos golpeaban las<br />

fachadas <strong>de</strong> las casas dormidas en las dos<br />

orillas tras las líneas confusas <strong>de</strong> los olmos."<br />

En Les Halles, el inmenso <strong>de</strong>spliegue <strong>de</strong> la<br />

mercancía en los pabellones produce "la<br />

visión vaga <strong>de</strong> una costa <strong>de</strong>l mar, con las<br />

aguas muertas y pizarrosas <strong>de</strong> una<br />

ensenada apenas estremecida por el oleaje<br />

lejano <strong>de</strong> la muchedumbre". Y en un locus<br />

crucial <strong>de</strong> la novela, en la tienda <strong>de</strong> quesos<br />

en que se <strong>de</strong>sarrolla la murmuración <strong>de</strong> un<br />

trío <strong>de</strong> pécoras, esos susurros malignos se<br />

mezclan con los diversos olores <strong>de</strong> los<br />

quesos en una especie <strong>de</strong> <strong>de</strong>lirio anestésico<br />

y en un controlado <strong>de</strong>lirio <strong>de</strong> la prosa. Este<br />

contrapunto es parecido a aquel, famoso,<br />

que entreteje la realidad grosera y el<br />

"romance" en Madame Bovary, <strong>de</strong> Flaubert,<br />

en el capítulo en que en el flirt verbal <strong>de</strong><br />

Emma y su mediocre galán provinciano se<br />

entrometen los pregones y regateos <strong>de</strong> los<br />

comicios agrícolas celebrados en la plaza.<br />

3] A ese capítulo quinto y penúltimo<br />

<strong>de</strong> El vientre <strong>de</strong> París se le suele llamar<br />

*la sinfonía <strong>de</strong> los quesos". En un par <strong>de</strong><br />

páginas el catálogo <strong>de</strong> nombres o marcas<br />

<strong>de</strong> quesos gira hacia el poema en prosa<br />

en la medida en que la fermentación <strong>de</strong><br />

éstos, cada vez más fétida, es como una<br />

triunfal metáfora central que a través <strong>de</strong><br />

la venenosa conversación <strong>de</strong> tres pécoras<br />

expresa la fermentación <strong>de</strong>l odio <strong>de</strong> la<br />

comunidad Gorda hacia el Flaco:<br />

Alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> ellas, los quesos<br />

apestaban. Al fondo, sobre las dos<br />

estanterías <strong>de</strong> la tienda, se alineaban<br />

enormes pellas <strong>de</strong> mantequilla; las<br />

mantequillas <strong>de</strong> Bretaña, <strong>de</strong>sbordaban <strong>de</strong><br />

los cestos; las <strong>de</strong> Normandía, envueltas en<br />

tela, sugerían esbozados vientres <strong>de</strong> yeso<br />

que un escultor hubiera cubierto con trapos<br />

mojados; otras pellas, talladas por los largos<br />

cuchillos en acantilados a pico y res­<br />

quebrajados, eran como <strong>de</strong>sprendidas<br />

cimas doradas por la pali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> una tar<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong> otoño. Sobre el mostrador <strong>de</strong> mármol<br />

rojo veteado <strong>de</strong> gris, cestos <strong>de</strong> huevos<br />

ponían una blancura <strong>de</strong> cal; y en cajas y<br />

sobre lechos <strong>de</strong> paja, quesos cilindricos<br />

posados en hilera, gournays alineados como<br />

medallas, formaban estratos más sombríos,<br />

manchados <strong>de</strong> tonos ver<strong>de</strong>s. Pero sobre<br />

todo era en el mostrador don<strong>de</strong> los quesos<br />

se apilaban. Allí, al lado <strong>de</strong> los rollos <strong>de</strong><br />

mantequilla en hojas <strong>de</strong> acelga, se alargaba<br />

un cantal gigante, como hendido a hacha­<br />

zos; luego venían un Chester, color <strong>de</strong> oro,<br />

un gruyere, parecido a una rueda caída <strong>de</strong><br />

cualquier carro bárbaro, holandas redondos<br />

como cabezas cortadas, embadurnados <strong>de</strong><br />

sangre seca, con esa dureza <strong>de</strong> cráneo<br />

hueco por la que se les nombra "calaveras".<br />

Un parmesano, en medio <strong>de</strong> esa pesa<strong>de</strong>z<br />

<strong>de</strong> pasta cocida, añadía su punta <strong>de</strong> aroma.<br />

Tres feries, en planchas redondas, tenían<br />

melancolías <strong>de</strong> lunas apagadas; dos, muy<br />

secos, estaban en su plenitud, y el tercero,<br />

hendido, se vaciaba <strong>de</strong> una crema blanca,<br />

expandida en charco, que roía las <strong>de</strong>lgadas<br />

planchetas con las cuales, en vano, se había<br />

intentado contenerlo. Port-saluts parecidos<br />

a discos antiguos mostraban en exergo el<br />

nombre impreso <strong>de</strong> los fabricantes. Un<br />

romatour vestido <strong>de</strong> papel metálico parecía<br />

una soñada barra <strong>de</strong> nougat, un queso<br />

azucarado y extraviado entre aquellas<br />

fermentaciones agrias. Los roqueforts,<br />

también ellos bajo campanas <strong>de</strong> cristal,<br />

tenían mohines principescos, caras<br />

marmóreas y grasas, veteadas <strong>de</strong> azul y<br />

amarillo, como atacados por una enfer­<br />

medad vergonzosa <strong>de</strong> gente rica que hubiera<br />

comido <strong>de</strong>masiadas trufas; mientras, en un<br />

plato al lado, quesos <strong>de</strong> cabra, gruesos<br />

como un puño <strong>de</strong> niño, duros y grisáceos,<br />

recordaban los guijarros que los chivos<br />

conductores <strong>de</strong>l tropel hacen rodar en los<br />

codos <strong>de</strong> ios sen<strong>de</strong>ros pedregosos.<br />

Entonces comenzaban los hedores: los<br />

mont-d'or, en amarillo claro, apestando con<br />

un olor dulzón; los íroyes, muy espesos,<br />

marchitos en los bor<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> a<strong>de</strong>rezo muy<br />

fuerte, aportando una feti<strong>de</strong>z <strong>de</strong> cava<br />

húmeda; los camembert, <strong>de</strong> un olor <strong>de</strong><br />

vianda ya manida; los neufchátel, los<br />

limbourg, los marolles, los pont-l'évéque,<br />

cuadrados, poniendo cada uno su nota<br />

aguda y particular en esta frase ruda hasta<br />

la náusea; los livarot, teñidos <strong>de</strong> rojo,<br />

terribles en la garganta como un vapor <strong>de</strong><br />

azufre; luego, en fin, por encima <strong>de</strong> todos<br />

los otros, los Oliver, envueltos en hojas <strong>de</strong><br />

nogal, como esas carroñas cubiertas <strong>de</strong><br />

ramas por los campesinos y humeantes bajo<br />

el sol a la orilla <strong>de</strong> un campo. El cálido<br />

atar<strong>de</strong>cer había ablandado los quesos; los<br />

mohos <strong>de</strong> las cortezas se <strong>de</strong>rretían, se<br />

barnizaban con tonos ricos <strong>de</strong> cobre rojo y<br />

<strong>de</strong> ver<strong>de</strong> parduzco, como heridas mal<br />

cicatrizadas; bajo las hojas <strong>de</strong> roble, un<br />

soplo levantaba la piel <strong>de</strong> los Oliver, que latía<br />

como un pecho con un aliento lento y grueso<br />

<strong>de</strong> hombre dormido; una oleada <strong>de</strong> vida<br />

había agujerado un livarot, engendrando en<br />

esa grieta un pueblo <strong>de</strong> gusanos. Y tras las<br />

balanzas, en su cajita, un geromé anisado<br />

esparcía tal infección que habían caído<br />

moscas en la cajita y sobre ei mármol rojo<br />

veteado <strong>de</strong> gris.<br />

Y, cuando alcanza su apoteosis la<br />

murmuración infame <strong>de</strong> las tres mujeres,<br />

a las cuales les sentimos una calidad<br />

mítica <strong>de</strong> brujas shakespearianas, Zola<br />

da el acor<strong>de</strong> final <strong>de</strong> la symphonie <strong>de</strong>s<br />

fromages:<br />

El sol oblicuo entraba bajo el pabellón, los<br />

quesos apestaban más fuerte. En ese<br />

momento dominaba el marolles: lanzaba<br />

bocanadas po<strong>de</strong>rosas en el espesor <strong>de</strong><br />

las pellas <strong>de</strong> mantequilla. Luego, el viento<br />

pareció cambiar <strong>de</strong> orientación, y,<br />

bruscamente, hacia las tres mujeres<br />

llegaron ráfagas <strong>de</strong> limbourg, agrias y<br />

amargas, como sopladas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> gargantas<br />

<strong>de</strong> agonizantes. 3<br />

4] Reportero y a la vez novelista, Zola<br />

se revela como un precursor <strong>de</strong> la<br />

mo<strong>de</strong>rnidad literaria (piénsese, por<br />

ejemplo, en las actuales fórmulas <strong>de</strong> la<br />

"novela sin ficción"). Con todo ese tramado<br />

<strong>de</strong> reportaje documental e imaginación<br />

novelesca, con sus inventarios y sus<br />

<strong>de</strong>scripciones, que son verda<strong>de</strong>ras series<br />

<strong>de</strong> pinturas impresionistas transcritas a la<br />

escritura y luego "bordadas" sobre el tema<br />

<strong>de</strong> la confrontación <strong>de</strong> los infranutridos y<br />

los supranutridos: los Ráeos y los Gordos,<br />

el novelista había logrado una nueva forma<br />

<strong>de</strong> novela. En las abigarradas páginas <strong>de</strong><br />

El vientre <strong>de</strong> París, los palacetes <strong>de</strong> la<br />

nutrición, Les Halles, le motivaron una<br />

epopeya sensual, un <strong>de</strong>lirio <strong>de</strong> los<br />

alimentos terrestres, una ensoñación <strong>de</strong><br />

la materia (en el sentido bachelardiano),<br />

que hoy, muerta la teoría <strong>de</strong> la "novela<br />

científica", <strong>de</strong>jan traslucir una briosa vida<br />

poética.<br />

3<br />

La traducción <strong>de</strong> estos párrafos es mía.<br />

(J. <strong>de</strong> la C.)

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