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La rama dorada

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546 INGESTIÓN DEL DIOS<br />

los campesinos de Lituania observaban las siguientes ceremonias al comer<br />

las primicias del campo. Alrededor de la época de siembra en<br />

otoño, cuando se había recogido todo el grano y había comenzado la<br />

trilla, cada labriego celebraba una fiesta llamada Sábanos, es decir<br />

"mezclar o echar juntos". Cogían nueve buenas almorzadas de cada<br />

cosecha distinta —trigo, cebada, lino, alubias, lentejas, etc.—, y dividían<br />

cada puñado en tres partes. Entonces mezclaban en un montón las<br />

veintisiete partes. Para esto había que emplear el grano que se trilló y<br />

aventó primero, apartado y guardado a este propósito. Parte de este grano<br />

servía para hacer panes pequeños, uno para cada persona de la casa;<br />

al resto se le añadía más cebada o avena para convertirlo en cerveza.<br />

<strong>La</strong> primera cerveza hecha de esta mezcla la bebían el labrador, su esposa<br />

e hijos; la segunda se daba a la servidumbre. Cuando estaba lista la cerveza,<br />

el labrador escogía una noche en que no esperaba visita. Entonces<br />

se arrodillaba ante el barril de cerveza, sacaba un jarro lleno y lo vertía<br />

sobre el bitoque del barril, diciendo: "¡Oh tierra fértil, haz que abunde<br />

el centeno, la cebada y todas las mieses!" Luego llevaba el jarro a la<br />

sala, donde le esperaban la mujer y los hijos. En el suelo había un gallo<br />

blanco o negro (no colorado) y una gallina del mismo color y de la<br />

misma nidada, nacidos en el año. Entonces el labrador se arrodillaba,<br />

jarro en mano, y daba gracias a Dios por la cosecha y rogaba que fuese<br />

buena la siguiente. Luego todos levantaban la mano y decían: "¡Oh<br />

Dios, y tú, oh tierra! Os ofrecemos este gallo y esta gallina en ofrenda<br />

de gracias". Con esto, el labrador mataba las aves con una cuchara de<br />

palo, pues no se permitía cortarles la cabeza. Después de la primera oración<br />

y de matar cada una de las aves, vertía un tercio de la cerveza.<br />

Entonces su mujer cocía las aves en un puchero sin estrenar. Colocaba<br />

un cesto en el suelo, formando mesa, y encima se ponían los panes<br />

pequeños ya descritos y las aves cocidas. Entonces se traía la cerveza nueva,<br />

con un cucharón y tres cubiletes que se reservaban para esta ocasión.<br />

Cuando el labrador había llenado los cubiletes con el cucharón, la familia<br />

se arrodillaba alrededor de la cesta, el padre pronunciaba una oración y<br />

bebía los tres cubiletes de cerveza, siguiendo los demás su ejemplo.<br />

Entonces se comía el pan y la carne de las aves y se bebía cerveza hasta<br />

que todos habían vaciado cada cubilete nueve veces. No había que dejar<br />

nada sin comer, pero si quedaba algo, se comía a la mañana siguiente<br />

con las mismas ceremonias. Los huesos se daban al perro; si no lo<br />

comía todo, se enterraban los restos en el estiércol de la cuadra. Esta<br />

ceremonia se celebraba a principios de diciembre y ese día no se consentía<br />

blasfemar.<br />

Tal era la costumbre hace doscientos años o más. Hoy día, en Lituania,<br />

cuando se comen patatas nuevas o pan hecho del grano nuevo,<br />

todos los comensales, sentados a la mesa, se tiran de los pelos unos a<br />

otros; no conocemos el significado de esto último, pero consta una costumbre<br />

parecida que observan los lituanos paganos en sus sacrificios<br />

solemnes. Muchos estonios de la isla de Oesel no comerán pan hecho

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