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emile zola - Dirección General de Bibliotecas - Consejo Nacional ...

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Creo, con todo, que no es difícil adivinar que sería un<br />

magistrado <strong>de</strong> la Suprema Corte, el representante <strong>de</strong> la<br />

Aca<strong>de</strong>mia Mexicana <strong>de</strong> Jurispru<strong>de</strong>ncia, y <strong>de</strong> la Sociedad<br />

Mexicana <strong>de</strong> Geografía y Estadística, el poeta por cuya<br />

iniciativa se promulgaría la ley que crea la Universidad<br />

<strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> México, el que fue secretario <strong>de</strong> Instrucción<br />

Pública y Bellas Artes, así como ministro plenipotenciario<br />

<strong>de</strong> México en España, Justo Sierra (Campeche 1848-<br />

Madrid 1912); el que fuera el hombre sensible, observador<br />

profundo, quien no sólo siguió paso a paso los pormenores<br />

<strong>de</strong>l affaire y percibió con agu<strong>de</strong>za muchas <strong>de</strong> sus facetas,<br />

sino que se convirtió en su gran cronista.<br />

El "científico", con su prosa clara y rápida, vio mejor y<br />

más lejos que algunos mo<strong>de</strong>rnistas. Sería otro colaborador<br />

<strong>de</strong> la Revista Azul y <strong>de</strong> la Revista Mo<strong>de</strong>rna, José Juan<br />

Tablada, quien rompería posteriormente con el<br />

mo<strong>de</strong>rnismo, y que para Octavio Paz es "uno <strong>de</strong> los padres<br />

<strong>de</strong> la poesía contemporánea <strong>de</strong> la lengua española", 16<br />

quien celebrará abiertamente la aventura espiritual que<br />

significó la liberación <strong>de</strong>l capitán Dreyfus.<br />

Recor<strong>de</strong>mos que cuando Alfred Dreyfus fue sentenciado,<br />

por traición, a ca<strong>de</strong>na perpetua, Georges Clémenceau se<br />

lamentaba <strong>de</strong> que un crimen <strong>de</strong> esa índole no se castigara<br />

con la pena <strong>de</strong> muerte. En la Cámara <strong>de</strong> Francia, el<br />

diputado Jean Jaurés sostuvo también la necesidad "<strong>de</strong><br />

fusilar al traidor". 16<br />

Justo Sierra no llegó a tales extremos, aunque al<br />

comienzo sus opiniones no eran esencialmente distintas<br />

<strong>de</strong> las que se habían oído antes en Francia, pues pensó<br />

que "este enervante asunto Dreyfus, l'affaire, está<br />

con<strong>de</strong>nado a apagarse <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> poco tiempo". Estuvo<br />

consciente, sí, <strong>de</strong> que el affaire <strong>de</strong>jaría "muchos y muy<br />

largos rastros <strong>de</strong> pasión y odio", porque su pensamiento<br />

político no pudo ignorar ciertas realida<strong>de</strong>s. Pero ni Justo<br />

Sierra ni nadie en aquel momento pudo imaginarse que<br />

<strong>de</strong> este proceso saldría una revolución nacida <strong>de</strong>l combate<br />

<strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as; y que antiguas jerarquías <strong>de</strong> cariño serían<br />

<strong>de</strong>rribadas como fin <strong>de</strong> una época. Ni Clémenceau ni<br />

Jaurés, como tampoco el propio Sierra o Tablada,<br />

sospecharon que sus voces terminarían por resonar en<br />

<strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> Dreyfus.<br />

El affaire terminó por seducir la sensibilidad <strong>de</strong> ambos<br />

poetas mexicanos, pero también sus pensamientos. A<br />

Justo Sierra, primero le surgió la duda; <strong>de</strong>spués la<br />

<strong>de</strong>sconfianza, y con ella el análisis; y <strong>de</strong> ese crescendo<br />

<strong>de</strong> sospechas y recelos que es un diminuendo, se instaló<br />

la-certeza <strong>de</strong> la inocencia <strong>de</strong>l capitán Dreyfus.<br />

Justo Sierra nos <strong>de</strong>jó como valiosa herencia una<br />

elocuentísima crónica histórica, social y política acerca<br />

<strong>de</strong> este affaire. Es una pena no po<strong>de</strong>r reproducir íntegros<br />

los cientos <strong>de</strong> páginas <strong>de</strong> su interminable muestrario <strong>de</strong><br />

i<strong>de</strong>as, ya que revelan <strong>de</strong>sconocidos aspectos <strong>de</strong> su<br />

personalidad. Hay momentos en que las reflexiones lo<br />

enfrentan con el fenómeno <strong>de</strong>l parlamentarismo y la<br />

República; hay otros, en que analiza el porvenir <strong>de</strong> la<br />

prensa, y <strong>de</strong>plora la retórica <strong>de</strong> los intolerantes; todo ello<br />

15<br />

Octavio Paz, Las peras <strong>de</strong>l olmo, Biblioteca Breve <strong>de</strong> Bolsillo, Seix-<br />

Barral, Barcelona, 1974, p. 54.<br />

16<br />

Esta actitud <strong>de</strong> Jaurés, como veremos en "Dreyfus en México", se<br />

encuentra, precisamente, en el extremo contrario.<br />

Manuel Gutiérrez Nájera<br />

lo incita a recorrer caminos que se bifurcan para sostener<br />

un diálogo consigo mismo y con el affaire.<br />

Con el paso <strong>de</strong>l tiempo, a medida que las máscaras<br />

fueron cayendo y quedó <strong>de</strong>snuda la realidad histórica <strong>de</strong><br />

este proceso, Justo Sierra tuvo el valor <strong>de</strong> rectificar. En<br />

palabras <strong>de</strong> Octavio Paz, practicó "la moral <strong>de</strong>l honor". Su<br />

acierto mayor fue no olvidar al ser humano concreto -<br />

llámese Zola, Picquart o Lucie Dreyfus- para, en su lugar,<br />

exaltar la i<strong>de</strong>ología política <strong>de</strong>l Estado.<br />

Al consignar todos y cada uno <strong>de</strong> los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong>l affaire,<br />

el hombre <strong>de</strong> letras vio con luci<strong>de</strong>z que aquél era una<br />

cárcel-laboratorio <strong>de</strong> intrigas e injusticias.<br />

Veamos algunas <strong>de</strong> estas páginas <strong>de</strong> Justo Sierra, 17<br />

que aparecieron publicadas en la revista mexicana El<br />

Mundo Ilustrado:<br />

A mi modo <strong>de</strong> ver, equivocado tal vez, pero no puedo tener<br />

otros ojos que los míos, hay en el fondo <strong>de</strong> esta batalla una<br />

cuestión religiosa; la hay en el fondo <strong>de</strong> todas las<br />

conmociones sociales. 18<br />

A mi modo <strong>de</strong> ver, que espero no sea el equivocado, Justo<br />

Sierra apunta aquí una característica <strong>de</strong>l siglo xrx, consi<strong>de</strong>rada<br />

la gran época <strong>de</strong> las teorías raciales pseudocientíAcas. Los<br />

franceses habían popularizado los <strong>de</strong>scubrimientos <strong>de</strong> los<br />

filólogos alemanes que al investigar los orígenes <strong>de</strong>l lenguaje<br />

distinguieron entre los pueblos arios o indoeuropeos, con sus<br />

raíces en el sánscrito, y los pueblos semitas, con sus raíces en<br />

17<br />

Justo Sierra, El Exterior. Revistas políticas y literarias, UNAM,<br />

México, 1948, Obras Completas <strong>de</strong>l Maestro Justo Sierra, t. VII. Todas<br />

las citas provienen <strong>de</strong> este libro.<br />

la<br />

lbíd., p. 31.

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